VIII

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Atsumu salió ese mismo día del departamento, tenía los ojos llorosos y extremadamente rojos.

Le dolía parpadear.

Llevaba cierta cantidad de ropa en su bolso mientras veía a su alrededor que carajo iba a hacer con su miserable vida.

No podía llamar a su madre, en el caso de que volviera con Sakusa ella ni siquiera le iba a dirigir la palabra.

La condenada mujer es casi sinónimo de orgullo.

Su hermano era imposible, Osamu podía ser sumamente tranquilo, pero cuando lo decepcionan puede hacer las peores venganzas existentes y Atsumu lo sabe, lo ha vivido en carne propia.

Es estúpido que esté pensando en proteger a Sakusa de su familia si se habían tomado un tiempo y eso significaba 50% de posibilidades de volver a estar juntos como de que no.

Necesitaba respirar. Más bien necesitaba saber si a Sakusa le importaba.

Cuando salió del edificio se percató de que había una mujer que estaba hablando muy fuerte por el teléfono. Él estaba a punto de ignorarla cuando vio aquella cabellera oscura y esa altura.

Su suerte está como la mierda hoy.

- ¿Miya-san que hace aquí? - Luego se dio cuenta de sus ojos llorosos- Oh... ¿Estás bien? Lo lamento si discutieron por mi culpa.

Ella había colgado la llamaba y al igual que él tenía los ojos llorosos.

- Ya había uno que otro problema. - Atsumu se encogió de hombros.

La mujer no le creyó del todo, pero no dijo nada al respecto. Él no sabía como las madres tenían ese sentido comprender que sentimiento tenías en el cuerpo.

No sabían que era lo que te pasaba, pero ellas comprendían que había algo que no estaba del todo bien.

- ¿Quieres algo de comer? Mi esposo todavía no sale del trabajo. - Ofreció tranquila.

- ¿No es molestia? - Contestó Atsumu con duda.

- En lo absoluto. - La tía de Sakusa le regaló una leve sonrisa.

Fue un poco incómodo verla todavía más de cerca.

Había similitud, eso no se podía negar jamás, pero también muchas diferencias. Sin embargo si era posible confundir que ella fuese madre de Sakusa.

Fueron a una cafetería medianamente cercana a una estación de autobuses, así sería más sencillo para que Atsumu recordara con quien podría quedarse.

- Kiyoo-chan...- Empezó a decir la señora-. Quiero decir Kiyoomi y tú...

- Somos pareja... Algo así.

Atsumu en esos momentos no sabía como describir su relación.

- Llevan bastante tiempo, creo que ¿siete o seis meses?

Sé podía ver la inseguridad en su voz.

- Once. - Corrigió casi con un nudo en la garganta Atsumu.

Recordar que casi llegaban al año le dolía.

Sintió otra vez como sus ojos ardían, no quería llorar enfrente de ella. Se sentiría muy patético.

- Lo siento, lo siento. Es que Kiyoomi está molesto con nosotros por eso no sé mucho sobre ti. La verdad... Es nuestra culpa.

- No entiendo... ¿A qué se refiere Komori-san?

Atsumu debió mostrar gran confusión en su rostro para que la mujer hiciera una mueca de fastidio.

- Ese niño...- Suspiró con cansancio- ¿Kiyoomi te ha dicho algo sobre su familia? Sé sincero, por favor.

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