♡¿Qué tan profundo es el amor...

Por FabiolaSanchezGutier

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Ellos dicen estar enamorados, pero aún no descubren qué tan profundo es el amor que los enlaza el uno al otro... Más

♡Prólogo y booktrailer♡
♡Contraportada♡
♡Reseña♡
1 ♡Trabajo♡
2 ♡Confuso♡
3 ♡Un café♡
4 ♡Trabajo♡
5 ♡¿Amigos?♡
6 ♡Minutos♡
7 ♡De la tarde♡
8 ♡Su nombre♡
9 ♡La novia♡
10 ♡Sonrisa o un beso♡
11 ♡Volver♡
12 ♡Verdad♡
14 ♡Dificultades a tu lado♡
15 ♡Tan solo un mes♡
16 ♡Semanas♡
17 ♡Problemas♡
18 ♡Cumpleaños♡
19 ♡Querer de verdad♡
20 ♡Demasiado tarde♡
21 ♡Despertar♡
22 ♡Baile♡
23 ♡Años♡
24 ♡Miradas♡
25 ♡Su regreso♡
26 ♡Café♡
27 ♡Rivalidad♡
28 ♡Mentira♡
29 ♡Entregarte el alma♡
30 ♡Última despedida♡
🌼Nota🌼

13 ♡La sorpresa♡

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Por FabiolaSanchezGutier

✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿

Matteo.

Transcurridas ya algunas horas, Elisse y yo vamos caminando juntos hacia la boutique. Veinte minutos atrás tomamos un taxi que nos ha traído al centro comercial. Al llegar al centro comercial son cerca de las 4:30 PM de la tarde.

Repentinamente, Elisse acerca su mano a la mía, entrelaza sus dedos con los míos, de inmediato recarga su cabeza sobre mi hombro. Su cercanía me parece de lo más agradable, pero no puedo sacar de mi mente el pensamiento de que me necesita a su lado porque quiere sentirse protegida no porque anhele tanto como yo ese contacto.

La voz de Elisse me saca de mis pensamientos cuando me dice:

—Espero que tu prima no se moleste porque faltamos al trabajo.

Volteo a verla y niego con la cabeza.

—Tu tranquila, ella comprenderá la situación.

—Eso espero, porque yo en estos momentos no puedo darme el lujo de perder este trabajo —admite y suelta un prolongado suspiro cargado de angustia, después se aclara la garganta y eleva la mirada hacia mí—. Matteo, ¿en dónde estabas cuando te llamé?

Mi cuerpo se pone rígido y bruscamente un nudo bloquea las palabras en mi garganta para que no diga nada. Tal vez este mal que le mienta, pero sé que no puedo decirle que mi hermano está internado en un hospital. Mi padre ha evitado estas semanas que la prensa se entere, dice que debemos evitar escándalos en los medios. Estoy seguro de que se armaría un caos en el hospital y en la empresa de mi padre si alguien lo sabe, así que miento diciendo:

—Estaba yendo a casa, pensaba cambiarme el uniforme.

Elisse asiente y desvía la mirada hacia el camino que tenemos por delante.

—Ah, ya entiendo, debe preocuparte mucho tu imagen —escucho que comienza a reír con suavidad—, Debes creer que la gente te criticara si te ven vistiendo un uniforme del instituto más prestigiado de New York y trabajando en un lugar así.

Al escucharla me apresuró a sacudir la cabeza negativamente.

—Créeme, no lo hago por eso, no soy tan superficial como parezco, por si no lo sabías mi encanto me hace irresistible con lo que sea que tenga puesto —expreso con una sonrisa arrogante.

Ella se me queda mirando algunos segundos y cuando ya no puede resistirse más oigo que suelta una carcajada fuerte.

—Ya claro, te va bien hacer de príncipe encantador —afirma y vuelve a reírse de mi comentario.

—No te burles. Sabes que soy más guapo que cualquier actor; tengo una personalidad encantadora, soy alto y atractivo, e incluso mi voz es angelical, así que nadie se resiste a mí.

Ella rueda los ojos y me mira de reojo.

—Qué creído eres, deberías ser amigo de mi hermano, ambos son igual de presumidos.

—Deberías presentarnos, seguramente nos llevaríamos bien. ¿Es menor que tú? Creo que ya lo habías mencionado antes, no lo sé —digo, vacilante.

—Si, él tiene quince años y es igual de insoportable que tú cuando se pone a hablar de sí mismo —suelta una pequeña risita y me dedica una mirada divertida al agregar—: Estoy segura de que ustedes se llevarían increíble.

—Eso suena genial, realmente espero conocerlo pronto.

—Sí claro, quien mejor ejemplo que tú —exclama ella en un tono sarcástico y ambos nos reímos.

Me toma desprevenido cuando se aclara la garganta y me voltea a ver para preguntarme algo.

—Y tú, ¿tienes hermanos?

Mi risa se apaga y me quedo en total silencio. Pienso para mí mismo que le puedo decir que tengo un hermano sin entrar en detalles específicos para no despertar sospechas.

La miro fugazmente y respiró hondo antes de decir:

—En realidad...

No sigo hablando porque al fijar la vista enfrente me percato de algo que me inquieta, pues en el instante llegamos a la boutique nos damos cuenta de que un chico rubio se encuentra recargado en la cortina.

Al vernos aparecer el chico se separa de la pared y da un paso al frente.

—Nico —dice Elisse. Noto que sonríe ampliamente cuando lo ve.

Yo aferro el agarre de nuestras manos e intento no demostrar una postura hostil y una expresión desagradable.

Me siento desconcertado de su aparición, pero intento no sacar conclusiones precipitadas de sus motivos para venir aquí.

—Hola —nos saluda el chico, mirándonos con detenimiento.

—¡Hola! Qué agradable verte —menciona ella con una resplandeciente sonrisa—. ¿Qué haces aquí? —le pregunta genuinamente sorprendida.

—Quería darte una sorpresa —carraspea su garganta y habla en voz más baja—, pero creo que no era necesario que viniera verte —confiesa él y no me pasa desapercibido que lo dice mientras observa atentamente nuestras manos entrelazadas.

De un segundo a otro Elisse me suelta la mano y rápidamente le ofrece una sonrisa tranquilizadora.

—Es todo lo contrario, Nico. Me has sorprendido, pero me alegra mucho que estés aquí.

Observo que ambos comparten miradas extrañas. El brillo en los ojos de Elisse me revela que son más cercanos de lo que pensaba. Frunzo el ceño con desconcierto.

«Maldición», pienso para mis adentros.

—A mí también me alegra haberte encontrado, solo que... creo que será mejor que nos veamos otro día —desvía la mirada de nosotros y agrega—: No quiero interrumpirte justo ahora, estás en una cita con tu novio.

Elisse cruza su mirada con la mía e inmediatamente mira hacia otro lado, aparentemente apenada. Yo contengo una sonrisa de satisfacción. El notar que la pone nerviosa la idea de nosotros saliendo juntos me da esperanzas de que pueda volverse realidad.

—Matteo no es mi novio, solamente somos amigos —se explica y me mira durante un par de segundos en los que me resulta indescifrable leer lo que me ocultan sus ojos. Es evidente que la palabra "novios" la puso muy incómoda.

«Auch, golpe bajo para mi ego».

—Disculpen —se apresura a decir el tal Nicolás a modo de disculpa—, Creí que ustedes salían juntos... se veían demasiado cercanos.

Yo no era de las personas que pretendía aparentar que les agradaba alguien cuando detrás de toda esa fachada solamente sienten una profunda irritación y una intensa molestia hacia esa persona. Aquí les dejo mi declaración oficial: a partir de ese momento comenzó mi odio hacia Nicolás, porque desde el primer segundo que lo vi él se convirtió en mi rival, en el enemigo.

Claramente, a él también le gusta Elisse y no nos llevaremos bien jamás, porque yo no pienso dejarle el camino libre con ella, haré lo que sea para ganarme su corazón y su aprecio. Desde mi perspectiva opino que yo no le agrado ni un poco al chico, visto que me está mirando con ojos gélidos y su expresión es una clara revelación de desconfianza hacia mí.

La voz de Elisse me trae de vuelta y me saca de mis pensamientos.

—Nico, Matteo es un amigo del colegio y mi compañero de trabajo —aclara ella mirándonos alternativamente—. Matteo, él es Nico, mi compañero de clases —nos presenta con una sonrisa ilusionada plasmada en su bello rostro.

Nicolás y yo intercambiamos miradas sobrias e inexpresivas durante lo que me parece una eternidad.

—Nunca habíamos hablado, pero es un gusto conocerte —me dijo con voz distante.

—Opino lo mismo de ti —me limitó a responder forzando un gesto amigable y conciliador.

Ninguno de los dos aparta la mirada del otro y pronto el ambiente que nos rodea se siente pesado y tenso. Al notar que ninguno se mueve ni dice nada más, es ella quien rompe ese silencio.

—Nico, si te parece bien puedes quedarte con nosotros —le dice a su compañero con una tímida sonrisa—, cerramos en dos horas.

Veo que ella se agacha a quitar el candado de la cortina, mientras Nicolás y yo nos fulminamos con la mirada, detestando la presencia del otro mutuamente.

A nuestro lado Elisse nos mira confundida.

—¿Me van a ayudar a levantar la cortina o los espero?

Los dos reaccionamos mecánicamente y de inmediato nos acercamos a ayudarla a levantar la cortina. Tras algunos segundos, Elisse mete la llave en la ranura de la llave, abre la puerta y se adentra al sitio, nosotros entramos detrás de ella.

—Al fin en paz —escucho que dice y en el instante que la miro veo que se deja caer en un pequeño sofá repleto de vestidos y telas que llegaron por pedido el día anterior.

Al levantar la vista, le dirijo mi mirada más fría al chico rubio, le doy la espalda y atravieso el espacio para adentrarme a la zona que hay detrás del mostrador. Dejo mis cosas en una silla y me quedo parado allí, en el lugar desde el cual puedo observarlos. Cruzo los brazos sobre mi pecho y le quedo esperando que alguno de los dos diga algo.

—¿Así que querías venir a acompañarme? Tú sí que eres buen amigo —exclama ella con emoción.

El chico me contempla fugazmente y después enfoca sus ojos azulados en Elisse. Se aclara la garganta y habla.

—Pense en venir a buscarte porque quería decirte que ya organice mi agenda. El sábado tengo el día libre —le dice él con voz alegre.

Le dedico una mirada inquisitiva con los ojos entonados.

—¡Eso es estupendo! —noto que se incorpora y acorta el espacio que los separa—. Eres genial. Espero que las materias no se pongan celosas de que salgas conmigo y me dediques parte de tu tiempo.

—Yo espero que la pasemos muy bien juntos.

Él le sonríe, ella le devuelve la sonrisa y toma sus manos entre las suyas. Mi cara de estupefacción se graba en cada una de mis facciones.

Tengo ganas de vomitar. Náuseas, sí, tengo muchas náuseas.

Desvío la mirada e intento distraer mi atención mirando hacia el techo o hacia cualquier otra parte. Cualquier cosa es mejor que ver cómo se sonríen ese par.

—Espero la pasemos muy bien juntos —lo arremedo mientras acomodo algunas cajas que están encima das en una de las esquinas—. Uy sí, soy Nico y soy fantástico. Enamórate de mi Elisse, yo soy el indicado —sacudo la cabeza y suelto un resoplido irritado —. Ah, qué patético es ver como flirtea la gente.

—¿Qué crees que estás haciendo? —dice alguien detrás de mí. Maldigo para mis adentros por no haberme dado cuenta antes de que estaba observándome.

Me vuelvo hacia ella lentamente. Encuentro a Elisse parada a dos pasos de mí. Noto que tiene los brazos cruzados y el ceño ligeramente fruncido.

¿Escucharía lo que dije?

—Nada —le respondo con voz serena y pongo cara de incomprensión—, estaba acomodando estás cajas, ¿qué más estaría haciendo? —al formular mi pregunta alzo los hombros, despreocupado.

Ella aprieta los labios y me dedica una mirada severa y seria.

—No hablaba de eso, me refería a que estás juntando los productos de maquillaje de una marca con otra que es totalmente diferente. Matteo, tu prima nos va a correr si se entera del desorden que acabas de dejar —me reprende con las cejas hundidas con molestia.

Inesperadamente, me arrebata la caja y en el acto siento como sus dedos rozan los míos por tres breves segundos.

—Ah, te referías a eso —exclamo, rascándome la cabeza con las manos, entre nervioso y ansioso.

Comienzo a separar algunas cajas leyendo las etiquetas pegadas en los lados laterales y las organizo de la manera correcta, colocándolas por separado.

Por un momento siento alivio de que no haya notado lo fastidioso que me resulta su amigo Nicolás, pero esa sensación se esfuma al percatarme de que me mira con frialdad.

—¿Ahora qué hice mal? —le pregunto, mostrándole una expresión dudosa.

—¿De verdad piensas que no me doy cuenta? —cuestiona con seriedad, pronunciando las palabras con mucho detenimiento.

—¿Cuenta de qué?

—Nico no te agrada, tu cara impasible y tus expresiones neutrales me lo confirman. Estaría muy bien que cambies de actitud, podrías ser un poco más amigable con él, tal vez no lo sepas, pero el chico no tiene amigos.

—¿Y por esa razón decidiste ser su amiga? —suelto con incredulidad—. Lamento informarte que no haré lo que me pides ni seré más agradable con él solo porque me lo pides.

—Puedes quedarte tranquilo, que no te estoy pidiendo nada, "don egoísta". Yo solamente decía que deberías comportarte como una persona cordial haría, no te cuesta nada ser más amable con él. Nico no te hizo nada para que lo mires así —espeta ella en un tono enfadado.

La miro con los ojos entonados y pronuncio lo primero que me pasa por la mente sin procesar el significado de la palabra.

—Tú.

¡¡Diablos!! ¿Por qué carajos lo dije?

Elisse me mira con los ojos brillantes de asombro, así que me apresuro a completar mi argumento para corregir mi error.

—Tú no vuelvas a decirme egoísta. ¿Tanto te cuesta aceptar que el tipo no me agrada? —musito con la voz cargada de amargura—, Dime ¿si te pidiera que fueras amable con mi novia lo serías? Supongo que no, porque ella tampoco te agrada.

Mis palabras la hacen enfadar. Me fulmina con sus ojos celestes y aprieta los labios, disgustada.

—No sé por qué diablos hablo contigo. Eres igual a los demás, un idiota cretino —masculla, molesta.

Yo me cruzo de brazos y me abstengo de soltar alguna frase que pueda empeorar la situación. Al ver que no le respondo,
me dirige una mirada helada, cruza la puerta de acceso y se va al otro lado de la boutique a hablar con su amiguito.

—Como si me importara que se enfade —digo entre dientes y tenso la mandíbula.

Me esfuerzo en no tomarle importancia a nuestra pequeña discusión y continuo registrado en el ordenador los productos que hay dentro de las cajas.

Transcurre un largo rato en el que la veo hablar con su amigo, ellos platican durante horas y cada cierto rato los veo reír y compartir miradas alegres. Su buena relación y comunicación produce en mi interior una sensación enfermiza que pronto se vuelve insoportable.

Cuando ya son las 8:30 PM, me alegro de que al fin se acabe el día, porque sé que cada uno se irá a su casa y ese idiota al fin se separará de ella.

Después de cerrar la cortina del local, los tres vamos caminando en dirección al estacionamiento. En el camino ninguno dice nada. Elisse no me ha volteado a ver desde que discutimos y yo tampoco lo he hecho.

Lo sé, lo sé, soy demasiado orgulloso, pero no puedo evitar comportarme así. Me irrita verla con otro, me fastidia que se ría con otro, me molesta que sea dulce y amigable con ese chico.

Atravesamos las puertas corredizas de la salida y en un par de minutos llegamos al área del estacionamiento. De reojo veo que ella se detiene y da media vuelta para mirarnos a los dos.

—Ya hemos llegado, chicos. Fue genial estar en compañía de ustedes hoy.

Le ofrezco una sonrisa tensa y dirijo mi mirada glacial al chico que nos acompaña solo para decirle:

—Ya la escuchaste, Nicolás. Ya no es necesaria tu compañía, así que puedes marcharte.

El chico suelta una risa exenta de gracia y me mira con el semblante inexpresivo.

—Creo que ella dio a entender que te fueras tú. Que tengas buen viaje.

Lo miro con ojos fulminantes y siento los músculos de mi cuerpo tensarse ante su actitud despreocupada.

—Esperaré a qué te vayas tú primero —le digo con insistencia.

—Ya entiendo, quieres que me vaya para quedarte a solas con ella y disculparte por tu actitud, ¿no es así? Cuando me alegra no ser uno de esos chicos que piden disculpas por decir algo estúpido cada vez que abren la boca —exclama el muy idiota con actitud burlona y cínica.

En un movimiento repentino y agresivo lo agarro del cuello de la camisa y le lanzo una mirada helada y fulminante que va cargada de advertencia.

—No me provoques, aquí el único que viene a verla con excusas estúpidas es otro —mascullo con frialdad y él muy idiota me aparta de un empujón brusco.

Estoy a punto de golpearlo, cuando Elisse se interpone entre los dos para separarnos.

—Escúchenme, chicos. No tienen que discutir por esto, se supone que aquí todos estamos bien y no hay razones para enfrentarse, así que tú te vas por ese camino —mira a su amigo Nicolás y le señala el camino que debe seguir para llegar a la estación del bus. Su mirada se desliza a mí en una fracción de segundo—. Tú te irás por ese camino —me indica con la cabeza la zona en la que he estacionado mi auto. Aparta la mirada de mí e inspira profundamente antes de añadir—: Yo voy a irme por el otro camino y todos felices.

Tan pronto como lo dice, comienza a caminar en dirección al sitio en el que está aparcada su motocicleta.

En un impulso súbito, extiendo mi mano y la sujeto de la muñeca con firmeza. Al sentir mi tacto ella voltea a verme. Me resulta encantadora la expresión de sorpresa que refleja su rostro.

—Está bien, me iré ahora. Hasta mañana, Elisse.

Sin darle tiempo de decir nada, me inclino hacia ella, beso con delicadeza su mejilla y me aparto con una sonrisa en los labios.

—Ve con cuidado.

Rompo el contacto visual, paso junto a ella y emprendo mi camino hacia la zona en la que me espera mi auto deportivo. Al subir y cerrar la puerta, rápidamente, enciendo el motor y me voy de allí esperando haber hecho lo correcto.

♡*♡*♡*♡*♡

Nico.

—Bueno, al final se ha ido. Tu amigo es algo intimidante, creo que tiene un mal temperamento —comento mientras acomodo el cuello de mi camisa.

Al darme cuenta de que no me responde, volteo a verla. Noto que Elisse sigue perdidamente hipnotizada y no ha dejado de mirar el camino por el que se fue su amigo desagradable.

Carraspeo mi garganta para atraer su atención. Ella gira la cabeza en mi dirección y me sonríe.

—También tengo que irme, ha sido un gusto haberte hecho compañía —le digo con amabilidad y disimulo mi molestia bajo una sonrisa falsa.

—El gusto es mío, Nico. Nos vemos mañana en clases.

Yo asiento con la cabeza. La observo mientras se da media vuelta, se aleja y sube a su motocicleta, después se despide moviendo su mano en un gesto de despedida y finalmente se va del estacionamiento a toda velocidad.

Mi estado de ánimo se estampa contra el suelo porque ha sido imposible que no me diera cuenta de lo evidente. He notado que el tal Matteo le gusta demasiado a Elisse. Lo que siente por él son los suficientemente fuertes para que no me note a mí.

Una duda me pasa por la mente. A ella le gusta ese chico, pero aquel día en la cafetería menciono que salía con alguien y es ahora cuando me pregunto ¿quién es su novio? Desde el primer momento que los vi llegar di por hecho que él era su novio y resulta que solo son amigos. No puedo evitar pensar que si este chico es encantador su novio es perfecto en todos los sentidos.

Tengo claro que no puedo seguir así.
Debo decirle lo que siento este fin de semana, necesito pedirle una oportunidad y demostrarle cuánto la quiero o tendré que ver por el resto del año como Matteo se gana su corazón. Sé que si llegase a pasar algo entre ellos yo la perdería para siempre y no me quedaría más opción que apartarme de su lado.

Aunque, también está el tema de su novio y yo no quiero entrometerme en su relación si es que siguen juntos.

Realmente, no sé como podría yo ocupar el lugar de ese chico sin sentirme culpable. En el fondo, espero que ella termine con él, pero ¿a quién engaño? No puedo ser tan egoísta y pensar solamente en mí mismo. Probablemente, el chico con el que sale sea amable y divertido, considerado y atento, no todos son creídos como ese chico Matteo.

Ah, mi cabeza está hecha un lío. Sé que tendré que conocer a su novio para confirmar que es un buen tipo, porque si no es así y resulta ser un auténtico imbécil, haré lo que sea para que ella se enamore de mí.

♡*♡*♡*♡*♡

Narrador.

Esa misma noche, estando Elisse apoyada en la cabecera de su cama, recuerda la calidez de los labios de Matteo sobre su mejilla. Por más que intenta no logra sacarlo de su cabeza, no puede olvidar lo cerca que percibió su aliento, lo agradable que se sintió su contacto sobre su piel. Ella se reprende a sí misma y se dice una y otra vez que debería estar pensando en Luka, el chico al que adora con todo su corazón. Ella sabe que debe estar allí para él cuando despierte, por ese motivo cree que es muy estúpido que esté pensando en otro chico. Luka la quiere y ella lo quiere a él, no hay nada más que deba reflexionar. No puede equivocarse de esa manera, ella debe amar incondicionalmente a su novio.

Al otro lado de la ciudad, Matteo se encuentra sentado en el sofá de su habitación. Él todavía sigue pensando en el amigo de Elisse, ha estado reflexionando durante gran parte de la noche y se ha dado cuenta de que es un chico muy educado y amable, no resultaría raro que ella comience a sentir algo por él, pero la sola idea de imaginarios juntos le hace sentir rabia y frustración.

El joven se pasa ambas manos sobre el rostro mientras niega con la cabeza en un intento de organizar sus ideas.  Angeline es su novia y la quiere, de eso no tiene dudas, pero se pregunta ¿qué es ese sentimiento tan raro que ha estado experimentando desde hace pocos días?

Mientras tanto, en un lugar alejado de los pensamientos de Elisse, se encuentra su gran amor, aquel chico que la ama con todo su ser. Nadie se imaginaba lo que sucedería poco después.

✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿✿

Definitivamente, adoro a los tres protagonistas por igual. Cada uno es diferente y especial a su modo.

Díganme qué piensan ustedes, ¿será Matteo o Nico? ¿Cuál es el chico ideal para Elisse? 🤔

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