Mina se cruzó de brazos al ver como Chaeyoung buscaba y buscaba ropa que no tenía sentido, había dicho que compraría lo esencial. Y aún así la menor llevaba bolsas y bolsas de ropa que nunca usaría, dinero perdido, pero que havia feliz a una híbrida que sonreí mientras comía de su helado de fresa.
La mayor cambia detrás de ella, cuidándola como una madre a su pequeño, con todas las bolsas que apenas la dejan ver y comiendo el helado que no quería pero que Chaeyoung la había obligado a comprar, a la final decidió comérselo pues ya había perdido mucho dinero como para darse más lujos.
— ¡Quiero ir a la playa! —Gritó y corrió a un anuncio.
— Eso es un anuncio, están promocionando...bikinis, y ni tu ni yo iremos a la playa —Sentenció caminando hasta la salida.
— ¡Mina mira el mar! —La mayor se mordió la lengua y miró a Chaeyoung con rabia. Siempre se salía con la suya incluso si tenía que llevarla a la fuerza, Mina rodó los ojos al ver a tres híbridas con unas grandes sonrisas en el asiento trasero.
Nayeon, Momo y Sana se habían enterado gracias a Chaeyoung, quien las llamó en un descuido de Mina, anunciandoles que irían a la playa ese mismo día.
La japonesa no podía creer que la sacaron de su casa entre las cuatro y la metieron en el auto, mostrando sus colmillos y dientes delanteros en el caso de Sana y Nayeon, para atemorizarla. Y lo peor de todo era que ¡lo habían conseguido!.
Jeongyeon, Dahyun y Tzuyu, venían en el auto de la antes mencionada con todas las cosas que faltaban. Mina sabía que un día en la playa con Chaeyoung sería como ir al mismísimo infierno y jugar con el diablo a las luchas.
Miró por la ventanilla y se dio cuenta que faltaba muy poco, mordió su labio inferior con nerviosismo, hace años que no iba, no era porque nunca tuvo la posibilidad, si no que no le gustaba. Y prefería estar en su casa y jugar algun videojuego, Mina prefiero la vida tranquila antes que el desastre de vida que quería vivir Chaeyoung.
Ella no la criticaba, pues no era nadie para decirle que decir o hacer, lo único que pedía era que cada aventura o cosa extraña que le pasara por la mente a la coreana, no la llamará, ni la incluyera.
Estaba segura que la vida sin Chaeyoung, sería aburrida y monótona como antes, pero una gran parte de ella quería eso, paz y tranquilidad sin híbridas toca narices en su vida.
Detuvo el auto y salió de éste, colocándose las gafas de sol y recostandose en su silla plegable azul marino que por insistencia de la menor tuvo que llevar.
Chaeyoung salió disparada con una enorme sonrisa hacía el mar, pero se quedó paralizada al sentirla en sus pies, demasiado real el agua, muy asquerosa la textura de la arena en sus pies, y estaba más que segura que Mina no la enseñaría a nadar.
— ¡Mina unnie! —Exclamó con los ojos y puños cerrados, se sentía prisionera de las olas que reventaban en la orilla.
La menciona anteriormente, se encontraba leyendo un libro, estaba empezando a relajarse cuando llego un sonido agudo a sus oídos y el temor invadió su cuerpo, soltó el libro y salió corriendo hasta una híbrida de tigre que permanecía en la orilla agachada y con un pequeño mohín.
— ¡Chaeng! —Gritó y desaceleró, levantó a la menor en peso y la llevó hasta donde estaba. Las demás personas la veían raro y algunos reían por lo tiernas que podían llegar a ser— Me asustaste —Cerró los ojos y tragó— Eso no se hace Chaeyoung —Regañó y se cruzó de brazos.
Ahora si estaba molesta, Nayeon, Momo, Sana y Chaeyoung creían que podían ver en humo salir de las orejas de Mina, mientras que Jeongyeon, Dahyun y Tzuyu reían disimuladamente de lo exagerada que podía llegar a ser.
— Lo siento —Bajó la mirada y empezó a jugar con el dobladillo de su vestido— Es que no se nadar...
— Lo se —La cortó, no quería volver a escuchar su insistente voz y mucho menos una petición que la molestaría más de la cuenta.
— Quiero que me enseñes a nadar —Pidió y sus ojos brillaban esperando una respuesta, Mina despegó la vista de su libro, había comenzando a leer para que fuera más obvio que la estaba ignorando.
— No —Dijo y volvió su vista al libro, Chaeyoung ya lo odiaba, lo miró con recelo y desvio la mirada— Miralas —Colocó las manos en sus mejillas y las apretó, su entre cejo fruncido y sus ojos amarillos le daban a entender a una Tzuyu que estaba jugando con su novia, que estaba molesta. Por lo que le gritó a Mina, antes de que ocurriera una tragedia.
— ¡Ven Mina unnie, enséñale a Chaeyoung a nadar! —Gritó desde el mar. Mina negó varias veces— Chaeyoung que lindo color de ojos tienes —Corría hacía Mina como si su vida dependiera de ello.
La mayor dejó el libro a un lado sin entender aquel cumplido de la más alta, acomodó sus gafas y vio los ojos amarillos de Chaeyoung y lo más alarmante sus colmillos sobresaliendo de sus labios. Mina se levantó de golpe y se apartó.
— Enséñame a nadar —Habló, pero su tono de voz hizo temblar a la japonesa.
— Esta bi-bien —Tartamudeo, se quitó el short y luego la blusa, Chaeyoung la veía con los ojos entre cerrados— Pero...pri-primero, tienes que qui-quitarte el ves-vestido —La rubia no entendía por que Mina hablaba de esa forma.
— ¿Te ocurre algo? —Preguntó e intento acercarse, pero la mayor se apartó y negó.
— Quítate el vestido, te espero en la orilla —Chaeyoung frunció los labios y se lo quitó, le parecía raro que Mina no la halla esperado pues siempre lo hace. La esperaba en todo, corrió hasta donde estaba su unnie y comenzó a tambalearse en sus talones— Lo primero que debes hacer es confiar en mi...
— Confío mucho en ti —Pincho el abdomen de Mina, la cual río por las cosquillas— Tenemos que entrar —Miró el agua con temor.
— Si...y luego te aferras a mi cuerpo, te enseñaré poco a poco como hacerlo ¿ok? —Entrelazo sus manos y dio el primer paso— Las chicas nos están esperando —Señaló a las demás que se encontraban a escasos metros de ellas con unas grandes sonrisas. Dándole apoyo a una Chaeyoung que no dejaba de ver a Mina.
— Espera un segundo —Cerró los ojos y suspiró, dejándose llevar por el sonido de las risas de las personas a su alrededor, de la aparente felicidad que daba estar dentro del agua, chapoteando, nadando o simplemente quedándose en un solo sitio.
Tenia miedo de ahogarse, de que Mina se ahogara, de que la dejaran sola, de no aprender rápido, descansar a Mi...— ¡Es ahora o nunca! —Exclamó sacando a Chaeyoung de sus pensamientos y lanzola al agua, la menor gritó pero sentir como su cuerpo se hundía la hizo colapsar, intentaba mover sus brazos y piernas, le parecía imposible nadar.
— Ayuda... —Dijo y se hundió por completo, Mina veía la escena con los ojos muy abiertos y las demás no paraban de reír, estaba en la orilla y no era capaz de darse cuenta que lo único que tenía que hacer era levantarse.
— Chaeng...estás es la orilla —Unió ambas manos y le echo un poco de agua en la cabeza a la menor— No quería enseñarte de golpe —Se encogió de hombros y "ayudo" a Chaeyoung a sentarse— Por lo que prefiero sentarnos en la orilla para que vayas perdiendo el miedo —Rrasco su nuca.
— Pensé que me habías lanzado y que huirias —Bajó la mirada a la arena y suspiró— Creo que es lo que siempre has pensado.
— No Chaeyoungie —Sonrió en grande— Antes lo pensaba, ahora creo que tu compañía ne hace bien y feliz —Acarició la mejilla de la menor— Siento que eres lo más importante que tengo en estos momentos.
La coreana parpadeo varias veces, dejando caer una que otra lágrima que no pudo retener por mucho tiempo, esas palabras la habían conmovido y no podía sentirse más feliz por saber que era importante para alguien.
— Tú también eres lo más importante que tengo —Sus miradas se conectaron, Chaeyoung se acercó un poco más y sabía que tenía que hacer aquello que le había dicho Nayeon días atrás.
Besar a Mina para ver que reacción tenía, así fuera buena o mala, tenía que saber de una vez por todas si aquel sentimiento raro que sentía era correspondido o no. Por lo que con todas las fuerzas que encontró acercó el rostro de Mina al de ella, con delicadeza como dijo Momo.
Sus labios estaban a escasos centímetros de tocarse, podían sentir sus respiraciones y sus corazones latiendo con frenesí— ¡A comer! —Gritó Momo corriendo hacía ambas.
Mina se separó y se levantó para perseguir a la híbrida de mapache, pues no era muy seguro dejarla cerca de la comida y sin supervisión.
Los hombros de Chaeyoung bajaron y pateó el agua, se sentía derrotada, estaban a punto de besarse y por culpa de una japonesa tonta no pudieron hacerlo, luego de terminar con su berrinche se dio cuenta que su estómago también pedía a gritos comida.
— Tranquila ya lo conseguirás —Dijeron Nayeon y Sana con unas pequeñas sonrisas.
— Deberías apresurarte —Señaló Jeongyeon con una sonrisa traviesa a un chico que se acercaba mucho a Mina. Chaeyoung al ver esto apretó los puños y cortio con tanta velocidad que apenas la vieron pasar.
— Mi nombre es San y...¿tu nombre cual es preciosa? —Preguntó con una ceja alzada pasando su brazo izquierdo por el hombro de una muy incómoda chica.
— Su nombre es Mina —Contestó Chaeyoung— Ella es mía, espero que te alejes lo suficiente como para no ver tu horrorosa expresión —Se cruzó de brazos— Deja de actuar como el chico de Rapuncel —Infló sus mejillas— Búscate una chica en otro lugar.
— Y...si no lo hago que —Sonrió y alzo una ceja— ¿Me golpearas con tu pequeña manito? —Comenzó a reír, la respiración de Chaeyoung se incrementó y sus ojos volvieron a aquel amarillo que hacía temblar a medio mundo, y esta vez no fue la excepción, San retrocedió con cuidado— ¡Es una híbrida corran! —Gritó y salió corriendo, las personas se escogieron de hombros y siguieron con lo que hacían.
— Chaeyoung... —La mencionada cerró los ojos con miedo y se dio la vuelta con lentitud esperando el regaño de una enfurecida Mina— Muchas gracias —Se congeló cuando la mayor se inclinó y dejó un beso en su mejilla.