¿Escuchas Girl in Red? | PRON...

By Ash-Quintana

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Las cosas comienzan a complicarse para Andy cuando descubre que siente algo más que una simple amistad por su... More

1. Ahora soy tu novia
2. Hay que pegarle
3. Los amigos no te cuernean
4. Quedé como estúpida
5. Jade con J de "Joder, qué pesado"
6. Me sacan del armario
7. Tengo un gay panic
8. Una pelea (finalmente)
9. LA BESÉ
10. Reforzamos la amistad
11. ¿Charlie escucha Girl in Red?
12. He dicho algo malo
13. Ahora ella es mi novia
14. ¿Qué somos?
15. No salió como esperaba
16. Expongo a Charlie y Jade me expone a mí
17. La novia de Noah (no soy yo)
18. La estampo contra la pared (padre nuestro que estás en el cielo)
19. Mamá, papá, soy gay
20. La hice llorar (verga)
21. Ahuevo chismesito
22. Alana esconde algo
24. ¿Noah?
25. Jade me es infiel
26. Se me junta el ganado
27. Reunión en la ducha
28. Sexo telefónico
29. No puede ser
30. Hay destinos más ricos que otros
31. Chica promiscua ¿Me estás coqueteando?
32. F
33. ¿Lo que pasa en el ascensor se queda en el ascensor?
34. Lo lograron. Finalmente la rompieron
35. Hoy es noche de...
36. El no novio de Jade
37. Caballo homosexual de las montañas
38. Charlie me acorrala
39. Un último baile
40. Epílogo
Ash llorando
Extra 1: Que me bese la cumpleañera
¡Segundo libro!
¡Libro en físico!

23. Ay, atrapadaaaa

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By Ash-Quintana

—¿Saber qué, exactamente? —preguntó Jade con interés desde su lugar en la cama.

Bajé la cabeza para verlo un momento antes de prestarle atención a Alana. Ella dio un paso hacia adentro, pero se tuvo que aferrar al marco de la puerta para no caerse.

—Bueno...

—Ellos ya lo saben.

Los cuatro dimos un respingo cuando Noah apareció detrás de ella. Se coló por debajo del brazo de la rubia y se paró frente a Alana para empujarla con suavidad hacia atrás.

—Estás manchando todo el suelo del cuarto —la regañó y se volteó para vernos por sobre su hombro con las manos sobre su falda larga. Se veía algo apenada—. Lo siento —dijo—. Se acaba de enterar del chisme de Tania y creo que se ha emocionado un poco.

Jade se sentó sobre la cama e hizo amague de decir algo, o quizá tuvo la intención se acercarse hacia ellas, pero entonces la rubia se cubrió la boca con la mano.

—Voy a vomitar.

—Dios mio —Noah nos miró horrorizada y se apresuró a empujar a Alana fuera del cuarto—. ¡Vamos al baño! Aguanta un poco.

Y, tan rápido como llegaron, se marcharon.

Charlie se acercó a la puerta para espiar a las chicas durante un momento y Jade la siguió con más lentitud. Se veían como una pareja chismosa.

—Sospechoso —murmuró Jade, mitad borracho, y luego dijo algo que no logré escuchar.

Pero por la manera en la que Charlie le dio un codazo para hacerlo callar debió de haber sido desagradable.

Estuve a punto de pedirle que se repitiera cuando ella cerró la puerta y alzó una ceja con curiosidad.

—¿De qué chisme de Tania está hablando?

—Ah. —Me senté en la cama con pesadez y los miré. Jade no me estaba prestando más que la mínima atención, y sabía que era porque aún seguía sin dirigirme la palabra—. Noah cree que Tania está obsesionada con Katherine y por eso le juega bromas y la molesta.

—Pues qué manera extraña de llamar la atención de alguien —Jade arrugó la frente.

—Mira quien habla —me burlé.

Él me entrecerró los ojos, pero no agregó nada más.

—¿Esto es cosa del deporte? —preguntó Charlotte para cortar el ambiente tenso entre nosotros. Quizá había sido una mala idea cerrar la puerta con nosotros dos adentro y borrachos—. ¿Ser gay?

—No sé, pregúntale a Jade.

—Bueno, ya —Rodó los ojos como si estuviera harto y se apoyó contra la puerta—. ¿Por qué eres tan pesada conmigo? ¿Qué te pasa?

—¿Que qué me pasa? —reaccioné. No era muy difícil provocarme. Di un paso hacia él—. Que me has estado ignorando toda la semana sin razón alguna y no entiendo qué te he hecho. ¿Simplemente un día te pareció buena idea aplicarme la ley del hielo o qué?

—"Sin rizin ilgini" —se burló—. Como si no hubieras hecho nada malo. Menuda hipócrita.

—¿Pero qué te he hecho?

—Me gustaría que dejaran de discutir, para que podamos centrarnos en lo que de verdad importa. —Charlie se colocó entre ambos—: Yo. He estado pensando últimamente...

—¿Es cierto lo que dijo Charlie? —interrumpí—. Que estás enojado porque crees que yo invité a su novio al concierto. Lo que, en primer lugar, es estúpido. Yo nunca haría eso. Y, en segundo ¿Qué tanto te importa lo que le pasa a Charlie?

—Pues a alguien le tiene que importar si a ti no.

—Ahora mismo siento que a ninguno le importa lo que quiero de...

—¿Entonces es eso? —dije, comprendiendo. Pasé mi mirada de Charlie a él—. ¿Es porque la eché de la casa de Noah? Mira, yo ya me he disculpado con ella.

—Me paso por el culo tus disculpas, Andrea. —Jade se apartó de la pared y me señaló con un dedo. Para ser sincera, de los dos, yo era la más alterada. Jade simplemente se veía ligeramente ofendido por mi arrebato. Como si el asunto no mereciera tanto de su atención. Y eso me enfurecía—. Ese es tu problema. Te crees que puedes tratar a todos como se te da la gana porque para ti tú eres mejor que el resto. ¿Y crees que unas disculpas de mierda van a borrar tus actitudes?

—¡¿Qué actitudes?!

—¡Estas! —se alteró. Finalmente—. Ah, me lleva la verga. —Se pasó una mano por el rostro y se calmó—. Mira, yo te he perdonado un montón de cosas que me has dicho o hecho gratuitamente. Pero respétanos y respétate, hermana.

—Yo los respeto. —Desvié mi atención hacia Charlotte y ella dio un paso hacia atrás, aterrada—. ¿No es cierto?

Charlotte se alzó de hombros y yo no me lo pude creer. Me abandonaba así, frente a Jade.

—Pero te he dicho que lo lamentaba...

—Bueno, no todo se arregla con unas disculpas, Andy. —Hizo un gesto con la mano para restarle importancia al asunto, pero acabó suspirando con derrota—. Sé que no es tu culpa. Tú tienes tu vida y también está Noah. Y yo no debo meterme ahí. Pero eso no quita que tú siempre pienses lo peor de mí. Quiero confiar en ti, pero últimamente no me dejas hablar.

Dejé caer mis hombros.

Tenía que admitir que me dañaba mucho el ego el saber que Charlie confiaba más en Jade que en mí, su amiga de toda la vida. No me gustaba ser regañada y mucho menos por un tipo al que tenía agendado en mis contactos como "Cara de pito".

—Charlie, tú puedes decirme lo que sea —le aseguré—. Siempre me has dicho todo. Hasta... —Miré al techo—. Me has dicho que te gusto ¿Qué puede ser peor que eso?

Bueno, quizá había escogido muy mal mis palabras.

Charlie hizo una mueca de disgusto, o dolor. No pude diferenciarla con el alcohol en la sangre.

—Yo no te lo he dicho —me corrigió—. Tú me has forzado a decírtelo.

Ay, mierda.

No podía ser.

Sentí las mejillas calientes.

¿Yo era la mala?

Me dejé caer de nuevo sobre la cama. Durante un momento hubo silencio entre los tres. Nadie habló. Sólo escuchamos la música amortiguada que llegaba desde la sala de estar.

Entonces, Charlie habló.

—Quizá me mude.

El calor despareció de mi rostro y de todo mi cuerpo. Cuando alcé la cabeza Charlie me miraba con pena desde la puerta, junto a Jade. Él parecía incómodo.

—Iré a ver si Alana está bien —dijo.

Abrió la puerta y se marchó para dejarnos solas.

—¿El ya lo sabía? —pregunté con más calma, aunque ya me esperaba la respuesta.

—Sí.

—¿Están saliendo?

La expresión de Charlie se crispó.

—¡¿Eso es lo único que te importa?!

—No, no. Lo siento. —Sacudí la cabeza—. ¿Pero qué es eso de que te mudas? ¿A dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué?

—No lo sé aún. Estaba buscando universidades y, con un poco de suerte, quizá pueda irme lejos.

—¿Qué tan lejos? —pregunté con miedo.

—No tanto. —Se rascó la cabeza—. Unas seis horas a coche, quizá. —Se acercó y se dejó caer a mi lado en la cama—. Lo suficientemente lejos como para que mis padres deban pagarme un piso o un cuarto.

Bajé la vista a mis manos sobre mi regazo.

—Estás haciendo esto para alejarte de ellos ¿Verdad?

—Sí, aunque aún no es definitivo. Ellos no quieren dejarme ir.

Yo siempre había vivido lejos de la casa de Charlie, pero esa era una lejanía a la que estaba acostumbrada. Esto era algo totalmente diferente. Me daba un poco de miedo pensar que a partir de ahora las cosas comenzarían a ser diferentes.

Una sensación de pánico invadió mi pecho.

¿No podía simplemente retroceder en el tiempo y no...haber besado a Noah? No haber metido mis sentimientos por ninguna de las dos en nuestra amistad. Probablemente todo sería más fácil ahora.

Charlie se habría mudado, aún así, dijo una voz en mi cabeza, porque esto no tiene nada que ver contigo.

—Espero que todo salga bien para ti —respondí con sinceridad—. Quizá estar lejos sea bueno para ti.

Ella apoyó la cabeza en mi hombro y suspiró, agotada.

—No es el fin del mundo ¿Sabes?

—Lo sé, es que... —Alcé la mirada al techo y respiré hondo. Odiaba sentirme tan superada. Odiaba no poder tener un poco de control sobre la situación—. Trato de hacer las cosas correctas, pero es tan difícil saber cuándo algo está bien o mal, porque todo es nuevo para mí.

—¿A qué te refieres?

—A nosotras —admití—. A Noah y a ti. Si no me gustaran las chicas...

—Andy.

—Si no me gustaran las chicas —continué, impulsada por la frustración—, nuestra amistad no habría sido un problema ¿Entiendes? No habría sido raro para nadie y yo no tendría que descubrir dónde poner los límites entre nosotras.

—Tú no has arruinado nada, Andrea. —Charlie levantó la cabeza de mi hombro—. Fui yo quien metió sus sentimientos no correspondidos cuando ustedes ya estaban saliendo.

—Yo te forcé.

Charlie se levantó de la cama y sacudió el polvo inexistente de sus pantalones.

—Esta charla se volvió demasiado sentimental para mi gusto —La sonrisa que me dedicó no llegó a su rostro—. Si sirve de algo, ya no me gustas.

—¿Soy tan fácil de olvidar? —pregunté en broma, algo sorprendida.

—A lo mejor pasar tiempo con Jade ayudó. —Ladeó la cabeza como si estuviera considerando la idea y apoyó la mano en el picaporte de la puerta—. Lo siento si ya no te veo igual desde que me gritaste cuando fui a ti llorando —Soltó en tono ligero, como si se avergonzara de haber hecho eso—. Fue un poco cruel, pero también era la cachetada que necesitaba. Ustedes tienen razón. Soy intrusiva.

Me alcé de hombros.

—Tal vez un poco, pero así nos gustas.

—No. —Intentó mantenerme la mirada, pero acabó bajando la cabeza luego de un momento—. Yo también estoy aprendiendo dónde poner mis límites.

Ella se marchó antes de que yo pudiera pensar algo más para agregar.

Estaba sorprendida, pero de alguna manera todo esto era para mejor ¿Verdad? Charlie y Jade estaban bien juntos.

Quizá ahora las cosas se calmaran un poco entre nosotras, porque sentía que desde que besé a Noah por primera vez todo comenzó a salirse de control.

—¡Ahí estás!

La puerta volvió a abrirse y la música inundó la habitación. Noah apoyaba una mano en el marco y sonreía con una mezcla de diversión y algo más oscuro. No pude evitar devolverle la sonrisa.

—¿Cómo está Alana? —le pregunté.

Ella se alzó de hombros.

—No ha vomitado nada. Dijo que lo celebraría con un shot de vodka.

Me levanté para salir del cuarto. Apenas pasé a su lado ella envolvió los brazos alrededor de mi cintura y yo disimulé la sorpresa pasando uno por encima de sus hombros.

Miré a mi alrededor en busca de la rubia, cuando una idea fugaz cruzó mi cabeza.

—¿Estabas escuchándonos? —pregunté.

—No —dijo Noah—. Estaba descansando la oreja en la puerta.

—¡Noah!

Me aparté de ella lo suficiente como para que viera mi mirada recriminadora.

—¡Te juro que no es lo que piensas! —Levantó las manos para enseñarme las palmas y negó con la cabeza. Un mechón rebelde se salió de su moño—. Escuché gritos y luego Jade salió con su cara de "señor molesto". Estaba preocupada, pero no quería interrumpir.

—Qué considerada —dije sin creerle.

Noah me empujó, pero sus brazos delgados no me movieron ni dos centímetros y su intento sólo me hizo reír. La atraje hacia mí para estamparle un beso en la mejilla y ella protestó entre risas.

Jade chocó con nosotras cuando ella se estaba limpiando el beso con la manga de su suéter. Dio un paso hacia atrás y reparó en nosotras.

—No quiero interrumpir su preciado momento de pareja —dijo, completamente serio—. Pero Alana no está despertando.

Qué.

—¿Qué? —dijo Noah.

Jade asintió y se volteó como si quisiera señalar detrás de él antes de volver a mirarnos. Se veía algo nervioso y la música estridente no parecía estar ayudándolo a concentrarse.

—Creí que se había tomado una siesta, pero no despierta.

Miré por sobre su hombro en busca de Alana, pero no la encontré.

—¿Estás hablando en serio? —pregunté preocupada—. ¿Dónde está?

Él nos hizo un gesto con la mano y señaló el sofá en el que Noah y yo nos sentamos al comienzo de la fiesta. Una chica bebía algo mientras miraba su teléfono y, a su lado, Alana descansaba. Estaba mitad sentada, mitad acostada, con la cabeza en el apoya brazos.

El cabello se le pegaba al rostro por el sudor, pero alguien la había cubierto con una camisa de cuadros holgada hasta los hombros, como si temiera que se congelara.

Me hinqué frente a ella con preocupación y toqué su frente caliente.

—Está roncando —dije.

—¿Eso es bueno?

Jade se paró detrás del sofá y apoyó las manos en el respaldo para inclinarse hacia adelante. La gente que estaba a nuestro alrededor comenzó a echarnos miradas curiosas.

—No sé —respondí nerviosa.

En lo único que podía pensar en ese momento era en ese episodio del programa de Chuck Norris donde una chica moría por beberse seis vasos de cerveza.

—Pues los muertos no roncan —dijo alguien a mi lado.

Levanté la cabeza y me encontré con Charlie. Ella miraba a la rubia con la frente arrugada en preocupación y se cruzaba de brazos.

—Alana —la llamé. Ella no reaccionó, así que le di una cachetada con suavidad—. Eh, Alana.

—¡Alana, el partido, mierda! ¡Llegas tarde! —gritó Jade.

Me estiré para sacudirla con violencia.

—¡¿Qué haces durmiendo?! ¡Ve a cambiarte!

Alana gritó aterrada y se levantó de golpe, pero se volvió a agachar para vomitar junto a mis pies. Retrocedí lo más rápido que pude y eso desencadenó un efecto dominó en todos a nuestro alrededor.

De repente la multitud se apartó hasta formar un círculo perfecto que rodeó el sofá.

Jade, a salvo detrás del respaldo, le dio una palmada en la espalda a Alana mientras vomitaba.

—Déjalo ir —la consoló.

Noah se quitó el broche del cabello y se acercó temerosa para entregárselo al muchacho. El enganchó con torpeza todo el pelo que pudo de Alana para que no se le fuera al rostro.

—Quiero ir a casa —lloriqueó la rubia.

—Ustedes cuatro. —Tania se hizo camino entre el círculo de la vergüenza con un balde y un trapeador, y se los entregó a Charlie—. Limpien.

Alana se pasó la manga de su camiseta negra sobre los labios y se recargó contra el sofá antes de volver a cerrar los ojos. Jade le ordenó que despertara y le volvió a dar otra cachetada, pero ella no abrió los ojos.

Les voy a ser sincera: Estaba asustada.

Había visto a Charlie emborracharse un millar de veces, pero ella solía estar un poco más espabilada cuando sucedía. Yo siempre había tenido ese concepto de "Alana frágil" y no la conocía lo suficientemente bien como para saber si esto era normal en ella o no.

—Uhm... ¿Recuerdas a ese chico de la otra vez? —murmuró alguien detrás de mí—. ¿El que entró en coma etílico?

Noah se tapó la boca con la mano.

—Andy ¿Qué hacemos? —me preguntó Jade.

No tenía idea. ¿Llamar a sus padres? ¿Llevarla a la casa de alguno de nosotros? ¿Dejarla descansar en el cuarto de Tania?

Estaba bastante segura de que Tania no estaría de acuerdo con esta última.

—Abre lo ojos, Alana, verga —protestó Jade.

Alana intentó mantenerlos abiertos, pero parecía estar esforzándose demasiado. Dos segundos después, los volvió a cerrar.

—Deberíamos llamar a algún familiar —sugerí—. Sólo por si acaso.

Esta era una situación de la que no podía hacerme cargo totalmente. No quería correr el riesgo de dejarla dormir en algún lugar seguro y que luego resultara ser más grave.

Alana murmuró algo con los ojos cerrados y la camisa que la cubría se bajó un poco. Ella ni siquiera se molestó en mover los brazos para acomodarla.

Noah se inclinó a su lado una vez que Charlie limpió el piso.

—¿Qué has dicho?

—Púdrete —dijo Alana, ahora más fuerte y claro. Abrió los ojos y los enfocó en la pelinegra—. No quiero hablar contigo.

Las mejillas de Noah se encendieron con vergüenza. La miré sorprendida y Charlie me devolvió la misma mirada.

Pero no había tiempo para eso.

—Alana, dame tu teléfono —le ordené—. Dime la clave.

—No.

Cerró los ojos.

Charlie chasqueó la lengua y metió la mano en el bolsillo del pantalón de Alana para sacar su teléfono. Ella protestó, pero estaba demasiado débil como para poder impedírselo.

—Dime la clave o te arrastraré de los pelos hasta el hospital público —la amenazó Charlie.

—Llama a mi hermano —le pidió.

—Sí, sí. —Se sentó a su lado en el sofá—. La clave.

Alana colocó la clave y Charlie hizo una llamada. La gente volvió a lo suyo una vez que su curiosidad fue saciada y veinte minutos después Alana sostenía una taza de café entre sus manos y era capaz de permanecer despierta por más de un minuto entero.

El timbre sonó a la media hora. Tania se marchó y volvió al cabo de unos segundos, aburrida. Llevaba en su mano un vaso a medio beber y una corona de plástico sobre su cabeza. Ella definitivamente no iba a dejar que la fiesta se detuviera.

—Llegaron por Alana —dijo.

Charlie le ofreció su mano a la rubia para ayudarla a levantarse y ella se tambaleó. Entre mi amiga y Jade la ayudaron a caminar con los brazos de ella sobre sus hombros.

Noah parecía reacia a acercarse.

Tania lideró la marcha hacia la puerta con los otros tres detrás de ella y nosotras al fondo.

—¿Has peleado con Alana? —le pregunté.

Noah negó con la cabeza y no dijo nada más, pero se veía aterrada. Tenía la misma cara que ponía cuando hacía algo muy malo y sabía que había sido descubierta.

—Noah —insistí.

Ella parecía a punto de vomitar.

—Iré a despedirme de Alana —dijo, en cambio.

—Alana no te quiere ver —la retuve del brazo y me adelanté en su lugar.

Salí fuera de la casa y crucé el jardín delantero hasta la acera, donde Jade y Charlie sostenían a Alana. Tania se quedó en el marco de la puerta para echarnos un ojo con las llaves colgando de sus dedos, aburrida, pero su interés se renovó un poco cuando Noah llegó a su lado.

Fuera hacia frío, pero el aire estaba menos denso. La música apenas llegaba y los árboles se mecían con el viento.

Un muchacho salió del auto y extendió los brazos para tomar a Alana. Era más bajo y delgado que Jade, con el mismo cabello rubio que la muchacha y la misma cara de pocos amigos.

Debía de ser su hermano mayor.

—¿Qué ha pasado? —preguntó preocupado.

—Macieeel. —Alana se aferró a sus brazos para no caerse. Aún llevaba sobre sus hombros la camisa a cuadros que ni siquiera era de ella—. He hecho algo malo.

Charlie y yo compartimos otra mirada curiosa.

—Sobrevivirás. —Su hermano se liberó de su agarre y golpeó la ventanilla del auto sin soltarla—. ¿Puedes abrirme la puerta?

Se oyó un "click" y luego la puerta trasera se abrió. El muchacho le dijo algo a Alana y luego la hizo meterse en el auto.

Me acerqué para ayudarlo y, desde los asientos traseros, pude ver a alguien más sentado en el asiento del conductor. Sus ojos oscuros se cruzaron con los míos en el espejo retrovisor y aparté la mirada de inmediato.

—Alana —susurré mientras acomodaba sus piernas dentro del auto—. ¿Estás bien?

Ella levantó el dedo pulgar e intentó sonreír. Su hermano cerró la puerta, pero alguien desde adentro presionó un botón y la ventanilla comenzó a bajar.

Me asomé mientras encendían el motor.

—¿Qué ha pasado contigo y con Noah? —le pregunté, apremiada por el tiempo—. ¿Por qué estás molesta con ella? ¿Qué has hecho?

Ella rio un poco, pero no se veía divertida.

—¿Me prometes que no te vas a enfadar?

—Lo prometo.

Maciel soltó una risa desde el asiento del acompañante.

—Te arrepentirás de esto mañana. Mejor vámonos.

—¡No, aguarda! —intenté detenerlos, pero el auto arrancó.

Me quedé mirándolo hasta que desapareció cuando giró en la siguiente calle.

Entonces, mi teléfono vibró con un mensaje.

De: Alana

Noah lo invitó al concierto :)

-.-.-.-.-.-.-

Buenaaas.

¿Cómo andan? ¿Qué tal los trató la semana? ¿Que estuvieron haciendo?

Yo creo que más que nada estuve haciendo comisiones y algunas ilustraciones para una amiga que probablemente esté publicando en estos días.

Entre otras noticias ¡La historia llegó a los 50K! Thats a lot. Nunca antes había llegado a tanto en una historia sin terminarla y literalmente hace menos de dos semanas tenía 30K(??? Me alegra saber que mis lesbianas están recibiendo tanto apoyo ahre

BTW hablemos del capítulo.

Dejo este espacio para que se descarguen y dejen sus preguntas JAJA quizá responda algunas.

Espero que tengan una bonita semana. Nos vemos luego que tengo la pizza en el horno y no quiero que se me queme. Baiii



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