—¿Y el comité?

—Me imagino que entenderán que no puedes asistir hasta que te recuperes.

Lo miré boquiabierta, una sonrisa poco a poco formándose en mis labios.

—¿Vas a salirte con la tuya simplemente?

Sonrió como un niño y plantó un beso sonoro en mis nudillos.

—Sip. Es lo mínimo que puedo hacer antes de que me vaya.

Mi corazón se encogió. Antes no tenía problema con que se fuera y me dejara sola, pero ahora no quería que se alejara de mí en lo más mínimo. Era más por el hecho de que como iba a estar en reposo, no iba a poder hacer nada más que estudiar, y quería que me hiciera la compañía.

—Ok —me encogí de hombros, rindiéndome—. Pero no me pagues nada, de eso me encargo yo.

Abrió su boca para protestar, pero su teléfono lo impidió, sonando con una notificación. Soltó el agarre de una de mis manos para revisarlo y suspiró pesadamente con una expresión acomplejada luego de leer el mensaje que le había llegado y volvió a guardarlo.

—Es Jeff, en unas horas debo partir a Manchester —explicó cabizbajo.

—Está bien... —murmuré con voz queda e hice un puchero, la tristeza invadiéndome de forma inminente.

Harry se quedó en silencio por unos segundos y luego movió el tablero de entre nosotros para subirme a su regazo con facilidad y con cuidado de no lastimarme. Apoyé mi mejilla en su cabeza ya que había quedado ligeramente más alta que él y rodeé su cuello con mi brazo, él colocando el suyo alrededor de mi cintura, mientras que con su otra mano aun mantenía el agarre con la mía.

—Odio tener que dejarte así —me dijo, besando mi sien con delicadeza.

Aguanté mis lágrimas, tragando saliva fuertemente mientras llevaba mis dedos a su nuca, acariciando los rizos que nacían de ahí. No quería hablar, tenía clarísimo que apenas abriera la boca, la voz me iba a delatar lo triste que estaba en este momento. Y odiaba pensar que Harry me viera de esa manera, menos ahora que debía irse.

***

Londres, veintiséis de abril, 2020.

Tess estacionó su coche una vez que llegamos a la casa de mis padres y me observó con cierta lástima, posiblemente luego de que estuve todo el camino callada y con una cara de mierda.

—Ánimo amiga, ya volverás a verlo —dijo, colocando una mano sobre mi antebrazo.

Apreté mis labios y dejé que unas cuantas lágrimas escaparan de mis ojos. Sé que había dicho que odiaba llorar frente a otros porque detestaba mostrarme débil, pero con Tess era distinto. Con ella podía darme el lujo de mostrar mis expresiones y a veces cuando no sabía cómo aconsejarme, sí me escuchaba. Y eso era lo que necesitaba en estos momentos.

—Duele —sorbí mi nariz—. Duele saber que, a pesar de que estamos bien ahora, no tenemos ni la más remota idea de lo que puede pasar más adelante...

—¿Por qué piensas eso? —me miró confundida, su mano frotando con suavidad mi antebrazo.

—Es una celebridad —reí amargamente—. Se pasará toda la vida lejos de mí, trabajando y haciendo su música porque es su vida. Y no soy capaz de decirle que quiero que esté a mi lado todo el tiempo porque lo estaría poniendo entre la espada y la pared. También tengo miedo a que se dé cuenta que no vale la pena mantener una relación a distancia cuando con suerte podemos pasar tiempo juntos. Jane me dijo que la distancia es lo de menos, que debo pensar en lo maravilloso y lo perfecto que será cuando volvamos a vernos, pero me di cuenta que ya es maravilloso y perfecto estar con él...

Sincerely, yours » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora