NARCISSIST ⌠Omegaverse⌡

By marasehm

227K 32.2K 14.8K

Henry es como cualquier alfa de la realeza, malcriado y prepotente. Hasta que un día su padre decide darle un... More

Prefacio.
1. El hormigón lastima más que la espada.
2. En mi tierra la bondad vale tanto como el oro.
3. Varias luces para acostumbrarme a la idea de que te necesito.
4. En el pasado serías un milagro.
5. Escucho con atención porque ha empezado a importarme.
6. El cielo está bajo sus manos.
7. Bonito como las flores, o la música.
8. El hombre desafortunado toma malas decisiones.
9. Me quedaría contigo aunque tuviera que irme.
10. Lo imposible trae consigo un tul negro.
11. La fantasiosa verdad y el sabor a sal.
12. La valentía que se ha robado todo el tiempo.
13. El pequeño segundo que separa el amor del dolor.
14. Una señal de las mentes perdidas.
15. Lo que hemos dejado atrás.
17. En todos los mundos el llanto es igual.
18. El visitante.
19. Te apuesto que cruzar el mundo duele.
20. Perdido en un océano de sangre.
21. El nacimiento de un dragón.
23. La ultima esperanza.
23. Un vinculo inquebrantable.
24. Mil veces el sol y las flores.
25. Volveremos a ser.
26. La guerra hace monstruos de los hombres.
27. Mariposas de fuego.
28. Gracias, mamá.
29. Querer, y que te quieran de vuelta. ¿Es verdad que eso te salva la vida?
30. Batalla final.
Epílogo.

16. Si mi voluntad se va, me quedas tú.

6K 904 497
By marasehm


Abraham Relish se despertó a la mañana siguiente con un extraño vacío en el pecho. Al principio mantuvo los ojos cerrados, pero su mente iba divagando poco a poco. Su noche, su última noche había sido la más feliz de su vida y ahora el día estaba a punto de convertirse en el más triste.

Su cama, sus manos, su alma, todo había amanecido vacío.

Al principio, le pareció un simple borrón en la mirada, al abrir los ojos, Henry no estaba, pero su olor se encontraba pegado en todo. En la sabana que le cubría el cuerpo desnudo, y cada vez que la tela le rozaba la piel, Bram podía sentir de nuevo las manos de Henry en él, tan suaves, tan fuertes, tan grandes...Recordaba que incluso el dolor se había sentido placentero.

Así que cuando toco el suelo con los pies, no esperaba encontrarse un helaje tan profundo bajo su tacto. El suelo, la tierra, el mundo en el que estaba le gritó que algo no iba bien, que no era normal ver la bruma desde la ventana.

"¿Henry?" se obligó a llamar, aunque la voz le sonó llorosa, estaba seguro de que el alfa aparecería por la puerta del baño, con una taza de café, con algo en la mano, con Abby en el hombro...Estaba seguro de que aparecería.

Pero él jamás lo hizo.

Y lo más próximo que Bram sintió, fue el insondable dolor en el pecho y luego, el rechinar de la piel de sus rodillas contra la baldosa. Algo en su corazón, en su cuerpo, en su energía vital se fracturó en ese momento. Gritó de nuevo y una y mil veces, pero Henry jamás respondió, lloró en el suelo, se tanteo el cuerpo miles de veces para cerciorarse de que estaba despierto y no teniendo una pesadilla horrible, pero cada vez que sus parpados se separaban estaba en el mismo lugar. Solo, completamente solo.

Henry lo había abandonado. Se había aprovechado de él, se había robado de su cuerpo y de su alma lo único que conservaba y se había ido. Después de hacerle el amor, lo había dejado lleno de odio.

Algo en su alma se oscureció de inmediato, como si estuviese pintado con ceniza. La rabia, el miedo, el miedo que sentía de mirarse nuevamente en un espejo para verse solo, y ahora, ya no se trataba de una criatura indefensa que el mundo había soltado a su suerte, ahora, lo habían abandonado.

Y el abandono no tenía perdón.

Incluso aunque lo supiese muy dentro de él, incluso aunque su amor por aquel alfa le hubiese nublado la vista, él sabía que se iría eventualmente. Pero jamás había esperado que fuera así, sin decir nada, en medio de la noche más feliz para convertirla en una tortura profunda y devastadora.

Su cuerpo perdió las fuerzas incluso para caminar. No supo cuántas horas había llorado en aquella misma posición, luego se removió por la casa solamente para enfocar la vista y dejar de contar el suelo.

Y entonces vio el papel doblado sobre la mesa. Apenas una hoja, un articulo ajeno que él estaba seguro que nunca había dejado ahí en primer lugar. Se apresuró a agarrarlo y en el acto, casi lo despedazo. Era un dibujo suyo, perfectamente trazado con bolígrafo, seguramente Henry lo había hecho mucho tiempo antes, porque el papel tenía manchas de dedos grandes, y por detrás, unas cuantas líneas.

"Toda la magia de Londres está contenida en ti, mi pequeño Bram. He tenido que irme, pero a donde sea que este, no hago más que pensar en ti, en donde sea que los pasos me lleven, siempre estaré creando un mejor mundo para ti, he tenido que hacerlo así porque si me detengo a mirar tus ojos, jamás podré cumplir con mi deber. Te doy mi palabra de que volveré por ti, aunque tenga que hacer un puente entre el tiempo con mis propias manos

Siempre tuyo,
Henry"

Las lagrimas destiñeron la tinta, los ojos de Bram de repente se cerraron con una sola suplica, para Dios, para el universo, para cualquier astro que lo escuchará; donde fuera que se hubiera ido, que volviera. Que viviera, que tuviera memoria suficiente para no abandonarlo en un rincón oscuro de su mundo y de su mente.

Debajo del papel, había un anillo. El anillo que Henry siempre había llevado puesto, que brillaba en un oro completamente diferente porque era rojo, un rojo metálico como si la sangre lo reluciera. Bram lo sostuvo en las manos, tembló y se cayó de nuevo al suelo.

Después de eso, su llanto no paro nunca más.







Las escaleras del palacio de Vassilia estaban manchadas de sangre, el aire olía a ceniza y el poblado alrededor del palacio tenía todas sus puertas cerradas. El castillo, con sus crestas grandes, con sus torres y sus banderas, se veía increíblemente desolada.

Henry se puso alerta de inmediato, encontró en el salón el cuerpo tendido y moribundo de un guardia, se acercó a él al sentir su corazón palpitar levemente. El hombre estaba frio y pálido, pero Henry lo reconoció, era uno de los guardias de su hermano.

"¿Jonaeh?"

El guardia tosió con fuerza, no le quedaba mucha vida, una herida enorme le cercenaba el estomago.

"Mi príncipe..." susurró el guardia, su cabeza se ladeaba de un lugar a otro.

"¿Qué esta sucediendo, Jonaeh? ¿Qué pasó mientras me fui?"

Los ojos del hombre se enfocaron en el príncipe, con algo parecido a la esperanza bailando en ellos.

"Escóndase, que no lo vea, mi príncipe...que no lo..." otra oleada de tos recorrió al guardia, la

"¿De quién estás hablando? No comprendo, ¿Dónde están mis padres? ¿mi hermano?"

"Ya no queda nadie, nada..."

Los ojos de Henry se abrieron con sorpresa. ¿Cómo se había transformado su mundo en aquello? ¿Cómo podía la vida haberse perdido así de aquellos muros? Y entonces, el sonido de pasos a su espalda lo sobresaltó demasiado tarde. Frente a él, un hombre alto y con el pelo oscuro le devolvía una mirada recelosa y sorprendida.

Merlí, el mago, el traidor.

Su ropa negra era casi tan pulcra como la frialdad de sus ojos.

"Así que has conseguido regresar"

Henry se contuvo de lanzársele encima, estaba muy en desventaja y el otro también lo sabía.

Detrás de él, Jonaeh murmuró algo entre borbotones de sangre. "No le crea nada..." estaba comenzando a decir, pero entonces, Merlí movió los dedos en solo un chasquido, un gesto simple y ordinario, y lo convirtió en un acto mortal.

El cuello del guardia se torció completamente y su cabeza cayó sin vitalidad alguna hacia adelante.

Henry tragó saliva, usar la magia para dañar a otros era un delito capital.

"Este es mi lugar, mi ciudad, mi mundo" respondió Henry, pero de inmediato se dio cuenta de que era mentira, Vassilia ya no se sentía como su lugar, porque su único lugar en el mundo eran unos rizos claros y unas manos pequeñas abrazadas a las suyas.

"¿Esto se te parece a tu mundo?" respondió el mago, dando un pequeño paso hacia él. La frialdad de sus ojos era inescrutable, dolorosa casi.

"¿Qué has hecho?"

El mago sonrío, con ironía. De cerca, sus ojos estaban rojos y su boca reseca, se veía exhausto.

"Yo no he hecho nada" respondió.

"¿Entonces quién lo ha destruido todo de esta manera? ¿Quién envió el reflejo a Londres, a matarme?"

"Ese he sido yo, lo admito"

"Ya basta de juegos, maldita sea" dijo Henry, mientras se lanzaba hacia el cuello de Merlí, y al alcanzarlo, este desapareció lentamente como si fuese de humo. Luego, estaba detrás del alfa con un cuchillo en su garganta.

"Yo no te recomendaría eso" murmuró.

De repente, el mago se apartó de él como si quemara. Se sostuvo la cabeza y cayó de rodillas, gotas de sangre le brotaron de la nariz.

"¡Detente!" gritó, y Henry se quedó quieto, con los ojos enfocados en él. "Ya lo entendí, ya está"

El otro alfa se limpió la sangre de la nariz con las manos y consiguió levantarse.

"Debiste quedarte en Londres" murmuró, antes de empezar a caminar nuevamente lejos de Henry, por instinto, el príncipe lo siguió, aún perturbado por el reciente suceso, abrumado por toda esa nueva realidad mortal y desoladora en la que su mundo se encontraba sumido.

"Te juro que si no me explicas en este momento lo que..." decía, pero de nuevo, el mago se volteo hacia él con desdén y movió la cuchilla en el aire.

"No seas inoportuno, estoy seguro de que comprenderás muy pronto, solo camina" su tono de voz era firme y amenazador. Merlí, que había sido como un hermano para él, para Louis. ¿Dónde estaba Louis? Por los cielos, aquello tenía que ser una mentira, su mundo, su vida, todo se desmoronaba mientras él caminaba bajo una amenaza de muerte.

Al terminar el recorrido, llegaron a la sala del trono. Y estaba irreconocible.

Todos los colores, el oro, las banderas de su país, todo había sido quitado y lo único que le daba un poco de vida al blancuzco tono de toda esa sala era el fuego tenue de una chimenea al final, aquella chimenea donde Louis y él se habían sentado cuando eran niños para pasar las tardes de invierno, donde Merlí los había acompañado para decepcionarles al decirles que de todas las cosas que lograba manejar, no controlaba los elementos, así que no podía hacerles trucos de magia con el fuego.

Y Louis y él le habían abrazado.

En el centro de la sala, una sola persona estaba parada de espaldas. Una mujer.

No era ninguna mujer que Henry conociera, esta era esbelta, alta, vestida en una túnica blanca y etérea, con el cabello tan blanco como la propia nieve recogido en una trenza larga que terminaba en su cadera, y en su cabeza, una corona.

La corona de Caín.

Henry se sobresaltó de inmediato, y por instinto, corrió hacia ella, pero entonces la mujer levanto la mano y una pared invisible tumbo a Henry al suelo como si su propia fuerza se devolviera contra él. Cayó al suelo, pero en un acto reflejo, se levantó. El muro invisible seguía allí con una soltura sólida, y detrás de él, vio que Merlí se abstenía de acercarse, pero fruncia el ceño hacia el suelo.

El alfa estaba parado sobre una runa. Sobre un hechizo.

"¿Quién es usted? ¿Por qué lleva la corona de mi padre?" se forzó Henry a preguntar, aquella magia perversa y oscura parecía emanar de las manos de aquella mujer vestida de blanco.

"Esta siempre ha sido mi corona, hijo" respondió ella.

Y entonces la voluntad de Henry lo hizo caer de rodillas, completamente sosegado contra la voz en su mente que le ordenaba que obedeciera. Aquella voz familiar, amena, dulce. La misma voz que susurraba en su mente combinada con la magia.

"¿Mamá?" susurró el alfa.

Y entonces, la reina Nazira volteo con una sonrisa.

"Desde ahora soy tu reina" susurró ella, mientras caminaba hacia Henry con las manos juntas. Indiscutiblemente, era su madre. Solo que parecía otra criatura, tenía en el rostro marcas plateadas en una piel tan blanca como la porcelana. El cabello descolorido, pero no por la edad, si no por la falta de cualquier tipo de vida, era como ver una estatua de mármol perfectamente tallada caminar, lo único que tenía un poco de color eran sus labios, y sus ojos negros.

En los brazos, llevaba infinidad de símbolos plateados, tallados en su piel, pero más que eso, en su carne, en su alma.

"¿Qué pasa, hijo? ¿No te alegras de verme?" susurró, con una cadencia en la voz que le puso los pelos de punta al alfa.

"¿Qué has hecho, mamá?"

La palabra se le atoró en la garganta, como si lo que tuviese frente a él no fuese más que una sombra recóndita, un engaño. Pero era ella.

"Lo que he hecho, Henry, se llama justicia" murmuró ella, mirándole fijamente como una serpiente observa por horas una presa antes de envenenarla.

"¿Justicia? ¿Con quién? ¿Con nuestro reino, con tu familia?" gritó Henry.

Ella soltó una carcajada amarga.

"¿Familia? A mi familia la exterminaron, querido hijo"

"No entiendo nada, ¿Dónde esta Louis? ¿Qué hiciste con...?"

Esta vez, ella sonrío.

"Tu hermano debe ser comida para los tiburones desde hace mucho" respondió ella con desgana, como si se tratara de un vestido viejo que hubiera lanzado a la basura.

El corazón de Henry se estrujo con la sonrisa de su hermano. Louis...muerto, estaba...muerto. Su propia madre lo había asesinado. Y era tan solo un niño, tenía la edad de Bram, era risueño, era querido, era...Louis era el alma de Vassilia y estaba muerto.

"¿Cómo pudiste?" preguntó él, con la garganta ardiendo por todo lo que quería gritarle y no podía, fuera cual fuera el hechizo en el que su madre lo había sumido, sellaba cualquier ofensa hacia ella.

"El fin justifica los medios, mi amor"

"No me llames así...tú, los asesinaste, a ambos. Y estoy seguro de que Merlí mando a matarme en Londres" dijo él.

Ella sonrío de vuelta.

"En realidad, le di ordenes a Merlí para que su estúpido mensajero aniquilara a el niñito con el que andabas de arriba abajo"

La mención de Bram encendió a Henry de inmediato, la fuerza de su voluntad presionó contra la de su madre y fue capaz de levantarse para intentar atacarla. Le daba igual que fuera ella.

Aquello tomó por sorpresa a la reina, y aunque estuvo a punto de flaquear, fue suficiente un susurró para poner a Henry de rodillas en el suelo nuevamente, mientras sentía que la cabeza se le iba a explotar de dolor.

"Si te atreves a tocarlo yo..."

"Tus amenazas no tienen ningún peso, pero si te tranquiliza, solo quería a mi hijo de vuelta, y él estaba haciendo que quisieras quedarte en Londres" suspiro ella, con desprecio "Así que ahora no tengo necesidad alguna de deshacerme del pobre infeliz"

Henry permitió a su pecho y a sus instintos calmarse mientras respiraba para enfocar de nuevo la vista.

"¿Por qué...?" pudo susurrar con una voz débil, irreconocible para él.

La reina Nazira sonrío, sus dientes, ahora con la forma y el filo de un cocodrilo.

"No me interesa que me entiendas, estás aquí con otro propósito"

"Mamá..."

La reina miró a Merlí con tranquilidad e hizo un gesto simple para que este se retirara, el otro alfa sostuvo a Henry de los brazos, con la poca fuerza que tenía y lo hizo caminar hasta el extremo, allí, lo ato con cadenas a cada lado de la habitación. El hierro se apegó a sus manos como si algo lo forzara ahí, ya que por supuesto, eran cadenas de magia. Blancas como el resto de las cosas de su madre.

El mareo no le permitió pensar, estaba noqueado, el ultimo golpe de su madre en su mente había sido fastuoso y lleno de poder.

Finalmente, cuando su cuerpo estuvo extendido sobre la habitación, Nazira se acercó a él y le desabotono la camisa, una camisa vieja que Bram había comprado para él. Ella sonrío mientras tanteaba su pecho con las manos, como si buscara algo, hasta que puso la punta del dedo en su corazón y le sonrió a Henry.

"No puedo permitirte tener estas distracciones" dijo ella.

"Mamá por favor..."

Ella sonrío.

"Y la próxima vez que me llames mamá en lugar de señora, o reina" murmuró, alzando la mano por su cuello con suavidad "Voy a hacer que te ahogues en tu propia sangre" terminó. Y entonces se alejo un poco y Henry comenzó a toser bocadas enteras de sangre, el rojo fuerte manchó el suelo blanco, se fue por las comisuras de la baldosa hasta que ella decidió que era suficiente y él pudo parar de toser.

Cuando Henry pudo ver algo lejos de la bruma de su debilidad, una llama de fuego azul crecía diminuta y débil en el dedo índice de su madre, detrás de ella, Merlí observaba con la cara contraída, como si algo le doliera.

Nazira se acercó de nuevo a Henry con su familiar aroma ahora cubierto por el hedor de la magia negra.

"Voy a sellar este hechizo con fuego mágico, porque soy yo la única que puede romperlo. Este fuego ya no existe, ni siquiera yo puedo crear más que una pequeña llama. Pero será suficiente"

Y entonces la piel del alfa ardió y su garganta se cerró en gritos.

La mano de su madre tallaba a través de su corazón con un fuego que calaba no solamente su carne, si no su alma. Cuando termino, la conciencia de Henry ya no le pertenecía. Él estaba en el suelo y solo basto un comando de su madre, de su reina, para que su cuerpo respondiera nuevamente.

"Levántate" había dicho ella, y sus pies se habían movido. Su mente ya no tenía fuerza alguna para combatir, lo único que quedaba era la voz, las órdenes. Y aunque su mente luchaba, su espíritu no pudo vencer.

Y luego, ella lo comando a servir afuera, lo comando a acabar con la traición, lo comando a traerle el corazón de un inocente.

Y Henry lo hizo todo, incluso con los ojos lagrimosos, con las manos adoloridas de intentar resistirse, lo hizo.

Y en el fondo de su mente, después de dejar de luchar, aún podía escuchar la voz de Bram diciendo que lo quería, pero entonces, ni ese susurro pudo salvarlo, solo pudo mover los labios para decirle que lo amaba, aunque este, no fuese a escucharlo nunca más.




Empezamos el año con plot twist e intensidad. ¿Lo veían venir? Jeje

Quería desearles a todos que este año los acompañe una luz bonita y que todo este bien.

Como siempre, los leo en los comentarios. Recibo cualquier tipo de sugerencia, queja o reclamo (con respeto, claro está)

Les mando miles de buenos deseos.

-Mara. 

Continue Reading

You'll Also Like

953K 49.5K 36
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
6.8K 842 14
Han escuchado la leyenda del hilo rojo y las almas gemelas, bueno pues Magnus no creían en dicha leyenda el siempre creyó que el amor no existía pero...
1M 91.5K 44
Emma Brown es una chica que desde niña supo que todos los hombres eran iguales. Cuando creció se permitió salir con ellos pero dejando los sentimient...
44.2K 3.6K 23
En un mundo donde las personas son separadas por clases: - Alfa: la clase más alta. - Beta: lo más comunes, considerados los más normales. - Omega: l...