Capítulo dieciocho

Start from the beginning
                                    

— ¿Qué es todo esto? — Erick le robó las palabras de la boca.

— La persona que lo envió no me dio su nombre, solo dijo que lo reconocerían en seguida cuando vieran el contenido. — Contestó el mensajero, aumentando la tensión del ambiente.

Afuera había montones y montones de cajas que un poco más y eran capaces de cubrir toda la entrada, con cierta duda Anastasia firmó para que aquel pobre hombre pudiera irse y terminar con su trabajo, se acercó a una de las cajas para abrirla.

Por alguna razón no le sorprendió lo que había dentro.

— ¿Qué es? — La curiosidad de Erick salió a flote al punto en que se le acercó por la espalda, cuando vio también el contenido casi pudo escuchar el crujir de sus dientes. — Ese bastardo...

Porque sí, Kailani le había enviado montones de discos, pósteres, entradas vip, cuadernos y demás objetos con el logo de Phoenix, su banda musical.

— Al parecer si le pegó bastante el hecho de que no conociera su banda. — Murmuró Ana, leyendo una carta que había dentro de la primera carta que abrió. — Querida cuñada, no tienes que mentir solo porque el viejo de mi hermano te presionó, reconozco un verdadero fan cuando lo veo. Es por eso que te he enviado este regalo, para que tengas a Phoenix presente a dondequiera que vayas. Atentamente: Kai.

Al terminar de leer no pudo hacer otra cosa que reírse, Kailani de verdad pensaba que Erick trataba de ponerla en contra de él o algo por el estilo.

— ¿Qué vas a hacer con todo eso? — Él carraspeó la garganta para hacerse notar en medio de las risas de su esposa, sintiendo vergüenza por lo infantil que era su hermano menor.

Anastasia dudó, había demasiadas cosas ahí. Solamente tomó uno de los discos — Esto será suficiente. — Miró a los alrededores, por pura casualidad había un par de niñas paseando en patines. Por lo que tomó una de las cajas y se interpuso en el camino de ellas. — ¡Hey! — Gritó para hacer que se detuvieran, bajo la mirada curiosa de Erick. Las niñas frenaron junto a ella. — ¿Les gusta Phoenix?

Juzgando por sus apariencias sus edades rondaban entre los doce y catorce años de edad. Ellas se miraron entre sí con una sonrisa, y luego miraron a Anastasia.

* * *

— ¡Adiós, gracias por todo! — Fue lo que dijo la última de las niñas tras llevarse lo que quedaba de los artículos Phoenix.

Erick estaba parado un par de metros más atrás, negando con la cabeza, se lo veía divertido. — Si Kailani se entera de esto va a entrar en depresión.

— Y pensar que esas niñas terminarían llamando a todas sus amigas, al parecer Kailani si decía la verdad sobre lo conocida que era su banda, todas ellas enloquecieron. — Tanto que terminó organizándolas para repartir equitativamente entre todas, había llegado al punto en que terminó cansada y la noche ya había caído. — Guardé uno de sus discos por si acaso, más que nada por el cargo de conciencia.

Erick fue quien cerró la puerta luego de que ambos se adentraran en la casa. — ¿Piensas quedártelo y escucharlo? — Preguntó de manera repentina.

— Si me lo he quedado es porque pienso conservarlo ¿No? Probablemente lo escuche luego ¿Por qué?

— Nunca aceptas mis regalos ¿Por qué los de mi hermano sí? — La pregunta hizo que ella se detuviera, pero apenas volteó para mirarlo.

— Solo es un disco, Erick ¿Hay necesidad de que me reclames por ello? Todo lo demás lo regalé. — Intentó marcharse, pero él la detuvo al sujetarla de la muñeca antes de que siquiera pudiera poner un pie en las escaleras.

Esposa del CEOWhere stories live. Discover now