Axel era un loco por la calle. Eli no aguantó más y tuvo que sujetarse de su cintura porque las siluetas borrosas de los autos y árboles comenzaban a marearla.
Finalmente bajaron en un restaurant.
Eli bajó de la moto e inmediatamente comenzó a pasar sus manos por su pelo.
- ¿No era que no te ibas a sujetar? - Dijo Axel riendo, mientras estacionaba la moto.
- Lo hubiera hecho. ¡Si no fueras desquiciado! - Exclamó. - pensé que chocariamos.
- No seas dramática. - Rió levemente. - Ven vamos. - Tomó su mano.
Se sentaron en una mesa para dos y esperaron a que el mesero tomara su orden.
Axel pidió un Filete con salsa especial más una porción grande de papas fritas, mientras que Eli solo pidió un poco de pollo grillado con una ensalada de tomates, lechuga y zanahoria.
Después de que el mesero se fue los dos quedaron en silencio mirando a distintos lugares. ¿De qué conversar?
- El día esta muy lindo. - Dijo Axel rompiendo el silencio.
- Si... está lindo. - Sonrió.
- ¿Sabes algo de Fredy?
- ¿Qué? ¿Por qué sabría yo algo de él? - Preguntó ella sin entender. - Se supone que tú eres su amigo.
- Es que, ahora que sale con tú amiga... em... - Pensó. - Camila, ya no lo veo. Creí que tú lo veías cada vez que sales con tus amigas. - Explicó.
- La última vez que me lo crucé fue en el boliche, aquella noche. - Tomó su vaso para darle un sorbo.
Axel rió. - Esa noche casi pierde los dientes ese... tal James.
- No me lo recuerdes ¿Si? - Dijo masajeando sus sienes. - Bastante tengo con aguantarlo en el trabajo.
- ¿Trabajan juntos? – se sorprendió.
- Desde cuando tan interesado en mi vida...
- Vivimos juntos... no sé mucho sobre ti. - Se encogió de hombros.
- No hay mucho que contar... - Miró su brazo. - Me gradué de Yale y me fui a vivir sola... creo que mi vida no es tan emocionante como la tuya.
- Yo creo que... mi vida es un asco... por empezar estoy casado contigo...
- Gracias. - Dijo sarcástica.
- Segundo: tuve problemas con mis padres... supongo que casarme contigo me ayudó a escaparme de ellos. - Rió. - Como dicen: no hay mal que por bien no venga.
Eli levantó su mirada, pero cuando estaba por hablar su voz desapareció. Su madre se acercaba a la mesa en donde ellos se encontraban.
- Hola Eli. - Dijo su madre arrimándose a la mesa.
- Hola madre. - Dijo ella no tan emocionada.
- ¿Este es el chico con el cuál vives?
- ¿Le contaste a tu madre que... - Dijo Axel pero ella lo interrumpió antes de que se mandara el moco.
- Si. - sonrió fingidamente. - Le dije que el primo gay de Cami se quedaba en mi casa. - lo miró y con los ojos le dijo: "O me sigues la corriente o cuando estes durmiendo te mato"
Axel en cierto modo comprendió lo que tenía que hacer.
- Un gusto Señora Taylor. - Dijo afeminando un poco más la voz.
Eli tendría que pagar por hacerlo pasar por gay. Un precio caro.
- ¿Cómo les va en la convivencia? - Preguntó curiosa.
- Muy bien. - Respondió él con la misma voz. Hizo un ademán con las manos. – la otra noche ella y yo, hicimos margaritas y vimos Sex and the city.
– Si, realmente es divertido. – Eli fingió una sonrisa.
- Espero que Eli no deje sus bragas en la ducha, algunas son muy vergonzosas. ¿Aún usas esas que tienen como un perrito en la parte de atrás? – susurró en un tono audible para ellos tres.
A Eli se le dio vuelta el corazón.
- Madre, creo que ya es hora de que te vallas. - Trató de mantener la calma.
Axel respiró profundo varias veces para no romper en carcajadas.
- Elizabeth dejala. - Dijo Axel. - Estamos conversando bien. - Sonrió.
Eli lo fulminó con la mirada.
- Como te explicaba, tiene otras que dicen frases como: "Hazme tuya esta noche". También hay algunas que son demasiado pequeñas y delegadas. Dime hija, ¿No te incomodan?
La cara de Eli era indescriptible... estaba en uno de esos momentos en los que quería que la tierra la tragara.
Definitivamente ya estaba pagando el precio – pensó Axel.
Esos pocos minutos se convirtieron en una eternidad.
- Mamá, vete. - Dijo tomando el puente de su nariz.
- Una vez, encontré un conjunto de lencería erótica... - Dijo su madre riendo. - Seguro lo usaba con su ex novio... ¿Sabes? no te imagino con esa tanga.
-¡Madre! – chilló. – Este no es lugar para hablar de mi ropa... ¿Te puedes ir?
- Esta bien. - frunció el ceño. - Nos vemos Axel.
- Adiós, Señora Taylor. - Hizo esa voz chillona afeminada.
Pasaron veinte minutos y Axel comenzó a reír desenfrenado.
- Cuando quiera saber sobre tu ropa interior, no hurgaré tus cajones, iré directamente con tu mamá. - Rió con ganas.
- Basta... eso no fue lindo. - Frunció el entrecejo.
- Hacerme pasar por gay tampoco.
- No te confundas ¿Eh? Que lo afeminado te queda muy cool. - Hizo una mueca y luego rió.
El mesero trajo los pedidos y trataron de cambiar de tema.
- ¿Por qué te fuiste de casa?
- Mi madre es... insoportable. - Suspiró con pesadez.
Axel rió leve.
- Me fui de casa porque cuando era adolescente todo lo que hacía, mi madre se quejaba. Decía que lo hacía mal, que era una inútil. Y por más que me esforzara por impresionarla siempre conseguía una queja de parte de ella. Cuando terminé la secundaria me fui de casa. Costó convencerla pero funcionó. Por eso llevo una relación tan fría y distante con ella y además de que siempre quiere estar metida . En las peleas que tuvimos dijo cosas que nunca se las perdonaría... - dijo con la voz apagada. - Pero mirame ahora, soy buena en lo que hago... y no necesito impresionarla. - Sonrió.
Axel solo la miraba con una expresión neutral.
- Oh perdón. - Dijo mirando su plato. - Creo que descargué mis emociones contigo. - Rió amarga.
- No... no es eso. - Dijo él tomando una papa. - Es solo que tenemos algo en común.
- ¿En común?
- También tengo una relación así con mi padre. - Explicó. - Cuando terminé la secundaria nunca fui a la universidad porque quería trabajar con él... desde chico siempre fue duro conmigo, y pensé que trabajando con él la relación mejoraría. Trabajé solo un tiempo... cuando comenzó a cuestionar mis habilidades con la madera, lo dejé. - Hizo una mueca. - Ahora volví... porque necesito dinero y tú no me lo darías... así que tuve que dejar mi orgullo y volver.
- Esto es raro. - Dijo Eli sonriendo mientras tomaba su vaso.
-¿Qué es raro?
- Hablar contigo sin discutir.
- Supongo que sí... - Rió. - Después de todo esto podríamos ser amigos...
- Oh no. - Dijo Eli. - No te ofendas pero después de esto, preferiría no verte por un buen rato.
Axel rió. - Puedo comprender eso.
Terminaron de comer y pidieron la cuenta. Eli quiso pagar pero Axel no la dejó.
- Yo te invité a comer, yo pago. - le sonrió.
Eli solo lo miró, Axel cuando quería podía ser tierno y caballero.
Salieron del restaurante y Eli sin pensarlo rodeó la cintura de Axel al subir en la moto. Él sonrió, la sensación que le causaba tenerla cerca era agradable.
Volvieron a casa y ninguno dijo nada.
Axel se sentó en el sofá y prendió la televisión.
Eli tomó sus lentes y comenzó a leer un libro.
Tan distintos los dos, en todo sentido. Pero sin embargo con algo en común.
Las horas pasaron, ninguno volvió a hablarse.
Axel fue a la carpintería y Eli llamó a Camila para contarle su día con Axel. Pues a alguien debía contarle... o exploraría.
- No me digas que está empezando a gustarte... - dijo Camila al otro lado del teléfono.
- Claro que no... - Chilló Eli. - Lo odio, pero hoy estuvo amable... tanto que me asustó.
- ¿Pero de qué te quejas? La semana pasada me decías que era una pesadilla, ahora que fue todo un caballero. ¡No te entiendo!
- Yo tampoco me entiendo. - Dijo alterada. - Este hombre me confunde.
- Eso es porque casi nunca pasas tiempo con él.
- Y prefiero no hacerlo.
- ¿Quieres venir a casa? Mia y una amiga más van a venir...
- Esta bien. - Dijo más calmada. - En un hora estaré lista.
- Pasaré a buscarte, tengo que comprar un par de cosas cerca de tu apartamento.
Eli se dio una ducha y fue con sus amigas.
Cuando Axel volvió no encontró a Eli.
El apartamento estaba aburrido sin ella. Se dio una ducha y luego fue al bar.
Estuvo con Carlos porque otra vez Fredy no aparecía.
Volvió a casa y Eli aún no llegaba. No se asustó, pensó que en cualquier momento sentiría la puerta abrirse.
Pero cuando comenzaron a ser las una, las dos, las tres de la madrugada, comenzó a sentirse inquieto al ver que ella todavía no cruzaba la puerta de entrada.
¿Por qué te preocupas tanto, Doson?