—El amor puede sacarnos lo peor y lo mejor de nosotros, y en el caso de Jane —le dirigí la mirada a mi hermana, quien me sonreía abiertamente—, Duncan saca lo mejor de ella. Claro, tuvieron sus altos y bajos a lo largo de su eteeeeerna relación —alargué las vocales y saqué unas cuantas risas—, como todo el mundo, pero aun así lograron encontrarse al final. Recuerdo el día en que Jane me miró seriamente a los ojos y me dijo "es él, con él quiero pasar el resto de mi vida" y yo le pregunté el por qué. Por qué, después de todos los problemas que vivieron y todas las discusiones y desacuerdos estaba tan segura de ello. Y ella me respondió "porque si hubiese sido con otro, me habría rendido casi de inmediato". Ahí me di cuenta de que cuando amas a una persona, das toda tu fuerza, todo tu cariño, toda tu alma de forma generosa por ella, por su bienestar... Cuando amas a una persona te entregas a ti mismo de una forma tan desinteresada que cualquier problema es inexistente, porque sabes que quieres lo mejor para ella. Así que alcemos nuestras copas —fingí tener una en mi mano mientras la elevaba a la altura de mi rostro ya que no contaba con la champaña—. Y brindemos por Jane y Duncan, y por la increíble aventura que van a emprender juntos. A pesar de las tormentas que arrebatarán su pequeño bote, sé que juntos llegarán muy lejos. Va a ser difícil, pero mientras no suelten sus remos, lograrán sobrepasar cualquier marea que el mundo les pondrá como desafío. Ah y Duncan —me dirigí al aludido y puse una expresión serena—. Puede que Jane tenga dos hermanos, pero yo me aseguraré de cazarte y hacerte la vida imposible si llegas a romperle el corazón. ¡Salud!

Lo siguiente que escuché fue un masivo "salud" y varios aplausos después, junto con varias carcajadas ante la pequeña amenaza que se escapó de mis labios. Jane se levantó de la mesa y corrió a mi dirección para abrazarme, diciéndome que mi discurso improvisado salió excelente y que estaba muy agradecida de tenerme como hermana. Le sonreí de vuelta y la abracé más fuerte, pensando una y otra vez en las palabras que acababa de decir y lo primero que se me vino a la mente fue el rostro de Harry y en cómo las pude relacionar con lo nuestro.

***

Después de la deliciosa comida y el postre, las mesas comenzaron a moverse hacia las orillas para dar inicio al esperado baile de novios. La introducción de Can you feel the love tonight por Elton John sonaba por los altoparlantes mientras Jane y Duncan comenzaban a bailar, haciéndome sonreír casi de inmediato ya que pertenecía a su película favorita, El Rey León, siendo un sello típico de ellos.

Pude ver por el rabillo del ojo como más parejas se les unían; mis padres, los padres de Duncan, sus hermanos y los míos con sus respectivas parejas invitadas y no evité en sentir un poco de envidia al no tener con quien bailar esta hermosa canción. No tener a Harry aquí para bailarla.

—¿Quieres bailar? —me giré para ver a un tipo pelirrojo casi de mi estatura, con una sonrisa bastante encantadora mientras me tendía la mano.

Pensé unos minutos mientras observaba su gesto y formé una sonrisa. ¿Por qué no?

Asentí cordialmente con la cabeza y, tomando su mano, caminamos hacia el centro de la pista con las demás parejas que aun bailaban. Una vez que estuvimos frente a frente, comenzamos a movernos de un lado para otro al ritmo del lento, acallando mis quejas cada vez que me pisaba por accidente. La conversación que se hizo fue poca, sólo supe que era el primo de Duncan y que hace poco terminó una relación amorosa, por eso había venido solo.

—¿También te pasó lo mismo? —inquirió alzando una ceja.

Iba a contestar un rotundo no cuando otra voz bastante familiar se escuchó a mis espaldas, logrando que me congelara ahí mismo y provocando que mi corazón explotara dentro de mis costillas.

Sincerely, yours » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora