Wen Qing terminó de empacar sus cosas y miró a Yan Han. —Puedes sentarte aquí y esperarme. Iré abajo y hablaré sobre algunas cosas con Han Wei.
Yan Han arqueó una ceja. —¿No puedo escuchar eso?
Los ojos de Wen Qing estaban llenos de irritación. —Nunca te había visto ser tan entrometido hace tres años. Puedes sentarte y esperar si quieres, si no, puedes irte.
Yan Han permaneció en silencio y se frotó la nariz antes de tomar asiento con torpeza.
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Wen Qing lo ignoró y bajó las escaleras para encontrar a Han Wei.
Le entregó a Han Wei el montón de cosas en sus manos.
—¿Wen Ge?—. Han Wei estaba un poco confundida.
—Regreso hoy para una visita. Me iré en breve. Aquí, toma estas cosas y ayúdame a cuidar la tienda.
—Entonces, ¿cuándo volverás?
Wen Qing encendió un cigarrillo. —No lo sé.
—¿No lo sabes?
—Me uní a otras personas para realizar un viaje económico alrededor del mundo. Incluso podría morir en la carretera—. Wen Qing exhaló una bocanada de humo.
—No digas cosas así, Wen Ge—. Han Wei miró a Wen Qing. —Dime el número de tu tarjeta para que pueda reembolsarte el dinero en cuotas.
—Eso puede esperar hasta más tarde. No estoy desesperado por el dinero. Deberías empezar a ahorrar poco a poco.
—Solo dame tu número de tarjeta. Quién sabe, tal vez necesites el dinero que transfiero a tu cuenta mientras viajas.
Wen Qing usó su mano libre para acariciar la nariz de Han Wei. —Chica tonta, no fui yo quien te prestó el dinero. Ese amigo mío no está corto de efectivo, así que hablaremos de esto cuando vuelva. Solo tienes que vigilar la tienda mientras estoy afuera.
Han Wei levantó su cabeza y miró a Wen Qing. —¿Volverás?
Wen Qing se rio y alborotó el cabello de Han Wei. —¿Estás esperando en serio que muera en el camino?
Mientras hablaba, Wen Qing escuchó a Yan Han bajar las escaleras.
Wen Qing miró a Han Wei y sonrió: —Querida, tienes que cuidarte bien cuando estoy fuera y casarte lo antes posible.
La cara de Han Wei se puso roja. —¡Lo sé! ¡Veremos eso después de que regreses con vida primero!
—¿De qué están charlando tan emocionados?—. Yan Han se acercó a ellos con una sonrisa.
La sonrisa de Wen Qing se desvaneció levemente. —Nada. Se hace tarde ahora, deberíamos irnos.
Yan Han levantó las comisuras de sus labios y asintió.
Han Wei miró la parte posterior de la figura de Wen Qing mientras salía por la puerta y de repente se sintió preocupada.
Ella gritó en voz alta: —¡Wen Ge!
Wen Qing detuvo sus pasos y se volvió para mirarla. Yan Han también se detuvo.
—Volverás, ¿verdad?
Wen Qing no respondió y simplemente se rio. Era como si Han Wei hubiera hecho una pregunta innecesaria.
Sí, ¿no le había preguntado ya una vez antes?
Por supuesto que Wen Ge iba a volver.
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