Un inocente deseo provoco la mejor aventura que haya tenido Ernesto, adentrándose al mundo mágico que creía que solo existía en los libros. Quien decidido, teniendo la clave para derrotar a Voldemort, trata de salvar a sus amigos.
°AU
°Mención de un...
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Ernesto
Faltaban menos de 8 minutos para que cumpliera años, me sentía ansioso; pues vi en las noticias que ahora los planetas Júpiter y Saturno se iban a dejar ver en algunas partes, en uno de esos lugares le tocó a mi país. Aquí me ven, en la azotea de mi edificio con un mini pastelito, una vela, un encendedor y una cobija esperando el suceso.
Menos de un minuto para mi cumpleaños, pero como yo no puedo estar en paz; siempre me tenía que pasar una pendejada. El chocolate que estaba bebiendo se me derramó en el pecho quemándome. A lo lejos se escuchó la campana de la iglesia que estaba a lado de mi edificio. Sin importar que mi pecho quemara, encendí el encendedor y prendo la vela del mini pastel, y pidiendo mi deseo:
"Tener una aventura"
Y sople la vela, me recosté en el piso y desabotono mi ramera para que no me quemara tanto el pecho. Era un deseo estúpido, pero soy así y así me voy a reproducir. El humo de la vela se fue junto con el viento, el cielo era demasiado bello, la luna y las estrellas eran brillantes, siendo casi irreal.
—Feliz cumpleaños a mi—Me sentía adormilado, solté una risita al ver una estrella brillar más que otra, era realmente bonita, la estrella fue lo último que vi antes de dormir acurrucado entre la cobija que llevaba.
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Desperté porque el sol me daba fuerte en la cara, al igual sentía un poco más frío en mi pecho. Me dolía la espalda; además que el pasto empezaba a picarme en todo el cuerpo.
¿Pasto?
Me levanté rápidamente desorientado. Lo que antes era un frío piso se convirtió los inicio de un bosque, no espere mucho en caminar con mi cobija verde en los hombros y los pies descalzos para ver si había algo cerca, no tarde mucho en encontrarme en un lago, veía a personas con lo que parecía túnica, lo cual se me hacia raro, todavía faltaba 26 días para halloween.
A lo lejos se escuchaban muchas personas gritando "JAMES, JAMES", extrañado me metí entre la bola escuincles. Lo que mis ojos veían no daban crédito, un pobre niño colgaba de una forma sorprendentemente mágica, mientras que un azabache lo apuntaba con una varita, otro pelinegro de cabello largo lo felicitaba, una pelirroja gritaba que parara siendo apoyada por una de cabello corto y un chico alto. Sabia en donde estaba pero eso no impedía que tuviera una furia en mi interior, sabía lo que continuaría así que con mi cobija logré tapar la cabeza de los dos par de brutos, causando que el hechizo se detenga, la persona que estaba colgada se fuera contra el piso. Todos se quedaron en un largo silencio, los otros dos pendejos trataban de quitarse la cobija pero entre ellos se enredaban más. Cuando al fin pudieron quitarse la cobija se fueron contra mi.
—¿Sabes lo que acabas de hacer—El de gafas me agarró de la camisa apuntándome con su varita, oh shit.
—¿Ayudar al pobre chico que pudo pasar por un trauma más? Porque si es así no me arrepiento de nada—La cara de incredulidad de James y Sirius no tuvo un mejor precio para mi. Antes que él o cualquiera pudiera responder llegó la Profesora McGonagall con el sombrero chueco y una cara de total disgusto.
