Por siempre, mi Luna

由 KarinaKlove

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Bilogía Por siempre #1 Sufrir la pérdida de un ser querido es uno de los eventos más duros que nos toca enfre... 更多

SINOPSIS
CAPÍTULO 1: Mi mundo sombrío
CAPÍTULO 2: Luna
CAPÍTULO 3: Shopping morning
CAPÍTULO 4: Juicio
CAPÍTULO 5: Volverás a ser feliz
CAPÍTULO 6: Palm Beach
CAPÍTULO 7: Recuerdos
CAPÍTULO 8: Reunión de viejos amigos
CAPÍTULO 9: Luna en casa
CAPÍTULO 10: Nuevas amistades
CAPÍTULO 11: Pijamada mañanera
CAPÍTULO 12: Adaptarse
CAPÍTULO 13: Inspiración
CAPÍTULO 14: Superando miedos
CAPÍTULO 15: Carrusel
CAPÍTULO 16: ¿Quién es Derek?
CAPÍTULO 17: Historias de amor y Coco
CAPÍTULO 18: Tarde Fantabulosa
CAPÍTULO 19: Problemas en el Paraíso
CAPÍTULO 20: No la alejen de mí
CAPÍTULO 21: Mis hijas
CAPÍTULO 22: Si estuvieras aquí...
CAPÍTULO 23: Malas noticias y Planes
CAPÍTULO 24: Inicio de la Búsqueda
CAPÍTULO 25: Pistas
CAPÍTULO 26: Fin del verano
CAPÍTULO 27: Primer día de escuela
CAPÍTULO 28: Las rubias Parker
CAPÍTULO 30: Problemas, recuerdos y avances
CAPÍTULO 31: Secretos descubiertos
CAPÍTULO 32: Versiones de la historia
CAPÍTULO 33: Perdida
CAPÍTULO 34: Nuevo ambiente
CAPÍTULO 35: Anne
CAPÍTULO 36: Guiños del pasado
CAPÍTULO 37: Ahora somos tres
CAPÍTULO 38: Eres tú
CAPÍTULO 39: Amor para la princesa
CAPÍTULO FINAL
AGRADECIMIENTOS

CAPÍTULO 29: Tendencias y burbujas

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由 KarinaKlove

La emoción de mi pequeña era incontenible. Últimamente ha estado así muy a menudo, pero hoy conocería Glamour & Women en persona. Desde que inició la escuela hace una semana, no he pasado suficiente tiempo con ella, así que decidí traerla conmigo al trabajo y de paso conocería la empresa.

Cuando aparqué afuera de la gran edificación color blanco, los ojitos de mi niña quedaron fijos sobre el enorme nombre en letras doradas que figuraba en la fachada.

—¡Wow! Es mejor de lo que imaginé —sonrió, pegando su carita y sus manitas al vidrio de la ventanilla.

—Vamos, rubita. Aún tienes que verlo por dentro.

Salimos del coche e ingresamos al gigantesco edificio. Tan solo con entrar, Luna se volvió loca. No sé si era lo moderno y espacioso del lugar, las muchas personas que caminaban de un lado a otro o la impresión que se llevó, pero no paraba de dar cortos chillidos y saltitos.

Tomamos el elevador y en pocos minutos llegamos a mi oficina. Con solo entrar, los chillidos y saltitos volvieron, parecía que la había llevado a un parque de atracciones en lugar de un aburrido despacho.

—¡Este lugar es fantabuloso! —corrió hacia el gran ventanal de la izquierda—. ¡Es extraorditástico! —corrío hacia la derecha.

¿Extraorditástico? Esa es nueva.

—Alto ahí, rubita —la retuve—. Demasiada hiperactividad para no haber comido azúcar en el desayuno.

—Es que siempre quise venir y parece la oficina de una princesa.

—¿Las princesas tienen oficinas?

—Claro. Si no, ¿cómo organizarían bailes reales y qué atuendo ponerse? ¿Acaso no viste Barbie: Escuela de Princesas?

No recordaba haber visto una escena de princesas con oficinas en esa película y la he visto millones de veces, se ha convertido en la favorita de Luna.

—Ok, mi error. Ahora, ¿la princesa quiere sentarse en el trono de mamá?

—¡Síii!

La cargué con un poco más de dificultad que hace unos meses, poco a poco ha ganado unos kilitos y ahora ya está en el peso que debería según su estatura y edad. La senté en mi silla, que le quedaba enorme y apenas alcanzaba mi escritorio, así que decidí colocarme en su lugar y sentarla sobre mis piernas.

Estaba encantada y sonriente observando todo a su alrededor, aunque no había más que documentos, fotos de modelos y carpetas. Su sonrisa se desvaneció cuando vio el retrato nuestro que figura a un costado.

—¿Pasa algo, rubita? —hice que me mirara y había un puchero adorable formado en sus labios.

—Esa foto —la señaló con el dedo—, es muy bonita —concluyó con la voz semi quebrada.

—¿Y qué tiene eso de malo, cariño? Es una linda fotografía nuestra que nos tomó Amy en Central Park.

—Es que creí que no habían fotos de las dos porque no hay ninguna en casa, solo en tu teléfono. Y mis compañeros dicen que sus papás tienen fotos de ellos en los escritorios en su trabajo y pensé que tú no tenías una mía —confesó, acurrucándose en mi pecho.

Es cierto, tenemos muchas fotografías juntas en mi celular, pero no hay ninguna figurando en alguna pared de casa. Al ser una pequeña tan sensible, es normal que se emocione al ver esa primera imagen de ambas al igual que hacen el resto de los padres de sus compañeritos de la escuela. Es adorabe y conmovedor.

—Lo siento, princesa. Prometo imprimir todas las fotos que nos hemos tomado juntas y las pondré en muchos álbumes y portarretratos por toda la casa. ¿Qué te parece?

—Fantabuloso —murmuró.

—No quiero que estés triste —acaricié su cabello.

—No estoy triste.

—Entonces quiero que chilles ese ''fantabuloso'' como siempre lo has hecho. Como cuando comes nutella, pastel o panqueques con miel y nata.

—Pero eso no es fantabuloso —se separó de mí—, es ricolicioso.

—Bueno...entonces chilla el ''fantabuloso'' como cuando te llevo a montar el carrusel o llegamos temprano a la escuela.

—Así sí —asintió—. ¡Fantabuloso!

—Así me gusta. ¿Ahora que tal si vamos a la sala de juntas para que conozcas a Irina y al resto de mi equipo? —dudó un poco, mostrando una mueca—. Podrás sentarte en la silla de la jefa.

—Ok —asintió repetidas veces.

Caminamos hacia la sala de juntas. Allí se encontraba todo el equipo reunido esperando justamente por mí. Cuando Luna vio a esa ''multitud'' de personas presentes allí, se escondió detrás de mí con timidez.

Mi pequeña ha mejorado en muchos aspectos como su peso y ha superado varios de sus traumas, pero aún se muestra tímida cuando conoce a nuevas personas. No obstante, según la psicóloga, es normal en niñas de esa edad y según su profesora es más común de lo que yo pensaba.

—Hola a todos —saludé animadamente a lo que respondieron de igual forma—. Les quiero presentar a alguien muy especial.

Animé a la rubita para que saliera. Es tímida, pero confía mucho en mí.

—Oh, Dios mío. ¡Es Luna! —chilló Irina mientras que los ''Awww'' del resto no se hicieron esperar.

—Es un poco tímida, pero les encantará cuando la conozcan.

—Con esa carita de ángel yo ya la amo —sonrió Monique.

—Di ''Hola'', princesa —murmuré para ella.

—Hola —saludó, agitando su manita hacia los lados.

—Comprobado, es una ternura —sonrió Nancy.

Caminé hasta mi silla con Luna prendida de mi vestido. Tomé asiento y al igual que hace un rato, la coloqué sobre mis piernas.

—Bueno, chicos, estamos reunidos para exponer los resultados de la campaña de marketing y del primer book fotográfico que lanzamos hace una semana. Espero buenas noticias ya que aquí tenemos a la creadora de la idea —señalé a la pequeña sentada encima de mí.

—Pues hemos tenido una enorme acogida por el público —inició Denisse—. Esta tendencia mezcla lo que muchas madres quieren, estar a la moda tanto ellas como sus hijas, y el toque vintage lo hace mucho más atractivo.

—Recibí una propuesta de la revista Latin Ligths para que les diera la primicia de esta nueva tendencia. Creen que tiene mucho futuro en el mundo de la moda neoyorquina y quieren ser los primeros en divulgarlo —informó Gabe.

Latin Ligths... —dijo Irina, pensativa—. Una amiga mía escribe un blog en esa revista. Bueno, no es Vogue, pero se ha ganado nombre y prestigio aquí en Manhattan.

—Yo digo que Gabe redacte el artículo y se lo envíe a la revista. Si queremos conventirlo en la nueva tendencia, debemos expandirnos por todo Nueva York. ¿Están de acuerdo?

Un ''Sí'' colectivo le dio luz verde al castaño para ponerse manos a la obra. Solo faltaba la afirmación de un miembro más.

—Rubita, ¿tú estás de acuerdo?

—Yo estoy de acuerdo, pero tengo una duda.

—¿Cuál?

—¿Qué es un artículo?

Intentamos contener la risa y luego de darle una pequeña explicación —que creo que no entendió del todo— continuamos tratando otros temas de la reunión. Entre estos temas tratamos el atraso de la Semana de la Moda, que suele efectuarse a mediados de septiembre y, debido a la presencia de nuevos patrocinadores y para una mayor organización del evento, se pospuso para finales del mismo mes. De igual forma eso nos convenía, así contábamos con un par de semanas más.

Al culminar la reunión y otras tareas que tenía pendientes, continué con el tour de Luna por la empresa. Nos detuvimos en una de las salas en las que exponemos los diseños en maniquíes, a mi pequeña le llamaron mucho la atención.

—¿Todo esto lo diseñaron aquí? —preguntó, acercándose a las figuras artificiales.

—Sí. Aquí trabajan personas con mucho talento.

Se quedó observando un modelo en específico, se trataba de dos diseños iguales tanto para la madre como para la hija. Consistía en una blusa de mangas largas color marrón claro con tres capas de volantes en el extremo inferior, la primera del mismo color mientras que la segunda y la tercera eran negra y blanca de encaje respectivamente. Acompañándolo, un pantalón de licra color negro y botas de cuero a juego con la blusa.

—¿Te gusta ese modelo?

—Sí, mucho. Es tan lindo como el vestido que vimos en la tienda aquella vez y no nos quedaba a ninguna de las dos.

Entonces se me ocurrió esa idea...

—¿Qué tal si nos lo probamos?

—¿¡En serio!? —se giró con ojitos brillantes.

—Claro, recuerda que aquí soy la jefa.

Tomé una copia de los modelos que se encontraban en una percha al costado derecho de la sala. Caminamos juntas a los probadores del fondo y nos colocamos las prendas, con algo de dificultad para Luna, pero yo me ocupé de asistirla.

Al salir, nos encontramos con los grandes espejos y con que representábamos a la perfección la idea que quise plasmar desde el principio con esta nueva tendencia. ¡Fantabuloso sin duda!

—¡Nos vemos fantabulosas! —chilló sin despegar los ojos del espejo.

Me posicioné detrás de ella, colocando mis manos sobre sus pequeños hombros.

—¿Quieres que nos quedemos con ellos?

—Sí, porfa —se giró para mirarme—. ¡Me encantan!

—Entonces ahora son nuestros. ¿Quieres que juguemos a las modelos?

—No. Me da pena modelar delante de la gente —comenzó a jugar con sus manitas, de vez en cuando lo hace como muestra de nerviosismo.

—Pero no tienes que modelar delante de nadie más. Seremos solo tú, el espejo y yo.

—Bueno...así sí.

La tomé de la mano y comenzamos un entretenido desfile sin espectadores. De vez en cuando una de las dos dejaba de desfilar para fotografiar a la otra con mi celular. No éramos para nada el prototipo de top model, pero indiscutiblemente nos estábamos divirtiendo bastante.

—¡Wow! —la voz de Irina interrumpió nuestra sesión de fotos.

—Hey, Iri.

—Lucen increíbles ustedes dos. Deberían ser la cara de la campaña.

—¿Qué? ¿Nosotras? —reí—. ¡Nah!

—¿Por qué no? No hay mejores modelos que ustedes para desempeñar este trabajo, son justo lo que estábamos buscando.

—Quizás, pero ya bastante interfiere el trabajo con mi tiempo con Luna para que ahora también la inmiscuya en esto. Además, quiero que disfrute de su infancia y juegue en Central Park, no que sea una modelo infantil y crezca entre cámaras y flashes.

—No creo que acabe siendo tan radical, pero si no estás de acuerdo, está bien. Pero que conste que sigo creyendo que sería una idea... —se dirigió hacia Luna— ...fantabulosa.

La niña soltó una risita y se ocultó detrás de mí.

—Ya casi es mediodía. ¿Qué tal si vamos a almorzar juntas? —propuso la pelirroja.

—Sí. Podemos ir a ese restaurante donde de postre ofrecen pasteles de chocolate.

—¿¡Pasteles de chocolate!? —gritó Luna, saliendo de su escondite—. ¿Qué estamos esperando? ¡Vámonos!

—Parece que alguien aquí ama el chocolate —rió Iri.

—Como no tienes idea.

(...)

—¿Entonces te gustó ir a Glamour & Women hoy? —pregunté antes de hacer uso del soplador para crear una pequeña pompa de jabón.

—Sí. Irina y el resto del equipo me cayeron muy bien. También me gustó mucho toda la ropa y las cosas lindas que hacen allí —intentó crear una burbuja también, pero no funcionó.

—Si quieres puedo llevarte más seguido.

—Porfis sí —intentó hacer una nueva pompa, pero esta vez tampoco pudo formarla—. ¿Por qué no me sale?

—A ver, rubita —introduje el soplador en el pequeño envase—. Tienes que acercarlo a tu boca y soplar con suavidad. Inténtalo ahora.

—Ok.

Lo intentó una tercera vez y logró formar una pequeña pompa.

—Wow. ¡Lo logré!

—Te lo dije. Mientras más practiques, mejor te saldrá.

—¿Crees que consiga hacer una de esas burbujas gigantes que hacen cerca de donde vuelan cometas?

—Para hacer esas burbujas gigantes se necesitan unos instrumentos especiales, es diferente.

—¿Entonces los nuestros solo sirven para hacer pequeñas burbujas redondas?

—Anjá.

—Está bien. Estas también son divertidas.

—Debemos hacer más picnics aquí en Central Park, ¿no crees? —tomé una manzana y le di un mordisco.

—Sip, me gusta cuando tienes tiempo para pasar conmigo.

—Bueno, a partir de ahora mis fines de semana son solo para ti.

—¿Y cuando venga Anne?

—Pues...cuando venga Anne podremos hacer todo esto con ella. Todo será más divertido para ti porque siempre tendrás a tu hermana para jugar.

—¿Crees que yo le agrade? —cuestionó.

—Claro que le agradarás —le aseguré—. Tú le agradas a todo el mundo.

—¿Y si no le gusta el chocolate? ¿O no le gusta que diga fantabuloso? ¿O...?

—Para ahí —la interrumpí—. No sabemos cómo es Anne ni cuáles son sus gustos. Solo podemos esperarla y cuando llegue, quererla. Lo demás lo resolveremos con el tiempo.

—Eso suena lindo —sonrió.

—Y será muy lindo, ya verás. ¿Ahora qué te parece si vas a jugar con esas niñas que están allá? —señalé hacia un grupo de pequeñas que estaban jugando no muy lejos de nosotras.

Esto me lo recomendó su profesora para ayudarla a mejorar su problema de timidez y que aprendiera a hacer amigos. Central Park siempre está repleto de niños y es el escenario ideal para que juegue, se divierta y aprenda a socializar.

—No... —se acurrucó a mi lado.

—¿Por qué no?

—Me da pena. Quizás no quieren jugar conmigo y yo estoy bien aquí.

—¿Pero no quieres hacer amigos nuevos? Tu profesora me dijo que no has socializado mucho.

—Es que ya todos se conocen desde el curso pasado y han formado sus grupos. Solo conozco a Tommy, pero él va a otro salón de clases.

—¿Tommy? ¿El sobrino de Patrick?

—Sí. Él juega conmigo en el recreo, pero a veces se va a jugar fútbol con sus amigos y yo me quedo sola.

—¿Y por qué no vas a jugar con otros niños durante el recreo?

—Es que nadie me invita y me quedo ahí sola. Por eso quiero que encuentren a Anne —me abrazó, buscando consuelo.

No me gusta la idea de que se sienta tan solita en la escuela. Ella solo me contaba lo positivo, que le gustaban las clases, que la maestra es muy buena, pero no estaba al tanto de esto más allá de lo que la Srta. Phillips me había informado.

—¿Por qué no me constaste esto, rubita? —la abracé.

—No quería que te preocuparas por mí.

—Pero ese es mi deber, preocuparme por ti y ayudarte a superar tus temores e inseguridades. Debiste contarme.

—Lo siento.

—No importa —me separé para tomar su carita entre mis manos—. Hagamos algo. Irás a donde están esas niñas con nuestros envases de burbujas, les dirás ''Hola'', te presentarás y las invitarás a hacer unas lindas pompas.

—¿Y si no quieren?

—Querrán. Los niños nunca se niegan a los juegos divertidos y menos si son pompas de jabón. No pierdes nada con intentarlo.

Observó de nuevo a las niñas y luego me miró a mí, era obvio que moría por irse a jugar con ellas.

—Está bien. Lo voy a intentar —tomó su envase y le entregué el mío.

—Suerte, princesa.

Se levantó y caminó con timidez hacia el grupo de niñas, parando dos o tres veces para mirarme y yo en respuesta le sonreía para darle seguridad.

Llegó a donde estaban las niñas que jugaban saltando a la cuerda y bailando con un aro de hula hoop. Desde donde me encontraba no era capaz de escuchar la conversación, pero vi cómo hablaba con las niñas. Las pequeñas le sonrieron y comenzaron a jugar. La pequeña morena le prestó el aro de hula hoop y trató de enseñarle cómo usarlo mientras que la rubia y la pelirroja hacían las burbujas. Se estaba divirtiendo mucho con ellas, entre las cuatro iban turnándose los juguetes y se veían bastante contentas.

Me percaté de que un rato después, las madres de las niñas se acercaron a preguntarle algo a Luna, a lo que ella se giró y me señaló, así que supuse que preguntaron por mí. Al rato todas vinieron a verme, tanto Luna como las niñas y sus madres.

—Hola. ¿Usted es la madre de Luna? —preguntó una mujer pelirroja, la que supuse era la mamá de la niña con el mismo color de cabello.

—Sí —me levanté—. Soy Gina Parker, un gusto.

—Gina Parker... —dijo la madre morena—. Glamour & Women, ¿verdad?

—Exacto.

—Luna nos dijo que sus atuendos iguales era obra de la empresa de su mamá —sonrió la mujer castaña, madre de la pequeña rubia.

—Sí, es un nuevo proyecto que estamos llevando a cabo. Pronto lo verán en el mercado.

—Eso sería estupendo. Nos encantó la idea y a nuestras niñas también —sonrió la mamá pelirroja.

—De hecho soy dueña de una pequeña cadena de boutiques aquí en Manhattan —comentó la madre morena, sacando de su bolso una tarjeta de presentación que seguidamente me entregó—. Si te interesa, podemos comunicarnos. Amaría tener esta nueva tendencia en mi negocio.

Observé el nombre en la tarjeta lo cual me dejó impresionada. Esa ''pequeña cadena de boutiques'' no tiene nada de pequeña.

—¿Chic Milan? ¡Eres Georgi Sprouse! Amo esas boutiques.

—Me halagas —sonrió—. Ellas son mis amigas Sandra Andrade —se refirió a la castaña a su derecha—, y Leigh Eiseley —la pelirroja.

—Un placer. ¿Y estas pequeñas hermosas cómo se llaman?

—¿Las puedo presentar yo? —pidió Luna.

—Claro, linda —le sonrió Leigh.

—La morena se llama Viviane, pero le gusta que la llamen Vivi. La rubia sonriente es Milly y la pelirroja pecosa es Rachel.

—Que hermosos nombres para hermosas niñas.

—Gracias —dijeron las tres al unísono.

—Bueno, fue un placer conocerlas, pero ya debemos irnos —anunció Sandra.

—¿Suelen venir con las niñas a esta zona?

—Casi todos los sábados en el mismo lugar. Quremos jugar con Luna más seguido —respondió Vivi a lo que Milly y Rachel asintieron.

—Ya oyeron a las niñas, así que si quieren, aquí nos veremos el próximo sábado —agregó Georgi.

—¿Podemos? —Luna hizo un puchero mientras juntaba ambas manitas a modo de ruego.

—Claro que sí, rubita —acaricié su cabello—. Aquí estaremos.

Nos despedimos una última vez del grupo de madres e hijas y cuando se fueron volvimos a nuestro picnic a la sombra del árbol. Luna no paraba de hablar lo divertido que fue para ella jugar con Vivi, Rachel y Milly.

—¿Sabías que Vivi, Milly y Rachel estudian en la misma escuela que yo?

—¿En serio?

—Sí, pero van a otro salón.

—Qué mal.

—Pero prometieron buscarme a la hora del recreo para ir a jugar juntas.

—Eso es fantabuloso. Pero sigo creyendo que debes tratar de hacer amigos en tu salón.

—Pero eso es un poco más difícil.

—Yo creo que es igual que lo que hiciste hoy.

—Pero en la escuela no tengo burbujas ni a ti animándome —hizo un puchero.

—No necesitas que yo esté ahí ni tampoco las burbujas. Tienes simpatía y diversión, solo debes intentarlo. ¿Me prometes que lo intentarás? —extendí mi dedo meñique—. ¿Pinky promise?

Se quedó pensativa unos pocos segundos antes de sonreírme.

—Ok —entrelazó su meñique con el mío—, pinky promise.









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Nuevo capítulo!!!

Aquí llegué con este cap que me costó dolores de cabeza por un terrible bloqueo creativo. Pero siempre cuento con el apoyo de mis amigas del Club Chicas Wattpaders, gracias hermosas.

¿Qué les pareció el cap?

⚠ALERTA SPOILER⚠: Se avecinan tormentas y no me refiero al clima.

Besos de Karina K.love 😉

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