Encendió el aparato por uno de los extremos de la mariposa, su sonido apenas se escuchaba. Lo colocó lentamente en su clítoris para recrear su mente con la imagen que por varias horas le provocó excitación extrema debajo de su falda: Su jefe.

Lo imaginaba abriendo la puerta de su habitación, observándola serenamente sin nada. Vestía solamente unos bóxers color blanco delineando bastante bien su hombría a su máxima expresión. Se quedó observándola mientras el bulto creciente en su entrepierna apuntaba directo hacia ella. Abrió la bata de baño quedando completamente desnuda, pasó la lengua por sus labios delicadamente. Continuaba imaginando a Peter subirse a la cama besando sus pies, dedo a dedo metiendo la lengua entre ellos, subiendo por las piernas mojándola con la lengua tibia.

Sonrió de una forma pícara, salvaje y sedienta. Si la lengua del jefe hacía esas maravillas que fantaseaba, entonces deseaba ser llevada a su boca por completo.

La mariposa estaba en velocidad baja, justo en la zona donde la lengua de Peter se posó, sus gemidos empezaron lentos. Lo sentía tocar sus pechos con la punta de sus dedos mientras  nadaba en sus mares de fluidos, resbalaba en ellos y la observaba a la vez.

La velocidad de la mariposa se elevó así como su fantasía, lo deseaba fuertemente. Todo su cuerpo ardía en llamas desde los pies hasta los pelos de la cabeza. Apretó los labios para no ser escuchada por Cristina, tocaba sus pezones delicadamente mientras continuaba sintiéndolo bordear sus labios mordisqueando poco a poco hasta llegar a su cuello. Le susurraba cuánto la deseaba, el vibrador fue acompañado de sus dedos en el orificio vaginal, resbalaban por la humedad interior.

Susurraba el nombre de Peter pidiéndole ser penetrada rápidamente. Los espasmos de un primer orgasmos la llevaron lejos de la realidad a una dimensión desconocida, gritaba : Peter…Peter.. Varias veces hasta que un fulminante orgasmo contrajo sus muslos entre el vibrador.  Dudaba que ese grito orgásmico doble no se haya escuchado en la primera planta del edificio, sintió algo de pudor.

Apagó su amante compañero vibrador y con una sonrisa viajó al mundo de Morfeo.

El reloj despertador la lanzó de un salto de la cama, con esa actividad sexual a solas fue suficiente estimulante para despertar enérgica. Más que nunca debía conservar su trabajo, ganar mucho dinero en esa empresa era su prioridad.

—Cris, ¿has visto mis zapatos beige?

—¿Cuál de todos princesa encantada? –Cristina bromeaba constantemente, no consideraba necesario gastarse una fortuna en tantos pares de zapatos y ropa que nunca se usaría.

—Los de tacos finos, hoy aunque muera debo estar bien elegante, quiero impresionar.

Su gesto de mentón arriba y pecho erguido, provocaron risa en su amiga, nada de eso era necesario para ella. Su inteligencia atraía a los demás sin tener que gastarse una millonada, todo lo que ganaba lo ahorraba para comprarse una hermosa casa, ayudar a su familia en Venezuela o en entretenimientos diversos.

-Sólo debes hacer tu trabajo y listo, aprende todo lo que debas aprender y enfócate en lo que tu jefa necesite.

—Ay Cris, madura de una vez sabes ¿en qué mundo estamos? Mucha competencia hay en estos medios, fui a ese lugar para quedarme mucho tiempo chama, no pienso quedarme atrás.

Cristina se encogió de hombros para dejar que su amiga chocara con sus propios errores, como siempre.

Cuando eran niñas, las dos pertenecían a los mismos grupos. Por mucho tiempo fueron reinas en todo lo que hacían, y aunque el cuerpo de Cristina no era ni siquiera parecido al de Ashley, su autoestima y buen gusto mezclado con un cerebro brillante fueron la fórmula perfecta.

-Bueno, un beso princesa nos vemos más tarde.

Ashley se despidió. Caminó lentamente para poder sujetar todas las carpetas que llevaba encima, pero de nuevo tiró un grito de tal forma que los papeles salieron volando encima de sus pies. De nuevo Steve la sorprendió por detrás.

—Lo siento, quise venir a tu puerta y ayudarte con todo.

-Steve…..

Su cara se puso pálida, no podía creerlo, pero no quería gritarle y regañarlo. Se aprovecharía de sus buenas intenciones y amabilidad por los próximos días pero no podía estar en esos sustos todo el tiempo.

-Lo siento, yo quise…..

-No te preocupes, vamos para no llegar tarde.

El trayecto hacia el parqueo subterráneo fue un funeral total, agradeció ver otros vecinos subirse al ascensor así no tendría que entablar una conversación.

Al entrar al auto, Steve como todo un caballero le abrió la puerta para que ella entrara. Ashley sonrió de medio lado de forma forzosa.

Otra vez ese olor a perfume extravagante por la mañana, es que el estilo de Steve estaba muy mal asesorado si es que tenía asesoría. De nuevo la observaba en silencio, sus manos sudaban al contacto con el guía, de vez en cuando le acompañaba el chofer de la compañía, pero en esa ocasión quería disfrutarla a su antojo, a su manera.

-Entonces ¿ Has sabido algo de mi pequeño hijo dorado? -Le llamaba así a su auto.

Él respondió con una broma, los dos sonrieron.

Si no fuera por la crisis que estaba a punto de enfrentar, vendiera su Ford del 2012 y comprara el auto que quisiera, pero tenía que soportar un poco. Mordió sus labios reprimiendo el sentimiento de impotencia en su interior.


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⏰ Last updated: Jan 30, 2015 ⏰

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LOS PEDIDOS DE MI JEFEWhere stories live. Discover now