Mi último deseo ©

By MeryAlfarx

220K 19.5K 13.3K

Grace lidia con la muerte de su madre, mientras trata de no enamorarse de su nuevo vecino. ♡♡♡ «A veces perde... More

☆PLAYLIST☆
Prólogo + Booktrailer
Capítulo 1: Nueva familia
Capítulo 2: Temores
Capítulo 3: Rubias y vecinos
Capítulo 4: Pesadillas
Capítulo 5: Fiesta alocada
Capítulo 6: Chocolate caliente
Capítulo 7: Confesiones
Capítulo 8: Rumores y cenas familiares
Capítulo 9: El lago
Capítulo 10: Mejores amigas
Capítulo 11: Ballet
Capítulo 12: Dulce Navidad
Capítulo 13: Problemas
Capítulo 14: San Valentín
Capítulo 16: Decisiones
Capítulo 17: Primeras veces
Capítulo 18: Cumpleaños agridulce
Capítulo 19: Rey del hockey
Capítulo 20: Miedos
Capítulo 21: Fogatas y malvaviscos (Parte 1)
Capítulo 22: Fogatas y malvaviscos (Parte 2)
Capítulo 23: Desesperanza
Capítulo 24: Motivaciones
Capítulo 25: Novias y contradicciones
Capítulo 26: Halloween encantador
Capítulo 27: Futuros
Capítulo 28: Romances y cachorros
Capítulo 29: Deseos
Capítulo 30: Enfermedades
Capítulo 31: Segundas oportunidades
Capítulo 32: Patines de hielo
Capítulo 33: Sonrisas
Capítulo 34: Amor y sueños
Capítulo 35: Final feliz
Capítulo 36: Por siempre, Grace

Capítulo 15: Verdades

4.8K 476 346
By MeryAlfarx


Estoy cansada.

No solo por lo sucedido ayer, eso todavía es confuso para mí. Si no físicamente. Mi cuerpo duele como si hubiera corrido un maratón y tengo un insufrible mareo. No podré ir a la escuela así.

Me levanto de la cama como puedo, ignorando el dolor que aumenta cada vez más volviéndome débil. Una vez estoy de pie, dirijo mis pasos a la puerta del baño. No estoy ni cerca de llegar cuando no puedo con el dolor y caigo al suelo. Pongo las manos para evitar golpearme la cara. Cierro los ojos, contrayendo mi rostro en dolor.

—Grace, ¿qué fue eso?

La voz de Asher suena al otro lado de la puerta, pero no tengo energía ni aliento para responder.

La puerta se abre de inmediato y siento como tira de mi brazo para levantarme y recostarme sobre su pecho. En cada movimiento mi cuerpo pide a gritos que se detenga, más yo no puedo hablar.

—¡Mamá! ¡Ven rápido!

Sé que sigo despierta porque distingo la preocupación en su voz. Quiero decirle que estoy bien, pero mi boca se niega a hablar. Siento como me abraza, susurrando cosas, mientras acaricia mi cabello. Otra voz aparece, está vez tornándose alterada. Entreabro los ojos, lo más que mi débil cuerpo me lo permite. Alguien me separa de Asher para cargarme en sus brazos.

Las voces se confunden, se escucha el motor de un auto, el frío me hace estremecer y después, no siento nada.

♡♡♡

Los párpados me pesan. Quiero moverme, pero mi cuerpo se niega a hacerlo. Apenas soy consciente de dónde estoy. Escucho voces, algunas desconocidas, hablando a lo lejos.

Con esfuerzo entreabro los ojos, detallando el lugar a través de mis pestañas. Diviso a papá y Kristal cerca de la puerta conversando con alguien más. Emito un jadeo cuando trato de mover el cuello.

—Despertaste.

Esa voz. Giro como puedo el cuello para mirarlo. Está sentado a mi lado, mirándome como si fuera un milagro. Esbozo una pequeña sonrisa.

—Hola, Ashie —Mi voz sale rasposa y poco audible.

—Maldita sea, Gracie —Un apretón en mi mano me hace darme cuenta que él la sujeta—. Nos asustaste a todos. ¿Cómo te sientes?

—¿De verdad quieres que responda?

Reímos, aunque mi risa se parece más a un quejido.

—Hija.

De inmediato sus pasos se apresuran.

—Gracias al cielo estás bien —Posa una mano sobre mi cabeza, dándome un beso sobre la frente—. Nos tenías preocupados, pequeña.

—Lamento haberlos hecho pasar por esto.

—No, cariño. Tú no tienes la culpa —Interviene Kristal.

Acerca sus manos a la mía para envolverla entre las suyas. Ambos tienen una expresión extraña, pero la de papá luce más bien angustiada.

—Te hicieron unos exámenes, en unas horas tendremos los resultados —dice él—. Te desmayaste.

¿Desmayarme?, pero ¿por qué?

Hago el intento de sentarme, pero me detienen.

—Con calma, hija —Pone una mano sobre mi hombro—. Acabas de despertar, tu cuerpo sigue débil.

—Llamé a tu amiga —dice Kristal—. Dijo que vendría a verte saliendo de la escuela.

Summer debe estar preocupada.

—¿Y Reese? —pregunto.

Papá y Kristal comparten una mirada, a la vez que Asher bufa frunciendo el ceño.

—Quiso venir, pero al final desistió. Se lo veía preocupado —responde papá.

Hay un momento de silencio antes de que papá vuelva a hablar.

—Te dejaremos descansar. Volveremos pronto.

Se inclina para depositar un beso sobre mi frente, sonriéndome cálido. Kristal me da un beso en la mejilla y se retira con él. Asher sigue en su lado, con su mano todavía sosteniendo la mía. Se nota que trata de aparentar tranquilidad, más sus ojos reflejan lo contrario.

—Puedes irte. Estaré bien —murmuro.

Niega con la cabeza.

—Me quedaré contigo —Pone su otro brazo en la camilla, recostando su cabeza en ella—. Vuelve a dormir, prometo no molestarte.

No cambiará de opinión, así que decido cerrar mis ojos para descansar. El dolor es menos que hace rato, aunque sigo sintiendo como cada movimiento cala hasta lo más profundo de mi ser.

No sé cuánto tiempo más habré dormido, pero al despertar Asher no se encuentra a mi lado, sino papá junto con un doctor. Miro por la ventana, todavía hay luz de día. Está vez me logro sentar en el borde de la camilla con ayuda de papá. Su expresión es vacía, luce agotado y no es para menos si no ha dejado este hospital en horas. No hay rastros de Kristal, por lo que asumo se fue con mi hermano a casa.

El doctor sostiene una carpeta en manos. Tiene un porte serio, pero no deja de parecer agradable.

—Doctor Martin —Hay nervios en su voz—, ¿cuáles fueron los resultados?

Cierto, comentaron que me hicieron unos exámenes. Según lo poco que sé sobre medicina, cuando ocurre un desmayo se realizan pruebas de sangre para analizar si fue causada por anemia y electrocardiogramas para descartar problemas del corazón.

¿Tendré anemia? No he comido bien estos últimos días, pero no creo que sea una razón suficiente para desmayarme.

El semblante del doctor Martin cambia en cuanto escucha su pregunta. Parece como si quisiera disculparse por lo que dirá, o como si no quisiera decirlo. Eso me pone nerviosa.

—Antes de decirles los resultados, me gustaría hacerte unas preguntas —Dirige su mirada a mí—. ¿Te has sentido mal últimamente?

Lo pienso un momento.

—He tenido mareos y mucho dolor en mi cuerpo, pero practico ballet y supongo se deberá al entrenamiento.

El doctor asiente, anotándolo en su libreta. Luego, vuelve a preguntar.

—¿Cómo te los hiciste? —Señala mi brazo.

Bajo la mirada para fijarme en los moretones que tengo el brazo. Tengo dos más en la pierna izquierda, todavía siguen ahí.

—Me caí en una presentación —respondo—. Se supone los moretones desaparecerían pronto, pero han tardado más de lo esperado.

Él vuelve a asentir. Hay un momento de silencio, el doctor revisa la carpeta con el ceño fruncido. Por alguna razón, mi pulso empieza a elevarse. Vuelve a levantar la mirada. Esta vez nos mira a ambos sin perder su posición serena.

—Es más común de lo que creen —Comienza—. Las estadísticas indican que con el tratamiento correcto puede recuperarse.

¿Tratamiento? ¿Qué quiere decir?

Papá coloca su mano sobre la mía, apretándola con miedo. Mi corazón late frenético a la espera de sus palabras.

—Pero hay un problema —Continúa—. Es más difícil de tratar por la velocidad a la que avanza y la brusquedad con que se instalan los síntomas.

No entiendo nada. Mi pulso va en aumento y siento como el corazón se saldrá de mi pecho. No es hasta que pronuncia la palabra que el mundo deja de existir para mí. Mi cerebro se congela sin poder procesarlo, mi pecho se oprime impidiéndome respirar. Los ojos comienzan a picarme y al instante caen las lágrimas, una tras otra sin detenerse.

No, no, no. ¡Imposible!

La voz de papá suena distante, creo que toca mi hombro para hacerme reaccionar pero no respondo. En mi cabeza se repite lo mismo.

Sin saber qué hacer, me levanto para salir corriendo de la habitación, sin importarme los gritos de ellos dos. Mi pecho sube y baja con ferocidad, a la vez que las lágrimas me impiden ver por dónde voy. Al doblar en una esquina veo a Kristal sentada de brazos cruzados, luciendo impaciente. El solo verla me provoca alivio, como si se trata de un refugio para mí. En ese instante gira su rostro y me ve. Sus ojos se abren grandes por la imagen que doy, se pone en pie y yo sin esperar, corro hacia ella lanzándome directo a sus brazos, escondiéndome como si fuera una niña que busca consuelo.

—Mamá, tengo miedo —Sollozo.

Entierro mi cabeza en su pecho, abrazándola fuerte con temor que se vaya. Estoy sumergida en mi dolor que no me doy cuenta que ella no se ha movido. Sus brazos permanecen a sus costados y es en ese momento que reacciono. Levanto mi cabeza con rapidez para mirarla a los ojos.

Su expresión desorbitada me indica que no se lo esperaba. Ni siquiera sé por qué lo dije.

—L-lo siento, Kristal. No debí...

—Puedes decirme mamá si quieres.

Sus ojos están inundados en lágrimas. Me mira con más amor que nunca, lo que me hace pensar que estuvo esperando por esto. Vuelve a traerme a su pecho para abrazarme con fuerza, pero sin lastimarme. Está vez, se siente diferente.

No sé cómo explicarlo, pero es la forma en que sostiene mi cuerpo y sus suaves latidos, que provocan una conocida sensación para mí. Una que hace tiempo no sentía.

♡♡♡

"Leucemia".

Es lo que se lee en el encabezado del folleto.

Después de mi crisis en el hospital nadie ha vuelto a decir una palabra. El auto permanece en silencio mientras nos dirigimos a casa. Estoy encogida en el asiento trasero, mirando por la ventana y deseando que esto sea una pesadilla. Quiero despertar para volver a mi vida normal. Una en donde soy feliz y el cáncer no exista en mí.

Cáncer.

Nunca me gustó esa palabra. Suena a sentencia de muerte.

—Hija, ya llegamos.

Volteo al frente para darme que papá estacionó el auto y me está mirando con una expresión triste. No me gusta que me vea así.

Kristal trata de disimularlo, pero el rojo en sus ojos la delata. Papá se lo contó cuando fue a buscarme, casi se desmorona frente a mí.

Todavía falta darles la noticia a ellos.

No me atreví a contestar las llamadas de Summer, hice que papá lo hiciera. Le dijo que me sentía mal y que justo ahora estaba dormida, así que le escribiría después. Espero se lo haya creído. Reese también me llamó, a él lo ignoré por completo. Cualquier mentira que le dijera la descubriría puesto que vivimos al lado.

Salgo del auto, caminando con pereza hacia la casa. A penas pongo un pie adentro, Asher se acerca de prisa para verme.

—¿Qué te dijeron? ¿Estás bien? —pregunta apresurado.

Agacho la cabeza, esquivándolo y voy directo al sofá. Me siento, llevando mis piernas hacia mi pecho a la vez que tomo una de las almohadas para abrazarla. Hago mi mejor esfuerzo para no seguir llorando.

—Papá, ¿qué pasó?

La voz de mi hermano refleja miedo, se está imaginando lo peor. Escondo mi cara en la almohada para ahogar los sollozos que comienzan a surgir. En estas situaciones es cuando desearía ser más fuerte. Escucho como sus pasos se alejan, supongo que no quieren que los escuche y les agradezco por eso. Minutos después, el sofá se inunde a mi lado y unas manos sujetan mis hombros para atraerme a su pecho. Por la forma delicada con que lo hace adivino que se trata de Asher. Ni siquiera abro los ojos, dejo que me abrace mientras frota mi espalda con cariño y lloro con fuerza.

Acaricia mi cabello a la vez que suelta palabras tranquilizadoras para mí, aunque tal vez sean más para él. Dejo salir cada emoción que me embarga hasta quedarme sin lágrimas. Poco a poco mi respiración se torna normal, los espasmos de mi cuerpo se detienen y solo queda el dolor de cabeza. Tampoco tengo energía para apartarme. Nos quedamos otro rato abrazados, yo siendo arrullada por él como si fuera una niña. Justo ahora, todo lo que necesito es estar así. Necesito ser sostenida, saber que el mundo no está acabado y que este no es mi fin.

Sin darme cuenta me he quedado dormida, solo despierto cuando soy removida de sus brazos y me quejo.

—Vuelve a dormir —susurra papá.

Estoy tan cansada que mis ojos se mantienen cerrados, pero soy consciente de mi alrededor. Siento como soy llevada escaleras arriba y luego depositada sobre mi cama. Acomoda mi cabeza entre las almohadas con cuidado y se sienta a mi lado.

Apenas abro los ojos, lo suficiente para verlo en la oscura habitación.

—Papá...

Acerca su mano a mi mejilla derecha, tocándola con suavidad para después levantarse.

—Te traeré algo de cenar, por favor come.

Es todo lo que dice antes de salir de la habitación.

Apoyo los codos para sentarme en la cama. Tengo la garganta seca y un horrible dolor de cabeza. Volteo hacia la ventana, encontrándola cerrada. Quiero levantarme para ver si Reese está ahí, pero no me atrevería a mirarlo a los ojos. Ni siquiera sé qué le diría.

Minutos después papá vuelve con mi cena. Apenas toco los macarrones con queso y la ensalada, mucho menos los brownies que trajo Kristal.

Les pido que me dejen sola, y aunque al principio no ceden, terminan haciéndolo.

Cambio mi ropa por una sudadera y pantalones deportivos, para después volver a la cama. No tengo ganas de dormir ni llorar. Solo quiero estar sola.

♡♡♡

He dormido una hora.

Aunque no importa, mi cuerpo no se siente cansado. O sí. La verdad no lo sé.

Todo se siente vacío hoy.

No he ido a la escuela, decidí quedarme encerrada en mi habitación toda la mañana. Con suerte bajé a desayunar. No he leído ningún mensaje y tampoco pienso hacerlo. ¿Qué se suponga que les diga? Papá se ofreció a quedarse en casa para cuidarme, pero le dije que no. Kristal no tiene trabajo para hoy, así que ella se quedó conmigo. Me siento mal por ignorarla, pero no estoy de ánimos para ver a nadie.

Me mantengo ocupada leyendo el libro que Summer me regaló. Debido a la escuela y al ballet lo había abandonado. Aunque por más que sea increíble no logro concentrarme en la lectura. Mi cabeza no deja de repetir esa asquerosa palabra.

No esperaba que el doctor lo dijera. Fue como si un cuchillo se hubiera enterrado en mi pecho, haciéndome sangrar de dolor. Papá le hizo varias preguntas, entre ellas cuáles eran los síntomas y el tratamiento más indicado.

Fue una casualidad que los moretones o más bien hematomas, aparecieran justo después del viernes. Al igual que todas las cosas raras que sentí antes, eran síntomas de la enfermedad. Una que llegó sin avisar.

He pasado mi día entre lecturas inacabadas y llanto excesivo. Asher llega pero tampoco le abro la puerta. Insiste muchas veces sin resultados. Al final se aleja. O es lo yo creo.

Vuelven a golpear la puerta, pero esta vez suena otra voz.

—¡Si no abres la puerta, te juro que la derribaré y te sacaré a patadas, Ce!

Mis ojos se abren grande al escucharla. No me lo esperaba.

—¡Uno!

Ella no lo hará.

—¡Dos!

¿O sí?

—¡Dos y medio!

—¡De acuerdo, abriré la puerta! —grito desde mi cama.

Me levanto de prisa, poniéndome mis pantuflas de conejo rosa para ir a la puerta. La abro y en efecto, Summer se encuentra en posición, lista para abrirla de una patada.

—¿Te enseñaron Karate en los Exploradores o qué? —le reclamo.

Se encoje de hombros.

—No, pero siempre he querido decir eso.

Se adentra en la habitación, sin preguntar, para sentarse en el asiento de la ventana. Por su actitud, deduzco que no está enterada. De seguro querían darme mi tiempo para procesarlo. Aunque ha decir verdad no hay mucho que procesar.

—¿Te quedarías ahí o me dirás por qué has estado ignorándome? —Levanta una ceja.

Cierro la puerta con seguro y camino hacia ella para sentarme a su lado. Jugueteo con mis manos sobre mis piernas, con la mirada fija en ellas. Un nudo se forma en garganta y sé que no podré hablar. Coloca ambas manos en mis mejillas para levantar mi cabeza. Me mira sonriente, así como es ella. Sus ojos transmiten confianza y seguridad.

—Puedes contarme lo que sea. Confía en mí.

Niego, sintiendo como los ojos comienzan a picarme.

Al instante, una chispa de preocupación cruza su rostro.

—¿Es algo malo y por eso tienes miedo de decírmelo? —murmura—. Prometo no juzgarte, pero por favor, no te lo guardes para ti.

No encuentro mi voz, se ha perdido junto con mis esperanzas. Esto me recuerda a cuando mamá enfermó. Tenía mucho miedo, no quería que nadie supiera mi dolor para no sentirme frágil. En ese entonces no tenía a nadie a quien recurrir, solo éramos ella y yo.

Ahora tengo a Summer.

Me atrevo a mirarla. Su rostro sigue luciendo preocupado, pero a la vez apacible, como si supiera que el mínimo detalle puede alterarme.

Inhalo y exhalo, llenando mis pulmones en un intento de adquirir valentía. Es mejor decírselo antes. No gana nada ocultándolo. Además, necesitaré todo su apoyo emocional, porque estoy segura que no podré con todo.

La miro directo a los ojos, y lo digo:

—Tengo cáncer —susurro—. Más específico, leucemia. El doctor dice que podré curarme, pero ¿qué pasa si yo...?

No me deja terminar porque me abraza por el cuello, acercándome a ella. De inmediato comienza a llorar sobre mi hombro. Eso hace que yo también llore.

Esto me está rompiendo el corazón.

—Sé que tú debes de sentirte fatal, y yo debería de estar consolándote pero —Solloza—, es imposible que mi corazón no duela.

La abrazo con más fuerza.

—Te prometo que te pondrás bien —dice—. Estaré contigo en todo momento. Me convertiré en un odioso chicle en tu zapato si es necesario. Haré lo que sea por ti, Ce.

Unas lágrimas ruedan por mis mejillas.

—No tienes porque...

—Si dices que no debo hacerlo, no me importará que estés enferma y te abofetearé —Se separa de mí—. Y hablo en serio.

Su comentario me hace reír, un poco.

Limpia mis lágrimas con el dorso de su mano, mirándome tierna. Sus ojos azules están enrojecidos, al igual que su nariz. Pasa la manga de su suéter por sus mejillas para después mirarme.

—¿Será mal momento para decirte algo? Te lo iba a decir ayer, pero no llegaste y bueno, necesito con urgencia decírtelo.

De acuerdo, pasé de estar triste a curiosa.

Summer se muerde el labio, a la vez que juega con un mechón de su cabello. Hace eso cuando está nerviosa o tiene algo importante que decir.

—Sum, ¿qué estás ocultando? —Entorno los ojos.

Suelta una risita.

—Te juro que no es nada malo. O bueno, depende de cómo lo veas. Lo estuve pensando por días y al fin me llené de valor para hacerlo. Si después de este día no quieres volver a verme, lo comprenderé.

Ahora estoy confundida.

—Ya tuve suficiente drama por un día, Sum. Dilo sin rodeos.

—Bien, lo haré —Deja de enrollar su cabello para fijar sus ojos en los míos. Vuelve a morder su labio y después infla su pecho con aire para soltar las palabras de golpe—. ¡Me gusta una chica!

Se levanta y comienza a caminar por la habitación.

—¡Listo, lo dije! Ahora puedes decirme lo asqueada que estás porque sea lesbiana o te desagrade la idea y quieras echarme de tu vida. Lo merezco, yo no debería ser así —Se lamenta.

—Sum... —Trato de hablar, pero me interrumpe.

—Mis padres estarán decepcionados.

Se lleva las manos a la cabeza y yo vuelvo a hablar.

—Sum...

—Ni siquiera un internado les bastará. Tal vez me envíen al ejército o...

—¡Summer!

Se detiene de golpe y me mira.

—Madre mía, en verdad hablas mucho —Me burlo.

Hago una seña para vuelva a sentarse. Una vez a mi lado, tomo una de sus manos para entrelazarla con la mía. La miro enternecida, con la sonrisa más sincera de todas.

—Quiero que me prometas que seré la primera en conocerla —Pido.

Su rostro se vuelve inexpresivo. Parpadea soltando palabras inconclusas.

—¿Es-estás diciendo, que no te molesta en absoluto? —Frunce el ceño, confundida.

—¿Por qué debería? Es tu vida, tú decides quién te gusta.

Una vez más, se lanza hacía pero esta vez recuesta su cabeza en mi pecho. Ahora emana esa energía tan característica suya.

—No sabes lo nerviosa que estaba, pensé que me odiarías por habértelo ocultado porque ambas juramos decir la verdad y yo no lo hice —Levanta la mirada—. No creas que no confío en ti, sabes que no es así.

Asiento con la cabeza.

—Sé lo difícil que es para ti abrirte hacia alguien. Me alegra que poco a poco lo hayas hecho conmigo.

Sonríe grande.

—Piper estará encantada de conocerte.

Frunzo el ceño.

—¿Piper?

Se muerde el labio. Es obvio que no planeaba decirme su nombre todavía. Asiente.

—Es la chica que conocí en la librería —Confiesa—. ¿Sabías que le gusta la ciencia ficción y la química? Yo no sé nada de ficción, pero oírla hablar de ello es fascinante. ¡Ella es fascinante!

Verla feliz, emocionada por la chica que recién conoció, me hace olvidarme de mis problemas. Es como si en medio de la tempestad de mi vida, estuviera Summer con su alegría, lista conquistar los corazones de todos y sacarnos una sonrisa.

Me da igual cuál sea su orientación sexual. Eso no cambia a la asombrosa persona qué es por dentro.

—Una última cosa —dice bajando la voz—. Creo que Reese ya lo sabe.

Mi corazón se detiene un momento.

—¿Qué?

—No estoy segura, pero hoy en la escuela Reese habló un momento a solas con Asher. Luego de eso me pidió venir con ellos a tu casa. Creí que Reese entraría con nosotros, pero fue directo a su casa. Se veía mal.

Oh, no. Ya lo sabe.

Decido pensar en eso después y le pido que me continúe contando sobre Piper. Ella entusiasmada la describe con lujo de detalles, en cada palabra sus ojos no dejan de brillar. Jamás la había visto así. Me recuerda a mí hablando de él.

Reese.

¿Tendremos un final feliz?

Hola, hola. 

Me gustaría que comenten qué les pareció, sus teorías, cualquier cosa relacionada a la trama o los personajes. Quiero saber sus opiniones al respecto.  Yo no diré nada por esta vez. 

Nos leemos en el siguiente. 

Besos. 


Continue Reading

You'll Also Like

34M 2.6M 91
Alexandra Carlin, es una chica recién graduada de la universidad, sin éxito en el campo laboral, es contratada por fin como secretaria del presidente...
1.8M 130K 89
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
130K 11.6K 63
Siempre fuí una débil e ingenua niña, más aún cuando ocurrió aquello que me marcó, aquel fatídico día que los perdí y con ellos se fue mi lado tierno...
490K 41.4K 38
Amber y Nelly. Personajes conocidos de "La hija de mi primer amor" y de "La amante", cuentan su larga historia de amor. Ambas resumirán sus recuerdos...