Capítulo 41 (El final de este cuento de hadas)

Start from the beginning
                                    

—Es el único anillo que tengo y uso. Reprime todos los pensamientos que llegan a mi cabeza.

—Qué increíble...

—Lo malo es que no puedo comunicarme telepáticamente.

Hikaru se quedó en silencio por unos segundos, pensando en aquellas palabras. Empezó a toser exageradamente cuando entendió y el té se iba por el tubo equivocado.

—¿Realmente te sorprende tanto que te hable telepáticamente?

—¡Eso explica muchas cosas! —habló ella, queriendo reírse mientras tosía—. Ahora entiendo por qué a veces sentía tu voz retumbar dentro de mi cabeza. ¿Y por qué no hablas?

—Simplemente no quiero.

—¡Yo soy tu novia! Exijo que me hables. —dijo Hikaru, sonriendo y picando el pecho de su novio su dedo índice.

—Lo he hecho muchas veces.

—¡Pero no se vale! Yo no era consciente de que hablabas telepáticamente. Y no pude apreciar tu voz como se debe.

—Supongo que tendrás que esperar. Hoy no tengo la motivación para hacerlo.

—Que malo eres. —Hikaru hizo un pequeño puchero—. Ahora sí, la pregunta del millón... ¿tienes el pelo rosa DE VERDAD?

Kusuo rodó los ojos, pero no estaba molesto. Era más bien cómica la situación, porque sabía que ella preguntaría eso.

—Sí. No sé por qué. Solo nací así.

—Vaya, y yo que pensé que te habías teñido... Me sorprende que nadie te haya dicho nada por tu pelo...

—En realidad... nadie cree que mi pelo es extraño. Hace unos cuantos años atrás cambié ese pensamiento en todo el mundo con mis poderes. Y se supone que NADIE... —miró con el ceño fruncido a la azabache, esta alzó una ceja—. ...debería ver el color de mi pelo como algo raro. Pero, extrañamente, tú fuiste la excepción. Incluso viste extraño mis lentes y mis antenas, que me ayudan a mantener mis poderes bajo control.

—¡Dios Santo! ¡Soy tan genial! —se carcajeó Hikaru, dejando a un lado su taza de té ya vacía y haciendo una pose ridícula de superhéroe—. Pude contra tus poderes psíquicos, diablos, soy mejor de lo que creí.

—La razón no la tengo muy bien en claro. Aparentemente es porque tus abuelos o... algún ancestro tuyo fue psíquico.

—¿Te imaginas que pudiese desarrollar poderes? Que horror. —Hikaru hizo una mueca al imaginarse a ella misma en el lugar del otro—. Sin ofender, Kusuo.

—¿No te gustaría ser un psíquico?

—Nah. Demasiada responsabilidad. No podría manejarlos, tú puedes porque has vivido toda tu vida así. —respondió—. ¿Y de verdad usas esas cosas porque te ayudan a limitar tus poderes?

—Mi hermano los hizo. Sin mis gafas podría convertirte en piedra, aunque solo por unas horas.

—Eres como una especie de Dios...

—¿Tiene algo de malo serlo?

—Nah. Es asombroso. —dijo ella con una pizca de emoción en su voz—. Es decir, ¡mi novio es un Dios! Es el deseo de cualquier chica, y-... ¡Ah! ¿¡Puedes viajar al pasado?!

—Sí. Pero casi borro mi existencia de este mundo por culpa de eso. Así que viajar por el tiempo está prohibido para mí.

—Entendible. Todas las películas dicen eso.

Con sabor a azúcar. Where stories live. Discover now