Un largo, tormentoso e incómodo silencio se formo en el que, tan solo unos segundos antes era un animado y armonioso ambiente de felicidad.
—¿Eh? — Angel fue el primero y el único decir algo luego que las dos pequeñas pronunciaran dichas palabras.
—No hay escuelas en este lugar señor Angel—la pequeña hablo.
—Y... ¿Alguna vez hubo alguna? —Angel preguntó.
—Quizá... —Mencionó la pequeña.
—No lo sabemos—La mayor tomó la palabra esta vez, respondiendo la pregunta que Angel había hecho segundos antes—Desde que tenemos memoria no hemos visto ninguna en este lugar.
—Nunca había escuchado o visto algún lugar que no tuviera al menos una escuela—Angel puso una de sus manos sobre su mentón con la mirada perdida, al parecer pensando en algo—Espera un momento... ¿Al? —Giro hacia mí.
—¿Si?
—¿Quién te enseño a leer a ti? —Preguntó.
—Fue el alcalde—Contesté con simpleza.
—¿El padre de Charlie?
Antes de que pudiera contestar pude ver de reojo como la mayor de las niñas abrió los ojos fuertemente y soltó un pequeño ruido al parecer sorprendida en el momento exacto en el cual Angel mencionó a la pequeña Charlie. Al percatarse entonces, que la había estado observando durante los últimos segundos, giro la mirada rápidamente hacía otta dirección.
—Si—Dije y asentí contestando la pregunta.
—¿El señor del perro malo? —Nina habló esta vez, ya que su hermana mayor estaba algo perdida al parecer entre sus pensamientos.
Le asentí lentamente, vi como Angel se acercaba hacía Nina y se agachaba hasta llegar a su altura.
—La próxima vez vengan ambas antes que inicie el programa, me gustaría presentarles a alguien—Angel le sonrió a ambas niñas.
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Después de la corta y algo extraña conversación que tuvimos con ambas niñas, Angel y yo nos despedimos de ellas, y inmediatamente después tomamos rumbo a nuestro hogar. Lo que normalmente hacíamos era caminar hacia la plaza principal del pueblo, la cual por cierto, era fácil de reconocer desde cualquier punto del lugar, esto gracias a la enorme estatua que estaba justo en el medio, bueno o al menos eso imaginaba que era, después de todo la estatua estaba totalmente cubierta por una gran tela negra que hacía imposible ver la forma exacta que tenía.
Aquella plaza tenía un camino directo hacia la salida del pueblo, a la carretera, que era el camino que debíamos tonar si queriamos ir a casa. Pero justo cuando estabamos por dirigirnos hacia la salida sentí como Angel me tomo de la mano corriendo en otra dirección, no sabía lo que tenía en mente pero de igual manera lo seguí.
