Balthazar [1]✔️

By delacalderon

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Comenzar de nuevo puede ser difícil. Ahora, comenzar de nuevo y con las escrituras de una nueva y espeluznan... More

P R Ó L O G O
Capítulo 1 (Editado)
Capítulo 2 (Editado)
Capitulo 3 (Editado)
Capítulo 4 (Editado)
Capítulo 5 (Editado)
Capítulo 6 (Editado)
Capítulo 7 (Editado)
Capítulo 8 (Editado)
Capítulo 9 (Editado)
Capítulo 10 (Editado)
Capítulo 11 (Editado)
E S P E C I A L #1
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15 (Editado)
E S P E C I A L # 2
Capítulo 16 (Editado)
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
E S P E C I A L # 3
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24 (Editado)
Capítulo 25 (Editado)
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
E P Í L O G O
A G R A D E C I M I E N T O S
E X T R A #1
E X T R A #2 N A V I D A D
E S P E C I A L #3 S A N V A L E N T I N

Capítulo 21

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By delacalderon

Camino a paso acelerado por los largos y angostos pasillos del Panteón, tratando de encontrar, sin éxito, la puerta del despacho de Balthazar, quien, luego de aquel excitante encuentro sobre su escritorio, tuvo que dejarme de nuevo con Aitor para hablar con unas personas de La Corte de no sé que, prometiendo volver en pocos minutos.

Sin embargo, los pocos minutos se convirtieron en casi dos horas y mi vejiga, junto con la abundante corrida de Balthazar escapando de mí entrepierna, me obligaron a pedirle ir a un baño a Aitor, quien me indicó que había uno a unos pocos pasillos del despacho.

El minion serio insistió en acompañarme para que no me perdiera, pero, al ver la mirada enojada que le dediqué por tratarme como una niña pequeña, solo decidió callar y dejarme marchar sin rechistar, no sin antes indicarme detalladamente la ubicación del cuarto de baño.

Debí haberlo dejado acompañarme.

Suelto un suspiro y golpeo mi frente cuando doblo el pasillo número diez mil y sigo sin encontrar las puertas dobles del despacho en el que Aitor debe estar esperándome con una mirada cargada de te lo dije por, indudablemente, haberme perdido.

Maldición.

Para empeorar todo, y gracias a que Balthazar destrozó mi camiseta hace unas horas para dejarme desnuda, en estos momentos me encuentro deambulando por los pasillos del enorme punto de encuentro de su secta, vistiendo una enorme camiseta blanca suya que tuve que meter en mis shorts para que no me quedara como un vestido.

Espero no encontrarme a nadie con estas pintas.

—¡Oye, tú! — la voz aguda de una mujer, me hace sobresaltar y frenar mi paso, para luego girarme y encontrarme con una despampanante rubia que viene en mi dirección y me dedica una mirada molesta.

Maldición.

Nerviosa, llevo mis manos a mi vientre y limpio el sudor de mis manos con la tela que lo cubre mientras espero que la rubia, la cual me repara con desaprobación, termine de acercarse.

—Eres la nueva técnico, ¿verdad? — pregunta cuando me tiene de frente, subiendo y bajando su mirada por mi atuendo con el ceño fruncido —. Troian dijo que vendrías, pero no dijo que serías tan joven — suspira.

¿Técnico?

Mi ceño se frunce al igual que el suyo al escucharle y quiero refutar, pero me veo obligada a callar cuando la chica me agarra del brazo con suavidad y me obliga a empezar a caminar con ella, llevándonos por los pasillos a paso apresurado.

—Has llegado tarde — rueda los ojos —. Te llevaré a la sala central y terminaremos con esto rápido, realmente necesitamos arreglar el problema antes de que Lord Balthazar nos despelleje — habla aceleradamente mientras tironea de mi brazo y nos conduce por los pasillos con seguridad.

Extrañada, dejo que me lleve a donde sea que me lleva y la escucho seguir hablando sin parar, demostrando una simpatía que nunca creí que vería en ninguno de los minions de Balthazar.

—Mi nombre es Katia — sigue caminando y habla sin detenerse —. Definitivamente pareces demasiado joven como para ser una técnico. El que vino antes de ti eran un viejo amargado y prepotente que nos trataba como idotas — parlotea sin parar.

Al oírla de nuevo afirmar que soy el técnico que tanto esperan, abro mis labios con la intención de negarlo, pero vuelvo a detenerme cuando Katia nos conduce hacia unas puertas dobles y nos adentra en una habitación llena de docenas de pantallas planas de último modelo y todo tipo de artefactos tecnológicos que no tenía idea de que existieran.

Sorprendida, observo con la boca abierta la habitación poco iluminada y me pierdo las palabra que sigue soltando Katia sobre el anterior técnico, analizando a mi alrededor con la boca abierta y frenando mi atención en la sección en la que muchas pantallas planas muestran imágenes de distintas habitaciones y pasillos del Panteón.

Mis ojos rápidamente captan la inconfundible silueta de Balthazar, quien se encuentra en una habitación con Troian y otra mujer, observando hacia una pantalla plana en la que tres hombres y tres mujeres muy jóvenes y apuestos parecen estar discutiendo con el demonio a través de ella.

Están haciendo una videoconferencia, que modernos.

Y yo que pensaba que La Corte sería un puñado de hombres viejos y calvos que si quiera sabrían de la existencia de la tostadora y que se vestirían como si fueran de épocas anteriores.

Debo dejar de mirar películas.

—... y por eso Troian tuvo que patearle el culo para que se fuera — la cantarina voz de Katia vuelve a llamar mi antencion y me obliga a dejar de ver lo bien que se ve el culo de Balthazar a través de las cámaras, para devolver mi vista a la simpática rubia —. Créeme que nunca agradecí estar en unas secta tan sanguinaria como aquella vez — termina y detiene nuestros pasos frente a un escritorio enorme en el que se encuentran seis computadores de último modelo.

Dos chicas se giran en sus sillas con ruedas al escucharnos llegar y ambas suspiran con alivio al observarme de pie frente a ellas, antes de levantarse de su lugar y dedicarme sonrisas amables.

—Por favor dime que esta es la técnico, Katia — suplica una de ellas, la más baja, poseedora de dos hermosos ojos castaños que me hacen acordar a los de Balthazar y un cabello y castaño envidiable.

La chica a su lado, la cual posee el cabello rubio ceniza, rapado a los costados y un poco mas largo en el medio, se posiciona a su lado y también le suplica con sus grisáceos ojos a Katia.

—Dinos que es ella, Kat, no quiero morir tan joven — realmente parecen preocupadas de morir a manos de Balthazar y me llena de culpabilidad al entender que realmente necesitan a ese técnico y que ese no soy yo.

Entreabro mis labios por tercera vez para explicar que todo es una confusión, pero Katia a mi lado vuelve a interrumpirme al posicionar una de sus manos sobre mi hombro sano, antes de dedicarles una sonrisa de lado a las chicas frente a nosotras.

—Por suerte para ustedes, hoy no es nuestro día de muerte, esta chica aquí presente es la técnico — explica, dandole un fuerte apretón a mi hombro.

—Gracias a lord Bastian. Creí que hoy tomaría mi último respiro — la rubia ceniza finge retirarse el sudor de la frente de manera dramática, hundiendo mi ceño levemente al escuchar sus palabras.

¿Gracias a lord Bastian? ¿Y ese quien es?

—De todas formas, no veo mejor manera de morir que en las manos de lord Balthazar — dice la castaña de manera risueña, soltando un suspiro de enamorada y llevando dramáticamente sus manos a su pecho —. Le dejaría hacerme lo que quisiera con tal de sentir sus manos tocándome — sube y bajas sus cejas.

Unas risas escapan de los labios de Katia y de la chica del pelo corto al escucharla, y mi sonrisa muere tan rápido como entiendo qué quiere decir la castaña con eso.

Quiere que mi demonio la toque.

Los celos hacen hervir mi sangre y hundir mi ceño con fuerza, llenándome de sentimientos horribles que nunca sentí antes y que no me gusta sentir ahora.

Maldito lazo, yo nunca he sido una persona celosa.

Me abstengo de soltar cualquier contestación que pueda develar mi molestia por sus palabras y tan solo observo a las tres chicas comenzar a conversar como si yo no existiera.

—Suerte la tuya, Katia, tú sí que pudiste probar lo que se sentían sus manos sobre ti — la rubia cenizo le guiña un ojo a la rubia a mi lado, quien sonríe con suficiencia al escuchar sus palabras.

Mi estómago se revuelve al entender qué quiere decir con ello y, en consecuencia a las malditas hormonas y a los estupidos celos, mis ojos se llenan inevitablemente de lágrimas, obligándome a girarme y darles la espalda para que no noten el puñal que le clavaron a mi corazón con sus palabras.

Maldición, tranquilízate, Valerie.

Respiro hondo cuando las chicas a mi espaldas dejan de hablar al notar mi actitud. Me trago el nudo en mi garganta y restriego mis ojos con rapidez para ahuyentar las lágrimas antes de que noten mi actitud.

No es su culpa, es culpa de la calentura de Balthazar.

Ese pensamiento hace hervir mi sangre inevitablemente. Me sobresalto cuando Katia a mi lado toca mi hombro.

—Oye, ¿te encuentras bien? ¿Eres una virgen? ¿Es eso? ¿Por eso te has incomo...?— es interrumpida cuando las puertas dobles de la habitación se abren con brusquedad y por ellas entra un Aitor agitado.

—Hablando de hombres calientes... — susurra la castaña a mi espalda, haciendo reír a las dos rubias, las cuales se apresuran a rodearme y a llegar hacia el agitado hombre frente a nosotras.

Aprovecho que la atención deja de estar en mi y respiro onda para ahuyentar las ganas de llorar que siguen presentes y que amenazan con estallar al imaginar a Balthazar con la despampanante rubia que balancea sus caderas como una maldita modelo mientras camina hacia el castaño que me observa con el ceño fruncido desde la puerta.

Oh, oh.

Logro evitar ponerme a llorar como una idiota por algo que seguramente pasó antes de que Balthazar me conociera, pero no puedo dejar de lado el revoltijo en mi estómago que me obliga a llevar mi mano a mi boca cuando el vomito amenaza con subir por mi garganta.

Maldición.

Y, para agregar la cereza al pastel, Balthazar se adentra en la habitación de la misma forma que Aitor, agitado y con la preocupación y la ira desbordando de sus castaños ojos oscurecidos.

Doble maldición.

Ignorando su llegada y las miradas que ambos hombres me dedican, analizo a mi alrededor con frenesí en busca de lo que sea en lo que pueda descargar mi estómago, encontrando, para mi alivio, la puerta entreabierta de un pequeño cuarto de baño.

—Valerie — gruñe Balthazar con enojo, pero lo ignoro y, con una rapidez que ni yo sabia que tengo, corro hacia mi objetivo, adentrándome en el pequeño espacio como un torbellino y dejándome caer frente al retrete para comenzar a expulsar la merienda que Balthazar me ha obligado a comer hace tan solo unas horas.

Las arcadas me quitan la respiración y soy capaz de captar cuando Balthazar rápidamente llega a mi lado y toma mi cabello para que no lo ensucie con el vomito, antes de comenzar a subir y bajar una de sus manos por mi espalda.

Maldito y calenturiento demonio. ¿No podía follarse a una mujer que no tuviera que ver todos los malditos días y que no estuviera tan buena?

Insulto a Balthazar mentalmente mientras sigo vomitando y dejando el contenido de mi estómago en el retrete, evitando pensar en lo bien que se sienten sus cálidas manos sobre mi espalda y su ronca y suave voz diciéndome palabras tranquilizadoras.

—Está bien, pequeña, tranquila — susurra el idiota, sosteniendo mi pelo con suavidad con una mano y con la otra dedicándose a pasear sus dedos sobre mi espalda con dulzura.

Cuando las arcadas por fin se detienen y el líquido deja de abandonar mi boca, recargo mi brazo sano sobre la tabla del retrete y cierro mis ojos con fuerza, intentando normalizar mi respiración agitada y ahuyentar las náuseas.

—Realmente te odio en este momento — suelto entre jadeos, antes de dejar caer mi mejilla sobre mi brazo para buscar mayor comodidad mientras sigo intentando recuperar mi respiración.

La mano en mi espalda deja de pasearse cuando oye mis palabras y un bajo bufido escapa de sus labios en respuesta, antes de bajar sus manos a mis caderas para tomar de ellas y obligarme a levantarme.

Mis piernas se sienten de gelatina cuando me levanta y se ve obligado a cargar todo mi peso con su increíblemente paranormal fuerza, llevándome hasta el lavado y obligándome a inclinarme sobre él para enjuagar mi boca y lavar mi rostro.

No dice nada mientras me ayuda a lavarme, y me siento demasiado cansada como para cortar el silencio tenso qué hay entre ambos, el cual me advierte que se encuentra enojado conmigo.

Con suavidad, toma de mi cintura y me sienta sobre el lavado, posicionándose entre mis piernas, antes de remojar su mano y llevarla a mi nuca para refrescarme del calor sofocante que me está haciendo sudar.

Mis ojos se cierran instintivamente al sentir su tacto sobre mi piel y la frescura del agua que alivia los restos de náuseas que quedaron en mi sistema. Instintivamente, me inclino un poco hacia atrás para pegarme más a su toque, antes de subir mi brazo libre del cabestrillo a su duro pecho para sostenerme de la camisa que Troian le ha dado para poder hablar con La Corte.

—¿Por qué nunca puedes hacer lo que te digo? — gruñe Balthazar, acabando con la tensión y obligándome a volver a abrir los ojos para encontrarme con su oscura mirada, la cual me repara con seriedad.

Inevitablemente, los vellos de mis brazos se erizan y mis mejillas se enrojecen levemente al ver la profundidad con la que me repara y al sentir como la mano en mi nuca me regala una pequeña presión para que le preste atención.

Un suspiro escapa de mis labios, antes de rodear su cintura con mis piernas y acercarle a mi, pegando su entrepierna a mi centro y acercando mi cuerpo al suyo para rodearlo con mis brazos y esconder mi rostro en su pecho.

No sé porqué, pero necesito tenerle cerca. Necesito recordar que es mío.

—Lo siento — susurro contra su pecho, sintiendo como sus brazos me rodean sin dudarlo ni un segundo, tomándome de la cintura para pegarme aún más a él y llevando su mano libre a mi cabeza para mantenerme firmemente abrazada a él —. Yo solo quería ir al baño, pero me perdí y... y no sabía como volver... y luego Katia me encontró — mi voz se fue apagando a medida que hablaba, sintiendo un horrible ardor en mi pecho al decir el nombre de la rubia.

Malditos e irracionales celos.

El cuerpo de Balthazar se tensa indudablemente cuando menciono a Katia y eso termina de confirmarme que se la folló, lo cual vuelve a hacer que mis ojos se llenen de lágrimas y que el malestar en mi pecho aumente.

—Valerie — advierte con ronquedad cuando escondo mi rostro en su pecho con fuerza para evitar que no vea mis lamentable estado y sorbo mi nariz para no mancharle mientras lagrimas silenciosas comienzan a desbordar de mis ojos.

¡Maldición, ¿por qué mierda lloro?!

—Deja de llorar — demanda, rodeando mi nuca con sus largos dedos y obligándome a apartarme de su pecho para poder dedicarme una mirada que demanda obediencia —. Ni tú ni yo éramos puros cuando nos conocimos — dice con reproche.

Sus palabras logran frenar mi llanto y, en cambio, me hacen enfurecer, demostrando con certeza que las hormonas han terminado de volverme loca y estupida.

—¡Lo sé, maldición! — le espeto con fuerza, dedicándole una mirada enojada que le hace apretar los dientes y dedicarme otra mirada de advertencia —. Pero el tipo que yo me follaba no tiene comparación a ti y... y aquella rubia que te follaste es... — no termino la oración.

Hermosa, despampanante, sexy. Todo lo que yo no soy.

Un bufido escapa de los labios de Balthazar al entender a qué quiero llegar y, sorpresivamente, su mano sobre mi nuca tira de mi para acercarme a su rostro, inclinando el suyo también al ver que me faltan muchos centímetros para llegar a su altura.

Maldito demonio jirafa.

—Ella no me la pone dura ni hace que mi maldito corazón quiera escapar de mi pecho cada vez que la veo, Valerie — se enoja, rozando nuestras narices y apoderándose de mi cintura con ambas manos para pegarme a él con más fuerza —. Solo tú logras eso — dice roncamente, antes de estampar sus labios contra los míos.

Un gemido escapa de mi boca y termina en la suya al sentir su suave y húmedo contacto. Mis manos no tardan en subir a su cuello para pegarlo a mi con más fuerza y profundizar el beso como tanto he deseado hacerlo desde que nos separamos hace unas horas.

Todos los horribles sentimientos que sentí hace tan solos unos momentos, desaparecen como si no hubieran existido y mi cuerpo se enciende inevitablemente, dejando cualquier sentimiento de celos y malestar atrás y, en cambio, proyectando mi deseo por Balthazar en este salvaje beso.

¿Era esto lo que me tenia así de sensible? ¿Lo necesitaba a él?

—Valerie — susurra ahogadamente contra mi boca cuando muerdo su labio provocativamente y tiro del cabello en su nuca con firmeza para pegarlo tanto como puedo a mi.

En el momento en que Balthazar comienza a balancear sus caderas contra las mías y a friccionar nuestras entrepiernas en un roce excitante, unos toques se escuchan en la puerta del cuarto de baño, devolviéndonos a la realidad.

Mierda, sus minions.

Alarmada, nos separo con brusquedad y observo hacia el procedente del ruido, encontrándome con que, para mi grata sorpresa, la puerta se encuentra cerrada, lo cual me saca un suspiro al ver que no les hemos dado un espectáculo erotico a las personas que dejamos en la sala.

Un bufido escapa de los labios de Balthazar en respuesta a la interrupción y sus manos no tardan en tomar mi cintura con delicadeza para bajarme del lavado, dejándome de pie suavemente y apartándose para ir hacia la puerta.

—Les voy a cortar la malditas manos — suelta y maldice entre dientes mientras abre la puerta, lo cual me saca una pequeña risa.

Si, me estoy riendo luego de haber estado llorando hace unos segundos. Estoy loca.

Rápidamente, limpio mi rostro húmedo por las lágrimas con mis manos, antes de acompañar a Balthazar, presionándome a su espalda en el momento en que vemos aparecer del otro lado del umbral a unos muy serios y enojados Troian y Aitor.

—Han asesinado a Calliope D'Alesso, su cuerpo fue encontrado hace unos momentos en la habitación contigua a la de su despacho, milord — avisa Troian de manera acelerada, demostrando una tensión que me pone los vellos de punta.

Maldición.

**

Balthazar mantiene firmemente agarrada mi mano mientras caminamos por los largos pasillos blancos del Panteón, luego de haber verificado exhaustivamente por las cámaras dentro de la habitación que ningún intruso seguía allí.

Durante largos minutos de tensión en los que las tres chicas me miraban de manera incómoda y bajaban su mirada con sus mejillas sonrojadas cada vez que nuestras miradas se cruzaban ocasionalmente, Balthazar, Troian y Aitor se mantuvieron dando órdenes a diestra y siniestra a través de sus teléfonos, avisando del ataque y mandando a sus hombres en busca de los intrusos.

"Su cuerpo aún está caliente."

Mi estómago se revuelve al pensar en aquellas palabras que soltó Aitor cuando Balthazar comenzó a pedir explicaciones a los gritos, perdiendo los estribos e insultando a todo mundo por haberme tenido tan cerca del peligro y nunca haberse dado cuenta de ello.

Tuve que detenerlo de moler a golpes a Troian y a Aitor varias veces en esos eternos minutos en los que esperábamos respuesta de los hombres que mandó a investigar por toda la instalación, aferrándome a su camiseta y paseando mis manos por su espalda con suavidad.

Y luego soy yo la hormonal.

Respiro hondo cuando siento que en cualquier momento vomitaré por los nervios que me producen los seis minions que nos rodean mientras me concentro en nuestros pasos.

Mi ansiedad aumenta cuando doblamos en un pasillo y, al final de este, logro captar la presencia de los tres hijos D'Alesso. Mi corazón se contrae al ver los ojos hinchados y rojos del menor de ellos, quien termina de confirmarnos que la muerte de Calliope D'Alesso es verdadera.

Mi mano aprieta la de Balthazar alrededor de la mía al momento en que llegamos hasta ellos, presionando mi cuerpo contra su musculoso brazo y aferrándome a él cuando nos paramos frente a ellos. Él responde entrelazando nuestros dedos y regalándome un cálido apretón, antes de hablar hacia los D'Alesso.

—¿Cómo rayos pasó? — pregunta con frialdad hacia Ragnar, quien aprieta sus dientes con fuerza al poner sus acuosos ojos en Balthazar y quien levanta su barbilla, demostrando una fuerza que me sorprende.

Lo está haciendo por sus hermanos. Está siendo fuerte por ellos.

—Le cortaron la garganta y le sacaron el corazón — responde con la misma frialdad, señalando la puerta cerrada detrás de ellos —. El cuerpo de mi madre se encuentra en tu maldito basurero de cuerpos desmembrados — reclama con rencor.

¿Qué?

Mi mano aprieta con fuerza la de Balthazar cuando mi estómago se revuelve aún más al escucharle decir aquello. El demonio a mi lado tan solo ignora el reproche de Ragnar, soltando mi mano y haciendo un ademán a sus hombres para que me rodeen, lo cual pone a mi corazón a correr cuando le veo comenzar a alejarse de mi sin apartar la atención de los D'Alesso.

Aitor y Troian rápidamente se posicionan frente a mi, formando un escudo humano y cubriendo la vista de lo que Balthazar descubre al abrir la puerta del otro lado, lo cual agradezco profundamente.

No soy estupida, entendí a la perfección lo que Ragnar quiso decir con esa habitación.

Sin embargo, prefiero censurar todo tipo de imagen que pueda perturbar mi mente y hacerme vomitar en un momento tan tenso y crucial como este en el que dos de los D'Alesso parecen estar a punto de romperse y el tercero a punto de romperle los huesos a Balthazar.

El futuro padre de mi hijo no es un ser de luz y eso lo he tenido claro desde el principio, por lo que no me arriesgaré a ver y confirmar mis conjeturas de lo que en esa habitación se encuentra.

Es un demonio, Valerie, recuérdalo.

Intentando no ahondar en el tema, cambio mi atención de las espaldas de Troian y Aitor, y posiciono mis ojos en Ragnar, quien se encuentra tenso y pendiente de lo que Balthazar hace en aquella habitación de puertas también dobles.

Al sentir mi mirada, el ojiazul no tarda en volverse a mi, poniendo tensos a los hombres de Balthazar a mi alrededor. Su ceño se frunce levemente al ver como los seis hombres me encierran un poco más y como sus cuerpos le enfrentan con braveza, innecesariamente.

Por todo lo bueno, minions, es solo una mirada.

Rodando mis ojos, entrecruzo mi brazo sano sobre el que se encuentra dentro del cabestrillo y tan solo niego, antes de dedicarle una mirada de disculpa a Ragnar, quien asiente fríamente ante mi gesto y vuelve a poner su atención en Balthazar.

Este último, por fin retorna y vuelve a salir con una mirada completamente oscurecida y espeluznante, acercándose de nuevo en mi dirección y obligando a Troian y a Aitor a alejarse para volver a tenerme a su lado y tomar mi cintura con posesividad.

Por último, observa a los hombres a nuestras espaldas, quienes reparan en su líder, expectantes de una nueva orden que no tarda en llegar y que pone tensos a los hermanos frente a nosotros y genera, inevitablemente, un nudo en mi garganta.

—Vincent, Alix, avisen La Corte y a las sectas. Calliope D'Alesso está muerta y se han llevado su corazón.

________________________________
¡Holi! Capítulo recién salido del horno y sin revisar, así que denle amor y si le ven faltas de ortografía o errores no me lo critiquen jaja.🥰

Espero que les haya gustado la nueva actualización, fantasmitas, voy a estar esperando sus hermosos comentarios.😘

Les mando un beso enorme y espero que estén muy bien. 💋

Candela. ♥️

Pdt: les recuerdo que en mi cuenta de Instagram siempre subo adelantos, respondo preguntas sobre la historia y aviso cuando voy a actualizar, por si quieren ir a seguirme, el usuario es delacalderon ♥️

Pdt2: también les recuerdo qué hay un grupo de WhatsApp de la historia por si quieren unirse, el link está en la descripción de mi perfil de Wattpad ♥️

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