JULLS.
—¿No te irás a ningún lado?, –me preguntó Liam abriendo las esposas.
—Sabes que no me iré a ningún lado sin ti, -confesé y él me miró con una sonrisa. Giré mi cabeza hacia el moreno, —Y Mason obviamente.
Él sonrió levemente.
—Bien, tenemos que irnos.
Los tres salimos de la pequeña sala y caminamos a la oficina principal de la comisaría.
Pero antes de que pudiéramos salir, la puerta principal se abrió, dejando ver a un jinete fantasma.
Mason, (quien iba de primero), intentó correr hacia nosotros, pero el jinete tiró de su látigo, enrollando éste en el cuello del moreno.
—¡Mason!, –gritó Liam.
—Chicos, corran, –dijo con dificultad. Sin más, el jinete tiró de su látigo, haciendo desaparecer a Mason.
Liam rugió de inmediato y se lanzó sobre el jinete, dándole algunos golpes. Hasta que el tipo se defendió tomándolo del cuello, y lo lanzó dentro de la oficina del Sheriff.
Miré de reojo adentro de la oficina preocupada por Liam, éste se revolcaba en el suelo mientras trataba de reponerse.
Ahí fue cuando llegó mi momento de actuar.
Empecé a lanzarle pequeños rayos al jinete haciéndolo retroceder. Luego me lancé sobre él, dándole golpes en su estómago, piernas y cabeza.
Lo sujete del cuello, apretando su garganta con mis pulgares que desprendían electricidad.
Hasta que el mismo jinete hizo que un rayo de los suyos cayera, y me lanzara hacia una de las paredes.
Adolorida me levanté del suelo junto a Liam que salió de la oficina, y así ambos volvemos a atacarlo.
Lancé otro rayo que hizo que retrocediera, y cuando Liam estaba por clavarle sus garras, otro jinete entró por la ventana, y ambos nos acorralaron.
Liam y yo empezamos a retroceder preocupados.
—¡Ponte detrás mío!, –le ordené al rubio.
—¿¡Que harás!?
—¡Algo que antes podía hacer!, –él obedeció y se puso detrás mío, —Solo espero que funcione.
Suspiré pesadamente y dejé entrar todos los rayos posibles a mi cuerpo. Intentado no perder el control y no lastimar a Liam.
Cuando toda la electricidad entró a mi cuerpo. Estire mis brazos hacia los ambos lados, creando un campo de electricidad, que por ahora, nos mantendrá a salvo.
—Okey esto nos mantendrá a salvo unos minutos, ¿cuál es tu plan?, –giré un poco mi cabeza para poder ver a Liam.
—Uhm. Ir a al búnker, –dijo él, —¿Pero cómo los detendremos?
—Cuando deshaga el campo, se expandera y los golpeara, eso nos da tiempo de salir corriendo.
—¿Te hará daño?
—Todo lo que hago me hace daño.
Miré a los jinetes y noté como golpeaban la barrera con sus látigos, intentando romper la esta.
No sé si ellos pueden romperla.
—Aléjate o corre, te alcanzare, –le pedí al rubio, pero éste se negó.
—No me iré sin ti.
—Liam esto no los detendrá mucho tiempo, –puse más presión en mis brazos desprendiendo más rayos, —Alguno de los dos tiene que correr.
—Y seremos los dos, –me aseguró. Se dio la vuelta y abrió una de las puertas traseras, —A mi señal, expande la electricidad, y sales corriendo detrás de mi, no te quedes.
—No prometo nada.
—Julls por favor.
—Bien, –exaspere rendida. Hice más presión en mi manos, pero los jinetes empezaron a atravesar el campo con sus látigos, que por suerte, no llegaban a nosotros.
—¡Ahora!, –cerré mis brazos y luego los estire con fuerza hacia los jinetes, haciendo que el campo se expandiera y así los golpeara.
Enseguida ambos salimos corriendo de ahí, esperando que los rayos hayan lastimado a los jinetes para que no nos persiguieran en el camino.
—¡Vamos corre más rápido!
***
Luego de correr hacia el búnker, todo se calmó un poco. Los jinetes no nos persiguieron por lo que estábamos algo tranquilos.
De camino al búnker, encontramos a los chicos en medio de uno de los túneles.
Donde justo estaban hablando con Douglas.
—....Pero bueno, las cosas son negras o blancas, nada más que eso.
—La segunda guerra mundial, –le interrumpió Liam acercándose, —Es un nazi, quiere la cacería para el mismo, quiere un ejército sobrenatural.
—Vaya, creo que la pequeña Raeken te contó todo, –él rió amargamente mirándome detrás de Liam.
—Dije que si tu no lo hacías, yo misma lo haría.
—¿Sabías sobre él?, –preguntó Scott.
—Fue uno de los experimentos de los doctores, Theo me contó varias veces sobre él, –le expliqué.
Scott volvió a mirarlo, —No cruzaras la brecha.
—No me dejarán pasar, claro, pero aun así creen que pueden detenerme.
Él tiró de su látigo, pero antes de que pudiese golpear a los chicos, me interpuse. Creando otro campo de electricidad.
Al parecer, poco a poco recuperaba el control de mis poderes. Y adoraba eso.
El látigo no traspasó el campo de electricidad, por más que Douglas lo intara. Los chicos se hicieron a un lado, atentos a lo que pudiera pasar.
Douglas al ver que no la podía traspasar, le ordenó a Parrish que atacara. Fuego, rayos; Parrish podía traspasar el campo.
Con solo que Parrish pusiera sus manos desprendiendo fuego sobre el campo, éste se rompió.
Pero en vez de que se expandiera hacia ellos, se expandió hacia mi, haciendo que chocara con la brecha y ésta quemase mi espalda.
Solté un quejido al sentir el ardor horrible. Luego Lydia y Liam me arrastraron hacia ellos y me ayudaron a levantarme.
Parrish se acercó a la brecha y empezó a quemarla como si nada, haciendo un agujero en ella.
—¡Parrish detente!, –Douglas dio otro latigazo hacia nosotros para mantenernos lejos de Parrish.
Sentía que el cualquier momento me podía desmayar por el dolor en mi espalda.
Hubo un punto al que llegó Parrish en donde la brecha desapareció, y Scott intentó acercarse, pero fue detenido por Malia.
Douglas le dijo algo a Parrish en otro idioma, y éste nos rugió. Luego ambos empezaron a caminar perdiéndose por los túneles.
—¡Ahora!, –los cinco nos acercamos a donde estaba la brecha, pero ésta empezó a desaparecer por completo, hasta que dos jinetes salieron de ella.
Ambos empezaron a caminar hacia nosotros a paso lento, haciendo resonar en los túneles el fuerte sonido que sus botas con hebillas causaban.
Enseguida los cinco empezamos a retroceder alarmados y sin que me diera cuenta, Liam y yo entrelazamos nuestras manos inconscientemente.
—Uhm, Julls, ¿crees que puedas volver a hacer eso que hiciste?, —preguntó Malia.
Alcé mi mano libre, pero de ésta apenas y salió una chispa.
—No, no lo creo, lo siento.
—Bien, ustedes tres vayan al búnker, –ordenó Scott. Enseguida Lydia, Liam y yo salimos corriendo al dicho búnker, mientras Malia y Scott atacaban a los jinetes.
Mientras corríamos por los túneles escuché un fuerte rugido. Que no pude distinguir de quien venia, si de Scott o de Malia.
—Ese rugido no fue prometedor, –dije sin dejar de correr, aparte que el agarre de Liam no me lo permitía para nada.
—Casi nunca lo es, –respondió Lydia.
De un momento a otro nos detuvimos al ver a otro jinete frente a nosotros apuntadonos con su arma.
Lydia nos puso tras ella y Liam me puso tras él. Pero antes de que el jinete le diera al gatillo, se detuvo, y retiró el arma.
—¿Que está pasando?, –murmuró Liam.
—No lo sé...quédense detrás de mi, –el jinete bajó el arma, —Siganme
A paso lento, empezamos a caminar detrás de Lydia, rodeando al jinete, quien solo nos seguía con la mirada, sin moverse de su lugar.
Hasta que nos alejamos finalmente por uno de los túneles.
—Lydia, te tiene miedo, –hablé en un susurro.
Lydia abrió su boca ligeramente.
—Hasta yo misma me tengo miedo
***
Ahora estábamos en casa de Scott. El moreno intentaba hablar con su madre, (la cual también fue llevada por los jinetes) Liam y Malia se mantenían en silencio, mientras que Lydia me ayudaba a curar mi espalda, poniendo trapos de agua fría, que quemaban.
La brecha, me cortó y quemó la espalda. Y por lo que sé, duraban en curar.
—Auch, –gemí por tercera vez mientras Lydia no dejaba de poner el paño frío.
—Lo siento, pero aún no sana, –comentó la pelirroja.
—No lo hará, duran en curar, –dejé caer mi cabeza sobre la silla.
—Dice que el número no existe, –habló Scott exasperado y triste a la vez.
—Scott... tu mamá se ha ido, pero aun está viva, –Malia trató de animarlo.
—¿Qué hacemos ahora?, –preguntó Liam.
—No podemos escondernos de ellos, –negó Malia.
—¿Qué hay de Lydia?, –Liam se levantó y caminó hacia nosotras, —El jinete le tiene miedo. O Julls, su campo de electricidad los detiene
—Pero no por mucho tiempo, –alcé la mirada.
—No era miedo, –dijo Lydia dejando a un lado el paño e indicó que pusiera correctamente mi blusa de vuelta, —Era más como... reverencia
—No importa, la brecha desapareció, estamos solos en Beacon Hills, –dijo el moreno. Suspiré bajando la cabeza, y terminé de acomodar mi blusa.
De pronto, la puerta trasera de la casa se abrió, de la cual entró el Sheriff mientras todos lo mirábamos con atención.
—Tengo un hijo, –comenzó él, —Su nombre es Mieczyslaw Stilinski, pero le decimos Stiles, lo recuerdo bien... cuando Stiles era pequeño, no podía pronunciar su nombre, no se porque, si es tan fácil, pero... lo más fácil que podía decir era Mischief, su mamá, le decía así, –sonrió levemente.
—Recuerdo, cuando Stiles recibió el Jeep, había sido de su madre, ella quería que él lo tuviera, y la primera vez que lo sacó a dar una vuelta, lo metió que un zanja, le di su primer rollo de cinta repara ductos ese día, siempre se metía en problemas, pero tenía un buen corazón, siempre.
—Recuerdo que él fue el que me pasó rogando por días dejar que Julls Raeken viviera en nuestra casa, porque ella no tenía a donde ir, y a Stiles, le dolía eso; es un chico que consigue todo lo que quiere, y no paró, hasta que lo consiguió.
—Estamos aquí hoy, porque mi hijo, el torpe, decidió llevar a su mejor amigo en el mundo, Scott, arrastras al bosque, para ver la mitad de un cadáver.
—¿Como lo recuerdas?, –preguntó Scott, después de todo aquello que dijo el sheriff y casi pude notar sus ojos cafés cristalizados.
—Fue por la camiseta de lacrosse de Stiles, luego encontré el hilo rojo de su tablero, al final, su habitación regreso, con todos los recuerdos, y pasó lo más extraño, –frunció el ceño.
—¿Qué?
—Me pareció verlo visto, como si algo se hubiera abierto en medio de la habitación, por un momento, y desapareció.
—Una brecha, –murmure.
—Pensé que solo había una, –hablo Malia, —La vimos desaparecer.
—Recordó Stiles, - asintió Scott, —Y se abrió una brecha nueva.
—Si el Sheriff pudo.
—Nosotros podemos.
—Pero se cerró, –dijo Liam.
—La abriremos de nuevo, -aseguró el moreno.
—¿Cómo?, –pregunté.
—Recordando a Stiles, debemos recordarlo todo.