—Mh...te mueves demasiado. —Susurró en su almohada.
Era temprano por la mañana y Soobin intentaba despertar a Eun Bin. Su familia estaba lista para desayunar en el jardín ya que mañana se irían al amanecer. Estaba claro que lo mejor era aprovechar.
—Pero debes levantarte Binnie, pasemos el día juntos.—Dijo con un puchero.—Por favor, me prometiste comprar pan...
—Que oportunista —Bostezando se levantó para verlo, se veía tan lindo con sus hoyuelos mientras sonreía y como cerraba los ojitos de a poco.
—Pero una promesa es una promesa, cuando regrese a la normalidad te lo debo.—Y tu familia ya hizo el desayuno, vamos.
— Bien. — Con su ayuda se puso de pie para caminar fuera de la habitación tomados de las manos. Eun Bin volteó al más alto con una sonrisa. —¿Dormiste bien?
—Si.
—Me sorprende, los ronquidos de mi hermanita son torrenciales.—Dijo abriendo la puerta.
—¡Oye escuché eso!
Soobin empezó a reír por el descuido de Park, olvidó que podían escucharla hablar con él.
Su hermana se cruzó de brazos ofendida mientras que los adultos reían.
—Bueno, ven a comer que se enfría.
—Okay...Luego del desayuno iré a la tienda a comprarte algo. —Susurró para Choi y el asintió con una sonrisa. —Gracias por el desayuno.
—Y linda ¿que quieres hacer hoy?
—Tal vez ir un rato al pueblo, pasar por unas tiendas y listo.
—Yo quiero barbacoa. —Dijo la menor.
—A veces pienso que ustedes dos usan el estómago en lugar del cerebro... Aunque yo también. —Se subió de hombros su madre haciendo a los demás reír.
— Bueno haremos lo que quieran antes de regresar mañana.—Concluyó su padre para comer en silencio.
Aunque Eun Bin no pudo olvidar ese pensamiento.
Ya mañana se iría, Soobin tendría que quedarse hasta ser normal... ¿Pero cuanto tardaría eso? No quería simplemente olvidarlo luego de estas semanas juntos.
Además que de a milagro sobrevive por que nadie puede verlo, no es sano para él dormir en jardines o robar comida.
Quería ayudarlo pero no tenía idea.
Tampoco sabía si ese cariño era solo por amistad u otra cosa. Su dolor aún le mantenía cegada, aunque empezaba a ser más frustrante esconder lo que sentía.
Tal vez le gustaba Soobin.
Pero era algo precipitado decírselo así como así.
Luego del desayuno, todos se arreglaron para salir al pueblo.
Como Park le prometió a Choi, le invitó su comida y el feliz la aceptó. Claro que tuvieron que esconderse para estar tranquilos y luego regresar con la familia a pasear.
Todo resultaba bien pero a medida que el tiempo pasaba, su mente aún le jugaba malos ratos.
Viendo a las personas, divisó a Soobin caminando hacía ella.
—¿Hablabas con tu abuelo?—Asintió para regresar su vista al suelo. Soobin notó lo desanimada que estaba, deseaba hacerla sentir mejor pero se encontraba igual o peor. —¿Sucede algo?
—No se que hacer Soobin... es la primera vez que dudo tanto de mí para hacer una decisión. —Se reclinó para verlo a los ojos.
Mala idea.
Su mirada brillante y esperanzadora le llegó como una flecha directamente a su corazón, el cual se aceleró un poco haciéndola sonrojar.
Evitando decir algo, solo sonrió y entrelazó sus manos para transmitirle serenidad.
—Me pasa lo mismo y es frustrante pero cuando estoy contigo, de alguna manera el ambiente se alivia.—Alzó una ceja. —Si de alguna manera puedo devolverte esa tranquilidad, quiero que me digas.
¿Como quieres que me tranquilice cuando eres tú el centro de mi problema?.
—Gracias Soobin
Luego de un rato se dedicaron a recorrer todo el pueblo para ver los árboles de tonos rojizos y anaranjados mezclándose con el cielo celeste.
Mirando el paisaje desde la parte trasera del auto, los ojos de Eun Bin se llenaron de lágrimas. No emitió sonidos mientras derramaba algunas lágrimas debido a la canción que escuchaba en el camino.
Observó de reojo a Soobin quien sonreía viendo fuera de la ventana.
Quitó sus lágrimas para sonreír de igual forma.
...
—¡Niñas tengas las maletas listas!—Escuchó a su madre desde el baño.
Al llegar lo único que pudo hacer fue encerrarse y llorar en silencio.
Por otra parte Soobin estaba preocupado a tal punto de sentarse a esperar en la sala. Sentía muy distante a la joven desde que llegaron a casa.
Sin mencionar que debía hacerle la pregunta...pero no tenía ese valor.
Algo triste y abatido, abandonó la casa para ir al riachuelo en el pequeño bosque. Era mejor darle espacio a Park y él también lo necesitaba, después de todo sentía que una parte suya se iba con ella.
No quería despertar mañana y ver que Eun Bin se había ido.
—Binnie, ¿vas a tardar mucho en el baño?—Escuchó a su hermanita desde afuera.
—Ya..Ya salgo.—Abrió la puerta dejando a su hermanita pasar.
Regresó al cuarto para suspirar mientras empacaba.
Por la ventana de su cuarto pudo ver a sus abuelos juntos. Eso la hizo sonreír con algo de tristeza.
“Todos merecemos amor ”
Recordó lo que su abuelo le mencionó hace algunas horas...
—¿Te diviertes Binnie?—Escuchó a su abuelo detrás suyo.
—Ah si... Es que no quisiera irme, me gusta estar aquí. —Dijo para abrazarlo mientras caminaban.
Al menos Soobin estaba en el baño.
—Puedes decirle a tus padres y ver que dicen. —Animó.
—Dirian que si pero no quiero obligarlos a nada, además ya debería volver a mi realidad.
—Hablas como si vivieras en un cuento. —Divertido palmeó su hombro para señalarle un banco.—Sentemonos.
—Bien.—Miró al mayor.—¿Que consejo me dirás?
—Nada que no sepas pero, la realidad no siempre es dura como tu dices, tal vez sea agotador y necesitemos la compañía de alguien pero suprimir lo que sientes no es sano.
Y al igual que su abuela, tenía razón.
—Yo se... ¿Que pasa si quiero empezar algo pero tengo miedo a cometer el mismo error?
—No dejes que el miedo te detenga, actúa frente al problema y aunque te pegue de frente, tu devuelve el golpe.
Eun Bin sonrió aguantando una risa. Su abuelo era chistoso cuando le aconsejaba.
—Y no es malo amar nuevamente, es malo creer no merecer amor. —Dijo para levantarse.
—Pero yo no dije nada de am...—Al ver que se alejaba donde su abuela se detuvo.
“Nunca mencioné amor, es raro que el abuelo sepa tan directamente lo que quiero.”
—Ellos lo saben... Y nunca me dijeron.—Frunció el ceño levantando la vista.—Si no puedo arreglar lo que siento, al menos haré algo bien.
Sonrió para salir de la casa apresuradamente dentro del bosque.
—¡Soobin!—Escuchó el sonido del agua cerca y bajó la velocidad deteniéndose.—Soobin.— Observó al chico sentado viendo el agua correr.
Se notaba algo triste con una sonrisa a medias cuando alzó su rostro.
—Hola Binnie.—La menor sin pensarlo lo abrazó por los hombros rodeando su espalda. —¿Sucede algo?
—Entendí que yo no debo sentirme culpable de algo que simplemente pasó... ya no funcionaba y terminó, me cegue pensando en no herir a nadie más pero a quien más lastimo es a mi misma.
Confundido, Choi se levantó para poner una mano en cada hombro de la más bajita.
—Emtonces entendiste lo que es correcto.
Ella sonriendo asintió.
—Soobin, tengo derecho a ser feliz después de interrogarme y ver que no merezco esa tortura... No puedo ser egoísta sobre lo que siento.
Aún sin entender, inclinó su rostro.
—¿Ya no estarás triste?—Negó con un nuevo brillo en sus ojos.—Eso me hace muy feliz.
—Y respondiendo a tu pregunta...—Nerviosa tomó sus manos para ver el hermoso rostro de Choi quien sonrió por el gesto. —Te elijo mil veces a ti antes que a esas joyas, Te prefiero Choi Soobin.
Desconcertado sin creer lo que escuchaba, se acercó a Eun Bin.
—Binnie...
Sintió un ardor en sus orejas, tocándolas pudo notar que regresaban a la normalidad. Pronto las piezas de oro sobre él, caían al suelo como símbolo de libertad, aquella maldición había terminado.
Sonrió efusivo para abrazar a la chica frente suyo, levantándola en el aire. Ambos rieron felices aferrándose uno al otro antes de regresarla al suelo.
Sin dejar de sonreír, Choi miraba a Park hasta que notó una pizca de tristeza en ella.
—¿No estas feliz?—Ella asintió para alzar una de sus manos hasta el rostro del contrario. Con delicadeza movió sus dedos por la aterciopelada piel creando un leve sonrojo en él a la vez que se acercaba.—¿Binnie?
—Sabes lo directa que soy y esta no será una excepción... Me gustas Soobin.
Soltó una pequeña risa sin creerlo. Eun Bin por otro lado agachó la mirada con vergüenza.
Intentó alejarse pero Choi evitandolo, rozó su nariz con la de ella sonriendo.
Park repitió el gesto posando las manos a cada extremo de su rostro para al fin unir sus labios en un delicado y tierno beso.
El joven la rodeó protectoramente en sus brazos eliminando cualquier espacio entre los dos disfrutando de su tan esperado beso.
Destilando un sentimiento peculiar en el aire creando la atmósfera perfecta luego de ser correspondido un amor tan sincero y puro.
El sol que antes se escondía entre las nubes salió iluminando cada parte del pequeño bosque haciéndolo ver cálido, la brisa rozaba la piel de ambos como una suave caricia arrullandolos junto al agua.
Pacientemente llevaban tal sutil beso como para empezar a mover sus labios al compás del otro. Creando pequeños sonidos opacados por el ruidoso pero relajante arroyo queriendo hacer competencia a la nueva pareja de amantes que regresaba a presenciar.
Acoplando sus labios como si fueran hechos a la medida del otro, dibujándose una leve sonrisa en ambos.
Lentamente se distanciaron viéndose a los ojos para sonreír.
—No me das la oportunidad de hablar. —Susurró en sus labios.—Pero quería decir que te amo...Park Eunbin.
Ella sonrió abrazándolo nuevamente.
—Yo a ti Choi Soobin. —Suspiró entrelazando sus manos.
—Pero...¿Como supiste?
—Dos personas me hicieron abrir los ojos. —Dijo recordando a sus abuelos.
—Creo saber quienes son. —Dijo con una sonrisa para caminar junto a ella. —Tendré que hacer una historia creíble al regresar.
—Voy a esperarte.
Deteniéndose, le miró con ternura mientras agarraba suavemente su mentón.
—Te amo Eun Bin
Ella sonrió imitando su gesto.
—Yo a ti Soobin.
Gracias por leer.