—¿Puedo?

El pelirrojo sonrió, para nada impresionado de su presencia mientras me soltaba y se alejaba hacia el resto de las personas. Sus manos fueron rápidamente reemplazadas por las de Harry, y un temblor me recorrió de pies a cabeza en cuanto sentí una sobre mi cintura y la otra entrelazándose con la mía. Alcé mi vista y ahí estaba él, con una media sonrisa y su cabello peinado pulcramente. Su traje gris se colgaba a la perfección de sus hombros y su camisa con los primeros botones desechos dejaban a la vista la cadena con la cruz y su fuerte pecho con, obviamente, las golondrinas tatuadas en su piel que tanto me encantaban.

—Linda canción, ¿no es así? —murmuró mientras nuestros pies se deslizaban por la pista.

—¿Qué estás haciendo aquí? —fue lo primero que pregunté y él abrió ligeramente los ojos, ladeando un poco la cabeza.

—Me invitó la novia —su párpado cayó en un guiño—. ¿Qué hay de ti?

—¿Qué?

—¿Vienes por parte de la novia o del novio?

Fruncí mi entrecejo. ¿Estaba jugando conmigo?

—Novia... —respondí confundida y él asintió.

—Ah, debes conocer a su hermana entonces...

Alzó nuestras manos entrelazadas y me hizo girar sobre mi eje, para luego dejarme nuevamente frente a él.

—Yo no... —traté de que mi cerebro entendiera a lo que quería llegar, pero Harry me interrumpió.

—¿No la conoces? —sonrió ligeramente, haciendo aparecer su hoyuelo—. Es... una mujer increíble, divertida y bastante inteligente, a decir verdad.

Arqueé una ceja e incliné mi cabeza hacia un lado.

—¿Ah sí? —decidí seguir su juego y hacernos los desconocidos—, ¿y por qué no estás con ella?

—Discutimos por una estupidez el otro día —fingió tristeza mientras formaba un puchero con su labio inferior—. Nos dijimos cosas que no queríamos y estaba tan enojada que decidió no venir conmigo y dejarme fuera de la ceremonia. Pero obviamente, no quería perderme la celebración.

—Te debe gustar mucho como para que vinieras igual, aunque ella te haya dicho lo contrario —dije con cierta advertencia en mi voz y alzando ambas cejas.

—¿Gustarme? Dios, no —negó divertido con la cabeza y clavó sus ojos en los míos—. La amo más que a cualquier otra cosa.

Mordí mi labio inferior y sentí cómo mi corazón reaccionaba con una potencia inexplicable a sus palabras.

—Qué afortunada es ella en tener a alguien como tú que la aguante de esa manera...

—Créeme, el afortunado soy yo... a pesar de que a veces saca lo peor de mí...

Me miró con cierta travesura y me tomó menos de dos segundos en darme cuenta a qué se refería.

—¿Escuchaste el discurso? —entreabrí mis labios en sorpresa y pude sentir cómo la sangre bombeaba con fuerza por toda mi anatomía.

—Lo hice —asintió una vez—. Aunque me asusté un poco cuando le hizo esa amenaza al novio... ¿crees que debería preocuparme?

No me había dado cuenta de que su rostro estaba a centímetros del mío, mis fosas nasales captando cada aspecto de su aroma con el que estaba tan familiarizada y sus ojos viajando de los míos a mis labios.

—Bueno, mientras no le rompas el corazón o no la hagas enojar... —susurré con voz temblorosa y tragué saliva con dificultad, mi mirada hipnotizada en sus labios carnosos que estaban siendo constantemente humedecidos por su lengua.

Sincerely, yours » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora