Discusión navideña

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Brahma estuvo unos minutos en silencio, tratando de digerir las palabras del joven con cabeza de elefante. Parvati y Lakshmi reían en voz baja, sin despegar los ojos del hombre vestido de rojo.

—¡Pues es una aberración! —se quejó—. Esto va en contra de nuestras tradiciones, esto es...

Estuvo a punto de continuar con su disgusto; sin embargo, el resonar de unos pasos llegando al gran salón donde se llevaba a cabo aquella pequeña disputa, interrumpió sus palabras. Eran dos hombres: uno bastante atractivo y de piel azul; el otro, igual de atractivo, pero sobresalía su aspecto por la serpiente que llevaba alrededor de su cuello.

—¡No, no y no! —gritaba el hombre de la serpiente—. Si tengo que desatar el caos y la muerte para detener esta disparatada "celebración". —Simuló unas comillas con sus manos y continuó—: pues lo haré. Después de todo, me llaman El Destructor, soy el dios del caos.

—Pues yo estoy seguro que haría un dueto fabuloso con Krishna —le retó el hombre de piel azul.

—¡Patrañas! —refutó.

—Calma, querido mío. —Parvati se aproximó hasta el hombre y lo tomó por los hombros; también llevaba cuatro brazos, y entre uno de ellos sujetaba un tridente—. ¿Qué te enoja tanto?

—Las exigencias de Vishnu —le contestó su esposo—. Pero partamos de que todo este disparate es culpa de su hijo.

—Mi hijo solo quiso hacer algo diferente, para... ¿cómo dijiste, Ganesha? —preguntó el hombre de piel azul.

—Para disfrutar este mes rodeado de un ambiente hogareño y festivo, ¡los humanos lo hacen todo el tiempo! —respondió Ganesha—. Aparte de dar regalos, cantan y bailan, pasan un momento divertido.

—¡Exacto! —agregó Vishnu—. Krishna es el dios de la música, él le daría un ambiente festivo a este lugar y Shiva es el dios de la danza, son el dúo perfecto.

El hombre estiró sus manos, para hacer énfasis en sus palabras. Shiva soltó un gruñido y con una de sus manos, tomó a Parvati de la cintura.

Un silencio invadió el recinto por un par de minutos. Luego, el silencio se vio interrumpido por un sonido de flauta. Una melodía dulce y tranquilizadora, que hizo que Shiva bajara la guardia.

—¡Llegó quien faltaba! —celebró el hombre con cabeza de elefante.

—No podía rechazar tu invitación, fiel amigo —contestó Krishna.

Las mujeres le regalaron una sonrisa enorme. Este devolvió el gesto y se aproximó al grupo.

Se sintió una gran tensión en el ambiente.

Brahma se movía de un lado a otro, estiraba el cuello de la chaqueta que llevaba, señal clara de que el calor de aquel lugar lo comenzaba a agobiar.

—Bueno, decídanse rápido si continuamos con esto o... —Brahma lucía más incómodo con el paso de los minutos—. Me estoy muriendo de calor.

—Dije claramente que el traje debía ser usado en la noche —expresó Ganesha, cruzándose de brazos. Lucía molesto, pero no era así, él era el más emocionado con el tema, y fue quien llegó con la noticia al gran palacio de los dioses.

—Bien, mientras ustedes terminan de discutir —dijo Brahma—, me quitaré esto. De ustedes depende que me lo vuelva a poner.

—Espero que así sea —agregó Ganesha—. Sería un excelente Papá Noel.

—¿Un qué? —preguntó Parvati, aquel nombre resultaba curioso ante sus oídos.

—Papá Noel —respondió el de cabeza de elefante—. Así llaman al sujeto gordo de traje rojo y que da regalos. Se nota que no han puesto cuidado a toda la información que he recolectado de los humanos.

—Shiva, amor mío —pronunció Parvati, regalando al hombre de la serpiente alrededor de su cuello, una muestra efusiva de cariño—. Solo será esta noche. Hagámoslo por nuestro pequeño Ganesha.

—Pequeño no es —refutó el aludido—, y... argh... solo por esta noche. Después de hoy, olvídense de ese asunto de la navidad.

—¡Perfecto! —gritó Ganesha, bastante feliz.

Ganesha volvió al pilar que estaba decorando y silbaba mientras lo hacía. Sin duda era el más emocionado por la celebración. A regañadientes, Shiva se acercó hasta su hijo para ayudarlo con aquella decoración. Mientras tanto, Parvati y su amiga, continuaron con la atención en el abeto.

—Juntaré a unos amigos —pronunció Krishna—. Con mi flauta y otros instrumentos, tendremos un espectáculo musical asombroso. Esperamos tu participación, Shiva.

—Sí, sí, lo que sea —respondió Shiva, sin voltear a ver a Krishna.

—Será perfecto —celebró Ganesha—. Cantaremos villancicos, comeremos y..., ¡será una gran celebración!

Muy cerca de ellos, las mujeres continuaban dando su atención al árbol. Pensando en sus adentros, qué más necesitaban para darle vida y alegría a aquel abeto.

—Unos toques de dorado, y este árbol se verá precioso —habló Parvati.

—Ve por ello —pidió Lakshmi—. Mientras tanto, pondré unas cuantas flores más en otros lugares y también buscaré más decoraciones.

Mientras cada uno estaba sumergido en sus labores, al cabo de unos minutos, Brahma volvió para brindar ayuda con la decoración, llevaba una caja con un par de esferas de cristal de diferentes colores.

—Por fin me deshice de ese traje —chilló Brahma—. Afortunadamente, solo tendré que usarlo una vez. 

Antología "Navidad entre dioses"Where stories live. Discover now