El Ascensor

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Lunes.

Esta mañana me levanté con más energía de lo habitual. Así que escogí mi mejor atuendo, arreglé un tanto más mi cabellera, tomé un buen desayuno y me dispuse a ir al trabajo. El edificio no quedaba muy lejos, podía ir perfectamente a pie. En menos de cinco minutos ya estaba delante del imponente rascacielos de 38 pisos, mi oficina estaba en el 24.

Abrí la puerta de vidrio, entré, me dirigí a los ascensores y esperé junto a un grupito de gente. Al rato uno bajó, problema: montó todo el grupo, menos yo. Tuve que esperar unos tres minutos a que llegara el siguiente. Al fin, lo hizo y me subí sola. 1...2...3 Iba contando mentalmente los pisos que iba subiendo, en el 4 se detuvo, eso significaba que tendría compañía.

Se abrieron las puertas y esa fue la primera vez que lo vi. Entró solo y sentí como al instante tuvimos cierta conección. Ninguno dijo nada, nos limitamos a observarnos. Él era alto, pero sin ser gigante, musculoso, sin exagerar; tenía el cabello castaño y rizado, parecía que cada rizo hubiera sido colocado con extremo cuidado en su craneo, por ultimo, pero lo más importante, unos ojazos verde esmeralda que me escaneaban de arriba a abajo, tal como yo a él.

En cierto momento nuestras miradas se encontraron, no sé cuanto tiempo pasamos así, si minutos o segundos, solo sé que habría deseado que el ascensor se descompusiera o cualquier cosa por el estilo. No fue así, llegamos a mi "estación" y tuve que bajarme. No sabría describir mis sensaciones, sentía que lo conocía de toda la vida.

Decidí no darle más vueltas y pasar normalmente el resto del día. Unos informes para allá, una carpeta para acá, un café por ahí... Dieron las 7, hora de volver. Me despedí de los pocos que quedaban y salí. Cogí un taxi, no me apetecía caminar, llegué a mi apartamento, mi compañera de piso había salido de juerga, cené un huevo revuelto y me acosté.

Me acosté y ocurrió lo inevitable, las imágenes de esta mañana regresaron y sentí una inexplicable sensación de conocer su nombre, finalmente me dormí, incapaz de sacar de mi cabeza su mirada penetrante.

No volví a verlo en toda la semana.

Viernes.

¡Bien! Ultimo día de la semana, eso me pone muy feliz. Desperté y vi a Luisa durmiendo en el sofá, le lancé un cojín.

- Hey! Me has hecho daño

- Arriba perezosa!

Y nos empezamos a reír, como casi siempre. No tardamos mucho en terminar de desayunar y arreglarnos: hora de ir a trabajar. Repetí la misma rutina de siempre, nada nuevo en todo el camino, excepto por un chaval al que una paloma le dejó un hermoso y blancuzco regalo, fue bastante gracioso la verdad.

Llegué a la entrada y me dispuse a ir al área de los ascensores, pero algo no iba bien. Tenía que ir a la cafetería, no tenía ningún motivo claro, pero lo sabía. Tenía que ir a la cafetería. Aún quedaban 15 minutos antes de mi turno de trabajo, no me harían daño unas galletas. No lo pensé dos veces, seguí mi instinto y cruzé a la derecha.

No había nadie, pero algo dentro de mi me seguía insistiendo que fuera, así que fui. Me planté en el mostrador, pedí las galletas, pagué y empezé a dirigirme a la salida, no pasaba nada aún y empezaba a desilusionarme. Fui a los ascensores, llegó uno y subí sola, otra vez.

Piso 1...2...3 y se detuvo el en el 4. En realidad moría por que fuera él. Y fue él. Los mismos rizos, los mismos ojos inconfundibles.

No recuerdo con exactitud lo que pasó, si nos dijimos algo o no. Lo único que tengo 100% claro y confirmado es que después de un par de pisos, me besó y me perdí en sus labios...

- Llámame Harry

~~Tronkita

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⏰ Última actualización: Feb 25, 2016 ⏰

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