Tzuyu entró a su departamento, haciendo silencio al notar que no había ninguna luz encendida y que no se escuchaba ningún ruido.
Miró hacia la cocina para encontrar todo tal como lo había dejado, en la mesa del comedor no había rastro de que alguien la hubiera utilizado.
El lugar estaba tranquilo, demasiado.
-¿Sana? - llamó la castaña, en su pecho, la idea de que se la llevada, de que la buscado, creció y se convirtió en miedo.
Arrojó el bolso de la universidad al suelo, lanzando las llaves a la mesa, mientras un 'No' murmurando se repetía en sus labios.
Entró a su cuarto, para, de nuevo encontrar todo tal como lo había dejado, al menos los primeros segundos, hasta notar las sábanas desordenadas y un bulto que se escondía bajo estas.
-Sana...- se acercó a paso acelerado a la cama, levantando las sábanas con brusquedad.
El olor a tristeza y melancolía, que tapaba el olor propio de la chica, la golpeó como si fuera una cachetada.
La omega se irguió en la cama para intentar tomar las sábanas, pero Tzuyu las arrojó al suelo al ver lo que quería.
-¡Sana! Qué..? ¿Has hecho un nido?
La omega no contestó, sin siquiera mirarla, se volvió a girar para volver abrazar la almohada, dándole la espalda mientras escondía el rostro en la misma.
-Sana yo...
Tzuyu esperaba que la otra dijera algo, no sabía cómo reaccionar.
Dentro de su pecho, su loba estaba preocupada.
De nuevo, se dió cuenta de cómo Sana podía hacer volver su subconsciente animal.
Ella no sabía cómo actuar, y su loba interior le pedía tomar el control.
Decidiendo hacer a su loba, por primera vez en mucho tiempo, tomó a Sana por la cintura, alzándola un poco a tiempo que esta soltaba la almohada para forcejear con ella para que la liberara.
Tzuyu se sentó en la cama, haciendo que Sana se acomodara sobre sus piernas. Quedando frente a frente, Tzuyu acomodó a la omega para que esta apoyara el rostro en su pecho, y ella llevara los labios entre el cuello y el hombro del menor, en el lugar donde, algún día, habría una marca.
Aún con el collar entre medio, el gesto logró calmar a Sana, era un punto bastante sensible para los omegas, donde se conectaba más, de una forma física, a su loba interior.
Y Tzuyu lo había aprendido con el libro de cómo tratar omegas que creía casi inútil.
A pesar de que tenía lo que quería, Sana no quería disfrutarlo, no quería conformarse con la idea de que eso era sólo momentáneo, y que dentro de un rato, Tzuyu volvería a ser la idiota que la había lastimado horas antes.
Aunque su loba se sintió un poco más consolada.
-Lo siento, Sana- dijo Tzuyu, apenas despegando los labios de donde estaba-, como siempre, hago las cosas mal.
Sana no dijo nada.
-Lo único que hice bien fue llevarme una cachorra asustada de un callejón mugriento.
El comentario logró sacar una sonrisa en Sana.
Tzuyu acarició los cabellos, de ese color castaño cálido, casi avellana, de la omega, notando que estos estaban algo grasosos.
-¿No te has bañado desde que llegaste, no?
Sana continuó sin hablar, Tzuyu ya sabía la respuesta.
La omega se asustó un poco cuando Tzuyu la apartó de su pecho, no quería que la dejara, no tan pronto.
Pero se asustó un poco más al sentir las manos de Tzuyu, algo frías, bajo el suéter que llevaba puesto, subiendo de a poco.
El tacto de la otra la hizo dar un brinco, mirando con temor a Tzuyu, quien se detuvo automáticamente al ver los ojos oscuros de la omega.
Sin pensar, quitó las manos de debajo de la prenda para llevarlas al rostro de Sana, tomando sus mejillas con suavidad.
-¿Pasa algo? - musitó, con preocupación. Sana miró los ojos gatunos de Tzuyu, tan adorablemente rasgados y pequeños, luego bajo la vista.
-S-solo me tomaste por sorpresa- murmuró, su voz sonó ronca.
Tzuyu rió un poco.
-Sana, como si enserio no quisieras que te desnudara- dijo, lo que hizo que Sana frunciera el ceño y se ruborizara.
El pequeño mohín en los labios de Sana hizo que Tzuyu sonriera de ternura.
Con una ligera caricia de su pulgar en la mejilla de Sana, volvió a bajar las manos para subir lentamente el suéter, con delicadeza, como si Sana fuera a romperse si hacía un movimiento brusco.
Al terminar de pasar la prenda por la cabeza de Sana, este quedó sólo con la ropa interior, la mirada de Tzuyu se distrajo un poco en el cuerpo semi desnudo de la omega.
-Ahora ve al baño- dijo, volviendo a mirar el rostro sonrojado de la chica-, supongo que sabes cómo funciona una ducha.
Sana frunció de nuevo el ceño.
-A menos que quieras que te bañe- agregó Tzuyu, como una ligera broma, pero por la expresión de Sana, no le parecía una mala idea-. Bien, escucha, yo no estoy de niñera de nadie, así que no tengo porqué bañarte.
-Ya que empezaste a desvestirme, termina- dijo Sana, en tono desafiante, con el rostro serio.
Tzuyu fué quien se ruborizó esta vez.
Sana alzó una ceja.
-Lo dices en serio ...
Tzuyu hizo una seña a Sana para que este se moviera de encima, la omega obedeció, y la mayor fue hacia el baño, abriendo el agua para llenar la bañera.
-¿No era una ducha? - preguntó Sana, quien había aparecido detrás de suya.
-Si es una ducha tendré que meterme contigo para bañarte- dijo Tzuyu-, y terminaríamos bañándonos juntas- descrito-. Yo estoy hablando de que yo te voy a bañar a tí.
Sana parecía un poco decepcionada.
-Ahora, quítate mis pantis y métete a la bañera mientras dejo esto para lavar- dijo Tzuyu, saliendo del baño.
Sana obedeció, tampoco quería negarse demasiado, Tzuyu podía ser muy explosiva al enojarse, de forma abrupta y fuerte, tal como lo había hecho la noche anterior.
Sentándose de espaldas a la puerta del baño, con el agua llegando sobre su cadera, Tzuyu regresó, con un cuenco de plástico en la mano e intentando no mirar demasiado el cuerpo de Sana.
Arrodillándose a un lado de la bañera, Tzuyu comenzó a llenar el cuenco con agua para verter agua sobre el cabello de Sana, apoyando una mano sobre la frente de la omega para que ésta no cayera sobre su rostro ya su vez, echando la cabeza de la chica hacia atrás.
Sana no podía evitar sentirse algo nerviosa, aunque su loba interior se sintió mimada.
La mayor no pudo evitar sonreír con ternura al sentir que la omega estaba prácticamente ronroneando.
Terminó de enjuagar el shampoo del cabello de Sana, y esta, al sentir que la otra se había detenido, giró un poco para ver a Tzuyu por encima de su hombro.
-Te traeré ropa y una toalla- anunció Tzuyu, levantándose para salir del baño-. Vacía la bañera- dijo desde el dormitorio.
Sana suspiró, obedeciendo a la castaña, quien regresó con lo que había dicho.
-¿Sabes secarte y vestirte sola, omega bebé?
Sana frunció un poco el ceño, algo ofendida por ese apodo.
Antes de contestar, el gruñido hizo del estómago de Sana que esta se ruborizara.
Por la expresión en el rostro de Tzuyu, parecía que eso la molestó.
-¿No ha comido?
La omega bajó la vista.
-Mierda Sana...
-¿Qué quieres que haga? - Sana habló, molesta, prefería enojarse ella antes de que Tzuyu se enojara primero-. Escapé para llegar aquí contigo, eres una idiota fría y malhumorada que no está en todo el día-
-Sana...
-No, "Sana", nada ... Mi loba sufre y te llama y tú sólo la ignoras, y cuando te lo digo yo misma tampoco me haces caso- sentí sus ojos aguados.
- Sana, para...
-Me dejas sóla todo el día y ayer ... Te fuiste toda la noche, el único rato en que estás aquí te vas a .. No sé dónde, y ya de por sí estoy asustada, ¿ ¿Cómo quieres que me sienta? Todo lo que hice en el día fue un nido para intentar sentirme mejor y tú llegas y-
-Sana, en serio, vístete.
La omega se sintió un poco confundida, hasta que se dio cuenta que, en su descargo hacia la idiota frente a ella, había salido de la bañera y se había ido acercando a Sana, olvidando su desnudez.
Notó que Tzuyu estaba totalmente ruborizada, a pocos centímetros de ella.
Sana se sintió avergonzada de golpe, la mayor dejó lo que cargaba en manos en su pecho, lo tomó y la otro salió rápidamente del baño.
En la cocina, Tzuyu intentó concentrarse en respirar, intentando ignorar el dolor que le provocaba su parte inferior.
Además de que había visto el cuerpo totalmente desnudo de la chica (que no estaba nada mal), el olor de Sana la había abrumado, el fuerte aroma dulce de la omega se había incrementado bastante, y no entendía muy bien porqué le había gustado tanto.
Intentando calmarse, cayó en cuenta de lo qué había pasado.
Sana había entrado en celo.