Estupido, estupido, estupido día de San Valentín.
Esa festividad siempre le carcomía la cabeza de alguna u otra manera, ¿por qué San Valentín tenía que estar a la vuelta de la esquina? ¿Por qué no podíamos regresar el tiempo a un mes antes? Así el pelinegro pensaría en qué escribirle al dueño de sus suspiros de tonto enamorado, como le decía su hermana.
Desde que había llegado a su escuela, después de una plática "motivadora" emocionalmente con sus dos madres y su hermana riendo, se había dedicado, desde que tomó asiento, a sacar su libreta pequeña y meditar que es lo que exactamente escribiría.
¿Enserio tenía que ser el 14 de febrero el día en que la valentía corriera por todo su cuerpo? ¿O es que prefería no verse tan estúpido por si lo rechazaban? Ya que no sería el único al que le pasaría si es que le iba mal el día de mañana.
Escuchando la risa del castaño a unos asientos más lejos que el suyo, pudo ver su sonrisa que no dejaba de ensancharse más con cada tontería que su mejor amigo le estuviera diciendo. JungKook apoyó su mejilla en la palma de su mano viéndolo embelesado, tenía una maldita suerte de sentarse hasta el final de la última fila que pegaba a la ventana. Así nadie lo vería, así todos menos Yoongi, quien a sabiendas de quién era merecedor de su mirada, se burlaba de la cara de su mejor amigo y sin evitarlo, fotografiar su cara se veía más entretenido que prestar atención a la recién llegada de la profesora Park.
—Muy bien, mañana es San Valentín y por ende, hoy sabrán a qué compañero o amigo le darán un regalo que no sobrepase más de los siete dólares, ¿entendido? —al escuchar el sí de todos sus alumnos, se giró en busca de una hoja blanca para reutilizar en el estante de los libros del aula—. ¿Alguien desea ayudarme apuntando los nombres de sus compañeros?
Antes de que alguien más pudiera levantar la mano, el grito ensordecedor de Park Jimin, se escuchó en el aula. Provocando que el pelinegro diera un pequeño salto al ser sacado de la hermosa vista que tenía de su enamorado.
—¡Yo señorita Park! —Jimin no esperó a que alguien más se ofreciera para ir caminado a donde la mujer de lentes redondos estaba parada con la hoja extendida hacia su dirección—. Será un placer ayudar.
El lindo y pequeño rubio miró a su amigo Taehyung, quien solo podía verlo confundido. Jimin tenía esa mirada y esa mirada no indicaban cosas buenas, o al menos no en alguien como su mejor amigo.
Y, ¡oh! Taehyung recordó el porqué su lindo amigo lo miraba de aquella siniestra forma.
El plan Jk daría inicio.
Al recordar a aquel chico dueño de todos sus lindos sueños, estaba deseoso de voltear verlo, ¿pero cómo mirar a alguien que dejaste en visto a propósito? No había querido ser grosero, pero simplemente se olvidó de ello cuando habló con Jimin y después se puso a jugar y platicar con Nini, aunque ésta por obvias razones no pudiera contestarle. Pero él imaginaba que sí.
Entre una de sus tantas pláticas con la perezosa gata, se decidió en comprarle algo a JungKook aún si por azares del destino, no le tocaba como su intercambio.
"Lo iré a ver hoy", se dijo antes de sentir como un papelito caía en su pupitre. Alzó su mirada y la sonrisa tétrica de Jimin seguía ahí, de pronto al castaño le comenzó a dar miedo.
El rubio le guiñó el ojo y siguió caminando, repartiendo los pequeños papeles entre sus demás compañeros de clase, uno a uno conseguían sus parejas, y así como Hoseok, uno de sus mejores amigos veía con desinterés el papel, él también quiso abrirlo.
«Jimin, te podría besar el culo, si es que Yoongi me lo permite, claro», pensó y sonrió en grande al leer el nombre abreviado y con un corazón, obra de su mejor amigo.
Jk ♡
Sin poder evitarlo, su rostro se giró hasta poder mirar los últimos asientos y ahí lo vio, aquel chico de cabello negro y largo también lo veía a él con una tierna sonrisa, acción que copió y le otorgó una.
No podría decir que ambos estaban derritiéndose por la sonrisa del otro, pero exactamente eso estaba pasando.
[...]
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