único.

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Sentado en el gran mueble de su sala piensa más de una vez lo que estaba propenso a hacer. Con las piernas cruzadas y el teléfono en mano tiene el número de su restaurante favorito marcado, solo faltaba presionar el botón verde para que la llamada fuera realizada y listo.

Pero los nervios le carcomen, solo eran dos razones por las cuales llamaría a tan altas horas de la noche solo para pedir sushi.

1: quería follarse al bonito repartidor.
2; por qué tiene hambre y quiere cenar.

Si, estaba enamorado del repartidor de sushi. Minho, un chico de veinte años que trabajaba en un restaurante japonés cerca de su apartamento.

Sus intenciones no eran las más sanas, realmente en su mente tenía muchas ideas en proceso, mordiéndose el labio pensando en cuál sería la ideal para que no se viera tan atrevido.

Apenas la llamada finalizó se levantó el caro sofá, rumbo a darse un baño rápido y arreglarse para la ocasión. No perdía nada si intentaba por lo menos seducirle.

Con el agua tibia pasar por su cuerpo y lo relajante que se sentía en esos momentos, no cayó en cuenta del timbre tan insistente en la casa. Miró su teléfono para verificar la hora, bastante estresado por qué la primera parte de lo que sería su plan no había salido como quería.

Mierda.

—Wow, se toman muy enserio lo de llegar exactamente a los treinta minutos. — como pudo se levantó de la tina, tomo la toalla para envolver su cuerpo desnudo y abrir rápido la puerta. No sabía cuánto el pobre había estado afuera esperando.

—Buenas noches, aquí está su pedido.

Jisung maldice del por qué se veía tan jodidamente hermoso cuando sonríe, y del por qué le excita tanto aquello.

Y ahí se queda, admirando como un tonto al rostro del castaño, pasando por cada detalle que ya ha visto más de una vez pero no con tanta determinación.

Ojos marrones y penetrantes, cabello oscuro y liso, perfecto para enredar sus dedos en ellos, nariz perfilada, labios gruesos y enloquecedores donde más de una vez había fantaseado con besarle y probarlos. Mantenía un buen estado físico, hombros anchos y pecho trabajado, brazos firmes y esbeltos.

Y lo que a Jisung más le encantaba eran los muslos de Minho, como se podían notar tanto desde aquel pantalón tan ajustado. Siente vergüenza de sí mismo al pensar en cómo se vería él saltando sobre la extensión del mayor y perdiéndose en un placer culpable.

—¿Eh?. — Minho se sentía confundido del por qué aquel rubio le miraba tanto. No le incomoda en su absoluto, solo que llevaba más de cinco minutos desde que ha abierto la puerta.

—Oh, oh. Lo Siento, puedes pasar deje el dinero adentro. — murmura jisung con sus mejillas sonrojadas.

                           🌹

Terminando por retocar sus labios, se mira en el gran espejo de su habitación, satisfecho por el resultado final.

Agarrando el dinero necesario de lo que sería la paga, baja las escaleras con cuidado. Confirmando si Minho no se había ido o cansado mucho de esperarlo.

—aquí tienes. — Jisung le extiende del billete, con la mirada en el piso gracias a lo minutos atrás, ¿Pero a quién engaña?, No se arrepiente de pensarlo.

Minho lo mira detenidamente, desde hace seis meses que no lo veía tan de cerca. Era un chico atractivo aquel rubio y cuando se dedica a bajar sus ojos por el bonito cuerpo del más bajo, reprime esos impulsos de follarselo ahí mismo.

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⏰ Laatst bijgewerkt: Jan 21, 2021 ⏰

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