Limitless | JohnTen [Baby #4]

01

Lentamente fue recuperando la conciencia. Todo su cuerpo se sentía débil y las náuseas se apoderaron de él, se sentía desorientado.

Pero fue hasta que recordó lo que había pasado que abrió de golpe los ojos sin embargo, seguía sumergido en la oscuridad.

Fue ahí que se dio cuenta de que le habían cubierto la cabeza con un pequeña bolsa de costal negro que le impedía saber donde estaba y los pequeños orificios en las costuras solo le permitía ver puntos blancos de la luz que había en donde sea que se encontraba.

Su corazón comenzó a latir con fuerza, sintiendo un frío sudor deslizarse sobre su piel.

Estaba aterrado.

Los recuerdos de sus amigos se hicieron presentes y el miedo desapareció, dejando lugar a la preocupación y enojo. Recordando que a lo largo de los años aprendió a no mostrar el miedo y en cambio, mostrar seguridad en cualquier tipo de situación.

Pero esta vez sobrepasaba sus límites, por lo que le costaba poder mostrarse tranquilo. Suspiró lentamente, intentando que su cuerpo se relajara y la adrenalina no delatara el miedo que sentía en esos momentos. Debía mantenerse fuerte por sus amigos que rezaba que estuvieran a salvo.

Cuando escuchó unos pasos en la habitación se dio cuenta de que no se encontraba solo y eso hizo que todas sus alertas se prendieran, su cuerpo se tensó pero trató de ocultarlo.

Su madre le había enseñado que para poder sobrevivir en cualquier situación de peligro debía mantenerse fuerte, demostrarle al cazador de que no era una simple y débil presa. Aunque esas palabras lo dijo refiriéndose a que no debía dejar que destruyeran todo el imperio que habían construido en el momento que la empresa fuera heredara a él.

De igual manera esas palabras las podía aplicar esa situación.

Escuchó pasos acercándose a él, todo su cuerpo se sintió tenso en el momento en el que sintió como le deslizaban el costal de su rostro, lentamente y torturandolo.

Cuando pudo ver lo que había a su alrededor, su cuerpo tembló pero a pesar de eso, seguía tratando de mantenerse tranquilo.

Fue ahí que observó a su alrededor, dándose cuenta que se encontraba en una habitación completamente blanca con luces iluminandola por completo, sin dejar lugar a la oscuridad.

No había nada más que la silla en la que estaba atado y otra silla a un par de metros frente a él, donde un alto hombre caminaba hacia ella, dándole la espalda.

La tranquilidad con la que el hombre caminaba le hizo hervir la sangre de la rabia por haberle hecho eso.

El hombre se posicionó justamente detrás de la silla, dando la cara a Chittaphon, el pelinegro recargó sus brazos en el respaldo de esta, el menor notó su actitud llena de soberbia.

Chittaphon se asombró al ver el rostro del hombre, ese rostro que no pudo olvidar en meses por culpa de las palabras que le había dicho antes de no volver a verlo.