— ¡Nana!— chilló el bajito corriendo en dirección al nombrado agitando sus manitas, en cuanto estuvo bien asegurado por los brazos de Jaemin sobre su cintura saltó y se aferró a él en un abrazo de koala.

— Hola, mi amor— sonrió depositando un besito en la cabellera despeinada del menor.

— ¿Será muy imprudente si te beso?— preguntó de manera cautelosa el castañito acunando la afilada barbilla de su novio en el proceso.

Jaemin pareció pensarlo antes de acercarse lentamente y depositar un piquito en los labios ajenos, sacando una tierna risita de la boquita del menor.

— No me importaría enfermarme, pero sabes que me da pena con tu mamá enfrente.

— Vamos a mi cuarto— susurró Huang dejando otro piquito en los delgados labios de Na.

— Ren, tu mamá está en casa— murmuró el alto apretando la cintura pequeñita del extranjero.

El entrecejo de Renjun se frunció.— Eres un cerdo, yo solo quiero que juguemos con mis Moomins de peluche.

La risa de Na fue lo único que se escuchó durante un buen par de segundos, logrando no solo colorear las mejillas de Renjun en un color bermellón, sino también captar la atención de la señora Huang que sentía la emoción de su hijo como si fuese propia.

— Ve yendo a tu habitación y saca aquellos peluches en lo que yo preparo algo para comer por si te da hambre— Jaemin bajó al chiquillo de sus brazos y lo dejó sobre el suelo alfombrado.

» Eres tan pequeño y tierno que podría comerte a besos— el tono juguetón de Jaemin más su acción de apretar las mejillas de Renjun varias veces hizo que el castañito se sonrojara por segunda vez en el día.

Renjun era adorable con sus mejillas ligeramente coloreadas por un resfriado, pero a Jaemin le encantaba ver el rostro completamente rojizo del chico de sus sueños por las palabras cursis que salían de su boca de manera tan natural… y repentinos derrames de cariños y “miel”, como lo llamaba la señora Huang.

Cómo pudo, Renjun terminó por escabullirse de los mimos de Jaemin antes de explotar ante tanta ternura y amor.

Jaemin se adentró a la habitación blanca con adornos amarillos pastel, sintiendo ese calor en su pecho al ver las Polaroids de ambos colgadas en la pared, era un nuevo detalle y era extremadamente bonito

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Jaemin se adentró a la habitación blanca con adornos amarillos pastel, sintiendo ese calor en su pecho al ver las Polaroids de ambos colgadas en la pared, era un nuevo detalle y era extremadamente bonito.

— ¿Te gusta?— preguntó el castañito dejando de lado el moomin que vestía un mandil rosado tejido por Ren.

— Me encanta, es bellísimo, bebé— sonrió dejando sobre la mesita de noche los emparedados que llevaba en manos—. Aunque me atrevo a preguntar, ¿cómo le hiciste para llegar tan alto?

Renjun se sonrojó ligeramente al recordar que tuvo que subirse en unas escaleras ligeramente altas… y como casi se cae por andar acomodando las luces LED en donde pondría los broches para las Polaroids.

— Usé una escalera— tomó un emparedado y comió de este para distraer su atención hacia su comida y como masticaba para evitar ahogarse.

— Cariño, ¿recuerdas que te dije sobre los lugares en donde no alcanzas? Llámame la siguiente vez que no alcances algo, mis brazos son más seguros y es un buen pretexto para tenerte pegado a mi.

— ¿Por qué siempre eres así de cursi?— puchereó el menor cruzándose de brazos—. Me haces ver como si fuese el novio más simple de esta relación, no, como el novio más simple de todo el mundo— los ademanes que hacía con sus manos eran graciosos para Jaemin, más cuando en medio de sus explicaciones con gestos incluidos caían algunas migajas de pan sobre el moomin de felpa con el cual jugaba.

— Claro que no lo eres, cariño. Eres espléndido a tu manera, y eso hace que me encantes aún más.

Renjun parecía un tomate en aquellos instantes y su único reflejo fue cubrir su rostro con ambas manos.

Ninguno sabía cómo era que siempre terminaban sobre la cama, con Jaemin encima del cuerpecito de Renjun compartiendo suaves besos que volvían locos a sus corazones

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ninguno sabía cómo era que siempre terminaban sobre la cama, con Jaemin encima del cuerpecito de Renjun compartiendo suaves besos que volvían locos a sus corazones.

Las manitas de Renjun reposaban sobre el pecho del mayor, como siempre.

— Te amo mucho, pero en serio, ¿no tienes miedo a enfermarte?— preguntó el chiquillo jugando con la cadena de plata que llevaba Jaemin alrededor de su cuello, todos los días sin excepción alguna.

El alto negó atrayendo más a Renjun hacia su cuerpo.— Estoy dispuesto a perder el curso por un simple resfrío, haría de todo por mi pequeñito de 1.60.

— Pequeñito tú— salió aquel típico comentario de Renjun a la defensiva.

— ¿Seguro que quieres comprobar que eso no es cierto?— cuestionó burlón el rubio colocando las manos de Renjun sobre su abdomen desnudo.

Ambos agradecían que la mamá de Renjun hubiese sido llamada de emergencia por su jefe de trabajo, y que el papá de Renjun estuviese de viaje.

El castañito asintió antes de rozar su mano izquierda con el elástico del boxer gris del mayor.

Sí, definitivamente no sabía porque sus compañeros creían que Jaemin era su hermano.

Sí, definitivamente no sabía porque sus compañeros creían que Jaemin era su hermano

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
short ; renmin ✓Where stories live. Discover now