Cronicas de La Academia. Libr...

By EmilieBlackP

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Valentina Adams es una joven de 21 años, recién egresada de la Academia de agentes especiales, academia secre... More

Prólogo
Capitulo 1.
Capitulo 3.
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7.
Capitulo 8.
Capitulo 9.
Capitulo 10.
Capitulo 11.
Capitulo 12.
Capitulo 13.
Capitulo 14.
Capitulo 15.
Capitulo 16.
Capítulo 17.
Capitulo 18
Capitulo 19.
Capitulo 20.
Capitulo 21. Parte 1
Capitulo 21. Parte II.
ESPECIAL DÍA DEL PADRE.
Capitulo 22.
Capitulo 23.
Capitulo 24.
Capitulo 25.
Capitulo 26.
Capitulo 27.
Capitulo 28.
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31.
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34.
Capitulo 35.
Capitulo 36.
Capitulo 37.
Capitulo 38.
Capitulo 39.
Capítulo 40.

Capitulo 2

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By EmilieBlackP


Ya al aire libre, me di cuenta que había dejado de llover, solo caían pocas gotas de agua, una suerte que llevara la chaqueta impermeable puesta todavía, el dolor de cabeza no había remitido ni un poco y eso no me gustaba, detestaba tener que tomar pastillas para poder controlarlo, no recordaba no haber pasado una crisis de este índole, solía comenzar con un ligero zumbido de oídos pero si era algo fuerte podía hasta tumbarme en la cama sin siquiera poder abrir los ojos, otras veces perdía la consciencia.

Empecé a caminar sin rumbo fijo sintiéndome un poco mejor, el estar en movimiento calmaba mis nervios y el clima me refrescaba, pues por dentro me sentía hirviendo.

Todavía recordaba lo que mis ataques o dolores de cabeza nos traía a colación problemas con mi padre.

Andrew Adams era el mejor agente especial que podías conocer, él lo sabía y tenía un ego del tamaño del planeta tierra, aparte era apuesto y tenía a las chicas que quería, era todo un galán, pero cuando se trataba de su primogénita, se convertía en un ser súper protector, supongo que para pagar las carencias de su presencia en mi infancia y después en mi adolescencia cuando entre a la Academia, por lo cual, el miraba con recelo el que me hubiera decidido por un trabajo de campo, en vez de quedarme en un trabajo de oficina aburrido, como casi todas las chicas lo decidían.

Lo cual si me preguntaban era algo sexista, no por ser una mujer me iba a dedicar a un trabajo de oficina, poniéndole todo en bandeja de plata a los hombres agentes que iban en el campo, investigar toda el área, así como investigar a los presuntos enemigos, analizar y decirles que hacer, todo para que, cuando la misión saliera con éxito, las felicitaciones se las llevaran ellos. Ni hablar.

Aparte que, no estaba en mi naturaleza estar quieta, trabajando desde detrás de un ordenador, solo de pensarlo me daba claustrofobia, pero mi padre no lo miraba así, decía que si me daba "alguna crisis" en medio del campo, iba a poner la misión en riesgo y mi vida, solo por un capricho mío.

Y es que últimamente mis dolores de cabeza ya se habían remitido, hacía años que no me daba uno tan fuerte como este día y es que había varios factores a considerar, el Jet Lag, el haber dormido poco y la falta de cafeína podrían ser los responsables de este inicio de crisis que me quería dar.

Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta que di con alguien más, chocando nuestros cuerpos, alce mi mirada a ver a que británico habría incordiado por ir de despistada.

Unos ojos azul claro, como del cielo despejado, casi transparentes me miraban desde detrás de unos anteojos cuadrados, era un joven al que había empujado por accidente, de una altura aproximada a la de Blake, con un cabello castaño oscuro y rebelde, podía suponer que era de mi edad, me miraba con una expresión curiosa y a las ves divertida.

-Creo que me debes un café - fue lo único que me dijo sonriendo de lado, mostrando unos dientes perfectos.

-¿Disculpa? - le conteste cruzándome de brazos al ver su mirada de conquistador y galán, que se creía este, que por ser atractivo iba a caer a sus pies... Bueno si era muy atractivo y sentía una corriente eléctrica que me atraía hacia el pero no le iba a dar el gusto, seguro eso le pasaba con todas las chicas - Eso le dices a todas las chicas que casi tiras al suelo, me debes un café, que manera tan cordial de ligar tienen los británicos.

El castaño solo rio de una manera tan varonil que hizo que mordiera mi labio inferior en un gesto nervioso, era demasiado atractivo y tenía un magnetismo que atraía, demasiado.

-Y tú eres una americana con un genio muy interesante - levantando una ceja y mirándome con curiosidad ese joven me estaba acabando la paciencia, que no tenía mucha por el dolor de cabeza que se estaba empezando a formar - pero las reglas de la cortesía, dices que si le tiras una bebida a alguien, tienes que reponérsela.

En ese momento fue cuando me di cuenta de una cosa, había un vaso de café derramado en el suelo, a nuestros pies.

-Lo siento - dije de forma sincera y avergonzada, sentía como el rubor inundaba mis mejillas y es que había salido de casa sin bolso ni nada, que pena, no podía pagar un jodido café, había dejado todo en mi habitación.

-No te preocupes - dijo el castaño sonriendo haciendo que unas arrugas se formaran en sus ojos, junto a unos hoyuelos en sus mejillas, era demasiado atractivo para mi salud mental - yo te invitó uno, tienes cara que necesitas cafeína.

Bufé molesta por su comentario, si, era cierto, no llevaba nada de maquillaje, literal iba con la cara lavada, sabía que me veía ridícula en la chaqueta impermeable y no quería ni pensar en cómo estaría mi cabello con la humedad y a todo esto ¿Por qué pensaba como me vería? Estúpido británico.

-Gracias por el cumplido - conteste con sarcasmo, mientras lo seguía, entró a una cafetería que se veía acogedora, tenía cierto tema noventero, con posters de cosas de los 90's, solo habían sillones de dos piezas junto a mesas y las meseras llevaban los pedidos en patines.

-¿Que desea ordenar la señorita? - el castaño me sonrió de lado de una manera entre burla y diversión, lo cual sumo más a mi frustración.

-Lo que ordene el señor - le conteste de manera cortante, tomando asiento en el primer lugar que vi, había música de fondo que venía de un tocadiscos muy al estilo de aquellos años, donde tenías que echar una moneda y escoger la canción, estaba fascinada por el local que no me di cuenta cuando el chico se sentó enfrente de mi con dos frappes al parecer de café.

-Y supongo que empiezo con la pregunta típica ¿Vives cerca de aquí? - dijo el joven sonriéndome amablemente, estaba claro que quería ligar y yo, sinceramente no podía, joder que no había tomado ninguna precaución, había salido al exterior al descubierto, con mi verdadera identidad, pero bueno, no podía tener tan mala suerte como para volver a toparme al chico.

-Vengo de vacaciones, me alojo en un hotel cerca de aquí, pero me perdí - me encogí de hombros, el mentir se me daba con facilidad, después de años de entrenamientos, nuestras mentes podían hacer cualquier historia sobre la marcha e improvisar - soy algo distraída como ya te has de haber dado cuenta y olvide mi bolso en el hotel.

-Qué extraño - comento el joven - ahora todo mundo sale al menos con el móvil en mano ¿Te peleaste con tu novio y saliste a la calle como la típica chica encaprichada?

Fruncí el ceño al escuchar su comentario ¿Que estaba tratando de decir? Aparte de que si, buscaba ligar y saber si tenía pareja, me estaba diciendo caprichosa, mi mal humor iba de mal en peor.

-No es algo de tu incumbencia - le dije cortante con el tono de voz más frio que pude conseguir.

-Tienes razón, soy Stefan Bennett - se presentó ofreciéndome su mano - mucho gusto.

-Lisa Taylor - le estreche la mano, aunque lo que sucedió, fue algo que me dejo sorprendida, al estrechar nuestras manos, estar piel con piel, algo extraño había pasado, era como si una corriente eléctrica corriera de el hacia mí, jamás me había pasado algo así, solo con Blake y eran obvias las razones, pero con un extraño ¿A qué se debía esto?

-Entonces eres norteamericana - dijo Stefan tratando de buscar información, lo cual le iba a resultar una misión imposible, esto solo iba a ser un hola y adiós, estaba segura que no lo volvería a ver, aparte Londres es muy grande y yo ya tenía planes en esta ciudad.

-Si, como ya te comenté estoy de vacaciones, hace poco termine la universidad y decidí venir de vacaciones con mis padres, antes de empezar en el ámbito laboral y ser una esclava del sistema - dije irónicamente, riéndome en mi interior, ya era una esclava pero de un sistema que él no conocía.

-Oh vaya, entonces significa que estas ¿soltera y sin compromiso? - dijo el castaño con un deje de diversión en su voz, se notaba que era un ligado nato, junto a esa sonrisa de gallito que tenía, era fácil de leer.

-Digamos que si - le sonreí de lado, de una manera inocente, termine mi frappe que estaba delicioso y había conseguido quitar mi jaqueca, para levantarme - tengo que irme, mis papás se preocuparan si no aparezco.

-Deja que te lleve a tu hotel - de nuevo esa sonrisa ladeada que ponía a tambalear mis pies, joder, que antes no me había pasado esto con ningún chico y venia este con sus ojos color cielo a poner mi mundo boca arriba.

-No quiero abusar de tu nobleza, gracias Stefan, se llegar sola - le dije sonriendo pero a la ves cortante, sabía que llevaba tiempo fuera y Blake se empezaría a preocupar, ya podía sentir las vibraciones de mi mejor amigo.

-Al menos dame tu número de teléfono - hizo un mohín tan dulce que no podía resistirlo, pero no debía de involucrarme con nadie, extrañamente se me hacía un nudo en el estómago el pensar en despedirme de el - vale - mi corazón dio un vuelco al escuchar el diminutivo con el que me decían de cariño mis amigos - toma te dejo mi numero - me dio una tarjeta de presentación con su número de móvil - si cambias de opinión solo llámame.

Tome la tarjeta en un estado en trance, sin saber el porqué de mis sentimientos o las reacciones que provocaba en mí y salí caminando rápidamente, salí derecho como si fuera al área turística de la ciudad donde estaban la mayoría de los complejos hoteleros por si el chico me seguía, cuando confirme que estaba sola, regrese hacia el departamento.

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