« She had a marvelous time ruinin' everything. »
Mabel Luna tenía la capacidad de ser la chica más torpe cuando se ponía nerviosa y a Sirius Black pudo encontrar una fascinación en cada uno de sus traba lenguas.
• fem!oc x (sirius black)
• maraude...
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—Estoy a una sola pregunta más de «¿Eres la novia de Frank Longbottom?» antes de golpear a alguien. Sólo llevo cinco minutos aquí. Solo cinco. Y ya me dieron motivos para querer morir.
La joven de rizos dorados que acababa de abrir de golpe las puertas de uno de los vagones gritando era Mabel Luna.
Una Ravenclaw que la mayor parte del tiempo era conocida por ser una de las bateadoras del equipo de Quidditch de su casa. Y la otra parte del tiempo, la fanática creadora del club de lectura muggle.
—Y mi periodo llegó antes de venir a la estación. —agregó con los dientes apretados.
Lamentablemente para ella, esperaba encontrarse con su mejor amigo. Por supuesto, que ella no esperó que al abrir los ojos luego de soltar sus frustraciones la persona que viera allí no fuera a Frank Longbottom.
Mabel Luna no se equivocaba, llevaba seis años asistiendo a Hogwarts, y ella sabía que al subir al tren el décimo vagón era el que ella siempre ocupaba junto a sus mejores amigos.
Los grandes orbes azules de la joven se abrieron ampliamente, llevo ambas manos a su boca y miró allí frente a ella al grupo que menos imaginó.
Hubiera sido menos humillante para su persona entrar al vagón de algún Slytherin.
Sin embargo, su suerte nunca había estado a su favor, por lo que pudo ver con claridad al grupo de tres chicos allí mirándola expectantes.
Los Merodeadores.
Uno de ellos el que estaba recargado en la ventana y tenía sus piernas dobladas encima del asiento, sus manos extendidas en su regazo mientras él lanzaba y atrapaba un envoltorio hecho bolita de lo que parecía ser de un dulce. Con temor, Mabel dirigió su mirada al segundo joven, el que estaba justo a lado del chico de lentes. Su corazón dio un vuelco más fuerte al ver al muchacho que tenía cicatrices con un libro abierto en sus manos, y ya no parecía tener su vista enfocada en su lectura, ahora toda su atención estaba en la joven que había irrumpido en su vagón.
