Roses - [ Volkacio ] - || Ome...

By TackatoMon

141K 13.7K 11.7K

Un sorprendente sentimiento se cuela en el corazón de Volkov cuando reconoce aquel par de ojos bicolores, per... More

Capítulo 1.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20 (Final).
Capítulo 21 (Final).

Capítulo 2.

6.8K 693 774
By TackatoMon


Pov Normal.

Volkov caminaba por la blanca nieve con una mochila en la espalda. Su cuello abrazado por una bufanda azul que no era suya, y con su nariz algo roja debido al frío.
Sus pasos se detuvieron cuando estuvo frente a aquel niño que se encontraba con él cada día para jugar juntos. Al menos así había sido toda la semana.

Lo tomó de la mano para que lo acompañara y el más pequeño se dejó llevar. Ambos se sentaron en una banca muy cerca de allí.

Horacio observó atento cómo el ruso se descolgaba la mochila de los hombros y la abría dejando ver su interior. En esta había un jarro térmico y dos vasos.

Volkov le estiró un recipiente para que lo tomara y él lo hizo sin dudarlo. Luego destapó aquel jarro con delicadeza y sirvió chocolatada caliente en el vaso del menor, prosiguiendo a servirse igual en el suyo.

Horacio veía al niño de ojos azules realizar cada acción con lentitud y precisión, parecía que el entusiasmo no era su fuerte, sin embargo con aquel rostro serio siempre le llevaba algo caliente que beber. Con total parsimonia tomaban las bebidas y dejaban que sus cuerpos agarraran algo de calor.

Volkov solía decir palabras extrañas a veces, y él sólo le asentía como si le entendiera y le dedicaba una sonrisa.
Mientras, el mayor era consciente de que el otro niño no hablaba su idioma y no comprendía ni una sola palabra de lo que le decía.

Aún así, jugaban juntos y se hacían compañía.

"Comisario Volkov"

— ¡Comisario! ¿Me escucha? — Un oficial estaba en frente suyo y lo hizo cortar con aquella pequeña sesión de recuerdos que golpeaba su mente.

— Dígame, Torrente — Volkov le dedicó una mirada algo afilada debido al hecho de ser interrumpido.

— Hubo un problema con la PDA, parece que ayer se guardó información errónea y ahora tenemos personas registradas con cargos que no les corresponden — el oficial informó con un tono de voz preocupado.

— ¡Joder! — mufó el ruso, odiaba el trabajo mal hecho — Revisa en qué horario fue registrada la información y quiénes estaban de servicio —

— Ya lo hice, Comisario, sólo quedaban dos alumnos a esa hora — terminó de informar tratando de sonar firme.

.

Horacio y Gustabo entraron en vestidores a cambiarse ya finalizando sus turnos laborales. Había sido un día algo duro pero iban adquiriendo experiencia y eso los emocionaba bastante.
¿Quién iba a decir que terminarían disfrutando trabajar de maderos?

Ambos notaron las atentas miradas sobre ellos cuando se estaban cambiando, sin embargo no dijeron nada, ya se acostumbrarían aquellos compañeros a tenerlos alrededor.
Siempre era igual.

— Me adelanto a comprar unas cervezas, ¿Te vienes luego a mi casa? —  preguntó Gustabo cerrando su taquilla y dedicándole una sonrisa al menor.

— Venga, nos vemos en un rato — le respondió su hermano asintiendo con la cabeza y luego lo vio irse por la puerta.

Horacio terminó de acomodarse su sudadera y dirigió la mirada a uno de sus compañeros que mantenía la vista fija en él.

— ¿Sucede algo? — preguntó el de cresta, algo incómodo por la forma en que era observado.

— No tienes cuerpo de omega — dijo el otro repasándolo una vez más.

— ¿Y eso qué? — insistió Horacio sin darle mucha importancia, ya bien sabía que a diferencia de la mayoría de los Omegas, su cuerpo era fornido y bien marcado debido a sus entrenamientos constantes.

— Así no nos gusta tanto — comentó el otro con malicia, sonriendo tenuemente.

Los demás compañeros alrededor se quedaron en silencio y pusieron atención a la escena que comenzaba a armarse, aunque la mayoría sólo quería hacerse cargo de que la situación no subiera de nivel.

Horacio soltó una carcajada fuerte y se acercó a su atacante con una mirada fuerte y la nariz ligeramente fruncida, era seguro que llegaría el momento cualquiera de esos días en que sería molestado por un alfa, y ahí estaba.

— ¿Y por qué querría gustarte, alfa de mierda? — Las agresivas palabras de Horacio resonaron por aquella habitación y un olor a rosas marchitas muy fuerte invadió el ambiente haciendo de alguna forma que los presentes sintieran la necesidad de estar alertas.

Por un segundo, podrían jurar que se trataba de otro alfa más, pero aunque así fuera, jamás se quedarían sin decir algo.

— ¿Cómo dices? — el alfa mostró los dientes y su olor a anís comenzó a esparcirse muy potente a su alrededor.

Todos se quedaron sorprendidos cuando vieron que Horacio no cedía ni un centímetro, no mostraba ningún tipo de temor ni molestia por el actuar del alfa.

— Sólo estás apestando todo— escupió Horacio con el mismo tono, sumando que ahora igual su ceño estaba fruncido y su mirada más afilada — ¿Crees que nunca me crucé con imbéciles como tú? — Dió un paso hacia adelante logrando que instintivamente el contrario diera uno hacia atrás — Están en todas partes —

Un rotundo silencio se había formado haciendo la situación demasiado tensa, aunque poco duró.

— "Quiero a los alumnos Gustabo y Horacio en mi puto despacho, ¡Ahora mismo!" — se escuchó la potente voz del comisario Volkov en la radio de los que la llevaban encima, haciendo que todos dieran un pequeño salto debido al susto y volvieran a sus cosas, así aquella "discusión" dió por finalizada.

La voz de aquel alfa cuando daba órdenes, no era una broma.

Horacio se volvió a su taquilla y la cerró dándole la espalda al resto, sentía el latir de su corazón muy acelerado. No entendía si era porque la voz de aquel Comisario le había asustado, lo había tomado por sorpresa o causaba en él ese efecto cada vez que lo escuchaba.

— Horacius, yo que tú me apuro que al comisario no le gusta esperar — se escuchó a otro compañero llamado Moussa que se adentró al vestidor abruptamente.

—10-4 — contestó el de cresta, soltando seguido un suspiro.

Dirigió una última mirada a aquel alfa con el que había reñido hace un momento y luego salió de aquella habitación.

Horacio golpeó la puerta del despacho de su superior y escuchó un claro <adelante> del otro lado.

Entró con cautela, su vista posada enseguida en el hombre alto y apuesto que se encontraba revisando unos papeles en su escritorio.

— B-buenas, Comisario — saludó algo nervioso, entendía que si los llamaban así por radio, era para regañarlos.

— ¿Dónde está su compañero? — preguntó Volkov sin dirigir aún su mirada.

— Ya se había ido cuando usted nos llamó — respondió el de cresta cerrando la puerta detrás suyo.

— Bien, veamos... — Víktor se puso de pie y tomó una tablet que se encontraba arriba del escritorio para luego enseñársela al alumno — ¿Sabe qué es esto? —

— Sí, la PDA, ahí subimos los datos de los detenidos — Horacio lo miró curioso.

Víktor soltó un suspiro pesado haciendo que el menor lo mirara aún más atento.

— Ayer, en su horario de trabajo, hubieron registros..— Volkov comenzó a redactar la situación con el rostro denotando enojo y una mirada fría, sin embargo el contrario no lo escuchaba.

Horacio se encontraba deslumbrado por las facciones de su rostro, por su perfecto cabello gris peinado hacia atrás.
Se perdió observando la piel blanca de su bello cuello, su vista bajó un poco al torso del contrario, donde este tenía los brazos cruzados imponentemente.

"Esa camisa le queda de puta madre"

Las feromonas del alumno comenzaron a esparcirse dulcemente por su alrededor, sin darse cuenta aquella oficina fue invadida y olía completamente a rosas.

Volkov ya no hablaba, había detenido su regaño en el momento en que aquel aroma llegó a sus fosas nasales.
Tragó saliva muy nervioso.

El ruso dió un paso adelante, acercándose un poco a Horacio mientras le observaba con adoración por aquel agradable aroma que le llegaba al corazón.

"Nunca había visto un Omega tan lindo"

Horacio había dejado de analizar al comisario en cuanto notó que este detuvo su habla, sin embargo cuando su olfato fue invadido por aquel aroma a café de Volkov, volvió a quedarse anonadado por el hombre frente a él.

"Nunca me había gustado tanto el olor de un alfa"

...

"Basta, es tu jefe"

El alumno volvió en sí y se regañó internamente, no podía dejarse llevar, no debía.
Tenía que seguir las reglas que había pactado con Gustabo, eran necesarias.

Dió un paso hacia atrás y soltó un suspiro, relajándose al igual que se iba disipando su aroma del ambiente.

— Sobre la PDA... me cuesta entenderla. Si hay un error es por mi culpa de seguro, Comisario Volkov — habló Horacio de una vez, sacando al mayor de sus pensamientos.

— Bueno... — Carraspeó — Será mejor que aprenda — Volkov desvío la vista a un costado.

— Lo haré — el alumno estaba por retirarse pero sintió la mano del comisario sujetarle del brazo.

— Siéntese — ordenó el ruso, señalándole el sillón a un costado de la oficina — Voy a explicarle cómo se usa correctamente —

Horacio maldijo en sus adentros, quería salir escapando de allí, Volkov lo atraía y distraía demasiado. Se sentía un Omega en todo su esplendor teniéndolo cerca, se sentía indefenso de alguna forma.

— 10-4 — asintió el de cresta, tomando lugar en aquel sitio que le fue indicado.

Víktor no entendía el por qué, pero ahí estaba. Sentado junto aquel alumno explicándole cómo utilizar la PDA como si nadie más pudiera hacerlo.

Por esos minutos, se mintió a sí mismo diciéndose que era su trabajo y que debía enseñarle. Pero la realidad es que en ese momento su cuerpo hizo lo primero que se le ocurrió para tener a Horacio cerca un poco más y deleitarse con su riquísimo aroma.

.

Horacio llegó a la casa de Gustabo como lo habían planeado, lo primero que hizo cuando su mejor amigo le abrió la puerta fue arrojarse a su sillón.

El rubio se dirigió a la cocina y volvió a la sala con dos botellas de cervezas, dándole una al de cresta enseguida.

Al momento en que lo tuvo cerca, Gustabo comenzó a olfatear el aire alrededor de su hermano.

— ¿Qué te pasa, puerco? — le preguntó Horacio sosteniendo su bebida y observando curioso el comportamiento ajeno.

— Calla, perraco — pidió el alfa, y luego se acercó un poco más para oler mejor al menor.

El rubio se alejó y le dedicó una mirada de desaprobación.

— ¿Qué? — preguntó el de cresta confundido.

— Apestas al Comisario ese — Gustabo negó con la cabeza.

— ¿Cómo? — el de cresta comenzó a olfatearse y notó que, en efecto, tenía un leve olor a café. Por supuesto que su amigo alfa lo había sentido más fuerte.

— Horacio — el mayor lo miró como solía hacerlo cuando lo regañaba.

— ¡Que no! ¡Que no! — trató de defenderse de aquellas insinuaciones — Me explicó cómo usar la PDA esa de los cojones —

— ¿Y por qué te dejó marcado su olor? — cuestionó el alfa.

— ¡Yo qué sé! — Horacio se exaltó un poco por un momento, él tampoco sabía el por qué.

— Sabes que debemos seguir nuestras reglas — aconsejó Gustabo, ya calmando su actitud y tomando asiento junto a su hermano.

— Que sí, no te estoy mintiendo — el de cresta llevó la botella a su boca bebiendo su cerveza.

— ¿En serio tuvieron que enseñarte a usar la PDA? Si es lo más fácil — alardeó el rubio con actitud burlona.

— Sí, perro — Horacio soltó una pequeña risa — Me comí un regaño y todo por usarla mal ayer —

Gustabo soltó una carcajada y luego llevó una mano a despeinar la cresta de Horacio con suavidad.
Lo observó un momento mientras le sonreía con cariño.

"Por fin llegamos hasta aquí, hermano" .

Horacio no tuvo que preguntar para comprender los gestos de su mejor amigo.
Después de todo, habían pasado por tantas cosas en su pasado que sus vidas actualmente eran un milagro que aún no terminaban de creer.
Y para no arruinarlo, habían establecido algunas reglas ellos mismos.

Regla número uno: No ligar con compañeros de trabajo.





…………………

Continue Reading

You'll Also Like

468K 47.8K 120
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
532K 72.3K 44
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
2.4M 249K 134
Dónde Jisung tiene personalidad y alma de niño, y Minho solo es un estudiante malhumorado. ❝ ━𝘔𝘪𝘯𝘩𝘰 𝘩𝘺𝘶𝘯𝘨, ¿𝘭𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘳𝘦𝘫...
325K 24.8K 53
Historias del guapo piloto monegasco, Charles Leclerc.