El segundo día, no llegó a aquel lugar.
Para su suerte, no había ocurrido nada que la hiciera querer ir a mirar el frío concreto del fondo con el deseo de sentir su alma desfallecer. Hoetaek no tenía horas que cubrir en la escuela y el día no fue tan ajetreado como de costumbre. Incluso compartió alguna que otra palabra con Miyeon. Su abuelo no tuvo ningún problema con su salud y se sintió relajada como nunca.
Ella podía decirlo, era un buen día.
Y sí, "era" siempre se refiere a pasado.
Miyeon le había prestado un par de libros, estaba segura de que su abuelo disfrutaría de algo nuevo mientras descansaba. Su mente volaba con sólo pensar en que faltaban un par de minutos para llegar a casa. Ignorando cualquier evento de días anteriores, su abuelo estaba en casa y quería pasar tiempo con él.
Apenas dio un paso fuera de la escuela sintió el agarre en su brazo, seguido de la sensación más desagradable del mundo al escuchar la voz de ese hombre tan cerca como para que sus sensibles orejas la estremecieran.
ー¿Me extrañaste?
Y su extraño razonamiento lejos de indicarle que lo apartara de un puñetazo, le hizo mirar a los alrededores. Desventaja número uno de ser Yeh Shuhua; sale lo bastante tarde de la escuela como para que nadie pueda ver qué está ocurriendo.
Las chicas al pertenecer a un grupo único y recatado, a comparación de otras escuelas, salían e iban directo a sus casas. Quizá la vida la odiaba porque ser parte del montón de personas que se portaba decentemente y seguía reglas todo el tiempo nunca le había traído nada bueno. Cualquiera que la viera podría decir que lucía como un hombre jugando con una muñeca. Ella no se reusaba. No reclamaba. Como si no sintiera lo que ocurría.
ーTardaste demasiado allá adentro. ¿Que no te importa dejarme esperando? Sabes que tienes responsabilidades conmigo.
No podía causar revuelo en un lugar público. Y meditándolo un poco en los segundos en que él permanecía comunicándole algo de lo cual no tomo la molestia por entender, supo que era un buen día. Un buen día que había sido sólo pasado a ser un día medianamente aceptable.
Por más inexpresivo que fuera su rostro, su nerviosismo no era tan visible. Sólo si alguien prestara atención a los rápidos y cuidadosos golpeteos que daba con sus dedos a su maletín lo notarían. Desde el exterior podía verse a una chica hablando con un hombre con un envidiable aspecto. La gente nunca notaria que la chica prácticamente ya ha planeado su método de escape por si las cosas se le salen de las manos.
Sería genial si lo siguiente que supiéramos fuera que ella atrajo la atención de alguien con sus pequeños detalles que delataban su miedo. Que ella tomó su maletín con fuerza y corrió o simplemente que rechazó las caricias poco sinceras de ese hombre.
Un acercamiento con intenciones ocultas. Su espalda tocado una pared que le transmitía frío incluso a través de su ropa. "Seria genial si no estuviera aquí" Pensó durante la brusquedad de aquel hombre que le devoraba la boca.
¿Era eso lo que sentían las personas al besar a alguien?
Su mano le sujetaba fuerte de la cintura para que no escapara.
Es desagradable.
Esa sería su respuesta si alguien le preguntara qué era lo que se sentía besar a alguien. Realmente asqueroso. Es brusco y nada suave. Incluso rozando la línea de lo violento. Y no tuvo que adivinar lo que seguía. Él era tan predecible. Como todos los que habían tenido interés en su bonito rostro o sólo la buscaban por su posición social.
Le revolvió el estomago la nauseabunda sensación de su lengua rozando su cuello.
ーP-para...
La imagen de su madre soltando con odio lo poco que le importaba como su hija le recordo su postura de objeto carente de valor.
ーTe gusta, así que cállate.
¿Quién le dijo a ese hombre que morderla al punto de hacerle derramar una que otra lágrima era placentero?
Sus manos estaban poco activas comparado con la brusquedad de su boca. Poco a poco sus sentidos se iban desconectando. Como si tararear una canción en su cabeza repetidamente la ayudara a separarse de su cuerpo.
ーDisculpa... - Escuchó a alguien hablando con poca fuerza en su voz.
La primera vez creyó que era un sueño, quizá una pesadilla.
ーOye...
Y la segunda vez recobro la vida.
ーDisculpa...
Amarillo.
Lee alejó sus manos de la chica y fijo su atención a la persona que toco su hombro.
ー¿Qué quieres?ー Casi exigió con la intención de auyentarla.
La taiwanesa pensó muchas cosas al notar los ojos café de aquella persona.
ー¡Wow, sí que eres guapo!
ー¿Quieres joderme?- Era como una broma ver al señor perfecto perder los estribos.
ーTranquilo, sé que el cariño entre novios es lo de hoy, pero tengo asuntos con la señorita. - Señaló a su dirección. Por torpeza Shuhua pensó en voltear para saber si no había alguien detrás, por suerte recordo que estaba contra la pared.
ーShu y yo iremos a ver una película.
ー¿Eso es cierto?ー Preguntó el joven maestro a la persona más sorprendida del lugar. Era más una exigencia porque le dijera que era una loca que había adivinado su nombre. No llevaba uniforme, tenía el pelo pintado y tenía ambas manos dentro de los bolsillos de su sudadera.
Si se comparaba a la imagen de la impecable nieta del director con la chica del pelo teñido y convers desgastados... Obviamente no se iba afirmar que podrían ser amigas.
ーEs... es mi prima.
¿Era más creíble oír eso?
Nunca había mentido, pero el "nunca" siempre puede ser corregido con una primera vez.
ーVamos, Shushu. No tienes que tratarme tan fríamente. Gusto en conocerte amigo, pero mi prima se hizo un lío en decirme dónde estaba su escuela y en verdad quiero ir al cine.
El quejido poco oculto de ese hombre demostró su rendición.
ーBien, te veré luego.
¿Cómo terminó con la mano de esa chica tomando la suya? Siquiera ella sabría explicarlo.
El último comentario que le hizo a su profesor le dio gracia.
"A la próxima te amarraré las manos, amigo"
Diez segundos y la distancia que habían recorrido era muy corta como para poder olvidar lo que había ocurrido. Aun después de media hora se seguía cuestionando el cómo los planetas se alinearon para ayudarla por una vez en su vida.
Paz.
No había más cosas intentando despojarla de sí misma. Sólo alguien guiándola mientras mantenía la vista en el perfecto color gris de las calles. De reojo observó sus dedos embonando tal cual contaban en sus libros de fantasías.
Cerró los ojos y en lo que pareció sólo un parpadeo llegó a transportarla a la entrada del cine. Ella seguía hablando sin sentido. Era gracioso porque no parecía importarle hablar con alguien equivalente a una muñeca.
ー¿Prefieres una película de acción o eres del tipo que querrá abrazarme durante una de terror? Ya sabes, soy una experta en peliculas de miedo.
ー¿Cómo te llamas?
Entonces la miró de nuevo.
Café.
Es incómodo mirar a alguien directo a los ojos, pero el marrón que la había salvado no le causó inconformidad.
ーHieres mi pequeño y casi inexistente corazón. ¿Cómo crees que terminaré para mañana si sigues tratándome de ésta manera?
Lejos de disculparse observó su alrededor. Y Soojin notó cuán fácil era ser ignorada.
ー¿Era una broma sabes?
Con eso lo confirmó.
ーPor si tus oídos funcionan. Soy Soojin, y créeme que no planeo presentarme una tercera vez.
ーGracias.
La chica de los ojos café trató de no mostrarse sorprendida por su agradecimiento. Luego recordó quién era y que la sutileza y el engaño no eran sus fuertes.
ー¿Dije algo extraño?
Los papeles se invirtieron. La rubia miró a la cartelera sin responder. Leyó un par de títulos y su mirada volvió.
ーEntonces, adorada prima. ー Dijo bromeando. ー¿Quieres ver una de acción o quieres entrar a una de terror para descubrir que mentí y que en realidad soy una miedosa?
No hace falta decir que la segunda opción ganó por ser la más tentadora.
눈물.