-¡Si entiendo! No soy tan idiota para entender una simple cosa. -chilla Sweet Pea por el teléfono-.
-Bueno, la cara la tenés. -rie Archie tratando de escuchar la conversación de su amigo-.
-¡Shh! Quiero escuchar. -dice Fangs frunciendo su ceño-.
-¿Con quién está hablando? Nadie lo llama tan temprano. -pregunta Reggie, tratando de escuchar junto con sus otros amigos-.
-Y eso queremos saber, idiota. -responden los dos anteriores-.
-Ah... ¿Y cuando? No comprendo del todo ¿Te echaron de la casa o qué? Papá nunca dejaría que vengas conmigo, soy tu mala influencia ¿lo recuerdas? -sigue Sweet Pea jugando con el cordón de su zapatilla mientras escucha a su hermana hablar por teléfono-.
-Sweet, acabo de decirte que iré contigo porque mamá y papá van a separarse, la casa es un caos y también tengo que empezar la universidad, no hay nada mejor que ir al mismo lugar que mi hermano mayor. -responde la dulce Verónica al otro lado de la línea, guardando sus pertenencias en su maleta-. ¿O no quieres que te vea? Porque si es así puedo ocuparme de mí yo solita.
-Oh no, yo no dije eso. -responde rápidamente el pelinegro-. Solo que tengo amigos muy... -lleva su mirada a los tres chismosos-. Tontos por no decir otras palabras, ¿igual quieres venir?
-Por supuesto, no le veo el problema en convivir con tus amigos... ¿tontos? -duda Verónica-. Sabés no te preocupes por mí, solo necesito un lugar para dormir y poder estudiar, de lo demás puedo encargarme yo y... ¡No voy a molestarlos para nada!
-Lo sé, entonces avísame cuando salga tu vuelo, así podré ir a buscarte. -dice Sweet-. Está bien, adiós.
Una vez que corta la llamada, los tres amigos miraban curiosos al pelinegro, esperando que este diga algo.
-¿Y que pasó? -pregunta Archie-.
-Viene mi hermana menor a vivir aquí. -responde Sweet Pea, soltando un largo suspiro-. Si les parece bien.
-Claro amigo, tenemos habitaciones de sobra. -menciona Fangs-. ¿Y cómo se llama?
-Verónica, va a cursar el primer año en la universidad.
-Ah, entonces hay que cuidarla. Pero ¿tus padres no tienen dinero? Pensé que la mandarían a una lujosa universidad. -menciona Reggie-.
-Al parecer se van a separar y mi hermana es muy... no lo sé, cuando algo no le gusta te lo dice en la cara y eso causa que la expulsen de cualquier sitio, tal vez por eso se viene a esta universidad. Pero es buena. -rie el morocho-.
-Tiene carácter, significa que va a ser mi mejor amiga. -guiña un ojo Fangs-. Ordenen esta casa manga de vagos, viene una dama y verá este chiquero.
-Yo lo veo como una sala romántica y anti-bebés. -rie Archie observando algunos condones tirados-. Bendiciones pero no de esas que caminan.
-¿Último día de tortura? -pregunta la enfermera, viendo como el ojiazul empacaba sus cosas sin muchas ganas-. No me digas que querías quedarte aquí.
-No quiero ni quedarme ni irme, a donde quiera que vaya es un infierno. -le responde con una sonrisa falsa-.
-Cierto, olvidaba que Jughead Jones es un alma en pena, divagando por lugares y poniendo su mejor cara de culo. -comenta con sarcasmo aquella mujer-. Sabes que estoy aquí para lo que necesites.
-Necesito morirme ¿también estarías? -pregunta divertido Jughead-.
-Deja de jugar con eso Jones.
-Lo sé, solo disfruto de mi sarcasmo mientras pueda. -sonrie Jughead-. Nos veremos pronto Barb, seguramente tenga una recaída o actúe de manera inapropiada y me mandarán aquí de nuevo.
-Tienes que disfrutar tu vida Jug, eres joven y tienes un gran futuro para tí. -suspira algo cansada la mujer-. Voy a extrañarte pero no quiero verte en este lugar de nuevo.
-Hasta pronto Barb. -se despide el ojiazul tomando su maleta y salir de la habitación donde se encontraba-.
Siempre era lo mismo, cuando sentía que todo le estaba saliendo bien, todo se le iba a la mierda y terminaba drogado en algún lugar o deseando nunca haber nacido.
Siempre volvía a ese lugar, sus propios amigos lo hacían porque ya no sabían como ayudarlo, sus amigos estaban desesperados por lo que había pasado anteriormente, donde Jughead tuvo que volver a este infierno.
-¿Ya te vas? -pregunta una monja, mirándolo al joven con desprecio-.
-No, iba a dar una vuelta con mi maleta y vuelvo. -le responde Jug con una falsa sonrisa-.
El ojiazul sale por la puerta principal, encontrándose con la pequeña de ojos celeste, sentada en el verde césped y su mochila frente a ella.
- ¡Hola! -chilla de alegría la pequeña-.
-¿Qué haces aquí? No es tu horario de juego. -dice el pelinegro acercándose a la niña y cargarla-. ¿Te escapaste?
-Sip, no quiero estar aquí. -hace un puchero con sus labios, pareciéndole tan tierno al ojiazul-. Escuché que te irás y... ¿si me llevas contigo? Nadie lo notaría.
-Madison, tienes cinco años ¿y ya sabes idear planes? -pregunta divertido-. Por mucho que lo quisiera yo no estoy bien y tengo muchas cosas por hacer, de verdad estás mejor aquí que junto a mí.
-Pero dijiste que me llevarías contigo el día que salgas de aquí, lo prometiste. -frunce su ceño la pequeña Madison-.
-Seguramente estaba drogado. Madi es complicado pero prometo venir a visitarte siempre.
-Juggy por favor... ¡No quiero estar en este lugar, quiero ir contigo! -chilla Madi a punto de llorar-.
-¿Y si vienen tus padres? Preguntarán por tí y no estarás. -busca una excusa el ojiazul-. Que te lleve conmigo así nada más es ilegal.
-No vendrán nunca, están muertos y nadie reclama por mí, ni siquiera me quieren aquí. -silencio por parte de ambos-. Nada de aquí es legal, pensé que te gustaba no seguir las reglas y la ley.
-Odio que seas tan manipuladora. -se queja Jughead-. Vámonos antes de que se den cuenta.
-¡Si! -festeja Madi-. ¿A dónde vamos?
-A Riverdale, vivo con unos amigos y tengo unas amigas que seguramente adorarán cuidarte y tal vez darte un verdadero hogar. -responde Jug, tomando a Madi entre sus brazos y tratando de empujar su maleta hasta un taxi que se encontraba por ahí-.
-Pero yo quiero vivir contigo ¡También quiero tener tu apellido! -suelta Madi, tomándolo a el ojiazul por sorpresa-.
-Oh eso fue rápido... está bien, Madison Jones. -sonrie al ver a la pequeña aplaudir de alegría-.
El chófer del auto se encargó de subir las pertenencias del chico Jones mientras que este subía al auto con su nueva compañera.
-Dicen que las mejores cosas salen de imprevisto, espero que esto sean una de estas. -murmura Jug-.
-Mamá, ya me voy... -dice Verónica viendo a todas partes de su casa pero sin rastro alguno de sus padres-. Bien, voy a despedirme yo sola.
La pelinegra toma sus cosas y sale hacia el pasillo del edificio en donde vivía con sus padres en New York. La chica de ciudad si ira un pueblo algo extraño, donde la ley casi no existe.
Grandioso
Sus padres nunca estaban presentes, solo su hermano pero desde que se fue a estudiar solo se tuvo así misma. Su familia se basaba en peleas y problemas pero pintaban su mejor sonrisa ante el público.
La pobre si que estaba cansada, por lo que había ahorrado durante años para irse a la misma universidad que su hermano y alejarse de aquellos dolores de cabeza.
Apenas vio un taxi estacionado y sin gente se subió en el para así salir hacia al aeropuerto para comenzar su nuevo futuro.
-Estas mierdas, siempre están lleno de gente. -menciona la pelinegra con una mueca de disgusto pero abordando ya su avión que estaba por salir-. Solo espero llegar pronto.
"Mi avión ya está por salir, llegaré pronto".
Envió un mensaje Verónica a Sweet Pea, que le responde al instante.
"Está bien, te espero :)"