TaeHyun, frente a él, seguía manteniendo la mandíbula apretada y una mirada de molestia a pesar de que HeeSeung se hubiera marchado minutos atrás y ellos estuvieran solos.
No había dicho nada incluso cuando BeomGyu le sirvió un vaso de agua, diciéndole que se calmara.
Se sentó a su lado, mordiendo su labio inferior.
— No tenías que reaccionar de esa forma, TaeHyun — le dijo con voz suave.
TaeHyun le miró con el ceño fruncido.
— Iba a besarte. Ese maldito bastardo iba a besarte y-
— Y tú has besado a Lia — le interrumpió BeomGyu, ahora con expresión dolida. — ¿No es eso injusto, TaeHyun? ¿Qué tengas una amante y te estés comportando de esta forma? ¿Ya te has acostado con ella?
TaeHyun no dijo nada por varios segundos, bebiendo agua en silencio. Cuando dejó el vaso sobre la mesita del living, lucía mucho más calmado.
— No — dijo TaeHyun. — Sabes que no lo he hecho, BeomGyu.
BeomGyu arrugó los labios, negando con la cabeza.
— ¿Por qué debería creerte?
— Porque sabes que no te mentiría con eso — replicó TaeHyun, poniéndose de pie. — Por mucho que quiera el divorcio y esté enamorado de Lia, sabes que no me acostaría con ella hasta que los papeles estén firmados. Incluso sabes que, si la he besado, ha sido después de pedirte la separación y de decirte la verdad, ¿no es así?
Sonriendo amargamente, BeomGyu asintió, forzándose a no lucir herido a pesar de las palabras de TaeHyun.
Tenía claro que su esposo no le mentiría con eso, que estaba diciendo la verdad, pero eso no lo hacía más fácil. De alguna extraña forma, si le hubiera dicho que se acostaba con Lia, no tendría tantas dudas porque habría atribuido los deseos de separación a una calentura de TaeHyun por su asistente, sin embargo... Si no se habían acostado y con suerte compartieron unos besos, eso significaba sentimientos más profundos, que le aterraban.
— ¿Qué estás haciendo aquí, TaeHyun? — preguntó BeomGyu con voz rota.
TaeHyun apuntó a su bolso.
— Vengo por los papeles — contestó impasible —, pero también tengo claro que eres una persona demasiado terca, BeomGyu — suspiró, sentándose. — Treinta días, ¿no es así?
BeomGyu asintió en silencio, mirando a los ojos oscuros de su marido.
— ¿Cómo pretendes hacerlo, BeomGyu? —TaeHyun suavizó su tono. — Comprendes que yo ya no te amo, ¿cierto? Solo te estás haciendo más daño, Gyu.
Que le llamara con un diminutivo hizo que algo doliera en su interior.
— ¿Más daño? — se burló, quebrándose. — ¿Cómo me haré más daño, TaeHyun? El hombre que amo quiere dejarme porque está enamorado de otra persona... Lo único que te pido son treinta días para poder demostrarte que aún puedo ser suficiente para ti.
La expresión de TaeHyun cambió, y el más bajo le tomó las manos, llamando su atención, pidiéndole con ese simple toque que se calmara un poco.
—Gyunnie, cariño — murmuró TaeHyun —, no digas esas cosas, ¿está bien? Tú eres... tú eres más que suficiente para cualquier persona, es más, yo diría que... que nadie te merece, menos yo — TaeHyun trató de sonreírle, aunque BeomGyu desvió la mirada, sabiendo que pronto se pondría a llorar. — Gyunnie, todavía te quiero, y porque te aprecio lo suficiente es que te estoy pidiendo esto. Por favor, firma los papeles, no es necesario que continúes con esa tontera.
Su labio tembló.
— ¿Tontera? — tragó saliva. — ¿Querer luchar por tu amor te parece una tontera? — se puso de pie, repentinamente enojado. — ¿Querer salvar nuestro matrimonio, nuestra relación de ocho años, te parece una tontera?
— Sabes que no me refiero a eso-
— Treinta jodidos días — exigió BeomGyu. — Es eso lo que te pido, TaeHyun, o tendrás que llamar a mi abogado para el divorcio.
TaeHyun hizo una mueca, molesto también.
— Como quieras — espetó con la voz dura —, pero apenas termines con tu show, entonces tendrás que firmar todo lo que te exija.
Soltó una risa helada.
— Está bien — dio un paso, inclinándose hasta quedar a la altura de TaeHyun —, pero estos treinta días, Taehyun, serás solo mío, ¿entendido? No quiero verte de forma romántica con Lia, ni que pases noches afuera diciendo que tienes que trabajar. Para que esto funcione, tú también tienes que poner de tu parte.
TaeHyun apretó sus dientes, observando los ojos cafés de BeomGyu, y sintió algo extraño removiéndose en su estómago al ver una mirada tan decidida en el rostro de su esposo. Pero, por sobre todo, algo se estremeció cuando notó lo hermoso que se veía BeomGyu tan cerca suyo.
¿Cuánto tiempo llevaba sin tenerlo de esa forma a su lado?
No podía recordarlo bien.
— Bien — se acercó, su aliento chocando con la respiración de BeomGyu —, pero tampoco quiero verte cerca de ese enano, Gyu.
BeomGyu enarcó una ceja.
—¿Acaso tú eres muy alto, Kang?
Humedeció sus labios, gruñendo una maldición en voz baja.
—Te he dicho que con mi altura no, Choi.
Por primera vez en días, BeomGyu sintió como sus labios se curvaban en una sonrisa tímida y algo temblorosa.
— Debes estar de joda, TaeHyun.
El de cabello oscuro miró a su mejor amiga, YiRen, sentada frente a él con una mirada de incredulidad en su rostro.
Se encogió de hombros, indiferente.
— ¿Y Lia aceptó eso? — insistió YiRen al no oír respuesta alguna de TaeHyun.
TaeHyun cerró el portátil, bostezando, fingiendo una indiferencia que no sentía ante la presión de su amiga.
YiRen, siempre sonriente y dispuesta a bromear, lucía ahora molesta, irritada y, porqué no decirlo, indignada.
— Peleamos — contestó TaeHyun —, no le hizo gracia alguna.
— ¡Claro que no le haría gracia! — exclamó YiRen, poniéndose de pie. — Demonios, TaeHyun, ¿cómo se te ocurre aceptar algo así? — la de cabello azul le miró, furiosa. — ¿Acaso no te bastó con hacerle daño a BeomGyu y ahora planeas destrozarlo? Y no solo eso, también le estás rompiendo el corazón a Lia...
— Quiero un divorcio tranquilo, YiRen, sin peleas, sin abogados y sin tener que ir a una corte. Así que, si debo esperar treinta tontos días, lo haré — explicó TaeHyun, guardando sus cosas. — Sé que no estás a favor de esto, después de todo, tampoco me apoyaste cuando te conté lo del divorcio — añadió con rencor en su voz.
YiRen soltó un bufido.
— ¿Cómo quieres que te apoye, cuando sé que estás cometiendo un grave error? — preguntó con tristeza su amiga. — TaeHyun, mierda, somos amigos desde que fuimos al colegio, conozco a BeomGyu y sé que su relación es una de las cosas más bonitas que he visto, y que ahora quieras destruirla por un capricho...
TaeHyun fulminó con la mirada a su mejor amiga.
— No es un capricho — espetó TaeHyun —, realmente quiero a Lia.
La de cabello azul soltó una risa carente de diversión.
— ¿Quererla? Por supuesto que lo haces — YiRen negó con la cabeza —, pero lo que sientes por BeomGyu va más allá de eso. Siempre ha ido más allá de eso... ¿Por qué eres la única persona que no lo ve?
TaeHyun le miró en silencio.
Si era sincero consigo mismo, lo que sentía por BeomGyu nunca había sido tan claro para él como todo el mundo solía decir. ¿Lo amaba? Por supuesto que sí, de eso no había duda alguna.
El amor que sentía –o sintió por BeomGyu– era tan grande que nunca sintió que unas simples palabras, como "Te amo", pudieran expresarlas en su totalidad o pudieran realmente mostrar lo que sentía por él.
Recordaba a ese torpe chico que llegó a los catorce años a su curso, con frenillos, cabello negro, y una mirada titubeante y nerviosa. BeomGyu parecía un chico fácil de intimidar y molestar, eso se notaba enseguida, por lo que se convirtió en un objetivo rápido de los matones del curso.
Pero cuando empujaron a BeomGyu frente a él, haciéndolo caer al suelo, TaeHyun no pudo evitar querer protegerlo de todo lo malo en el mundo.
Desde ese día, BeomGyu lo persiguió por todas partes como un cachorrito perdido, queriendo que su salvador amado le dirigiera siquiera una mirada o una palabra de orgullo. BeomGyu siempre estaba contento con alguna caricia o con una sonrisa suya.
TaeHyun siempre había sido el que dio los primeros pasos, por supuesto, pero era BeomGyu quien estuvo delante de él todo ese tiempo esperando para recibirlo.
Pero ahora...
— No quiero seguir hablando de esto — gruñó TaeHyun .
YiRen suspiró, siendo consciente de que no tenía que continuar insistiendo con ese tema.
— Solo... TaeHyun, por favor, piensa bien en tus acciones — suplicó Yiren. — Eres mi mejor amigo, pero BeomGyu también es mi amigo, y no quiero ver cómo sufre por tu culpa. No BeomGyu, TaeHyun. BeomGyu no se lo merece.
Quiso decirle algo, pero YiRen le hizo un gesto de despedida, aludiendo a que Jake la esperaba para salir a comer fuera, y se tragó sus palabras.
Media hora más tarde, se detuvo afuera del hospital, con una extraña sensación en el estómago. Llevaba tanto tiempo sin ir a buscar a BeomGyu a su trabajo, que incluso los guardias se notaron sorprendidos por ello, saludando de forma vacilante.
Minutos después, BeomGyu estaba saliendo por las puertas del edificio, abrigado a más no poder debido al frío. Estaban a finales de enero, el invierno azotaba a la ciudad de forma cruda y helada.
BeomGyu entró con su nariz colorada, y TaeHyun le observó sin saber exactamente el porqué.
BeomGyu siempre se había visto lindo con las mejillas cubiertas de rojo.
Pero solo cuando BeomGyu se inclinó y le dio un beso en su moflete fue que parpadeó, reaccionando.
— Hola, Tyun — saludó con voz tímida.
TaeHyun miró al frente, algo se sacudió en su interior.
— Hola, Gyunnie — contestó en voz baja. — ¿Cómo te fue hoy?
BeomGyu comenzó a hablar, y extrañamente las cosas se sintieron bien.