Capitulo 03

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Marzo 16 del 2016


El tiempo iba pasando, casi todos los días podía estar con Melanie, ella ya tenía 15 y yo 16, estábamos en secundaria, tan solo podía recordar la vez que le hablé por primera vez, había crecido mucho, claro ya no era la misma niña de 5 años la cual me traía loco, solo quedaba un recuerdo más que como las hojas se van con el viento.

Mis sentimientos por ella no habían acabado, es más se había vuelto como parte de mi piel y mi ser, a pesar de volverme muy cercano a ella jamás le había revelado mis sentimientos, es decir me volví como un hermano para ella, esos ojos los cual me hipnotizaban cada vez brillaban más, era toda una señorita, créemelo no había chica como ella, tal vez suena un poco cursi, pero no puedo dejar de pensar en esas cosas cuando se tratan de ella.

¿Les conté que Melanie no había tenido amigos desde que éramos niños? Que nadie se le acercaba ni la volteaba a ver, eso seguía en pie, nadie se había atrevido a hablarle, era como si para ellos ella no existiese, me parecía muy mal de parte de ellos, ella hablaba de cómo la gente la ignoraba, ¿Qué cómo era posible que no tuviese a nadie más que a mí? La gente ni la mencionaba, era súper raro, pero por otra parte no me molestaba ser solamente yo su único amigo.

Ni hablemos de mí, era el típico chico que no socializaba mucho, ese chico con muy pocos ''Amigos'' mi madre se molestaba conmigo por no tener tanta unión con mis compañeros, pero vale de que se quejaba, si tenía amigos, pero era como si ella tampoco los notara.

No me molestaba, yo me sentía muy cómodo.

Jamás te dejé de pensar.


O


ye Melanie, ¿Qué piensas hacer el día de hoy por la tarde?- Dije un poco nervioso por su respuesta

-No haré nada- Dijo mientras seguía leyendo su libro

Se miraba tan bella hasta con los lentes puestos, no hay duda que era la mujer más hermosa sobre esta tierra, no había nada que le quedase mal, un mechón de su cabello caía por su frente y decidí acomodárselo, ella volteo a verme por mi acción regalándome la sonrisa más dulce que existe-

-Tengo algunos planes para nosotros en la tarde- No podía dejar de pensar en su sonrisa, odiaba no poder decirle que la amaba, que ella era mi vida entera, que era todo lo que necesitaba para sobrevivir a este mundo lleno de maldad-

-¿Va en serio? Me parece una muy agradable idea- Su mirada tan penetrante hacía quemar mi vista, ese color de ojos que le quedaba muy bien.

-Te espero en el parque a las 6- Estaba a nada de comenzar a tartamudear, de la nada ella podía volver mi seriedad en un desastre mental.

Melanie ya tenía que volver a casa, pero habíamos quedado en vernos a las 6, estaba emocionado, va a sonar tonto pero sentía como si nunca hubiese salido con ella, quería que todo saliese perfecto.

Baje inmediatamente donde estaba mamá y le avise que saldría, su expresión fue de asombro y me dijo:

-¿Con quién saldrás querido?- cierta felicidad se veía en su mirada- me era rara la reacción de mi mamá al mencionarle mi salida.

-Con Melanie mamá, ya la conoces- Pude ver su cara de preocupación con algo decepción, no estaba tan contenta por mi respuesta, a mamá nunca le ha parecido la idea de mi amistad con ella, eso lo he notado desde que la conocí aquel día.

Ya eran las 6, iba caminando hacía el parque, sentía como mi corazón se aceleraba cada vez más y más, sentía como en cualquier momento mi corazón iba a salir de mi pecho. Entré al parque, no se me hizo difícil poder identificarla entre la gente, llevaba un vestido de tiras azul marino, un toque de maquillaje al natural en excepto sus labio, en ellos llevaba un rojo carmín, se miraba tan hermosa, me puse a pensar en cómo habíamos crecido ambos, ya no era la misma niña de 5 años que había conocido aquella vez, era toda una mujer, cada vez se ponía más hermosa, no había duda.

-¡Melanie- grité su nombre para así llamar su atención, y corrí hacía ella- Te miras muy bien- Estaba nervioso, no sabía que más decir, vamos compréndame-

-Josh, muchas gracias, tu tampoco te ves más- Una sonrisa tímida salió de ella, demonio como podía mantenerme tranquilo si ella era la luz sobre mí, todo lo que hacía me hacía morir cada vez un poco por dentro.

Nos sentamos junto al árbol donde nos conocimos e hicimos un comercito en el césped, hablábamos sobre cosas tontas, era la chica más alegre que había conocido, podía hablar con ella de cualquier cosa y ella me seguía el juego por más tonto que fuese.

Mil veces tú.  

¡PENSANDO EN TI!Where stories live. Discover now