No entendía porque me dejaba descansar pudiéndose aprovechar de la situación. ¿Quién era ese hombre?, ¿Por qué no actuaba como me habían indicado que hacían todos los hombres?

—Pero no la he despertado, ¿Verdad que no? —inquirió aquella voz infantil e imaginé que necesitaba que respondiera.

¿Se suponía que aquella pregunta podía contestarla? Era demasiado difícil no saber cuando y como se debía responder bajo los efectos del azambar. Cuánto más tiempo pasara en aquella casa, más probabilidad tendría de cometer un error y que él se diera cuenta de que estaba fingiendo para no ser descubierta.

Guardé silencio por precaución. No podía permitirme el lujo de ser pillada en aquella mentira, si lo hacía probablemente jamás podría volver junto a Amara y para mi esa debía ser la única prioridad en aquellos momentos.

—Pequeña tramposa... —sugirió él con una sonrisa y se acercó hasta aquella cama donde permanecíamos Lisa y yo.

Conforme sus pasos se acercaban, una especie de tensión extraña me sobrecogía. ¿Tal vez era por su semidesnudez? Era la primera vez en mi vida que veía a un hombre en aquel estado, no sabía como sentirme, como reaccionar o qué hacer y más aún cuando se suponía que no debía sentir ningún tipo de emoción al respecto.

¿Quizá debía mantener la mirada perdida? Si, eso sin duda arreglaría las dos cosas, mi supuesta falta de emoción y la perturbación que me provocaba aquello.

Mis ojos estaban fijos en aquel cuento y de pronto sentí las risas de la pequeña niña que se apegaba aún más a mi cuerpo. Me resultó inevitable girarme para ver que sucedía y vi su sonrisa, aquellos dientes blancos perfectamente alineados que se dejaban entrever por sus labios. Su risa cautivó mis oídos porque era sincera, era realmente sincera y aquellos ojos casi cerrados a causa de ello me hacían creer que verdaderamente amaba a su hija.

¿Podría ser ese hombre similar a papá?, ¿Tal vez había en el algún tipo de bondad? Y si así fuera, ¿Podría confiar en él?, ¿Revelarle la verdad? De ser así, de poder hacerlo, quizá me ayudaría a volver junto a mi hermana, a regresar al que hasta ese momento había sido mi hogar...

Eso me hizo pensar en que quizá ya era demasiado tarde para hacerlo, ¿Cuántos días habían pasado? Era probable que hubieran abandonado el refugio a expensas de ser descubiertas porque Java o yo revelásemos su paradero. Aún así no podría quedarme de brazos cruzados haciéndole creer a Amara que había muerto o peor aún, que mi vida se habría convertido en un infierno a manos de algún degenerado aunque ella no supiera realmente lo que podían hacer con nuestro cuerpo.

En un instante vi como aquellos ojos grises se posaban sobre los míos y fui consciente de que me había quedado mirándole descaradamente. En aquel momento sentí el rubor correr hacia mis mejillas por tal atrevimiento.

¿Qué haces Andra?, ¡Se supone que tu no debes hacer nada sin que te lo pidan! No podía tener iniciativa, ni deseos, ni inquietudes, ni mucho menos afán por curiosidad ante algo como aquello.

Aparté la vista disimuladamente deseando que no se hubiera dado cuenta, pero lo único cierto es que su risa se había acallado repentinamente y en consecuencia también la de Lisa. Sentí entonces como una mano se posaba en mi barbilla suavemente y poco a poco giraba mi rostro hasta posicionarlo frente a él. Le tenía tan cerca que podía percibir su aroma, no era parecido a nada de lo que había sentido hasta ahora, sino una mezcla de olores de los cuales solo era capaz de identificar un ligero perfume amaderado mezclado con su piel.

Aquellos ojos se posaron sobre los míos detenidamente, era como si estuviera buscando algo y por varios segundos creí que todo estaría perdido, que quizá me habría descubierto por mi leve atrevimiento a observarlo.

—Lisa, ¿Porqué no preparas tu juego de té mientras le enseño a Java como preparo tus tortitas favoritas? —mencionó sin dejar de observarme.

—¡Si!, ¡Tortitas! —gritó emocionada mientras saltaba de la cama y salía corriendo.

Era difícil mantener la mirada perdida, de hecho, comenzaba a estar nerviosa por quedarme a solas junto a él mientras no dejaba de mirarme de aquel modo, pero tal vez solo estuviera asegurándose de que todo era normal, de todos modos; ¿Cómo podría creer que no fuera así?, ¿Tal vez existía algún caso en el que tras la inyección del azambar ésta no hiciera efecto como a mi? Aún no tenía muy claro porque no me afectaba como a las demás, o si la inyección que me pusieron era defectuosa y por eso no mostraba los síntomas comunes de estar bajo los efectos de la droga. No iba a correr el riesgo de ser descubierta y que finalmente me arrebataran mi propia voluntad.

—Mírame como has hecho antes —dijo en cuanto nos quedamos a solas y sentí que todo mi cuerpo vibraba al oír aquellas palabras.

«Lo sabe» Fue lo primero que concluí.

¿Qué se supone que debía hacer?, ¿Mirarle del mismo modo? Ni tan siquiera sabía como le había mirado, pero desde luego él debió ver algo...

—No entiendo —dije fijando la vista en él, pero tratando de ver la pared que había tras su rostro.

—Mírame a los ojos —insistió y sabía que eso era una orden que no podía evadir. ¿Lo sabría si lo hacía?, ¿Tal vez era capaz de percibir mi tensión en una sola mirada?, ¿Lo que provocaba en mi su cercanía?

Lo hice. Me perdí en esos ojos grises que me observaban fijamente mientras suplicaba internamente que fuera lo que fuera lo que buscaba, no lo hallara.

—Por un momento creí ver... —Sus palabras murieron sin finalizar la frase mientras su mano acariciaba una de mis mejillas—. Olvídalo Declan. Es imposible —agregó refiriéndose a sí mismo y apartando finalmente la vista alejándose de mi lado mientras negaba con la cabeza aquello que supuestamente habría podido ver en mis ojos.

Quería preguntar que era imposible. Quería saber que se suponía que había visto. Quería saber muchas cosas y estaba limitada a no hallar respuesta a ninguna.

Se suponía que debía sentirme aliviada, que en teoría debía estar feliz por no ser descubierta y en cambio lo único que sentía era una gran impotencia.

¡Aquello era una tortura!, ¿Qué me estaba pasando?

¡Aquello era una tortura!, ¿Qué me estaba pasando?

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C O H I B I D AWhere stories live. Discover now