Princesa de las Tinieblas (Herederos del Infierno #1)

Capítulo 22: Nuevos lugares

        Con una mirada gélida, Vin aparca el auto a un lado de la carretera, entre los matorrales. Lo apaga y permanece quieto, con la mirada puesta en el volante inmóvil.

        Carter tarda durante varios minutos en silencio hasta decir:

        —Cassie, ¿hasta dónde quieres llegar?

        —No entiendo tu pregunta. —Carter abre la boca pero Vin es quien lo interrumpe.

        —Quiere decir que qué es lo que quieres ser, si una fugitiva corriendo de un lado a otro, o establecerte en algún lado por un tiempo.

        Carter no lo corrige pero tampoco le da a la razón. En cambio sólo me mira, esperando una respuesta.

        —Iré a donde Vin vaya.

        Carter no replica, pero sí demuestra su molestia cuando se pasa las manos por su cabello repetidamente, como fastidiado. En el auto entra un silencio incómodo, donde Vin es el primero en salir de él.

        —Iré a hacer pis—dice antes de salir del auto y perderse entre algunos matorrales.

        Quedamos Carter y yo solos. El chico está inquieto, mueve sus dedos repetidamente y los deja caer sobre sus piernas con movimientos sincronizados. Luego, soltando un suspiro cansado, dice:

        —¿Es lo que esperabas?

        —¿A qué te refieres? —cuestiono.

        —A esto. A la libertad. Bueno, no estás cien por ciento libre con esa cosa dentro, pero…Al menos ahora decides lo que quieres ser. —Por su mirada y por cómo lo dice, noto que algo le incomoda.

        —¿Por qué hiciste eso, Carter?

        —¿Hacer qué? —pregunta con la mirada baja.

        —Sacarme de la guarida, incluso matar a esos cazadores y liberar a las bestias. ¿Por qué?

        No dice nada y tampoco aparta la mirada de sus dedos. Por un momento creo que no me va a responder hasta que suelta con voz ronca y decidida:

        —Una deuda.

        —¿Una deuda?—repito confundida — ¿A quién?

        —A Lyla, pero, de hace mucho eso.

        A pesar de que no parece muy apropiado de todos modos pregunto.

        —¿Y en qué te ayudó para que te endeudaras con ella?

        Sonríe un poco y mira de nuevo por la ventanilla con ojos brillosos, como perdido en un recuerdo.

        —Fue hace un par de años, Lyla acababa de llegar de Monterrey, en esos tiempos en los que te vigilaba y Alum nos dio una misión a ambos de cazar a una bruja en la frontera con Estados Unidos. Ese monstruo era cruel, realmente cruel, Cassie. Se encargaba de secuestrar a las familias que venían a México o que se trasladaban, y…las maldecía. De una forma horrenda.

        >>Esa perra hacía tratos con Balberoth, el querubín demoníaco del asesinato y la blasfemia. Con esos dones, Belzebeth hizo que las mismas familias se mataran entre ellas. Incluso con niños, ¿puedes creerlo? Hacía masacres enteras y no le importaba nada. Como era de esperarse, vendía esas almas a Balberoth a cambio de más años de vida y dones.

        >> A ese maldito no lo podía tocar, menos siendo un Archiduque de la Primera Jerarquía Demoníaca, así que esa perra de Belzabeth usó eso en nuestra contra. Justo cuando entramos a su cabaña cerca de Reynosa, ahí en la frontera, invocó al demonio en el sótano. Para cuando entramos, la bestia ya estaba allí. Recuerdo que era grande y oscuro, como una gran sombra cubriéndolo todo. Debajo de él había un caballo del infierno, lo venía cabalgando. Y esa hacha, ni siquiera era en sí una chacha, era triangular, recuerdo.