—Bien, démosle la bienvenida a los fijos locales que compiten hoy —el presentador sonrió a la audiencia —. Desde Granada Hills, All-Star Karate.
Luchando desde Topanga, tenemos a Karate Topanga. Desde Reseda, volviendo al torneo, tenemos a...

—¡Cobra Kai! ¡Cobra Kai! ¡Cobra Kai!

En fila todos los estudiantes del dojo Cobra Kai hicieron su aparición vestidos de negro, cantando el nombre de su dojo en voz alta y con orgullo.

Entre los tantos estudiantes Daniel LaRusso alcanzó a ver una chica de cabello rubio. Si no fuera porque su esposa Amanda estaba a su lado, su boca se hubiera abierto en honor al recuerdo de Ali Mills.

Sí o sí tenían que ser parientes.

La chica poseía una cara ovalada, ojos mieles que lucían orgullosos y para complementar tenía una postura altanera que denotaba su posición como estudiante preferida de Cobra Kai.

—Una gran forma de hacer una entrada —el presentador se rió levemente —. Y un nombre genial para un dojo. ¡Un aplauso para Cobra Kai!

La gente enloqueció con los aplausos.

—Y finalmente, un no afiliado de North Hills, tenemos a Robby Keene.

Lara sonrió abiertamente y perdió toda su pose ruda.

Robby, en cambio, pasó junto a los Cobra Kai y le guiñó un ojo a su novia, mirando de mala manera a su padre.

—Bien, amigos. Prepárense. Es hora del karate.

—Sensei —le llamó Lara—¿puedo ir a saludar a alguien? Volveré rápido, se lo prometo —aseguró.

—Bien, señorita Mills —respondió Johnny—. No tarde.

—¡Gracias!

Y con eso la rubia se alejó del lado de los Cobra Kai.

—Sensei.

Esta vez es Halcón el que se acercó a Johnny con el rostro tenso —. ¿A dónde va Lara?

—No lo sé, chico.

Ambos se quedaron mirando a la rubia.

Lara trotó hasta llegar al otro lado del lugar, donde se encontraba parado Robby, quien no dudó en recibirla con los brazos abiertos.

—Viniste —la chica se aferró al muchacho y enterró su cara en su cuello, oliendo su esencia a vainilla—. Creí que te habías arrepentido.

—Sabes que puedes confiar en mi palabra —Robby sonrió suavemente, pero al ver a su padre y al chico de pelo azul mirándolos fijamente sus ojos se tornan burlones antes de besar la mejilla de Lara—. ¿Viniste a desearme suerte, cupcake?

—¿Quieres que te desee suerte?

Lara lo miró sugestiva y cuando él asintió, ella lo besó en la boca y lo mordió parcialmente; sus cuerpos se pegaron y los trajes blanco y negro con ellos, creando un balance.

Robby se separó de ella con las mejillas ligeramente rojas y sonrió de nuevo.

—Señorita Mills —la voz de Johnny hizo que ambos jóvenes se separaran casi de golpe —. Es momento de volver.

𝓐𝐿𝐼 ▹ ROBBY KEENE Where stories live. Discover now