-¿Qué no te haga qué? ¿De verdad te duele? Ya no me mientas más. ¡Ya no más! –casi suplicó.

-Lisa te juro que no te miento. -veía borroso a causa de las lágrimas acumuladas en mis ojos.

-Déjame. -se volteó. -Y no vuelvas a acercarte a mí. -sollozó.

-Lisa -solté su nombre, mientras la veía alejarse. -¡Lisa! ¡Lisa yo te amo! - grité desconsolada.

Se acercó a un taxi que había parqueado, y se montó bruscamente.

-¡Lisa! -insistí.

El auto arrancó velozmente y desapareció entre los demás coches en la avenida.

-¿Pensabas que nunca se iba a enterar? -escuché la voz de Nayeon.

Tomé un suspiro profundo.

-Lárgate si no quieres que te mate en este mismo instante. -me giré lentamente.

Ella comenzó a reír mientras se acercaba a mí.

-Éramos amigas -se detuvo. -Se supone que Lisa no te interesaba nada más que por dinero. Nunca me dijiste que la amabas en serio. ¿Sabes qué fue lo que me hirió? Que aun sabiendo que ella me había invitado al baile tú llegaste y te la trajiste para este hotel, dejándome mal ante todas las personas que estaban presentes. Eso no te lo voy a perdonar. Nunca.

-¿Acaso no te basta con lo que hiciste? -le reclamé. Respiraba con dificultad.

-Te lo merecías. -se encogió de hombros. -A ti nadie te obligó a hacer esa apuesta. Nadie. -retrocedió. Se volteó, y se alejó de mí.

***

-¡Abre la puerta! -gritó Mina tocando como una loca.

-¡No quiero! -grité, acurrucada entre las sabanas, abrazando la almohada.

-La tumbaré si no lo haces. -advirtió.

Me levanté rápido de la cama y caminé hacia la puerta. La abrí de mala gana y observé a Mina. Entró rápidamente, pasando por mi lado y se colocó a la mitad de la habitación. Me volteé y la vi cruzado de brazos y con una ceja fruncida.

-¿Qué quieres? -solté.

-¿Qué pasó ayer? ¿Esa nerd se aprovechó de ti? -preguntó sin moverse.

-¿Qué? ¡No! -suspiré. -Ayer se enteró sobre la apuesta que hice con Nayeon y Jisoo.

-Oh, ¿de verdad? -frunció los labios e hizo una pausa breve. –Cuéntamelo todo. -se sentó en la cama.

-No hay nada que contar, Mina. -me senté sobre una de mis piernas a su lado. -Es que... Me duele. Todo este tiempo que estuvimos juntas fue lindo y me di cuenta de la gran chica que es. Nunca pensé que alguien como ella existiera. Lisa me hacía sentir importante, especial y única. Era tierna, tímida, amorosa, hermosa... Todo lo que un hombre nunca será, y como nunca fueron las anteriores chicas con las qué estuve.

Mina me miraba atentamente.

-Lo peor de todo es qué... Me enamoré de ella y ahora siento que la amo. -confesé.

Su cuerpo se tensó.

-¿Cómo qué la amas? -cerró los ojos por un momento, conteniendo la respiración.

-Mina, si te dieras el tiempo para conocerla mejor...

-¿Qué es lo que está pasando por tu cabeza? -se levantó, interrumpiéndome. -¿Cómo puedes estar enamorada de una tipeja como esa? Entiéndelo. Amas su dinero, no la amas a ella.

-¡Mina! -me levanté. -En todo este tiempo que estuvimos juntas no me dio dinero. Tal vez me daba regalos costosos y lo demás pero nunca me dio dinero. ¿Por qué me crees tan mala? -grité.

-Porque tú y yo somos iguales. -exclamó. -Tú lo sabes y yo lo sé. Estás cegada por los regalos costosos y todo lo que esa mujer te da.... Tal vez pienses que lo que sientes es amor, pero no lo es.-me tomó de los brazos y me sacudió. -No estás enamorada de esa tipa, no te confundas.

-¿Y cómo explicas todo lo que siento cuando me besa y hacemos el amor? ¿Cómo lo explicas? -comencé a llorar.

-Estás drogándote. -se alejó de mí. -Estás drogada y eso es lo que te pasa. Inclusive esa chica te pudo haber hecho brujería. Es eso seguramente.

-¿De qué estás hablando Mina Kim? -exclamé.

Suspiró, y se quedó callada por un largo momento.

-Bien-volvió a suspirar. -Supongamos que realmente la amas... ¿Qué harás para que te perdone?

Me quede en silencio.

-N-No lo sé. - mi voz sonaba débil, rota.

-Averígualo. -caminó hacia la puerta. -Sí esa tipa te perdona lo que le has hecho, entonces será mi ídola y la aceptaré. -cerró la puerta.

***

Dos días.

Dos días han pasado y Lisa no quiere verme. No contesta mis llamadas ni mis mensajes. Tal vez desactivo su cuenta o me bloqueó. Cortó toda comunicación conmigo. Pero no me voy a rendir. Tengo que hablar con ella por última vez antes de irme para donde mi abuela.

Sí, mi abuela. Estar con ella seguramente sería lo mejor. Despejaría mi mente y tendría unos días para pensar con calma. No serían muchos días... Tal vez una semana o dos.

Esperé unos segundos a que alguien atendiera en la puerta de la casa de Lisa. Le rogaba a dios porque fuese ella quien apareciera.

La puerta se abrió rápidamente y observé a Chitthip , la madre de Lisa.

-Hola, señora Chitthip. -saludé.

-Hola. -saludó seriamente.

-¿Está Lisa?

Suspiró.

-Escucha... No sé qué fue lo que pasó entre ustedes dos pero.... Lisa no quiere verte por ahora. -susurró.

Me quedé mirándola por un momento.

-Necesito hablar con ella. -insistí.

-Lo siento. -negó, parecía confundida.

Cerré mis ojos por un momento. Las lágrimas se estaban aproximando.

-Vale...-asentí. -Solo dígale que lo siento. -susurré.

Asintió, y cerró la puerta al instante.

Me volteé y vi el taxi en el que me iría para la casa de mi abuela. Estaba esperándome. No pude despedirme de Lisa. No pude decirle lo mucho que lo siento. Me dolía el corazón. Todo esto fue mi culpa.

Mi maldita culpa.

Me monté al auto, y cerré la puerta. Miré por última vez hacia la casa de los Manoban y observé la cortina de la habitación de Lisa completamente cerrada.

-¿Hacía dónde vamos? -preguntó el hombre que conducía.

-Hacía el aeropuerto.

¿Escucharon eso? Fue mi corazón quebrándose :')

Enamorada de mi Vecina.Where stories live. Discover now