Congelada

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Narra Temari:

Congelada...

Es la única palabra que me viene a la mente en estos momentos, no había visitado Konoha en esta época anteriormente y jamás imaginé que pudiera ser tan frío, realmente siento que tengo congelado todo, desde la punta de mi cabello hasta la punta de mis dedos.

Maldito Kakashi!!!! que se le ocurrió solicitar esta información en esta época y maldito Gaara!!! que no quiso esperar hasta que acabaran las fiestas para enviarlo, como es posible que me mande en navidad fuera de la aldea y me haga pasar las fiestas sola, sin mi familia y con esta helada que cala hasta los huesos...

-Achuuuuu!!! - y encima creo que me voy a resfriar, será este algún castigo divino? Que estaré pagando?!!!! me cuestionó mientras continuó mi avance.

-Hum... Temari-sama... -una voz me detiene de mi andar- perdón, no sabíamos que venía, no nos avisaron de su llegada, ni han mandado escolta a recibirla.

Maldición lo que me faltaba, tan distraída estaba que no me di cuenta que había llegado a la entrada de Konoha, y donde diablos estará ese vago que no ha venido a esperarme!!

Me recupero rápidamente. Alzó mi rostro y los miro fijamente, no estoy dispuesta a mostrar mi sorpresa y desconcierto por la ausencia de ese vago.

-Vine por un pedido especial del Hokage, - les informó- me imagino que no esperaba que viniera... tan pronto.

-También lo creemos... -mira a su compañero antes de continuar- con el clima tan malo que tenemos en esta época y en estas fechas...  es raro que lleguen... visitantes... ajenos a la aldea.- me responde uno de los guardias un poco incómodo.

Continuó con mi tono calmado y asiento ante su comentario.- Será mejor que me dirija a la torre Hokage a reportarme...- les digo para no continuar parada en la entrada congelándome.

-La acompañaré -se ofrece uno de los guardias- alguien de su posición debe ser escoltada debidamente.- me dice con un tono... extraño.

Asiento y nos introducimos en la aldea rumbo a la torre Hokage. El guardia parlotea algunas cosas a las que ni siquiera presto atención y aunque avanzamos sin mayor apuro no me molesta, no puedo evitar sorprenderme al ver las calles y las casas decoradas, llenas de luces y con muñecos de nieves en sus pórticos, y como a pesar de que esta todo rodeado de nieve la gente se ve realmente... muy feliz.

Mi curiosidad ha despertado y quisiera recorrer todas las calles para ver más de cerca cada detalle, en Suna no solemos adornar las casas de esta manera, apenas si ponemos unas pequeñas coronas en las puertas y las familias se reúnen en nochebuena a cenar e intercambiar regalos. Además no existe la nieve, nunca se me ocurrió que podía usarse de esa manera, ni que se viera tan divertido jugar en ella como veo a los niños riendo en ella.

Continuamos avanzando, esta vez atravesando un poco la parte comercial de la aldea, todo se ve tan colorido y animado, las tiendas y las calles se ven atiborradas de gente y el olor a chocolate ha logrado hacerme salivar, lo que me recuerda que no he probado bocado alguno en buen tiempo por apurar mi camino y llegar más rápido.

Todo se veía tan maravilloso y había logrado devolverme la emoción de la fecha, pero como nada parece estar a mi favor en este día, me encuentro ante una escena inesperada, sería imposible para mi no notar esa cabeza de piña así este a miles de kilómetros, y aunque en el primer momento hizo que se me acelerara el corazón, solo bastaron unos segundos para lograr que este se detuviera, ahí estaba él acompañado de esa rubia que colgaba de su brazo y caminaban juntos hacia una tienda.

No puedo explicar esta sensación que oprime mi pecho, jamás había sentido algo así antes y realmente no quisiera volver a sentirlo, mis ojos han empezado a picar y empiezan a escocerme y...

❄️ Congelada ❄️  Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt