CAPÍTULO #12: MI PLAN

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― Uff que resacón. ―dijo Alex al apenas abrir los ojos.

― Joder, si te pimplaste una botella tu solo ―dije sonriendo―. Me voy a trabajar. ―Me paré y me fui.

Guardé el dinero en mi bolsa, me bañé y me puse un vestido negro sencillo, coleta alta, labios rojos y tacones negros de punta fina, tomé las llaves de mi auto y me fui a la oficina.

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Estaba impaciente, esperando a Jairo con ansias.

9 y 2 minutos y nada.

9 y 3 minutos y Jairo no llega.

9 y 4 minutos lo voy a llamar.

9 y 5 minutos y Jairo entra por la puerta a toda prisa.

― Hola Maca. ―Su sonrisa me encanta, cuanto diera por haberlo conocido antes, yo le sonrío, tomo mi bolso, me acerco y se lo doy.

― Toma, ya te vas a poder ir a encuerar a Madrid. ―Y le dediqué la misma sonrisa que puse cuando intentaba ocultar mi tristeza ante la partida de mi hijo.

― ¿Cómo?... No puedo aceptarlo, es tuyo.

― Bueno es de Alex, se lo robé de la caja fuerte, se lo merece ―Le sonrío―. Tienes que irte antes de que se dé cuenta.

― Maca, pero...

― ¡Maca nada! ―Alzo la voz― Te vas ya Jairo.

― Te quiero muñeca.

― Y yo a ti. ―Le acaricio la cara con la punta de los dedos y le doy un beso en la mejilla, él me toma por la cintura, me atrae hacia su cuerpo y me abraza con fuerza.

― Eres lo mejor que me ha pasado.

― Qué vida más triste la tuya que necesitas un tiro para ser feliz. ―dije entre risas mientras intentaba con todas mis fuerzas retener las lágrimas.

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Una semana pasó, no supe nada de Jairo, hasta que un viernes mientras iba rumbo a casa de Alex, donde muy a mi pesar me había obligado a vivir, mi celular vibró, lo tomé y leí:

"Te extraño Maca... hace falta que pronto vengas a verme... eres lo mejor que me ha pasado". ―Lo leí y sonreí como tonta.

"Yo también te quiero". ―Contesté.

Al llegar a casa escuché a Alex gritándole a sus hombres:

― ¡¿Para qué cojones les pago, si puede robarme cualquiera?!

― Pues porque fue alguno de ellos. ―dije yo de cizañosa mientras entraba en la estancia.

― ¿Qué dices, pelirroja? ―Me miró con desaprobación.

― Que te robó uno de ellos, ¿quién más podría haberse fijado en la clave?

― Estos hombres son de confianza.

― Como digas. ―Sonreí y le di la espalda a la escena, pero sin dejar de escuchar la pelea que había quedado atrás.

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Estoy en mi habitación regodeándome de mi victoria cuando Alex entra enfurecido y me espeta:

― ¡Fuiste tú, hija de puta!

― ¿Yo qué? ¿Qué dices? ―dije haciéndome la tonta.

― Fuiste tú quien cogió el dinero de la caja fuerte.

― Si, atravesé la puerta con mis poderes. ―dije sarcástica.

― No te hagas la chistosa ―dijo acercándose más a mí―. Si descubro que fuiste tú te voy a...

― ¿Vas a qué? ―Odio que me amenacen― Si, fui yo, ¿y qué?, ¿qué vas a hacer? 

Alex me miró con odio apretando la mandíbula, y yo retadora me di media vuelta y seguí haciendo mis cosas.

― Mira Macarena... ―dijo agarrando con fuerza mi brazo.

― Pero no te anuncies más y hazlo ―Silencio por su parte―. ¿Qué pasa, tienes miedo? ―Su mandíbula se apretaba por momentos― No vas a hacer nada, no puedes. ―Me acerqué a su boca y le escupí las palabras, de un jalón me zafé de su brazo e intenté seguir con mis cosas, pero él me interceptó, me tomó del brazo con la mano izquierda y con la derecha intentó golpearme. Yo en una reacción de supervivencia vi una botella de champán que me habían regalado días antes uno de los socios en una reunión y por suerte seguía ahí, la tomé y con todas mis fuerzas se la estampé en la cabeza.

― ¡¿Qué haces?! ―dijo entre gritos mientras se aguantaba la cabeza que le sangraba a borbotones.

― No te atrevas ―Lo agarré por las solapas de la camisa, algo a lo que le había cogido el gusto, y acerqué su boca a la mía, otra cosa que me encantaba, y una vez más mi respiración animal motivada por el miedo de sus ojos― a volver a levantarme la mano. ―Y de un empujón lo quité de en medio.

Mientras mi futuro marido salía a toda prisa de la habitación yo me miré de reojo en el espejo y debo reconocer que estaba increíblemente sexy; el pelo revuelto, labios rojos, ojos inyectados en sangre, puños cerrados y apretados con fuerza a los lados del cuerpo, y la respiración agitada, provocando que mi pecho subiera y bajara de forma sexy, además de una sonrisita triunfante que indicaba que me había salido con la mía.


NOTA DE AUTORA
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Lamento desilusionarlos con el final de Maca y Jairo, se que muchos querían un final feliz al estilo la dama y el vagabundo, pero esto no es típico en ningún aspecto, así que no podían quedarse juntos. Pero algo les prometo, el final les va a gustar.

Aún falta un poco para que llegue el final pero les adelanto que para mi es el mejor final que podía tener esta historia.

Adelanto. En el próximo capítulo Macarena por fin se nos casa, así que hagan teorías de que se puede descontrolar en esa boda.

Los quiero mucho y gracias por leer Entre las sábanas de una princesa y darle una oportunidad a esta historia a la que le tengo tanto amor.

💕💕💕

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