- A ver, ¿qué propones?

La sonrisa que puso al escucharme ceder parecía acercarse a una victoria.

- Me gustaría escuchar qué opinas tú al respecto.

Ya estaba ahí esa picardía tal suya, ese ánimo demasiado arriba que nunca parecía avecinar nada bueno. Sonreía como el niño más travieso de la clase esperando lo que yo tenía que decir. Y conocía esas características, se podían encontrar entre las veces que se había burlado de mí y de mis amigos, nos había dejado en ridículo, había mencionado cosas preferibles de olvidar y otras muchas escenas acumuladas, pero por alguna razón, olvidé todo eso por un momento y contesté.

- Creo que se debería usar en todos los juicios para evitar malentendidos.

Él asintió ligeramente y me dedicó una corta mirada de curiosidad antes de quedarse pensando, tal vez en mis palabras.

- Hay muchas formas de usar mal el veritaserum - fue todo lo que recibí en tono de anciano sabio.

- Bueno, se supone que la justicia debe usarlo para buenos fines.

- Suponer eso es, en muchos casos, un grave error.

- Entonces, me gustaría saber cuál es tu opinión - por primera vez, no entoné la frase en un tono excesivamente borde.

Cerró los ojos mientras pensaba y luego los volvió a abrir. Era como si se debatiera entre si debía decirme algo o pasar del tema. Sus iris brillaron un instante y una sonrisa para nada inocente se asomó entre sus labios.

- Verás... - comenzó como si fuera a dar un gran discurso, pero dejó la frase a medias cuando al hacer un movimiento brusco con la mano tiró el tintero que estaba entre los dos - ¡Mierda!

El recipiente cayó hacia un lado y la tinta se extendió por la mesa, volviéndolo todo de un color oscuro como el carbón. El líquido alcanzó la esquina del pergamino, una pequeña parte llegó al suelo, pero la mayoría fue a parar al pantalón del slytherin. Él se levantó en cuanto se dio cuenta, pero no fue lo suficientemente rápido.

- ¡Joder!

- ¡Qué genio! - se me escapó, o tal vez no, sólo para echar un poco más de leña al fuego.

Él me miró como si me fuera a estrangular allí mismo, con el ceño fruncido, las pupilas dilatadas y los labios ligeramente subidos hacia la nariz. Zabini se había girado solo para observar el espectáculo, pero se volvió en seguida, bajando y subiendo las cejas.

- No hace ni puta gracia - sentenció el rubio completamente serio, se le notaba la mandíbula claramente marcada. Yo intentaba reprimir la risa por todos los medios mientras él se manchaba las manos intentando limpiarse - Como te rías...

Esa frase fue exactamente el incentivo que necesitaba para reírme. Algunos curiosos se volvieron y la mirada que me regaló Malfoy esa vez estaba cargada de una ira muy poco camuflada. Pero a medida que la gente volvía a sus redacciones y mi risa se ahogaba poco a poco cuando me llevé las manos a la boca, vi cómo curvaba los labios tímidamente.

- Vale, ya está bien - bufó con el fantasma de esa sonrisa todavía señada.

Miraba a todas partes para asegurarse de no ser el centro de atención por primera vez en su vida. Hasta sentí un poco de lástima por él.

- Te voy a ayudar solo porque me das pena.

- Yo no quiero tu compasión... - empezó sirviéndose de su propio orgullo.

Ignoré lo que decía y apunté con mi varita al lugar indicado. Todo era, cuanto menos, incómodo.

- Tergeo.

Si decides querer (Draco Malfoy)Where stories live. Discover now