Skyler
"No te creas que tienes una posibilidad", eso es lo que me había dicho mi prima cuando el vecino nuevo, Percy, nos fue a pedir algo de comida porque no hicieron las compras. Y eso es con lo que mi cabeza se estuvo torturando mientras estaba trabajando, ni podía concentrarme en discutir adecuadamente con Garret, porque Dafne se había robado mis pensamientos.
Esta bien, yo me considero una chica promedio, creo que entro en el porcentaje de chicas guapas si así pudiera decirse, aunque todas los sean, yo me considero que estoy ahí. Pero mi prima se cree en un nivel suprior, como si su belleza y popularidad de instagram la ayudo demasiado a levantar su egocentrismo.
Y a decir verdad, no veo a ese chico Percy como ella lo ve, como una presa o un posible ligue. Si, es un chico que puedo decir que es lindo, se le marca un hoyuelo en su mejilla derecha cuando sonríe que le saca toda la pinta de un chico grande.
Unos golpecitos del mostrador del trabajo me devuelven a mi realidad mientras observo a la chica frente mio.
—Hola esclava, dame un doble cargado.
—Lo siento, no le vendo a zorras.—conteste sonriendo.
—Eso fue un golpe bajo.—Dice Zoe señalándome con el dedo mientras yo me río, mi amiga saca de su billetera el costo del café mientras anoto su precio.—¿Hoy sales temprano, Sexy?
—Eso creo.—dije, viendo con nerviosismo la cola de gente que Zoe hacía esperar. Pero a ella no le importaba, ya quisiera tener yo su nivel de ansiedad, su cabeza lucia completamente rapada dejando sombras de cabello negro, unos pequeños tatuajes que si mirabas de manera concentrada te llamaban completamente la atención. Y su atuendo bueno, llevaba pantalones militares y una remera blanca con el estampado de una calavera.
—Bueno, sexy Sky, te esperare en una mesa, mientras sigo molestando a Klaus, ¿puedes creer que no me contesta el celular?
—Estará estudiando.
—Hey, él tiene que ser un inadaptado como nosotras, no me vengas con eso.—Dice ella mientras va a sentarse y yo negué. Disculpándome con la tardanza y comiéndome un sermón de una señora mayor quien se estaba quejando por hacerla esperar.
Gracias a eso, me gane las risas de Garret y sus burlas en todo lo que me quedo de mi labor.
Mi amiga Zoe ya iba por su segunda taza de café cuando me senté con ella, mechones de mi cabello salían de mi coleta alta, sus ojos se concentran en eso.
—Esa es la definición de que has tenido un revolcón y es mentira.
Rodee mis ojos sacándome la colita y comencé a peinarme con los dedos.
—¿Sabes algo de Klaus?
—Si, dice que cuando termine de estudiar no se qué cosa nos alcanza—Comenta Zoe restándole importancia. Cuando salimos de la secundaria, los tres teníamos grandes planes, que fueron interrumpiéndose de a poco, la realidad de que debía trabajar por no tener dinero me pego una cachetada, la realidad de que la hermana menor de Zoe tuviera cáncer fue un golpe bajo para la familia, aunque Zoe solo estudiaba para ser tatuadora y se esforzaba en ayudar con su hermana, y Klaus bueno, su padre accedió que siguiera teniendo clases de violín, pero a su vez debía estudiar algo que, según sus palabras, "le sirviera en la vida", por lo que estudia bioquímica.
Zoe comienza a hablarme de diseños nuevos en los que esta trabajando y me intenta persuadir en que me haga un tatuaje, que obviamente rechazo porque soy una miedosa si se trata de agujas, pero debo admitir, que los diseños de Zoe son bastante hermosos.
Klaus nos alcanza, su cabello negro estaba peinado hacía atrás mientras que se veía recién bañado. Su padre era asiático, y su madre era inglesa. Aunque muchas personas dudaban de ese hecho, solamente porque se parecía demasiado a su padre con los ojos asiáticos y el cabello demasiado oscuro.
—Hola chico universitario, ¿tienes tiempo de juntarte con estas homeless?
—A veces eres tonta.—dice Klaus y Zoe ríe mientras toma asiento.—Uno pensaría que estudiando bioquímica dejaría a su padre feliz, pero no, ahí esta presionándome. Al menos agradezco que mi mamá intervenga diciendo que deje de hacerlo porque solo sacara un montón de inseguridades...ag ¿Por qué debe ser psicóloga?
Ambas nos reímos de él, cuando me mude a los catorce, y todos se impresionaron por "la prima nueva de Dafne", porque si, Dafne era popular en el colegio aun cuando ni triunfo en instagram, pero todos querían juntarse conmigo porque creían que así serian invitados a las fiestas, ni yo era invitada a las fiestas aun cuando viviéramos en la misma casa. Y hacerme amigos de personas que no la apreciaban del todo, fue sencillo, casi.
Garret me mira con odio porque yo salí antes de mi trabajo laboral, le muestro mi dedo del medio mientras que él rueda los ojos.
—Tal vez le gustas—Dice Zoe llamando mi atención.—Y hace como los niños pequeños "te molesto para que me notes porque soy muy idiota como para hablarte".
—De todos tus chistes, ese fue el mejor hasta ahora.—Dije y ella bufa.—Garret no me mira porque le guste, me mira así y soy dueña de esas miradas, porque salí antes del trabajo y estoy perdiendo tiempo aquí sentada todavía en el trabajo.
—Gracias a que trabajas aquí, hay descuentos.—dice Klaus sonriente mientras bebe su café y yo suspire. Gracias a que yo trabajo aquí, se enteran de todos los cupones, promociones y se las regalo.
—Bueno, tengo algo que decirles.
—¿De quien te embarazaste?—pregunta Klaus.
—¿Por qué asumes eso?—dije rodando los ojos antes de ver mi estomago.—¿Aumente?
—No, sigues viéndote encantadora.—dice Zoe cortando toda la conversación que Klaus y yo estábamos teniendo. Ella me mira con sus ojos cafés.—Dinos linda, ¿Qué noticia?
Suspire y les hable de mi nuevo vecino. Porque claramente a ellos les importa que hable de estas cosas, les conté desde que me molestó con su ruido de guitarra hasta que vino a pedirme algo de desayunar.
—¿Y solo es ese chico?—Pregunta Klaus. Me encogí de hombros, no había visto adultos que yo recuerde, pero me costaba imaginar a ese chico solo en una casa tan grande. Sin contar que cuando vi el camión de mudanzas había instrumentos, varios instrumentos, si vivía solo me parecería raro.
—Hazte su amiga, asi tal vez descubrimos algo como que...no se, mato a alguien.
—Zoe.—dice Klaus.
—Ay vamos, hago una broma de esto pero todos no dudaron en hacerla sobre ese chico que salió del psiquiátrico.
Negué divertida mientras seguíamos tomando café y decidimos cambiar de tema.
El tiempo con mis amigos se paso demasiado rápido, entre risas, hablar del vecino nuevo, y comentar sobre nuestros momentos familiares. Hasta que llego la hora de irnos, agradecía que papá pudo arreglarme la bicicleta, y ahora intento asegurarla para que no vuelvan a pincharla otra vez intentando camuflarla.
Pase frente a la casa de mi vecino, y escucho gritos, por lo que no se si están matando a alguien o discutiendo. Pero sus problemas no tendrían porque ser los mios, guardo la bicicleta y entro a la casa donde veo un gran quilombo en la cocina y a Dafne terminando de hacer una historia en instagram junto a unos pastelitos.
—¿Qué diablos paso aquí?
—Oh bueno, ya que los vecinos no tenían desayuno, dudo que tengan algo de cena, o postre, así que hice estos.
—Explotaste la cocina.
—Si...la repostería no es lo mismo.—dice ella con una mano en su cadera.—Pero quiero lucir solidaria, entonces me bañare, y me acompañaras a entregarlos.
—¿Por qué yo?
—Porque si están horribles, tengo a quien echarle la culpa.-—Dice Dafne sonriendo yendo arriba mientras tiraba el delantal.
La cocina era un desastre de harina, huevos y leche por todos lados. Con ollas amontonadas, y un sinfín de utensilios sucios.
Agarre uno de los pastelitos y le di una mordida, al menos sabía pasable.
—Esta...¡maldita zorra!—grite porque quería sacarme eso de mi sistema. Justo a la vez que papá ingresa a la casa con bolsas de compras. Ambos nos miramos, pero no dice nada mientras tiro por ahí el pastelito a medio comer.
—¿Duro día en el trabajo?
—Duro día en la vida.—dije casi llorando. Papá besa mi frente.
—¿Te acuerdas de ese chico que me hablaste esta mañana?, compre algo de carne fría para ellos, tal vez podrías llevárselo.
Asentí y acepte las bolsas que me dio. Y así íbamos, yo con una bolsa de compras, y Dafne con su bandeja de pastelitos. No entendía porque estar en pantalones cortos y una blusa blanca, mientras que yo seguía con mi ropa del trabajo.
A mi también me hubiera gustado ponerme una falda, la diferencia es que ella quería impresionar al vecino, y yo quería no lucir como la prima fea.
Ambas nos miramos cuando paramos delante de la puerta de color negro, la mano de Dafne fue al timbre y lo presiona dejando que suene unos segundos antes de liberar su mano. Sin embargo, el que nos abre la puerta, no era el chico castaño de esta mañana.
En su lugar nos abrió la puerta un chico rubio, su cabello lacio caía por los costados de su rostro y sus ojos celestes nos observaban a ambas. Su torso estaba al descubierto mostrando unas ligeras marcas de un abdomen que luchaba por ser trabajado, tenia un traje de baño puesto y una remera que goteaba en sus manos.
—Hola, somos tus nuevas vecinas.—dijo Dafne con una alegría que me dieron ganas de vomitar por alguna razón.—Esta mañana, creo que...tu hermano, nos pidió algo de desayunar. No sabemos si tuvieron hacer las compras, asi que les trajimos algo.
El chico rubio abre la boca cuando se escucha un grito.
—¡Magnus!, ¡Te necesitamos aquí mismo!—Grita otra persona. El rubio nos mira.
—Un minuto.—dice y entra corriendo a la casa. Dejando la puerta entreabierta. Creyéndose la dueña del lugar, Dafne ingresa, y decido seguirla mientras dejamos las cosas en la mesa. La casa no se alejaba mucho a la nuestra, salvo que sus paredes eran de un lindo verde agua que le daba vida al hogar, tenían un gran sillon de color gris y una televisión frente a esta, la cocina estaba sucia y pude ver que si llegaron a comprar cosas para llenar su alacena.
Estaba por decir que debíamos irnos, pero los gritos eran tan altos, y la curiosidad de Dafne tan grande, que termine siguiéndola hasta un cuarto medianamente grande. Mis zapatillas pisaron el suelo mojado y levanto mi mirada.
Cinco chicos. Cinco jóvenes adultos son los que se encontraban gritando desesperados, y Dafne parecía estar en el paraíso de los chicos. Mientras que yo, veo el problema, el lavarropas estaba descontrolado y no dejaba de largar demasiada espuma, un chico pelirrojo pero mas tirando al rubio, no tan pelirrojo como yo, estaba parado en la tapa como si eso fuera a detenerlo, dos castaños buscaban las instrucciones, el de cabello negro intentaba callarlos mientras se mensajeaba con alguien, y el rubio no dejaba de intentar apagarlo.
Busco con mis ojos el enchufe hasta encontrarlo y lo desconecto, los gritos terminan, mis pies están mojados. Y diez pares de ojos se voltean a verme.
—¿Necesitan ayuda?
Y así es como pase a ayudar a cinco chicos a lavar su ropa, porque ellos pusieron demasiado jabón y ni se molestaron en separar la ropa negra y blanca de la de color. Uno de ellos me dijo que las instrucciones estaban en chino y que intentaron traducirlas usando Google, no quise reírme de eso, pero lo hice.
El chico castaño, Percy, aparece en la habitación, ya no tenía mas su ropa mojada.
—¿Quieres que te preste algo?—Dice y lo miro, las puntas de sus orejas se vuelven rojas.—Solo...digo, no me gustan las medias mojadas, me incomodan.
Reí un poco.
—Estoy bien, al menos no dañaron el lavarropas.
—Te prometo que no somos tan idiotas como lucimos.—Dice él mientras decide ayudarme.—Mi mamá me explico como debía hacerlo pero...me olvide.
—Así que...¿solo son ustedes cinco?
—Si, hoy le tocaba a Caleb lavar la ropa, y todo se salió de control. Ezra intentaba buscar las instrucciones porque perdimos el papel en toda la espuma.
—Supongo que mi prima debe estar feliz de ayudarlos ahora.—Dije riendo. Percy mueve su cabeza. Salimos de la sala de lavado cuando el lavarropas comenzó su función normal, reuniéndonos con los chicos, donde mi prima intentaba tener la atención del rubio quien lucía muy incómodo.
El castaño que se parecía a Percy, y descubrí que es su hermano y se llama Niklas, se nos acerca.
—Muchas gracias por ayudarnos—Dice él.
—No hay de que.
—¿Quieren quedarse a cenar?
—Somos mejores cocineros que limpiando la ropa—Dice el chico de cabello rubio rojizo en la cocina. Intentar memorizar los nombres era algo difícil, pero ese era Caleb. El rubio que mi prima coqueteaba era Magnus y el de cabello negro que estaba mas solitario se llamaba Ezra.
—No queremos molestar—Dije yo, apresurándome a la respuesta de Dafne que seguramente sería un enorme si. Mi prima me mira con los ojos entrecerrados.
—No será molestia, molestia es lo que te hicimos trabajar.—comenta Percy.
Por la mirada de ojos entrecerrados que me dirigía Dafne, decidí aceptar la propuesta. Y nos quedamos a cenar con ellos, explique toda la función del lavarropas para que no quedaran dudas, Dafne intentaba acotar algo, pero de su boca solo salía tonterías. Eso si, los chicos quedaron impresionados con su cantidad de seguidores en instagram.
Compartimos tanto con ellos, hasta que se hizo tarde. Y Dafne apresuro a irse porque prometió un directo antes de dormir.
—Hasta mañana, Skyler.—dice Percy cuando me acompaña a la puerta.—Espero verte en situaciones menos vergonzosas.
—Gracias por la cena, salúdame a los chicos.
—Claro.—dice él.—Sky...
—¿Si?
—Solo estaba probando.
Quise preguntar que estaba probando, pero el grito de Dafne me hizo asegurarme que no había tiempo para preguntas. Con un saludo de mano fui caminando hasta la casa, donde al ir a la ventana de mi habitación, espié a los dos amigos riendo, sonreí y fui a dormir.
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