Final

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Dos años más tarde

Scott

Debía estar en casa hace media hora, rogaba que Soph no decidiera ser puntual al menos hoy.

La tarde había sido un caos y gracias al cielo, Trent y Rupert habían llegado para relevarme, seguía siendo un hijo de puta en cuanto a los entrenamientos. Cada tropa que pasaba por mi región se llevaba muchos recuerdos míos. Pero en fin tarde o temprano me lo agradecían.

Hoy era nuestro primer aniversario de casados, el tiempo paso tan rápido que fue solo un abrir y cerrar de ojos lo que tarde en darme cuenta lo mucho que había cambiado mí vida.
La tropa Bravo seguía vigente. Aunque con ciertos cambios, Marck se unió a nosotros y yo volví a tener mí puesto de Teniente Primero, estaba feliz con eso ya que implicaba menos tiempo de trabajo y realmente no correspondía el cargo de capitán solo porque estuvo vacante en un pésimo momento.
Los Bravo tenían asignada las tropas de formación militar de cadetes y en cuanto se requería las del Delta Force. Ya no nos trasladaban por meses al extranjero, pero si estábamos destinados a misiones especiales que requerian una unidad especial. Rescates, o simplemente y aunque suene mal, limpiabamos el camino, de terroristas, asesinos y mal nacidos como los Mohammed. Hacíamos inteligencia desde nuestra base.
Estábamos establemente bien. Nadie nos tocaba el trasero porque sabían perfectamente que éramos difícil de quebrar. Diría que casi imposible.

Soph trabajaba solo en un horario administrativo en la parte de sanidad.  Junto a Smith estaba al frente de los cursos de primeros auxilios que eran parte de la formación académica de cada soldado. Se la veía feliz y radiante hermosamente única, tanto así que debía espantar muy de seguido a los reclutas que intentaban ligar con mí esposa.
Tres veces por semanas trabajaba en un prestigioso hospital, solo para no perder el toque según ella. El próximo semestre iniciaría una especialización en cirugías de alto riesgo, quería hacer tantas cosas y se que lo lograría. Era invencible y súper inquieta.

Estacione el vehículo cerca de la entrada. Se suponía que no tardaríamos en salir, subí el ascensor y al entrar a la sala la oí gritar en el baño. Me puse en alerta desenfundando mí arma, de una sola patada abrí y apunte. Soph volvió a gritar del susto e intento cerrar pero no la deje.

- que carajos contigo, que haces aquí. Se supone que llegarías hasta dentro de una hora y media- se quejo- casi me matas del susto. Baja el arma estoy sola.

Comence a reír, aún había cosas a las que no me acostumbraba, como por ejemplo estás, ver a Soph en ropa interior y depilándose como en este momento aún no  lo superaba, me causaba gracia su vergüenza. Pero oírla gritar... Mierda santa puso mis nervios de puntas.

- me dijiste a las seis. Entre y te escuche gritar pensé que te paso algo. Necesitas ayuda con eso- intente salir del incómodo momento

- te dije a las ocho, y no necesito ayuda puedo perfectamente con mis asuntos de mujer, ahora sal de aquí Lowell mueve tu trasero a la sala y quédate quieto. No vallas al cuarto.

- quiero ayudarte, anda no seas asi, solo un haloncito y ya. Haber como está todo por aquí- intente meter la mano bajo sus bragas pero solo la enfureci. Salí a los empujones mientras contenía la carcajada.

Deseaba estar todo el día aqui, no me cansaba de verla reír, o hacerla enojar solo para luego calmarla.

Toque el bolsillo de mí uniforme asegurándome de tener su regalo. Alli estaba una cajita pequeña Con el dorado metal que calzaba justo para poder cerrar.

Me senté en el sofá cuando llego un msj de Marck felicitandome. Era un imbesil ya me había saludado temprano pero desde que Samm había sido trasladada aquí, su idiotez aumento a niveles extremos.

HONOR, DEBER Y AMORUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum