⭒prologue

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Aquel sin duda se trataba del septiembre más frío de los últimos cuatro años; los cristales del Expreso estaban empañados y el ambiente quedaba adornado con los alientos gélidos de la multitud de alumnos que esperaban para subir al tren.

Raven apretó el escuálido hombro de Flora, y ésta le devolvió una mirada suplicante. Sabía perfectamente lo que quería expresarle, no hacían falta palabras para ello. La mayor simplemente negó con la cabeza de forma discreta.

—Tened cuidado, por favor.

Aquella dulce y apagada voz resonó tras las dos jóvenes. La hermana menor, Flora, se volteó con una sonrisa. Al contrario que ella, Raven mantuvo la mirada firme hacia el frente. Era cierto que su orgullo podía llegar a consumirle a veces, pero no iba a desistir; aún seguía enfadada con su madre. Una de las razones era que el hematoma de su mejilla aún no había desaparecido del todo, lo que le recordaba a las frenéticas peleas que Rae y su nuevo padrastro mantuvieron durante el verano.

La culpaba de absolutamente todo.

—Vamos, Flora. Tenemos que irnos.

Aún sin voltearse del todo, la pelinegra tiró del brazo de la pequeña. Ella se despidió de la madre de ambas con un alegre movimiento de mano, pero Raven hizo caso omiso. Solo fue capaz de verla desde la ventana de su compartimento una vez habían subido al tren. A pesar del transcurso de los años, su madre aún seguía siendo una mujer muy hermosa; su tez era pálida, tenía unos preciosos ojos esmeralda y su pelo azabache le caía por debajo de las costillas. De no ser por su semblante cansado, seguramente aparentaría ser más joven de lo que era.

Intentó dejar de pensar en ella una vez arrancó el Expreso. No tendría que verla por lo menos hasta el siguiente verano, ni tampoco a su insufrible novio; aquello, realmente, le producía un gran alivio. Aquel año tendría solamente una única preocupación, que su hermana Flora, la cual ingresaba al primer curso, no se metiera en demasiados líos.

—Eh, enana. No te duermas, no queda mucho para llegar —Le sacudió un poco el hombro, a pesar de que parecía que Flora no tenia la intención de obedecerle. Raven siguió zarandeándole, sin embargo. Necesitaba algo de conversación para distraerse, o se acabaría sintiendo culpable por la fatídica despedida.

Antes de que le diera tiempo a seguir insistiendo, el tren se paró repentinamente en una fuerte sacudida. Flora dio un respingo, desperezándose del todo. Raven hizo lo mismo; se incorporó hacia delante, comprobando la puerta del compartimento. Las luces, de pronto, se habían apagado. Parecía como si alguien hubiera forzado al Expreso a detenerse.

—¿Esto... Es normal?

—No —Respondió Raven seriamente. Echó un vistazo a la ventana, que estaba prácticamente congelada. La temperatura había descendido notablemente. Entonces, recordó aquel recorte de periódico que vio hace un par de días. Estaban buscando a un tal "Sirius Black"—. Son dementores. Verán que aquí no está lo que buscan y se largarán, tú no te preocup...

No pudo continuar hablando, ya que sonó otro fuerte estrépito, pero esta vez dentro de su propio compartimento. Y ese estruendo tenía nombre y apellido.

Raven se levantó de un salto, empujando al pelirrojo hacia dentro y apresurándose por cerrar la puerta. Sabía perfectamente que los dementores no tenían permitido atacar a los estudiantes, pero aquello no significaba que le agradara la idea de llamar la atención de alguno.

—Anda, creo que me he equivocado de compartimento.

—¿A ti qué diablos te pasa? —Miró de forma acusatoria a aquel chico. Lo reconocía; era uno de los gemelos Weasley. Estaba en un curso superior al de Raven—. Siéntate y no hagas ninguna estupidez hasta que se vayan.

Obedeció sus órdenes sin rechistar. Tomó asiento en frente de las hermanas, fijando esta vez la mirada en Flora. Le dedicó una pequeña sonrisa y comenzó a hurgar en su bolsillo, en busca de quién sabe qué. No parecía afectarle en absoluto aquella situación, lo cual molestó en cierto modo a Raven.

—¿Tu primer año en Hogwarts, eh? —De su bolsillo sacó un caramelo con un llamativo envoltorio que cambiaba de color. La menor esbozó una pequeña sonrisa, mientras asentía y cogía el dulce—. Seguramente irás a Slytherin, como tu hermana, ¿no?

—Eh, que estoy en Ravenclaw.

—Oh, ¿en serio? Pues te habré confundido con esa chica de tercero, Pansy Parkinson.

Raven no se preocupó en ocultar su fastidio. Soltó un chasquido de lengua, a la vez que apartaba la mirada. Sabía que la gente no solía fijarse en ella, pero llevaban cuatro años en la misma escuela. ¿Cómo es que ni siquiera se le hacía familiar su cara?

—Raven de Ravenclaw. Qué curioso —Espera, ¿cómo diablos sabía su nombre, si hacía cuestión de segundos la había confundido con Parkinson?—. Fred Weasley a vuestra disposición.

El pelirrojo le habría hecho sonreír de no ser porque otro gran estruendo resonó por todo el vagón. El frío, de un momento a otro, se había intensificado. Flora se apegó a su hermana mayor, y esta le rodeó con sus brazos. Estaba temblando a causa del miedo. Raven quiso decirle que no había nada de lo que preocuparse, que era tan solo una redada, y de no ser porque estaba casi tan asustada como ella lo habría hecho.

Estaba dispuesta a hablar, pero la gélida expresión de Flora la calló. Se percató de que había abierto mucho los ojos hacia una misma dirección, y parecía como si estuviera dedicando todos sus esfuerzos en contener un grito. La pelinegra siguió la mirada de su hermana menor, encontrándose directamente con la pequeña ventana de la puerta del compartimento. Una sombra asomaba a través de ella y, a pesar de no tener ojos, Raven sabía que les estaba mirando directamente de una forma fría y despiadada. Una enorme sensación de tristeza la inundó, sin ningún motivo aparente. Se había quedado totalmente paralizada.

Sólo fue capaz de salir de aquel trance al notar aquel contacto cálido en su rodilla. Apartó la mirada para encontrarse con aquellos ojos color caramelo que la observaban de una forma totalmente contrastada a la del dementor. La respiración de Raven pareció tomar un ritmo más calmado, al igual que la de Flora, quien, a pesar de estar aterrorizada, también había decidido dedicarle su atención a Fred.

—No lo mires, ¿vale? —Raven asintió en un movimiento lento y casi imperceptible. Flora imitó su gesto—. Recordadme que os invite a un zumo de calabaza cuando estemos en el castillo. ¿Te gusta el zumo de calabaza?

—Sí. Pero sin azúcar —Respondió la menor en voz baja, como si temiera que el dementor pudiera utilizar aquella información contra ella. Fred sonrió y le tendió la mano.

—Trato hecho.

Raven soltó una risilla por lo bajo. Resultó ser contagiosa, pues en un instante los tres habían comenzado a reír al unísono. No tenían la necesidad de comprobar que el dementor ya se había dirigido hacia otro vagón.

Pasaron prácticamente todo el trayecto de charla. Flora le enseñaba a Fred algunos de los encantamientos más básicos que sabía, y éste les contaba las hazañas de los famosos gemelos Weasley. A pesar de que Raven se mantuvo parcialmente callada, de vez en cuando soltaba una disimulada carcajada. Antes de que el Expreso llegara a la estación de Hogsmeade, el pelirrojo abandonó el compartimento haciendo una seña de despedida. "¡Nos vemos, Raven de Ravenclaw! ¡Adiós a ti también, Flora!".

—¿Te has dado cuenta, Rae? —Dijo Flora.

—¿De qué? —Respondió Raven mientras se terminaba de colocar la corbata azul.

—Es la primera vez que te ríes con los chistes de alguien.

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⏰ Ultimo aggiornamento: Nov 20, 2020 ⏰

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RAVEN ✧ fred weasleyDove le storie prendono vita. Scoprilo ora