Segunda Parte || Especial Navideño
Cuando la familia Räikkönen ingresó a la propiedad, el patriarca se dirigió al salón donde se encontraba el dueño de casa jugando con sus hijas.
- Sebastian. - Kimi lo llamó desde la puerta. - ¿Podemos hablar?
- Claro. - el piloto de Ferrari dejó a Matilda en el sofá.
Ambos rubios se dirigieron al pasillo de la gran casa.
- Si es sobre Lando, hable con él recién. - Agarró su celular. - Viene en camino.
Pues sí, entre el finlandés, el alemán y el inglés iban a sorprender a Maggy, ella no estaba enterada de que su novio viajaría a Suiza solo para estar con ella para navidad.
El finlandés lo interrumpió. - Maggy está en la casa de los Schumacher.
- ¿Qué ella qué?
- Sí, me pidió que la dejara justo frente a la casa. - La voz del piloto sonaba frustrada, a su vez tenía un deje de preocupación.
En ese momento, el alemán tomó en cuenta de que cuando la rubia entraba a su casa siempre iba a molestar a sus hijas, y esta vez no había sido el caso.
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Dentro de un taxi se encontraba Lando Norris, estaba muy emocionado. ¡Nunca había hecho nada así! Veía el paisaje desde la ventana trasera derecha, nunca había estado en suiza y eso lo emocionaba bastante.
Quería ver a Maggy, esa misma mañana cuando se habían juntado para desayunar juntos, la había notado algo apagada. Se había negado a comer Oreos y sus pupilas estaban dilatadas, clara señal de que algo había consumido en la madrugada. El británico no había hecho ningún comentario acerca de eso, si ella quería hablar con él, era decisión suya, mientras tanto el demostraría su apoyo.
Venía tan concentrado en sus pensamientos, que casi se le tira encima al conductor para que frenara el auto. Allí estaba su novia, sentada en el borde de la calle mirando el suelo.
- Serían cincuenta libras. - Lando distraídamente le paso un billete, susurrando un "quédese con el cambio". Abrió la puerta, agarró su mochila, para después acercarse al cuerpo de su irlandesa favorita.
- ¿Linda?
El suave susurro del castaño hizo que la irlandesa riera. - Juro que no volveré a fumar marihuana.
- ¿Por qué lo dices?
- Estoy soñando despierta. - Una carcajada salió de su garganta. - Ahora te estoy viendo frente a mi.
El piloto de McLaren se sentó a un lado de la chica. - ¿Estas bien?
- Recuerdas lo que hablamos hace unos meses. - Maggy lo miró, sus ojos reflejaban muchas emociones negativas.
- ¿La de la familia o la de la aceptación?
- Ambas... yo solo - Tomó aire. - No sé que esperaba realmente, digo me acerque voluntariamente a la casa de una persona que me odia. Solo... no lo sé Lando. Cuando mejore mi relación con Mick creí que las cosas cambiarían positivamente, no esperaba que me invitaran a las cenas y almuerzos, pero si que me tuviesen en cuenta para este tipo de celebraciones.
- Oye, ya lo habíamos hablado, no podemos obligar a las personas a superar las cosas, cada uno tiene su tiempo. - La atrajo más a su pecho. - No necesitas a esa familia, no necesitas a los Schumacher, los Vettel y Räikkönen tienen todo un equipo para dar cariño.
La menor sonrió cuando recordó a las pequeñas garrapatas que sus padres postizos tenían como hijos. Esos mocosos que siempre le sacaban una sonrisa, incluso los mismos pilotos y sus respectivas parejas. Nunca se habían quejado de nada, siempre la invitaban a las cenas navideñas o a alguna fiesta que organizaran. Ellos eran su familia.
- Gracias Landon. - dijo con una tímida sonrisa. - ¿Qué haces aquí? Creí que querías estar con tu familia.
- Oh... ¿Sorpresa? Habíamos planeado algo diferente.
Margaret dejó un beso en sus labios. - Este es el mejor regalo que he recibido.
Estuvieron un rato jugando con sus manos mientras hablaban de su vuelo y diversos temas navideños.
- Creo que se me congelaron las nalgas. - Comenzaron a reírse. - Vamos a la casa de Sebastian.
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Al entrar a la casa del alemán, Maggy corrió a la sala de estar, Lando la seguía de atrás caminando y negando con su cabeza, a veces su novia se comportaba como una pequeña niña.
- ¡Matilda! - alzó a la pequeña. - ¡Emily!
Ambas pequeñas rubias de tres y cuatro años, respectivamente, comenzaron a reír. Maggy era como su hermana mayor, siempre traía dulces a escondidas y jugaban hasta tarde cuando Sebastian decía que debían dormirse.
- Maggy. - la más pequeña de las Vettel colocó un dedo sobre su boca. - Hay que hacer silencio.
- ¡Es cierto! - habló la mayor. - El bebé está durmiendo.
En ese momento Maggy quiso golpearse, Hanna había dado a luz en noviembre. Si bien ella no lo había conocido ni sabía el nombre, Sebastian no paraba de mandarle fotos del pequeño.
Lando con mayor calma saludó a los cuatro niños que se encontraban en el sofá.
- ¿Y sus padres, pequeños delincuentes?
- En la cocina - Habló Robin. - ¿Pueden irse? Estábamos viendo una película.
La rubia mayor hizo cara de indignación mientras le hacía cosquillas al único niño.
- Te voy a acusar con Kimi.
Se levantó de donde se encontraba para dirigirse a Norris, unir sus manos y dirigirse a la cocina. Al entrar a la mencionada saludaron a los mayores mientras que Maggy se quedaba viendo la pequeña cuna que se encontraba entre las sillas.
- Es más lindo que en las fotos. - habló distraídamente. - Parecía E.T
Kimi soltó una carcajada. Hanna Parker ahora Vettel, acarició el hombro de su esposo y le susurró algo al oído.
- ¿Quieres cargarlo? - preguntó el piloto alemán.
- Claro, eso no se pregunta. - La rubia tomó en brazos al recién nacido. - Es hermoso Hanna.
La imagen hizo que el corazón de Lando latiera con mayor rapidez.
- Oh gracias Maggy. - Con una tímida sonrisa la ayudó a sentarse. - Queríamos saber si aceptabas ser su madrina.
Los ojos de la irlandesa se iluminaron, comenzó a asentir con rapidez. - Por supuesto que sí, seré la mejor madrina del mundo para... - Recordó que todavía no sabía el nombre.
- Michael...
Hasta aquí people, espero que les haya gustado. Disfruten su año nuevo y cuídense.
Male