🌗 Capítulo 2

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La tensión en su cuerpo marcaba cada línea de sus músculos, perfilándolos sobre la fina camiseta azul oscuro. Los ojos negruzcos de la mujer se movían por su figura nerviosamente, intentando abarcar al completo la visión que tenía a poco menos de un metro de distancia.

Le estaba costando un esfuerzo sobrenatural mantener la postura quieta, no moverse, no arremeter contra ella como un alud de proporciones titánicas.

Por entre la neblina de su propio sendero a la locura, Belnur olía la confusión y el miedo supurar de ella como un perfume amargo y corroído. Tenía que ser una imagen sacada de las pesadillas de una mente enferma y psicótica. O por lo menos así se sentía, mientras su poder parecía haberse potenciado hasta un límite que su propio syn no era capaz de canalizar. 

Como un medio de supervivencia reflejo, se privó del aire y se imaginó ahogando en la oscuridad los instintos físicos que jamás pensó que llegaría a desarrollar.

Belnur era un ser cerebral, los propensiones físicas nunca habían sido dominantes en su larga existencia. Él se había creído carente de ese aspecto aphon que movía los actos de una raza con latentes instintos animales. Y es por ello que, en ese momento y para su vergüenza, se sentía vulnerable. La presencia de la mujer invadía cada circuito lógico que fuera seguro en su juicio actual. No tenía estrategias efectivas para combatir aquello que le dominaba, ni ningún plan de acción que pudiera terminar exitosamente. Nada salvo quedarse ahí esperando a que su propia maldición terminara por calcinar su parámetros cerebrales.

Cuando los escudos que envolvían su don crujieron como el comienzo de una fractura en un cristal, absorbió un leve sonido femenino.

<<Es... fascinante.>>

Un pensamiento proveniente de la humana se había incursionado en su mente con la sutileza de un suspiro. Jamás algo así le había ocurrido. Nada entraba ni salía de él a no ser que lo hubiera premeditado con minucia.

La marea negra y nebulosa de su poder presionó con fuerza contra la parte frontal de su mente, intentando llegar a ella. Belnur dio un paso involuntario hacia el frente.

—¡Comandante!

Se congeló a poco menos de un brazo de su cuerpo al escuchar la firme y sonora llamada de atención. La turbulenta actividad de su cerebro le había hecho olvidar la presencia del híbrido en el callejón, Yetzel había tenido que pegar un grito que rebotó en las húmedas paredes para sacarle del trance mortífero en el que estaba sumergido. Agradecido con tan solo una milésima de su atención centrada en otra cosa, Belnur tuvo una oportunidad de luchar contra si mismo y convocó contingencias con lo poco que tenía para frenar la hecatombe en la que caía sin control.

Pudo volver a respirar.

Y con ello, el aroma a almendras dulces de la humana fluyó hasta sus fosas nasales y notó como sus pupilas se expandían. La encías le dolían mientras los colmillos pugnaban por asomar entre sus labios. Esta vez, una chispa de cordura le dejó saborear ese momento sin la certeza constante de que su mente barriera con todo el planeta conocido.

La sombra que era Yetzel se agazapó maldiciendo por lo bajo. No podía llegar hasta Belnur por la vía telepática y tampoco parecía escuchar nada de lo que decía. Él sabía lo que estaba ocurriendo tal vez mejor que el propio atigris, en teoría la humana no corría peligro alguno. 

En teoría, porque con el oscuro y feroz nuevo Comandante nada estaba sujeto a reglas ni certezas.

—No diré nada a nadie. Espero que sepas lo que haces—murmuró para que el oído femenino no pudiera escuchar y temiendo que el aphon tampoco lo hubiera hecho. Saltó hacia la cubierta superior del callejón y desapareció.

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⏰ Last updated: Aug 14, 2022 ⏰

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Acaricia a tu lado animal. © [𝗚𝗨𝗔𝗥𝗗𝗜𝗔𝗡𝗘𝗦 𝗠𝗔𝗡𝗔 #2]Where stories live. Discover now