Wen Qing regresó al hotel y se acostó en la cama.
Miró fijamente al techo con los ojos abiertos de par en par.
Estas cosas eran demasiado pesadas y él mismo ya no podía llevar la carga. Wen Qing dio la vuelta a su cuerpo.
Su teléfono sonó. Era una llamada de Han Wei.
—¡Gracias Wen Ge! ¡Mi papá me acaba de llamar!
—¿Te llamó para qué?—. Wen Qing se sintió algo confundido.
—¿Ah? Mi papá me dijo que tu amigo ya ayudó y pagó la deuda.
Wen Qing vislumbró el cheque en la mesita de noche. —¿Mi amigo?
—Sí. Dijeron que eran buenos amigos tuyos durante diez y tantos años—. Han Wei sintió que algo andaba mal con el tono de Wen Qing, por lo que continuó preguntando: —¿Wen Ge? ¿Pasa algo?
Wen Qing frunció el ceño. —No. Simplemente no pensé que fuera tan rápido.
Han Wei se rió. —Wen Ge es una persona tan agradable, ¡incluso tus amigos son tan leales!
Wen Qing permaneció en silencio durante un rato antes de decir: —Está bien, el problema está resuelto ahora. Me quedaré para divertirme unos días más.
—¡Está bien! ¡Pero necesito que me paguen por el trabajo de horas extras si te ayudo a vigilar la tienda!
—Bien bien—. Wen Qing dijo al azar algunas palabras más antes de finalizar la llamada.
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"¿Un buen amigo de más de diez años?".
Wen Qing levantó las comisuras de sus labios. Sus diez años impares los pasó enredados con Yan Han, entonces, ¿cómo podría tener amigos de buen corazón?
"Ja ja. Amigos". La sonrisa de Wen Qing estaba llena de burla.
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Wen Qing encontró tiempo para devolverle el dinero a Wen Bai.
Cuando se enfrentó a las preguntas de Wen Bai, Wen Qing simplemente dijo que la situación ya se había resuelto y que el dinero ya no era necesario.
Wen Bai no preguntó más mientras miraba a Wen Qing con una sonrisa forzada.
—Eso está bien. Wen Qing, ¿prefieres aislarte de los demás hasta que mueras que estar dispuesto a depender de otra persona?
Los ojos de Wen Qing estaban ligeramente desenfocados. Escuchó suspirar a Wen Bai.
—Si te cansas de todo, ven a buscarme. Te esperaré.
Wen Qing negó con su cabeza. —Tu vida te pertenece a ti y solo a ti. No me atrevería a arrastrar a nadie más conmigo.
—¿Sin embargo, arrastras a ese Yan Han contigo?
Wen Qing encendió un cigarrillo con leve irritación.
—¿Cómo es posible que quiera arrastrarlo conmigo? Ni siquiera tengo tiempo suficiente para escapar. Deberías encontrar a alguien lo antes posible. No te quedes soltero nunca más.
—Nunca has escuchado mis palabras, así que no tienes que preocuparte por mí.
Wen Qing apagó su cigarrillo y se dio la vuelta para irse.
La torrencial lluvia de afuera se sentía como fragmentos de hielo.
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