Capítulo 1

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Marely Grace

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Marely Grace

—Hace miles de años existieron cinco poderosos hechiceros, estos tenían la asombrosa capacidad de controlar los cuatro elementos de la naturaleza, pero sólo una de ellos podía controlarlos todos a la perfección. Todos los hechiceros de Aridum quedaron asombrados, eso era algo nunca antes visto —conté con emoción mientras observaba los rostros felices de los pequeños.

>> Lo más extraño, es que sólo estos cinco hechiceros tenían esas capacidades tan increíbles —sonreí recordando esos tiempos—. Por otro lado, los humanos estaban aterrorizados, ya se le hacía difícil aceptar que los hechiceros existieran y caminaran con total libertad por cada rincón del mundo —los niños me miran confundidos—. Los humanos no tienen magia, y siempre han pensado que somos peligrosos y vamos a lastimarlos, pero de hecho los ayudamos y más esos cinco hechiceros.

Una pequeña niña levanta su brazo llamando mi atención total.

—¿Y quiénes eran esos hechiceros, Marely? —habla con curiosidad la niña de seis años.

—¡Eran los dioses! —los niños sonríen fascinados—. Sus nombres eran, Ignis, dios de las llamas y el calor del fuego. Terra, dios de la cosecha y del florecer de las plantas, el dios de la tierra. Caeli, diosa de las ondas y fuertes ráfagas de viento, la hermosa diosa del aire. Aqua, con el maravilloso poder de hacer rugir a las olas del mar, la diosa del agua, y por último, yo. Marely, la mujer que todos conocen como la madre naturaleza. Nosotros cinco somos inmortales, hemos vivido miles y miles de años aquí en Aridum —digo con vehemencia.

—Marely —habla un lindo niño de piel morena que si bien recuerdo, se llama Luca—, ¿Por qué nunca hemos visto a los demás dioses?, ¡Quisiera conocerlos!

—Pues, no puedes conocer a los demás dioses, ellos están ocupados ayudando a mantener el orden en Aridum —sonrío amablemente—, pero si quieren, puedo contarles todo lo que pasó y cómo están salvando nuestro mundo, cómo los protegen a ustedes y a los demás habitantes, ¿Qué dicen pequeños?

—¡Sí! —escucho las voces tiernas de todos los niños en el gran salón.

—Bueno, pues les contaré —hablo con una gran sonrisa plasmada en mi rostro, de todo Imperium los que apenas aprenderán magia práctica son mis alumnos preferidos. En Imperium todos los hechiceros son importantes, pero los niños son mi debilidad—. Como ya les había dicho, los humanos nos temían porque creían que éramos peligrosos.

Pauso unos segundos para observar a los niños y vuelvo a sonreír.

—Así que se alarmaron aún más cuando los dioses nos enteramos de que podíamos controlar los cuatro elementos —me encojo de hombros restándole importancia—, después de todo estábamos controlando algo no mágico, eso era algo fantástico. Después de tanto alboroto, los humanos nos declararon la guerra a los hechiceros, pero nosotros no queríamos lastimar a nadie así que les propusimos un acuerdo—me preparo para contarles—, dividiríamos el mundo en dos grandes ciudades, o más bien, crearíamos una totalmente nueva con la magia.

La Batalla {Elementales I} (Reescribiendo)Where stories live. Discover now