Más allá de este mundo (Libro...

By ZahiKing

2.8K 282 114

-------------------------------- Si algo tiene claro Maine Samuels en esta vida es que quiere morirse. Lo anh... More

Prólogo
• Antes de leer •
REPARTO
1. Inside
2. Next to me
3. Hello!
4. Smart Boy
6. Secret
7. Run
8. Relief
9. Look
10. Movie
11. Fight
12. Friends
13. Party
14. Tomorrow
15. House
16. YES!
17. Kiss
18. What happened?
19. Broken
20. Nickname
21. Love
22. Sing, Bitch
23. Destruction
24. Revenge
25. Side Effects
26. Family
27. Make me yours
28. Cry
29. Birthday Surprise
30. Favino
31. Before
32. Blue Eyes
33. Guilt
34. True Love
❄️
35. Time
36. Graduation and Fire
37. Myself
38. Goodbye
39. The last letter
Curiosidades+Anuncio
PLAYLIST DE MAINE
PLAYLIST DE EDMUND
¡NOTICIAS!

5. Night

82 7 5
By ZahiKing

MAINE

Playlist: Anson Seabra-I can't carry this anymore

《●》

Mis pasos de regreso a casa fueron una odisea. Dentro de mí se desarrolló una revolución de sentimientos que amenazaban con partirme el corazón en dos. Al principio estaba molesta, molesta con Edmund, pero luego recordé que por accidente acepté salir con él y mis pasos se tornaron nerviosos, rápidos y inquietos, para posteriormente ser pura emoción. En cualquier instante podría salir volando, y al darme cuenta de eso me pregunté, ¿Por qué me importa tanto?

Olvidé todo de golpe cuando llegué a casa y vi a mi hermano Jonah en la entrada, jugando fútbol contra él mismo.

-Maine-dice en tono de saludo mientras patea la pelota. Corrió en círculos gritando gol como un loquillo

-¿A eso le llamas gol, mocoso?

Me mira mal.

-Si piensas que podrías hacerlo mejor que yo estás equivocada. No sabes ni cómo se patea correctamente una pelota.

-¿Y tú si? Yo vi esa patada de lo más principiante.

-¿Quieres probar quién de los dos es mejor?

Tiro mi mochila al suelo y me preparo para cerrarle la boca.

-Adelante, mocoso, suelta tu mejor patada de niña.

Jonah usó todas sus fuerzas al responder mi comentario. En cámara lenta observé la pelota volar hasta mi cuerpo de la forma más amenazante posible. Mierda.

Se estrelló en mi pecho.

-¡AHHHHHHH!-grité-¡Mis tetas!

Dios, soy yo otra vez.

-¡Lo siento, Maine!-Jonah se apresura en disculparse, no tan honesto como debería-¡ya sabes que tengo astigmatismo y miopía!

-¡Voy a acusarte!-amenazo.

-¡Nooooo!

En eso sale mamá.

-¿Qué ha pasado?

-¡Nada!

-¡Jonah me golpeó las tetas!

-¡Ni que tuvieras tantas!

Y si existía algo de amor entre nosotros, Jonah acaba de destruirlo.

-¡Voy a matarte!-y corro para cumplir mis palabras mientras Jonah huye de mí.

-¡Basta!-exclama mamá, uniéndose a la persecución para preservar la vida de su hijo pequeño-¡Los voy a amarrar a los dos y no los soltaré hasta que se disculpen!

Si los vecinos se aburren es porque quieren, nosotros los Samuels siempre damos esta clases de shows al aire libre.

Dejo de correr porque no soy muy atlética y con cara de cañón pronuncio las palabras que más me queman el alma. Siempre me queman el alma.

-Lo siento, Jonah, por intentar matarte.

-Lo siento, Maine, por golpearte las tetas.

Mamá parece satisfecha.

-¿Ven que no era difícil? ¡Quiten esas caras! Entremos.

Jonah intenta abrazarme pero lo empujo muy muy lejos y subo a mi habitación. No tenía ocupaciones además de mi página en Instagram, de modo que las tardes se me hacían eternas. Siempre me proponía cumplir ciertas metas, como hacer yoga, meditar o incluso aprender a dibujar, pero terminaba durmiendo con mi gata al lado.

Creía que esto de tener sueño a cada rato era un relajante defecto con el que nací, pero en realidad no es más que la depresión haciendo lo suyo. La depresión da mucho sueño.

La hora de alistarse para mí salida casual con Edmund llega a las seis de la tarde. El dilema empieza, ¿Qué me voy a poner? Di vueltas y vueltas por mi habitación. Nada me gustaba, nada, mi ropa acababa de convertirse en una inmensa desconocida. Una voz en mi cabezota me decía "más vale que sea algo bonito. Pareces una bruja"


En mi opinión la única bruja era esa voz.

Opté por colocarme algo sigiloso y cómodo, lo que en otras palabras significa un pantalón y un suéter. Bajo a la sala y me siento junto a mamá. Nos entretenemos viendo un programa sobre gitanas locas en TLC. Mi madre se dobla en carcajadas cuando dos chicas empiezan a pelearse y no puedo evitar seguirle el ritmo.

Mi madre es una mujer naturalmente hermosa. El cabello negro le columpia por la espalda, sus ojos son oscuros como dos trozos de carbón y la sonrisa que se gasta transmite mucha seguridad y confianza, también está loca, es importante mencionarlo, y por supuesto, su mayor afición es hacer preguntas.

Lo que no me vino bien esta noche.

-Cuéntame, ¿este chico con el que saldrás es tu novio?

Me sonrojé como si Cole Sprouse me hubiera pedido matrimonio.

-¡Mamá! Te dije que no. Solo somos compañeros de clase. Tenemos un proyecto-si mi madre se llega a enterar que estoy castigada me usará como saco de boxeo.

Me hizo una mueca.

-¿Es cristiano?

-¡¿Cómo voy a saberlo?!

-Yo espero que lo sea, sino a esta casa no viene.

-¡Dios mío, mamá!

-Y mío también-responde, divertida-¿Le dijiste a tu papá que saldrías con un chico hoy?

-Confio plenamente en que no va a enterarse nunca. No le dirás, ¿Cierto?

-Por supuesto que no, boba...a menos que no llegues a las once.

-Seré puntual.

En ese momento miro el reloj. Siete y treinta. Edmund toca el timbre.

-¡Chaíto!-me despido de mamá dándole un beso en la frente.

-¡Adiós, hermanita!

-¡Púdrete, Jonah!

-¡No le hables así a tu hermano! ¡y pregúntale al chico si es cristiano!

Apenas abrí la puerta tuve que sujetarme firmemente de la manilla. Madre mía. Percibí muchas cosas cuando ví a Edmund parado frente a mí, y no hay mejor manera de resumirlo que esta: si así luce la perdición, que me consuma no es un problema.

Su abundante cabello negro estaba desordenado, la blanca piel relucía bajo las luces de la entrada y esa franela opaca que lo cubría dejaba ver unos brazos cargados de músculos leves pero definidos; su pantalón negro se combinaba con unas converse rojas y, maldición, su cara, esos ojos de venado, esa picardía en las leves arrugas que se formaban cuando sonreía, esas promesas oscuras que transmitía...no sé que me pasa.

-Samuels-saluda-una mujer peleona pero puntual. Eso es bueno.

-Chico listo-chasqueo la lengua-cuida tus palabras, me ofendo fácil.

-¿Y qué? Diga lo que diga vendrás conmigo, te conviene

Me cruzo de brazos.

-Eso no te lo puedo negar.

Edmund me da la espalda y corre hasta un auto antiguo. Lucha para abrir la puerta del copiloto, en serio lucha con esa manilla, y cuando la logra abrir cae de culo en la carretera.

Se levanta rápido, como si nada hubiera pasado y dice:

-Tu no viste nada. Las damas primero.

Me subo al auto, aguantando las ganas de soltar una risa grotesca. Edmund repite mi acción y avanzamos.

-¿Este es tu auto?-pregunto, asombrada. Era antiguo por fuera, pero por dentro estaba nuevo, pulcro y oloroso. Su auto era todo lo contrario al de James y sus amigos, que estaban llenos de cervezas y cajas de condones.

-Si, un tío me lo regaló hace unos dos años, se lo ganó en una apuesta, me dijo que, posiblemente, en este auto se llevaron a cabo un par de atracos.

-Eso es horrible-me removí, inquieta.

-Pero tiene buen sonido.

Niego, divertida.

-¿Y cuál es tu plan para evitar el castigo?

Se pasó la lengua por el labio superior.

-Espera a que lleguemos, Maine.

-Pero...

-Espera-su tono fue firme.

Resoplo.

Trás un minuto o dos de completo silencio, dice:

-¿Haces esto seguido?

-¿Qué exactamente?

-Salir con un chico que apenas conoces a romper las reglas.

-Si te conozco.

-De vista, claro, pero en realidad no sabes muchas cosas de mí.

-Tú tampoco de mí.

-Contesta la pregunta.

-Esto es tu culpa, ¿Recuerdas? Por meterte en una pelea estamos aquí.

-Yo no lo creo.

-Entonces dime, Edmund, ¿Qué estamos haciendo?

Parpadea.

-¿Teniendo una cita? ¿Permitiendo que el amor entre nosotros florezca?

Me reí.

-Si, como no.

-Eres odiosa, Maine-me dice-muy odiosa.

-Gracias, lo sé-sonrío-¿Puedo poner música?

-Ujum.

Conecto mi teléfono a la radio y coloco No time to die de Billie Eilish. Cierro los ojos y la tarareo con la cabeza apoyada en la ventana. Estaba protagonizando la escena melancólica de alguna película hasta que Edmund la quita.

-¡Hey! ¿Qué te pasa?

-¿A mí?-dice, frunciendo el ceño-¿Qué mierda de canción es esa? Me estaba dando sueño, y no soy muy de dormir.

-A ver, criticón, ¿Qué música te gusta a ti?

-Frank Sinatra, Twisted Sister, Nirvana, Foo fighters, The Verve, Oasis, Red Hot Chili Peppers-enumera-. Puedo seguir.

-¿Y de este siglo?-bromeo, pensado que Edmund tenía indudablemente el alma muy envejecida.

-Bring me the horizon, Bruno Mars. Me gustan muchos artistas, muchas canciones, pero soy más de la vieja escuela.

-¿Oh, en serio? Si no me dices no me doy cuenta.

Me mira fijamente para luego solo sonreírme. Debe dejar de hacer eso.

-Te voy a iluminar la vida con la verdadera música, Samuels-conecta su teléfono al reproductor del auto y al instante una canción muy ruidosa me rompe los oídos. Edmund le da todo el volumen. Creo que a este tipo de canción les llaman "canciones del diablo"

-I WANNA ROCK, ¡¡ROCK!!-gritaba Edmund al ritmo de la canción, inspirado, moviendo la cabeza como en un concierto. Ni siquiera miraba el camino...espera, ¡No está mirando el camino!

-¡Edmund! ¡Por todos los...!-sostengo el volante-¡Mira al frente!

-¡¡ROCK!!-seguía exclamando, ignorando mis tonos alarmados.

-¡Edmund!-le golpeo el hombro.

-Ya, ya. No tengo pensado estrellarnos está fría noche-me aparta y pisa fuerte el acelerador. Oh, Dios mío, no me vuelvo a subir en un auto con él.

Me puse el cinturón de seguridad mientras él seguía moviendo la cabeza...¿Es que no se queda quieto?

-¡Siente la canción, Maine!

En respuesta me cubrí los oídos hasta que la fachada de la secundaria aparece. Intento bajarme lo más rápido posible pero me detiene.

-Yo primero-forma una pistola con sus manos y sale del auto.

Lo miro anonadada. Cruzó la calle mirando a los lados, dando vueltas en el piso como un perrito, apuntando al aire con su pistola, haciendo sonidos de...¿Guerra, tal vez?

-Despejado-susurra y me mira-Oficial Samuels, puede usted avanzar. En silencio, por favor.

Edmund se encamina en cuatro patas hacia la ventana en el despacho del director. Yo le sigo, súper normal, con las manos escondidas en los bolsillos de mi suéter.

-Oficial Samuels-se levanta del piso-es usted una rebelde, nos ha dejado en evidencia.

-¿Cómo sabías que la ventana estaría abierta?-inquiero, mirando el despacho del director desde afuera.

-Por dos cosas: primero, Chucky la deja abierta para que el olor a peo se haya ido por la mañana, y segundo, no es la primera vez que vengo a esta patética escuela de noche. Entra tu primero.

-Pero...está un poco alta.

Otra vez esa increíble sonrisa.

-Si lo que quieres es que te toque, hay formas más faciles de pedirlo-y solo así me toma por las caderas y me impulsa. El suéter me traiciona y siento el contacto directo con los dedos de Edmund. Se sintió caliente, eléctrico.

Entro de lleno en el despacho del director y Edmund, ya a mi lado, dice:

-Te quedan bien esos pantalones.

Le golpeo el hombro y cambio el tema:

-Si, todavía huele un poco a peo.

-Te lo dije-se apresura a desarmar el despacho-¿Quién soy?-Edmund se pone un abrigo y unos lentes, se sienta en la silla subiendo los pies en el escritorio, toma el micrófono para enviar información a través de las bocinas y empieza a imitar la voz del director-¡Maldición! Estoy tan gordo.

No puedo evitar reírme. Edmund copia el acento británico del director a la perfección y, sin darme cuenta, le sigo la corriente.

-¡Debería dejar de comer tanta pizza!

-¡Me parezco a Big mama!

Estallamos en carcajadas.

-Bueno, chico listo, ¿Cómo burlamos a la muerte?

-Fácil-pega sus labios al micrófono para general una voz más profunda y dice-: pasaremos los pupitres de computación al salón de química, y los de química al de computación.

-Eso es duro.

-Me gusta duro.

-¡Quiero decir que es trampa!

-Por suerte no tengo moral, ¿Tú si?

Me muerdo el labio antes de contestar.

-Supongo que por ti la perderé.

-Por mí-sus ojos brillan-. Suena bien.

Y no sé como le hizo pero al instante una canción resuena con fuerza por todos los pasillos de la secundaria.

Me sonríe de nuevo, oh basta, ¡Que alguien lo controle!

-Maine, te presento a la juventud. Tratala con desorden.

Dicho eso, Edmund sale al pasillo bailando al ritmo de September, dando vueltas sobre su eje, cantando la canción a todo pulmón. Lo escucho repetirme lo que me dijo en el auto:

-¡Siente la canción, Maine!

Esta vez le hago caso. Me dejo llevar, agitando mi cuerpo junto al suyo, cantando tan fuerte que me quedo sin aire. Se siente bien, muy bien, como si fuera capaz de hacer cualquier cosa.

Como si la vida fuera lo que la gente feliz promete.

Ba de ya - say do you remember
Ba de ya - dancing in september
Ba de ya - never was a cloudy day

Vagamos de un salón a otro cometiendo el crimen, cambiando pupitres mientras cantamos, bailamos y reímos. Al terminar nos chocamos las manos.

-Maine-Edmund me quita el cabello de la cara con tanta sutileza que me deja débil-. Imagina que soy tu mayor sueño y sígueme.

Nos quitamos los zapatos, patinando por los pasillos como si fuera una pista de hielo. Tomamos prestadas dos escobas del cuarto de limpieza y las usamos de micrófonos, deteniendonos en el teatro para saltar de silla en silla hasta que la canción terminó y caímos rendidos en el piso de la tarima, que seguía frío.

Nos quedamos tumbados en silencio un rato, recobrando la respiración. Edmund apoya su cabeza en la palma de su mano para mirarme.

-Hazme una pregunta, Maine.

No la tuve que pensar.

-¿Eres cristiano?

Se ríe. Que sonido tan pacífico.

-Si, lo soy.

Oh, genial, a mi madre le encantará escuchar eso...espera, ¿Qué?

-Pelicula favorita-pregunta él.

-No lo sé, me gustan muchas, supongo que no tengo una favorita, ¿Y tú?

-Wiplash: música y obsesión-contesta fugazmente-no puedo parar de verla ni de repetirla en mi cabeza. Me motiva, cada vez que la veo quiero mejorar, tocar la batería como si fuera oxígeno, ponerle tanta pasión que mis dedos exploten...no me conviene que me exploten los dedos, pero entiendes a dónde quiero llegar.

-Si, entiendo, ¿A qué edad aprendiste a tocar la batería?

-A los siete mi padre me llevó a un restaurant, una banda local tocó esa noche y en medio de la presentación hubo un solo de batería, quedé fascinado, pensé "mierda, yo quiero tocar así". Al día siguiente mi padre se apareció con una batería pequeña en mi habitación y solo toqué. Desde entonces no he podido parar.

-¿Por eso formaste una banda con tus amigos?

-En parte.

-¿Se llaman Fuego Griego, cierto? ¿Por qué se hacen llamar así?

-Vi el término en un documental. A los chicos y a mi nos gustó porque fue un arma muy poderosa que ardía incluso bajo el agua. Lo comparamos con nuestra amistad porque somos imbéciles. Entonces se quedó.

-¿Y a eso quieres dedicarte?

-¿A la música? No, es solo un pasatiempo. Todavía no sé que quiero hacer ni que estudiar en la universidad. Dejo todo para último momento, incluso esas cosas tan importantes.

-¿Por qué?

-No vale la pena estresarse antes de tiempo...¿Y tú?

-Planeo estudiar algo relacionado con la escritura, es lo único en lo que creo ser buena.

-¿Pero te gusta?

-Con mi vida.

-Entonces no digas creo, dilo con seguridad, di quiero ser escritora porque soy malditamente buena en eso.

-Quiero ser escritora, soy malditamente buena en eso.

Parece satisfecho.

-Maine.

-Edmund.

-¿Saldrás mañana conmigo?

-Dios, ¿Sigues con eso? Tenemos clases.

-Iremos a clases temprano para que el director nos felicite por tan excelente limpieza de pupitres, y luego nos iremos. Me lo agradeceras, estoy seguro.

Suspiro, rendida.

-Sino me gusta, te mato.

-Está bien, puedes hacer lo que quieras conmigo.

Bajé la mirada.

-Maine.

-Edmund.

-¿Si te paso una lista de mis canciones favoritas las escucharás?

-Solo si tú escuchas las mías.

-Trato hecho-me ofrece su mano y se la estrecho.

Se me queda mirando y me sonrojo.

-¿Tengo algo en la cara?

-Nada, solo me acabo de dar cuenta de algo importante.

-¿Qué es?-sueno curiosa.

Es sincero. Edmund siempre es sincero.

-Nunca podría ser solo tu amigo-susurra-. Nunca

No tuve tiempo de decir nada, aunque tampoco habría sabido que decir. Edmund recibe una llamada que atiende enseguida. Su tono de voz pasó del amor al odio en segundos.

-¡NOOOOOO! ¡AHHHH! ¡FIGLIO DI MIGNOTTA! È UNA VERGOGNA, QUESTO È STUPIDO.

Cuando cuelga se alborotada el cabello en señal de total frustración. Me levanto al mismo tiempo que él.

-¿Estás bien?

Respiró profundo tres veces y contesto.

-Me llamó mi hermana. Perdió mi equipo en el fútbol.

Lo miré clara, tipo: ¿Es en serio?

-Vámonos, Maine. Es tarde.

《●》

-Gracias, chico listo, por ayudarme.

-Cuando quieras-me sonríe.

-Siento mucho que tú equipo perdiera.

-Yo lo siento más, estoy a punto de echarme a llorar.

Me río de su dolor.

-Buenas noches.

-Espera-sostiene mi mano y deja un papel-Léelo antes de dormir. Buenas noches, Samuels.

Entro a la casa cuando su auto desaparece a toda velocidad. Llegué antes de las once, de modo que subí a mi habitación con la tranquilidad pisándome los talones.

Apenas besé a mi gata y me tiré en la cama me di cuenta de que Edmund me hizo olvidar, por un rato, que morirme era mi deseo más grande.

Fue entonces cuando Depresión, con su ropa de combate, me lanza su primer ataque. La escuché claramente cuando me lo susurró:

Maine, amiguita, los momentos de felicidad son solo eso, momentos, luego solo eres tú otra vez. Siempre vuelves a ser tú después de un rato.

Le tomé la palabra, como siempre, y solo pude responder de una forma:

Tienes razón, ¿Me dejas la frase? Es para mí página.

La publiqué y antes de dormir recibí un mensaje de Edmund. Era un enlace que contenía todas sus canciones favoritas. Le respondí enviándole las mías. Me saqué del bolsillo el papel que me entregó. Lo leí en voz alta.

Hay personas que nunca se vuelven locas, que vida tan horrible deben vivir. Att: Charles Bukowski.

Apoyé el papel en mi pecho y me quedé dormida.

Me gustó que la vida dejara de doler un rato.

Me gustó ver colores además del negro.

Me gustó mientras duró.

《●》

Si llegaste hasta acá, tienes mi eterno agradecimiento

Aquí les dejo las canciones que Maine y Edmund escucharon en este capítulo

Continue Reading

You'll Also Like

55.8M 3M 26
TERCER LIBRO Jack Ross y el compromiso nunca se habían llevado bien. Cosa que, siendo sinceros, le había facilitado muchas situaciones en la vida. Si...
351K 22.7K 37
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la Duología [Dominantes] Damon. Él hombre que era frío y calculador. Ese hombre, desapareció. O al menos lo hace cu...
60.7K 5.5K 18
𝐴| 𝐷𝑜𝑛𝑑𝑒 𝑅𝑜𝑚𝑎 𝑦 𝑆𝑒𝑣𝑒𝑟𝑢𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑒𝑙𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑓𝑎𝑙𝑠𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑑𝑎𝑟𝑙𝑒 𝑐𝑒𝑙𝑜𝑠 𝑎 𝐿𝑖𝑙𝑦. [Severus Snape...
227K 26.8K 52
Elladora Black es la hija menor de Orion y Walburga criada para ser una sangre pura perfecta, sin embargo no es lo que planearon. Narcisista, egoíst...