P.O.V ALLY
¿Conoces esa sensación de cuando estás a punto de desmayarse, pero nunca éste no sucede?
Sí, estaba así a un buen tiempo.
Mi vista permanecía borrosa y lenta, los sonidos distantes y confusos. Era aterrador de una manera inimaginable y agonizante. Pero sabía que estar de pie era algo muy bueno, así que me fui en busca de respuestas y dejé a Troy dormido en el sofá.
La sensación de que todo terminaría mal esa noche no me abandonó ni un segundo y tenía razón... terminamos en una estúpida y predecible trampa. Simplemente no calcularon que para llegar a un ángel, se necesitaba mucho, mucho más que una tonta poción.
Mis sentidos me guiaron hasta el bosque junto a la carretera del establecimiento y también me alertaron, mis amigas estaban en mal estado. Podía sentir que su energía se debilitaba, así que apresuré mis pasos, incluso topándome con ramas y tropezando. Antes, sin embargo, envié una alerta al Instituto.
Mi visión ya estaba empezando a mejorar cuando vi a Ariana y Avril de camino a un descampado, donde más adelante pude ver a Camila y Lauren desnudas y abrazadas, y por último a Demi... igual de desnuda, pero acurrucada con sus propios brazos. Mi corazón se aceleró cuando miré alrededor del lugar y no encontré a Selena, comenzando a desesperarme, porque tampoco la sentía cerca.
- Te lo advertí, Allyson.
Sentí que se me congelaba la sangre y que el corazón se me aceleraba en el pecho, mientras mis piernas temblorosas se movían ligeramente hacia esa voz.
Sobre la gruesa rama de un árbol, la luz ya estaba fuerte, lo que me obligó a cerrar los ojos para mirarlo. Finalmente, para cerrar su entrada triunfal, él saltó y bajó justo delante de mí con ese habitual aire de superioridad y la sonrisa burlona que me daba escalofríos.
- Rafael...
Las alas negras se escondieron y el brillo de antes desapareció instantáneamente.
- ¿Qué hiciste con mis amigas? - pregunté, temerosa.
Algo les había succionado las vitalidades de una manera, que sabía que llevaría mucho esfuerzo cuidarlas, eso si, Rafael no le metiera en problemas antes de poder llevarlas a casa.
- ¿Esto? - Hizo un gesto de desprecio. - Oh, no fui yo. - Agitó ambas manos, como si no fuera nada. - Tus amigas están perdidas, no necesito que haga nada.
- ¿Qué estás tratando de decir? - pregunté, incrédula. - ¿Esperas que crea que tu presencia aquí, es una coincidencia? - Me reí falsamente.
- Sólo estoy aquí para reforzar lo que te dije... tu lugar no está con ellos, Allyson. Tu lugar está con nosotros.
Me llevé una mano a la frente y lo negué lentamente bajo su mirada.
- No soy así, lo sabes.
- En el fondo, sabes que llevo la razón. - Se acercó y me tocó la mejilla, ya que me había congelado en el lugar. - Si fueras un ángel de luz, estarías a su lado . Sólo eres otra rechazada más, como nosotros.
Su tono sonaba suave y gentil, pero las palabras se clavaron directamente en mi pecho.
Tragué con fuerza.
- Te mereces más que relacionarte con estos estúpidos seres, Ally.
Y así, mi cuerpo pareció volver a la vida nuevamente y una valentía inusual e intrascendente se apoderó de mí, haciéndome alejarlo. Apenas era consciente de mi fuerza, sólo me di cuenta cuando lo vi estrellarse contra un árbol a unos cinco metros de mí. Abrí ligeramente los ojos, pero me mantuve firme.
- ¡No... hables así de ellos!
Al segundo siguiente, Rafael estaba frente a mí, apretando mi cuello con tanta fuerza, que mis pies se despegaron del piso.
- ¿Crees que ellos se importan contigo, Brooke? - susurró fríamente. - No pasará mucho tiempo antes de que ese estúpido noviecito tuyo te patee el trasero. - Parpadeé un par de veces, tratando de llevar aire a mis pulmones. - ¡Ellos no te conocen como yo!
Un ruido se hizo presente en el bosque y él rápidamente aflojó su agarre, haciéndome caer de rodillas en el suelo, tosiendo.
- Es la última advertencia.
Y esas fueron sus últimas palabras antes de desaparecer dejando sólo el viento, las lágrimas en mi rostro y el dolor que me ahogaba el pecho.
- ¿Ally? - Me pasé una mano por mi rostro rápidamente y me volví hacia Dinah y Normani. - ¿Está bien?
- Mira el rostro de la enana Mani, ¡qué pregunta más estúpida! - replicó Dinah.
- ¡Cállate, Jane! - la regañó la negra, extendiéndome una mano para que me levantara. - ¿Qué sucedió?
Miré más adelante y me di cuenta de que Justin, Jade, Verónica, Lucy y los vampiros ingleses, además de la manada del Instituto, estaban checando el lugar y mis amigas estaban desmayadas.
- ¡La fiestecita estuvo buena eh! - Verónica se burló mientras arrojaba su abrigo sobre el cuerpo de Lauren, tal como lo hizo Lucy con Camila y Justin con Demi. - ¡¿Fueron atrapadas por ninfas o qué?!
- Se parece más a un hechizo o... - comenzó Harry, pero entonces decidí pronunciarme.
- Era una poción, según recuerdo. - Fruncí el ceño y tragué con fuerza ante los recuerdos. - ¡Tenemos que encontrar a Selena! ¡Y alguien tiene que ir a buscar a Troy!
Empecé a desesperarme de nuevo, recibiendo un cálido abrazo de Normani.
- Tranquila pequeña, los encontraremos y llevaremos a todos a salvo a casa. - Trató de tranquilizarme, pero sabía que después de esto muchas cosas cambiarían.
Era inevitable.
- Iré a buscar al chico. - Louis se ofreció enseguida. - ¿Está en el motel?
Asentí con la cabeza y enseguida se fue.
- ¿Tienes idea de dónde está Selena? - Preguntó Lucy.
Observé el descampado y Niall, Liam y Justin llevaban a Ariana, Avril, Camila, Lauren y Demi a casa. Cerré los ojos y me concentré, tratando de sentir algo sobre Selena.
- Yo... no creo que esté tan lejos, sólo... - Mi corazón martilleaba como loco.
- Al este. - Dijo Dinah a continuación, concentrada. - Creo que puedo olerla.
- ¡Buena chica! - exclamó Vero, sonriendo ampliamente ante la solución.
Dinah le mostró el dedo medio antes de convertirse en un enorme lobo, que no tardó en saltar al bosque y dirigirse al este.
Todos empezamos a correr para acompañarla, aunque fuera imposible. Pero como dije, no estaba lejos de allí.
- ¡Es un río! - Lucy se dio cuenta cuando escuchamos el sonido del agua, entrando en pánico.
Paramos abruptamente en el acantilado y la altura era inmensa, con un río de fuerte corriente abajo y cascadas, rodeado de rocas.
Abrí ligeramente los ojos y me llevé las manos a la cabeza.
- ¡OH DIOS MÍO, ELLA ESTÁ ALLÍ! - grité, presa en pánico. - ¡PUEDO SENTIRLA! ¡¿SELENA?! - La llamé, pero por supuesto que fue inútil.
Los lobos empezaron a buscar formas de bajar, olfateando las huellas rápidamente. Sin embargo, al lado, Jade, sacó su teléfono celular del bolsillo y no dudó en saltar.
Todos nos asustamos, era una caída horrible.
- Un humano nunca sobreviviría a una caída como esta. - murmuró Harry, tan asustado y sorprendido como nosotros. - Aún así, sería llevado por la corriente.
El chico empezó a intentar usar sus poderes para calmar las furiosas aguas de abajo, ya que Jade estaba allí buscando a Selena, pero estaba siendo muy difícil.
- ¡No soporto esta agonía! - exclamó Vero, perdiendo la paciencia.
La semidiosa extendió sus manos y, de repente se formó una escalera de tierra frente a nosotros, creando un camino sinuoso pero efectivo hacia el río de abajo.
Bajamos rápidamente a tropezones, buscando por todos lados y dentro del río, viendo a Jade nadar de un lado a lado en esa corriente. Tenía que ser muy hábil para hacer eso y no lastimarse, pero por supuesto, ser vampiro tenía sus ventajas. El problema era que, de todos modos, estaba resultando difícil y agotador. Estábamos dolidos y desesperados, hasta que...
- ¡AQUÍ!
Muy abajo y del otro lado, Jade caminaba con Selena en su regazo, empapadas. Con la ayuda de Harry y los lobos, todos nos dirigimos allí, y pude observar a Selena de cerca.
Su piel estaba tan pálida y fría que tenía los labios azules, aparte del corte en la frente. Me adelanté para tomarle el pulso y solté un suspiro de alivio cuando confirmé que todavía tenía latidos, aunque débiles.
- Allyson, ¡haz tus brujerías! - demandó Dinah, ya en su forma humana nuevamente.
Respiré profundamente y toqué la frente de la joven bruja, concentrándome en ayudarla tanto como fuera posible.
- Ya se está sonrojando... - comentó Harry, acariciando tiernamente su mejilla.
- ¡Gracias a los dioses! - Lucy agradeció, aliviada.
- ¿Jade? - La miré preocupada.
- Estoy bien. - aseguró.
- ¡Por supuesto que lo está, es un demonio sin alma! - dijo Verónica, para aliviar la tensión.
- ¡No siente nada! Huumm... - completó Dinah y ambas se rieron mientras rodábamos los ojos.
- ¿Cuándo crecerán? - Escuché Normani preguntar a Lucy quien se encogió de hombros, en señal de rendición.
- Me temo que nunca, amiga. - se lamentó.
- Vámonos a casa, por favor. - supliqué.
[...]
- ¡TIA ALLY!
Mia corría a su velocidad sobrehumana hacia mí, casi tirándome al suelo con el impacto.
La tomé en mi regazo y estudié su carita triste, secando las lágrimas en sus mejillas rojas.
- ¿Mis mamás estarán bien? - me preguntó, angustiada.
Sonreí débilmente y la estreché en mis brazos.
- Por supuesto, cookie. ¡Ellas son muy fuertes! - la tranquilicé. - ¿Me ayudarías?
- ¿De verdad? - Me miró, animándose de repente. - ¿Cómo?
- Dándoles unos cálidos abrazos...
Mia aplaudió, emocionada de poder ayudar. Como no tenía a Camila para ajustar las temperaturas corporales, que estaban bajas, realmente necesitaba la ayuda de la pequeña.
Caminamos hasta la enfermería donde estaban mis amigas y mi novio y le indicamos a Mia que los calentara, especialmente a Selena. Pasaron unas horas y Demi, Selena y Troy fueron los únicos que se despertaron.
- ¡Nino! - Mia pronto saltó a la cama, siendo recibida por los grandes y cálidos brazos de Troy, que sonrió al verla. Respiré aliviado y encantada por la escena. - ¡Nina! ¡Tía! ¡Se despertaron!
Aunque todavía estaban visualmente confundidos y aturdidos, ellos sonrieron y hablaron con Mia normalmente.
- Princesa, ¿Ayudarías a tu tío con algo? - la llamó Chris, con la intención de darnos un espacio para hablar de lo sucedido.
Aunque Mia no quería alejarse de sus madres y padrinos, se fue con su tío, ya que sabía que había asuntos de adultos que tratar. Ella es una buena chica.
- ¿Qué fue esto? - Troy fue el primero en preguntar.
Todos los ojos de la habitación se volvieron hacia mí, esperando respuestas.
- Fuimos "envenenados" - hice un gesto - La bebida azul era en realidad una especie de buenas noches Cenicienta.
- ¡Maldita sea! - gruñó Demi. - ¡Sabía que no estaba borracha!
- ¿No se te paró? - preguntó Dinah burlonamente.
- ¡Dinah! - la regañaron el tío Mike, Ale, Clara y Sinu.
- ¡Perdón! - Levantó las manos en señal de rendición.
- ¿Por qué no estaba Selena con ellas? ¿Y por qué no te llevaron a ti y a Troy también? - me preguntó Clara.
- Honestamente, no lo sé. - murmuré, con sinceridad. - Pero no se ve bien.
Volví a acercarme a las chicas desmayadas en las camas y cerré los ojos, extendiendo las manos y tratando de buscar con mayor precisión cómo estaba su estado de salud.
- ¿Por qué no se despiertan como los demás? - preguntó Vero entre un suspiro.
Aunque fuera ruda y casi siempre burlona, Verónica estaba claramente preocupada por sus amigas.
- Porque ellas eran los objetivos... - murmuré cuando me di cuenta de algo, sacudiendo la cabeza.
- ¿Qué significa eso, Ally? - Mike preguntó seriamente.
- No sé exactamente qué, pero les quitaron algo. - Conté, pero las expresiones permanecieron confusas. - Anatómicamente, quiero decir.
- ¿Cómo un órgano? - preguntó Dinah entre una mueca.
- Poco probable.
- ¿Entonces que? - Insistió la polinesia.
- No hay como saberlo ahora, pero estarán bien.
Esa respuesta pareció suficiente para todos, pero Michael me miraba de forma significativa.
Él sabía de algo.
Y no tardó en llamarme a un rincón en cuanto salimos de la enfermería, lejos de todos los demás.
- ¿Podrían haber recolectado el ADN? - Preguntó directamente.
Fruncí el ceño, sin saber a dónde quería llegar con esa pregunta.
- Sí, es posible. - Concordé, mientras pensaba en ello. - Ese sería el tipo de cosa que podrían llevar, causar daño y al mismo tiempo dejarlas bien.
Michael permaneció serio y callado, inmerso en sus propios pensamientos.
- ¿Qué crees que sería, tío Mike? - Le pregunté.
Él respiró lentamente y sus ojos cansados me miraron intensamente.
- Una desgracia, pequeña Ally...
~ UN MES DESPUÉS ~
P.O.V CAMILA
Todo mi cuerpo se sentía como si hubiera sido aplastado por gigantes y cíclopes de la montaña, me dolía demasiado. Me pesaban los párpados, pero aun así me las arreglé para abrirlos y parpadear frenéticamente mientras los rayos solares me pegaban directamente a los ojos.
Mis recuerdos estaban confusos... Recuerdo haberme despertado en el bosque con Lauren, ambas desnudas, y luego me desmayé una vez más.
- Lo... Lauren...
Mi voz sonó baja y débil, pero poco después pude sentir que la almohada en mi espalda se ajustaba de manera más cómoda.
- Está todo bien, ella está bien, Mila.
Miré a mi alrededor y mis amigos estaban allí... Jade, Troy, Verónica, Lucy y Justin. Mis padres y los de Lauren también estaban por allí, rodeándome.
- Bébelo. - Lucy me entregó una botellita de néctar.
Inmediatamente me sentí mejor al beber el líquido caliente y sabroso, aliviando algo del dolor muscular.
- ¿Te sientes mejor, hija? - preguntó mi madre, preocupada. - ¿Sientes algún dolor o mareos?
- No, estoy bien. - murmuré para mí mismo. - ¿Dónde está mi hija?
Me moví rápidamente, levantando la manta que cubría mi cuerpo y preparándome para sacar mis piernas.
- ¡Hija, cálmate! - Mi padre me detuvo, acariciando mi brazo con cariño. - Ella y Lauren están justo ahí.
Dicho eso, todos de la izquierda se alejaron y tuve una de las visiones más hermosas y lindas de mi vida... Lauren y Mia dormían pacíficamente, con mi hija pegada a la espalda de su madre y mi prometida sosteniendo su mano.
- Lauren se despertó hace unos días. - me informó Troy, haciéndome notar su expresión abatida. - Desde entonces, ella y Mia no han salido de aquí.
- ¡Estábamos muy preocupados, nalgona! - dijo Vero, dejándome confundida. - Fuiste la último en despertar.
- ¿Cuánto tiempo dormí? - pregunté.
- Un mes, cariño. - Mi suegra respondió.
- ¡¿Qué?! - Abrí los ojos, asustada.
- Esa buenas noches Cenicienta estuvo buena. - murmuró Justin. - Se les drogaron en esa fiesta del motel, Mila.
Comenzó a explicar lo que había sucedido, pero estaba cada vez más perdida. Todavía había muchas preguntas sin respuesta...
¿Por qué alguien nos drogaría?
¿Para qué usarían una parte de nosotras?
Y con cada opción que me daba la mente, me aterrorizaba cada vez más. Ya no se trataba sólo de mi vida... además de todos los humanos que estaban en peligro con lo que fuera, ahora necesitaba cuidar a mi hija. Ella merecía una vida tranquila y a sus dos madres enteras.
Mia también se merecía tener a sus tíos y tías cerca, pero por lo que me enteré, hacía unos días que se había quedado sin algunos de ellos. Selena, Demi, Avril, Ariana, Dinah, Normani y los vampiros ingleses habían emprendido una misión, una misión en busca de los ingredientes para el ritual del amuleto de Jean. Y con Lauren y yo prácticamente en coma durante todo este tiempo, ni siquiera quiero imaginar la tristeza en la que estaba mi pequeña.
Todos hablaban y hablaban, pero yo solo podía pensar en ellas . Sólo quería y sólo necesitaba de ellas .
A la mierda lo que estaba pasando, pensaría en eso después.
- Lo siento. - dije mientras me levantaba de la cama, dejando a todos en alerta.
Me tambaleé un poco, ya que llevaba mucho tiempo sin caminar, pero tan pronto como puse los pies en el suelo, corrí hacia el otro lado y me arrodillé frente a Lauren.
- ¿Lolo? - la llamé suavemente, tocando los mechones rebeldes de su pelo en la frente y echándolos hacia atrás. - Amor mío, despierta... - besé suavemente la manzana de su mejilla. - Ya estoy aquí.
La sacudí ligeramente y lentamente y perezosamente sus párpados comenzaron a moverse.
- ¡Cierren las cortinas! - Exigí para quienquiera que fuera, sólo necesitaba saber que todo estaba bien.
- Dejémoslos solas, chicos. - Escuché a mi madre ordenar, después de haber hecho lo que le había pedido.
- Mierda... - la voz ronca de Lauren gruñó, mientras presionaba los ojos antes de abrirlos de una vez, entre un bostezo.
- No digas palabrotas cerca de Mia, Lo. - La regañé de manera divertida.
- Camz, ella está durmiendo y...
Sus brillantes y absurdamente hermosos ojos verdes claros, finalmente se enfocaron en mí. Y fue como estar en casa, en paz y a salvo nuevamente.
- ¡Camila! - Ellos se abrieron ligeramente y ella se soltó de Mia lo más rápido que pudo, levantándome en sus brazos y abrazándome con fuerza después. - ¡Te despertaste!
Cerré los ojos y enterré mi cara en su cuello, oliendo su aroma y sonriendo.
- Me desperté, amor. - Susurré.
Después de darme la vuelta un par de veces y hacerme reír, Lauren me bajó y me palpó frenéticamente mi rostro buscando algo de verdad y una garantía de que todo estaba bien.
- Yo... - Su voz falló en el proceso y sus ojos se llenaron de lágrimas. - ¡Maldita sea Camila, me asustaste!
Le toqué el rostro y le limpié las lágrimas.
- Shhh... está todo bien.
La tomé del cuello y presioné sus labios contra los míos en un beso tranquilo, intenso y placentero, entre sonrisas tontas y pequeños besos.
- ¡MAMÁ! ¡MAMÁ!
Apenas tuvimos tiempo de interrumpir el beso y sentí un pequeño peso en mi espalda, haciéndome reír.
- ¡Mi amor, respira! - le pedí, colocándola en mi regazo y entre Lauren y yo. - ¿Por qué lloras, Sunshine? - Fruncí el ceño, repitiendo el acto que había hecho con Lauren hace un rato y secándole las lágrimas.
- ¡Te echaba de menos! - explicó, sosteniendo mi cara con sus manitas.
- Yo también te extrañé, princesa. - Suspiré, besando su rostro repetidamente. - ¡Nunca, nunca, nunca volveré a dejarte!
- ¿Lo prometes? - Se cruzó de brazos y me miró enojada.
Me reí... igualita a su madre.
¡Te estoy escuchando, Karla!
No estoy mintiendo, amor.
La miré como si me encogiera de hombros y ella puso los ojos en blanco.
- ¡Mamá! - Mia me regañó.
- Lo siento, cariño. - le pedí entre una carcajada, centrándome completamente en ella. - ¡Lo prometo de meñique!
Mia sonrió y quise morderle las mejillas de tanta ternura!
- ¿Tú también, mami? - Miró fijamente a Lauren con esos ojitos verdes enojados y suplicantes.
- ¡Oh, pero por supuesto! - Mi prometida extendió su palma a la altura de los hombros. - ¡Juro solemnemente que nunca dejaré a mi pequeña vampira ni a su gruñona madre!
Abrí la boca con incredulidad y Mia se rió.
- ¡No así, mami! - la corrigió. - ¡Tienes que jurar con el dedo meñique!
- Ella no lo sabe, Sunshine... - Negué con la cabeza. - ¡Tienes que hacer la promesa del meñique, Lolo!
Levanté mi meñique para mostrarle cómo hacerlo.
- ¡Pink promisse! - Exclamó Mia, extendiendo también su dedo meñique.
Lauren hizo una mueca divertida y me dieron muchas ganas de reír cuando Mia la miró con rabia y ella rápidamente extendió su dedo, entrelazándolos.
- ¿¡Están felices ahora?! - gruñó.
- ¡Sí! - Respondimos juntas y provocando más risas entre nosotras.
Mia extendió ambos brazos y nos abrazó a los dos al mismo tiempo, dejándonos cerca y cálidas con tanto amor.
Ahora sí... pueden venir todo un ejército.